ALEMANIA – CRISIS DE LA VIVIENDA: Cada vez más parecida a la situación española

Una manifestación en Berlín contra la especulación inmobiliaria. «Tiburones del alquiler fuera»

En las grandes ciudades de Alemania se forman largas colas frente a las pocas viviendas sociales disponibles. En Berlín hay un promedio de 217 interesados por cada apartamento social. Según datos de 2022, los precios del alquiler en el mercado libre están en niveles récord. En Munich están a 18 euros/m2; en Frankfurt 13.60 euros; Colonia y Hamburgo, a 11.70 euros.

En España, con salarios más bajos que en Alemania en todas las categorías profesionales, los precios de los alquileres superan en varias ciudades a los alemanes. Según datos de las inmobiliarias, en abril de 2023, en Madrid el precio promedio era de 16.4 euros/metro cuadrado; en Donostia (Euskadi) 15.9 euros/m2; en Bilbao, 13.2 euros/m2; en Málaga, 12.4 euros/m2; y en Barcelona ciudad, llegan al cielo (aunque sus habitantes vivan cada día en un entorno más parecido al infierno) con 18.6 euros/m2.

Una nota publicada en el medio alemán JUNGE WELT señala que el plan del gobierno federal de Alemania de construir más de 100.000 nuevas viviendas sociales por año no funciona y que la Asociación de Inquilinos advierte que las perspectivas son oscuras y anuncian «trastornos sociales». El responsable de la construcción de vivienda en Alemania es el Ministerio Federal de Vivienda, Desarrollo Urbano y Construcción (BMWSB), cuya titular es la socialdemócrata (SPD) Klara Geywitz. Al asumir el cargo, la ministra dijo: «Mi objetivo es recuperar el impulso del mercado inmobiliario». Pero los precios del alquiler han aumentado sin control desde entonces, y la brecha entre la necesidad y la realidad en la construcción de viviendas, no mejora, y probablemente ha empeorado. La ministra había prometido 400.000 viviendas nuevas anualmente durante el período legislativo, incluidas 100.000 viviendas sociales. A finales de 2022 sólo se terminaron 295.300 viviendas. Y las autoridades del Estado Federado de Hesse) advierten que se necesitan 884.000 viviendas.

El presidente federal de la Unión Industrial, de Agricultura y Medio Ambiente (IG BAU), pronosticó una caída literal de la construcción de viviendas nuevas, debido a los altos costos del material, el trabajo y el crédito. Si nada sucede políticamente ahora, la construcción de la vivienda está en las últimas», afirmó. Incluso espera que habrá menos aún viviendas terminadas para 2024 y habrá una «fuerte recesión» en el sector. Reclamó al gobierno federal y a los regionales, la creación de un fondo especial para construir viviendas sociales, del orden de 50.000 millones de euros y otros 22.000 millones de euros para «construcción de viviendas a precio asequible».

El presidente de la Asociación Central de Construcción Alemana, advirtió que «la disminución de los puestos de trabajo y el empleo parcial, pero también la escasez de viviendas y los altos alquileres son una amenaza».

En una entrevista en el medio MDR AKTUELL, el presidente de la Asociación de Inquilinos alemanes, Lukas Siebenkotten, insistió en que se necesita una solidaridad social permanente para obtener alquileres baratos y que construir solamente no resuelve el problema. Siebenkotten señaló que el acuerdo de coalición del gobierno tripartito alemán establecía que trabajarían por sacar una nueva ley de vivienda social (Wohnungsgemeinnützigkeit), como la que existió desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta 1990. La Asociación de Inquilinos alemanes pide que ahora sea reintroducida una ley similar, y que en un segmento de esta nueva vivienda social también haya apartamentos que sigan siendo de propiedad pública pasados 30 años, y el residente pueda seguir viviendo.

Siebenkotten cita el ejemplo de ciudades como Viena.

El presidente de la Asociación de Inquilinos alemanes, señala que en las últimas décadas muchos municipios han vendido sus apartamentos de propiedad pública a todo tipo de inversores o corporaciones privadas. Por ejemlo, en la ciudad de Dresde en 2006 vendieron todo su parque de vivienda pública en un solo día a un inversor, GAGFAH. Si Dresde ahora quisiera recuperar esas viviendas, no se sabe cuánto más tendría que pagarla».

En España ha ocurrido lo mismo, cerca del 98% de la vivienda de propiedad pública se vendió, a fondos de inversión que luego echaron a los inquilinos, ya sea no renovándoles el contrato o por un incremento abusivo del precio del alquiler que no podían asumir.

En cuanto a cómo financiar ahora la construcción de vivienda social, Siebenkotten dice «en la década de 1980, cuando todavía teníamos alrededor de tres millones de viviendas sociales en Alemania, varias firmas privadas también invirtieron en viviendas sociales. También tenemos que hacer que los particulares que tienen muchos apartamentos en propiedad, los destinen a viviendas sociales».

La Asociación de Inquilinos alemanes pide una nueva ley de vivienda y que las propiedades públicas no se puedan vender. También denuncian que los alquileres han estado subiendo durante años, porque con la excusa de las «modernizaciones», los propietarios justifican aumentos de alquiler difícil de valorar. Los inquilinos alemanes señalan que las medidas para frenar el precio de los alquileres no funcionan (tal como ocurre en España) y tienen claro que mientras la vivienda sea vista como un negocio, esto no puede cambiar.