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  • mesmontse 7:30 pm el 23 March, 2023 Enlace permanente | Responder
    Etiquetas: Capitalismo,   

    ECONOMÍA – COLAPSO DEL SILICON VALLEY BANK: Una víctima del endeudamiento del gobierno de EEUU y la política de sanciones 

    El pasado viernes 10 de marzo los reguladores bancarios de California cerraron el Silicon Valley Bank (SVB) y lo entregaron al control de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC), después de que la retirada masiva de fondos por parte de los clientes -en sólo 24 horas sacaron 40.000 millones de dólares de la entidad- hicieran colapsar al banco, porque ningún banco tiene en sus bóvedas todo el dinero de sus clientes.

    El día antes, las acciones del SVB habían caído un 60% gracias a la histeria desatada por Wall Street y sus voceros cuando el banco empezó a reflejar pérdidas en sus balances por la desvalorización de los bonos del Tesoro de EEUU que poseía.   

    Los clientes principales del SVB eran las empresas centradas en la innovación tecnológica, algunas de ellas las principales del sector, y otras emergentes –startups – que consiguen el dinero para desarrollarse hasta ser rentables (o fracasar, que también puede ocurrir), de los inversores de capital riesgo, que saben que si la empresa se implanta en el mercado tendrán grandes beneficios, como los que en su día apostaron por inventos como el correo electrónico, los buscadores de internet, etc.

    Ante la histeria desatada por Wall Street, los inversores llamaron a las empresas que patrocinan aconsejándoles que retiraran sus depósitos (que podían ser de varios millones de dólares aun en el caso de las empresas más pequeñas), con la consiguiente retirada masiva de dinero. Algunos de los inversores aconsejaron a sus patrocinados que trasladaran los fondos al First Republic Bank, con sede en California (como el Silicon Valley). No acertaron, porque éste también sufrió la retirada masiva de depósitos y sigue inmerso en un proceso de rescate que no ha terminado.

    A la avalancha para retirar los depósitos –que algunos testigos afirman que fue exagerada por los medios, cabe preguntarse si había algún interés oculto en enviar a la bancarrota al sector tecnológico radicado principalmente en California – contribuyeron en gran parte los repetidos mensajes de la Secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, de que el Silicon Valley “no sería rescatado”. Esto significaba que la mayoría de los clientes perderían su dinero, ya que los depósitos bancarios en EEUU sólo están garantizados por la FDIC hasta 250.000 dólares, y las cuentas con esos importes representaban poco más del 2% de los clientes del banco, que son mayoritariamente empresas que se quedaban sin liquidez ni para pagar los salarios a los trabajadores.

    Janet Yellen -que es Dra. en Economía, y ha desempeñado altos cargos públicos desde los años 90: ha dirigido la Reserva Federal; el Banco de la Reserva Federal en San Francisco; ha sido presidenta del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca durante la presidencia de Bill Clinton- y ahora es Secretaria del Tesoro, con Joe Biden– es la misma que “no entendía” lo que sucedió en el caso del minorista de videojuegos Game Stop –que explicamos aquí – cuando un grupo de foreros de internet desbarató el ataque de fondos de especulación contra la empresa en crisis, y además les hizo perder enormes sumas de dinero.

    En esta ocasión, también tuvieron que explicárselo a Yellen dos asesores, el domingo 12 de marzo durante todo el día. Al parecer les costó hacerle entender lo que ocurriría si al día siguiente, lunes, las empresas no disponían de liquidez; si esa semana no podían entregar los cheques de los salarios a los trabajadores -podía haber 100.000 desempleados de golpe-; las quiebras de las empresas; y las corridas de todos a retirar los depósitos de los bancos pequeños y medianos, y de todo banco que consideraran que no era de los “demasiado grandes para dejarlos caer”.

    Analistas de EEUU han señalado que hubiera bastado con que la Secretaria del Tesoro Yellen hubiera dicho que “todos los depósitos de los clientes están garantizados”, como así fue en la crisis de 2008, y la garantía se mantuvo hasta 2012. Así se hubieran calmado los clientes del banco. Pero Yellen enviaba el mensaje contrario, contribuyendo al pánico. Finalmente, se anunció que todos los depósitos estaban garantizados y el lunes por la mañana podrían disponer del dinero. Para anunciar la decisión salió Joe Biden, quien dijo que los accionistas y directivos del Silicon Valley, obviamente no estaban incluidos en esta medida y perderían su dinero. “El capitalismo es así, ya saben cómo funciona”, dijo a modo de conclusión y se retiró caminando a saltitos.

    En EEUU, la administración Biden y sus medios afines, buscan culpables a la crisis del Silicon Valley, que van desde los directivos del banco –cuyo “delito” fue confiar en los bonos del Tesoro de EEUU – hasta “la situación heredada” del mandato de Donald Trump, según los demócratas.

    El profesor Mei Xinyu, investigador de la Academia China de Comercio Internacional y Cooperación Económica, en una nota publicada en China Daily explica lo que Occidente no dice: cómo el SVB –y los otros que le siguieron- ha sido víctima de la costumbre de EEUU de vivir de los préstamos, con la consiguiente inundación del mercado de bonos del Tesoro; de la política de las sanciones que daña los incentivos para mantener los bonos del Tesoro estadounidense; y del intento de contener la inflación –provocada por la guerra por poderes que EEUU ha emprendido contra Rusia- subiendo las tasas de interés agresivamente.

    Las sanciones de Estados Unidos amplifican el daño del colapso bancario

    MEI XINYU / CHINA DAILY

    El repentino colapso del Silicon Valley Bank ha enviado ondas de choque a todo el mundo financiero. Esto obligó a los reguladores estadounidenses a intervenir y cerrar también el Signature Bank en Nueva York, argumentando «riesgo sistémico».

    La crisis no sólo ha causado preocupación y ansiedad en todo el mundo financiero, desde  Londres a Shanghai, sino que también ha generado temores de una tormenta financiera global más amplia.

    Queda por ver si el Silicon Valley Bank se convertirá en el próximo Lehman Brothers, pero la crisis ha destacado el daño potencial que las sanciones estadounidenses y la tendencia de corrección política con intereses electorales, podrían causar en el sistema financiero.

    El Silicon Valley, conocido por ser el banco de las empresas tecnológicas, especialmente implicado en el desarrollo de las empresas emergentes de nuevas tecnologías, se encontró con que contaba con una gran cantidad de dinero de los depósitos [las tecnológicas tuvieron grandes ingresos durante la pandemia] y pocos proyectos de préstamos de alta calidad.

    Como resultado, el banco decidió invertir mucho en los bonos del gobierno de los Estados Unidos pero los aumentos agresivos de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal durante el año pasado provocaron que el precio de mercado de estos bonos cayera en picado. Si bien las pérdidas en estos bonos podrían haberse evitado si el banco los hubiera mantenido hasta el vencimiento [a largo plazo], las pérdidas se hicieron realidad cuando el banco se vio obligado a vender sus bonos a menor precio, para satisfacer las demandas de los clientes que necesitaban dinero en efectivo [tras la pandemia, muchas tecnológicas se encontraron que tenían una plantilla sobredimensionada y sus ingresos caían].

    Además, la causa raíz de la crisis de securitization (puesta en seguridad) del Silicon Valley Bank puede exacerbar la inestabilidad del sistema financiero y causar la turbulencia del mercado. (N.de la E.: la securitization o puesta en seguridad es una técnica financiera que convierte un conjunto de activos parecidos, en “títulos” o valores negociables en el mercado, vendiéndolos con el fin de recaudar efectivo para el emisor y reducir su exposición al riesgo).

    Suponiendo que una institución financiera prevea que el precio de mercado de un bono que posee se desplomará durante una crisis, la velocidad y la flexibilidad de transferir los activos de riesgo que posee, están fuera del alcance de los niveles más bajos de securitization.

    Pero tales activos de riesgo no han sido eliminados por el sistema financiero. En realidad, se han concentrado gradualmente en instituciones financieras y mercados financieros específicos que se retrasan en la respuesta de riesgo durante el proceso dinámico de asignación de activos. Y cuando la crisis finalmente ocurre, las instituciones financieras y los mercados que se han concentrado en estos activos rebajados pueden estallar en turbulencias violentas.

    Debido a la securitization, los mercados financieros están altamente correlacionados, lo que lleva a choques constantes en todo el sistema financiero. Antes de la securitization –cuando muchas instituciones y mercados financieros comparten los activos de riesgos anteriores – esta turbulencia podría no haber ocurrido.

    En otras palabras, debido a la alta dependencia de la administración estadounidense de los préstamos durante años, y la enorme cantidad de bonos del gobierno de los Estados Unidos que  ha almacenado el mercado financiero, cuando la Reserva Federal recurre al puño de hierro de aumentar las tasas para frenar la inflación, las enormes reservas previamente acumuladas en el mercado de bonos de bajo rendimiento de los Estados Unidos, inevitablemente experimentarán pérdidas astronómicas. Incluso si no fuera en el  Silicon Valley, existe una alta probabilidad de que tales activos de riesgo se acumulen en otros bancos y hagan que vayan a la quiebra.

    El mercado financiero de los Estados Unidos enfrenta riesgos sistémicos potenciales, agravados por la tendencia reciente del país a imponer sanciones indiscriminadas contra otros países y entidades.

    En comparación con las instituciones financieras comerciales, los bancos centrales y los fondos de riqueza soberana que administran los activos oficiales de la reserva de divisas, tienen un incentivo más fuerte para adoptar una estrategia de retención hasta el vencimiento, para los bonos del Tesoro, así como una liquidez más abundante para apoyar esta estrategia. Esto es especialmente cierto para los bancos centrales de los países con cuentas corrientes con excedentes sostenidos.

    Sin embargo, dos factores han estado motivando a los bancos centrales extranjeros a suspender su estrategia de retención hasta el vencimiento,  y venden los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, exacerbando así la presión sobre el mercado financiero estadounidense para que vendan estos activos y reduzcan sus precios.

    En primer lugar, los agresivos aumentos de tasas de interés de la Reserva Federal han enardecido las salidas de capital de muchos mercados emergentes, así como ataques especulativos contra monedas. Muchos de estos países han tenido que vender una porción, si no la mayoría, de sus reservas de divisas -la mayoría de las cuales son bonos del Tesoro de EEUU- para satisfacer la demanda de cambio de divisas, en lugar de continuar manteniendo estos activos como activos de reserva.

    En segundo lugar, la imposición indiscriminada de las sanciones estadounidenses al sistema comercial y financiero global ha obligado a «grandes jugadores» con grandes reservas de divisas a vender bonos del Tesoro de los Estados Unidos para evitar ver sus reservas congeladas, incluso confiscadas por EEUU y la UE, como le ha sucedido a Rusia.

    Además, cuanto más sostenido es el excedente de cuenta corriente de un país, más probabilidades tiene de haber tenido el incentivo y la capacidad para adoptar una estrategia de retener los bonos del Tesoro de los Estados Unidos hasta el vencimiento.

    Pero en la nueva era de la Guerra Fría, los países se están convirtiendo cada vez más en el blanco de las sanciones y ataques estadounidenses, y por lo tanto, su motivación es más fuerte que nunca para vender los bonos del Tesoro de EEUU en grandes cantidades. La reducción significativa de las reservas en dólar estadounidense en poder de algunos países principales en los últimos dos años ilustra este punto.

    Si bien las causas de la crisis son principalmente económicas, la respuesta de los gobiernos y los reguladores financieros para apoyar a las instituciones financieras con dificultades, es en gran medida un problema político.

    El clima político actual en Estados Unidos, con un fuerte énfasis en la «corrección política» y el electoralismo dentro del Partido Demócrata, puede obstaculizar la capacidad del gobierno y los reguladores financieros de tomar medidas rápidas y efectivas para evitar que la crisis se propague y se vuelva incontrolable.

     
  • mesmontse 9:53 pm el 8 August, 2021 Enlace permanente | Responder
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    NEOLIBERALISMO: La economía financiera crea una oligarquía que sólo beneficia al 1% y el Estado debe evitarlo 

    MICHAEL HUDSON (1939) es un reconocido economista estadounidense, investigador y profesor universitario. Es autor de numerosas obras, entre ellas: Súper imperialismo: la estrategia económica del imperio estadounidense (1972),con una segunda parte en 2003 Super imperialismo: El origen y los fundamentos de la dominación mundial de EEUU; Matar al huésped: Cómo la deuda y los parásitos financieros destruyen la economía (2018); B es para la economía basura: una guía sobre la realidad en la era del engaño (2017). En una entrevista con estudiantes universitarios del grupo Positive Penger, cuya traducción pueden leer tras esta introducción, Hudson explica cómo la economía financiera crea una oligarquía que beneficia sólo al 1% de la población,  y cómo las economías neoliberales son en realidad parásitos capaces hasta de matar al anfitrión al cual parasitan.  Para evitarlo, el papel del Estado debe ser minimizar los ingresos de los rentistas y prevenir la creación de una oligarquía rentista. Esta era la visión de los economistas clásicos, y tal vez nadie la haya asumido con tanta lucidez en el siglo XX como el presidente argentino Perón, quien la expresaba claramente cuando decía «sólo debe haber en la Argentina una clase de hombres: los que trabajan». Occidente ha fracasado en evitar que la oligarquía rentista tome el poder. En cambio, China -señala Hudson- hoy es realmente el tipo de sociedad que la gente esperaba que evolucionara en Europa y Estados Unidos antes de que la financiarización los desviara del camino.

    La financierización está ahogando la economía

    MICHAEL HUDSON

    GPP: El profesor Hudson, como profesor de Harvard dirigió una investigación sobre cuatro mil años de la historia de la deuda, el dinero y la economía, y publicó cinco volúmenes de coloquios sobre esta historia. También ha escrito nueve libros sobre relaciones económicas modernas. Nos mostró que los grandes financieros históricamente han actuado para redactar las reglas en su beneficio. A eso lo llamamos financiarización. Para que eso tenga éxito, las finanzas deben influir en nuestra forma de pensar, principalmente con respecto a cómo vemos el dinero, la deuda y el valor. Usted demostró que ha habido miles de años de luchas de poder con intereses financieros que querían tomar el control de una sociedad y la economía, y continúa hoy.

    Hudson: Mencionaste que los financieros escriben las reglas para su propio beneficio. Estas reglas se denominan constituciones y cuerpos de ley. Las leyes pro-financieras han sido la característica distintiva de la civilización occidental desde la antigüedad clásica. Eso representó una ruptura radical con la práctica anterior del Cercano Oriente.

    De modo que las élites lograron bloquear la tradición de las monarquías del Cercano Oriente que cancelaban las deudas personales  impidiendo que surgiera una clase financiera oligárquica.

    Eso es lo que hace que la civilización occidental sea tan diferente de todo lo que sucedió antes. Porque sin reyes, sin un gobierno central fuerte, o lo que los griegos llamaban «tiranos», la oligarquía ganó el control y manejó la democracia mediante una serie de trucos políticos. Al igual que en Atenas, el Senado romano podía decidir qué se le permitía discutir a la Asamblea pública. La constitución oligárquica de Roma permitía que todos votaran, pero el voto de un terrateniente rico contaba cientos de veces más que el voto de la mayoría de la gente. Era muy parecido a los Estados Unidos de hoy, donde las contribuciones de campaña de la clase donante a los políticos estadounidenses eclipsan con creces lo que quieren la mayoría de los votantes. Las reglas políticas en los Estados Unidos reflejan la clase donante más que la democracia, como en la antigua Roma.

    GPP: Así que Roma fue la cuna de lo que vemos hoy.

    Hudson: Sí.

    GPP: Analicemos la financiarización. ¿Puede contarnos un poco sobre qué es, cuál es su plan de negocios y sobre qué base se asienta? ¿Cómo se desarrolla en el mundo actual?

    Hudson: La financiarización requiere que la gente se endeude para poder cubrir las necesidades básicas, como la vivienda, por ejemplo. En lugar de pagar el alquiler a los propietarios, como se hizo desde el feudalismo hasta el siglo XIX, la vivienda ahora se compra a crédito. Entonces, el alquiler que solía pagarse a los propietarios ahora se paga a los bancos como interés. Los inquilinos pagan intereses y, en el transcurso de una hipoteca a 30 años, los bancos terminan recibiendo más dinero e intereses de los que recibe el vendedor cuando vende la propiedad. Entonces, la idea de pagar el alquiler como interés por un préstamo para obtener una propiedad es la forma en que operan los inversionistas de bienes raíces comerciales, así como los propietarios de viviendas.

    Este apalancamiento de la deuda se aplica a toda la economía. En lugar de financiar las pensiones o la asistencia sanitaria en régimen de reparto como se hace en la mayor parte de Europa, en EEUU los ingresos actuales deben reservarse por adelantado e invertirse en los mercados financieros, en acciones y bonos, o simplemente en las finanzas, en un juego con la esperanza de ganar dinero. Pero la forma en que el sector financiero gana dinero implica la explotación de la mano de obra. Entonces el trabajador obtiene su pensión financiando la explotación de los trabajadores con el fin de obtener beneficios económicos para pagar sus pensiones. Eso es lo que Marx llamó una contradicción interna.

    El proceso de financiarización es básicamente anti-trabajador. Dado que el objetivo político de la financiarización es la privatización, quieren convertirse en gobierno. La financiarización quiere que los bancos sean el gobierno y sean ellos quienes  asignen crédito y recursos y no los funcionarios elegidos democráticamente. Así que la financiarización y el libre mercado apuntan a centralizar el control en manos de los bancos.

    Ese sector utiliza este control para obligar al Estado a vender sus empresas públicas, ferrocarriles, planes de pensiones, su salud y todo lo público, privatizar la educación, la salud y otros servicios sociales básicos. Los gastos financieros, los gastos de gestión y la recompra de acciones forman parte del costo de satisfacer estas necesidades básicas.

    Entonces, la financiarización aumenta drásticamente el costo de la economía en forma de rentas, intereses y cargos financieros pagados al sector de Finanzas, Seguros e Inmobiliario (FIRE) , de una manera que termina encogiéndose la economía e impidiendo su capacidad para pagar las deudas. Entonces, la financiarización conduce a crisis, porque su plan de negocios es obtener todo el dinero para sí mismo y empobrecer la economía. Pero al empobrecer la economía, hace lo que hizo Roma, conduce a la austeridad y a una Edad Oscura.

    Puede ver esto en la educación, que se financiarizó en los Estados Unidos. La educación se proporciona gratuitamente desde Alemania a China, pero en EEUU para obtener una educación universitaria o incluso para pagar muchas escuelas secundarias, tienes que pedir un préstamo a un interés alto (alrededor del 8%). Como en el caso de la vivienda, el costo de obtener una educación se sitúa en lo que un banco está dispuesto a prestar al estudiante.

    El problema es que esto conduce a la crisis de la deuda. La financiarización extrae cada vez más de los ingresos de la economía en forma de intereses, comisiones financieras, multas y rentas económicas a los sectores en que se apoya el sector financiero y bancario.

    GPP: Entremos en nuestra percepción del valor y la prosperidad y comencemos con los economistas clásicos. ¿Puede comenzar dándonos su experiencia y conexión con la economía clásica y luego decirnos cómo veían la economía, y especialmente su concepto de valor y precio, y cómo debería prosperar el país?

    Hudson: Cuando estaba enseñando en las décadas de 1960 y 1970, la Historia del pensamiento económico todavía formaba parte del plan de estudios de economía de posgrado. Los estudiantes tenían que aprender la Historia del pensamiento económico como un curso básico, y también tenían que estudiar Historia Económica. La mayoría de mis primeros libros fueron sobre la Historia del pensamiento económico, especialmente la teoría del comercio internacional, la teoría de la balanza de pagos y el proteccionismo estadounidense. Así que tuve que leer a todos los economistas clásicos que condujeron a Marx.

    Los economistas clásicos se oponían casi diametralmente al tipo de economía que se enseña hoy. Por eso ya no se enseña en los cursos de economía. Las ideas de los economistas clásicos, desde los fisiócratas hasta Adam Smith, John Stuart Mill y sus seguidores, fueron las de liberar las economías de la clase terrateniente. Los economistas clásicos querían desarrollar industrialmente a Gran Bretaña, Francia, Alemania, etc. Pensaban que la única forma de volverse industrialmente competitivo era minimizar los beneficios gratis que tomaba la clase de los propietarios en forma de renta. Unos ingresos que “los receptores de la renta obtienen mientras duermen”, como dijo Mill. Los economistas clásicos también pretendían deshacerse de los monopolios, que obtenían una renta monopolística muy similar a la renta de la tierra. Este objetivo implicaba deshacerse de las rentas financieras y también de las rentas obtenidas de la mera posesión de recursos naturales.

    La idea era liberar a las economías de tener que pagar tales rentas para que sus costos sólo implicaran pagar a las personas que realmente contribuían al proceso de producción. Esto iba a lograrse de varias maneras. O eliminar la renta de la tierra mediante un impuesto sobre la renta, que es lo que instó John Stuart Mill, o simplemente nacionalizar la tierra. Hubo un debate sobre si el Estado debería tomar el control de la tierra comprándola a los propietarios o simplemente nacionalizándola. Pero de una forma u otra la idea era deshacerse de la clase terrateniente y sus ingresos que no reflejaban una actividad productiva que agregara valor real.

    El problema era cómo hacer esto con gobiernos dirigidos por Parlamentos como los de Europa, dominados por la Cámara de los Lores en Gran Bretaña y otras cámaras altas en Europa continental (que representaban a las élites propietarias). Eso requirió una reforma democrática radical. La teoría era que con la reforma democrática, la gente votaría en su propio interés. Se esperaba que votaran para trasladar la carga fiscal a la clase rentista, los terratenientes, los monopolistas y los acreedores, y no gravar el trabajo y la industria. Se suponía que eso haría que las economías fueran mucho más competitivas industrialmente. Ese fue el denominador común de la política desde los fisiócratas hasta Adam Smith y los economistas clásicos posteriores: liberar a las economías de la carga de los ingresos no ganados y de la clase rentista que cobraba la renta hasta mientras dormían.

    GPP: Entonces eso es en realidad opuesto al sector financiero, que extrae dinero de la economía.

    Hudson: El sector bancario actual está en simbiosis con la clase de los propietarios, porque el 80 % de los préstamos bancarios son préstamos hipotecarios. La principal clientela del sector financiero son las clases rentistas, las mismas clases de las que los economistas clásicos querían liberar a las economías.

    GPP: ¿Hay alguna diferencia entre cómo los economistas clásicos ven la sociedad y cómo la ven los neoclásicos?

    Hudson: Claro. Son diametralmente opuestos. El neoliberalismo no es realmente individualismo, porque acaba destruyendo la elección individual. Es una política antigubernamental. Lo que ellos llaman individualismo es en realidad deshacerse de los controles gubernamentales. No quieren que los gobiernos tengan el poder de cobrar impuestos a los rentistas. No quieren que el gobierno tenga el poder de regular los bancos. Quieren que dejemos que los bancos decidan con qué ganar dinero y que ellos decidan quién administrará la Reserva Federal o el Banco Central Europeo y otras agencias gubernamentales. Esta es una parodia del individualismo. Es dictatorialismo. Eso solía llamarse fascismo hace un siglo.

    Una economía centralizada financieramente crea una oligarquía y niega al 99 % de la población una voz en la formulación de políticas. Eso es eufemizado como individualismo, pero básicamente es fascismo. La idea es evitar que el gobierno haga algo que no favorezca al sector rentista y los monopolios que crea.

    Para defender esto como eficiente y productivo, los neoliberales afirman que no existen los ingresos no derivados del trabajo. La base de la economía neoclásica, ahora llamada neoliberalismo, es decir que todos y cada uno de los ingresos son ganados. Se considera que cualquiera que obtenga algún ingreso, ya sea cobrando intereses, siendo propietario o heredando acciones y bonos en un fondo fiduciario y viviendo de ello, lo que tiene es una recompensa por contribuir a la producción.

    Hacen ver que toda la riqueza es ganada, y las personas ricas no son los parásitos que la economía clásica describió. El pretexto es que son personas productivas, como si el mundo difícilmente pudiera existir sin bancos y terratenientes para administrarlo. Ahora se llaman a sí mismos la «meritocracia». Es como si el anfitrión necesitara el parásito, porque las economías neoliberales consisten en parásitos, capaces hasta de matar al anfitrión. Así que básicamente hay una economía depredadora que usa una retórica diseñada para distraer la atención de lo que Adam Smith y los economistas clásicos del libre mercado estaban hablando en realidad.

    GPP: ¿Qué era un mercado libre para Adam Smith?

    Hudson: El mercado libre era un mercado libre de renta económica, con los precios en línea con el valor de costo real. El alquiler es el exceso del precio por encima del valor, y debía minimizarse, de modo que las economías estuvieran libres de intereses y de la capacidad de la clase de propietarios -en la época de Smith, era la principal clase de rentistas- y también de la clase financiera. Estas élites buscaban librar o financiar guerras, tratar de apoderarse de más tierra, obtener más renta de la tierra, crear monopolios y planes de negocios que eran esencialmente explotadores.

    Adam Smith quería un mercado libre de los rentistas, mientras que los neoliberales quieren un mercado libre, que sea libre del gobierno, y para los rentistas.

    GPP: ¿Entonces es al revés?

    Hudson: Sí.

    GPP: ¿Por qué la gente compra esta idea? Ese es el orden común en todas partes.

    Hudson: Bueno, no saben que existe una alternativa. Eso es lo que dijo Margaret Thatcher: No hay alternativa. Si ya no se enseña la Historia del pensamiento económico, y si no enseña Historia económica en el plan de estudios de economía, ¿cómo va a saber la gente que hay una alternativa y que las cosas no tienen por qué ser así? La economía no tiene por qué sufrir la deflación de la deuda. La gente no tiene que endeudarse para obtener una educación. No tienen que ir a la quiebra por pagar sus facturas médicas. No tienen que ahorrar sus pensiones invirtiendo en empresas que intentan recortar salarios.

    No hay una discusión económica real sobre cómo funcionan verdaderamente las economías. En cambio, se describe  un universo paralelo de cómo funcionaría una economía hipotética en un mundo completamente diferente: un mundo en el que los gobiernos no existen, en el que los banqueros son muy productivos y ayudan a que la economía crezca. Se describe a los banqueros, terratenientes y monopolistas como los organizadores más productivos de la sociedad, que tratan de proteger el trabajo y la industria de gobiernos e impuestos intrusivos.

    El papel del Estado es minimizar los ingresos de los rentistas y prevenir la creación de una oligarquía rentista

    GPP: Entonces, si nos fijamos en el papel del Estado, ¿cuál era según los economistas clásicos?

    Hudson: El papel del Estado para los economistas clásicos era proteger la economía de los terratenientes que buscaban monopolizar la riqueza. Para lograrlo, se gravaba la renta económica o se nacionalizaba la tierra. Idealmente, el Estado promulgaría una legislación antimonopolio, como la que se está viendo hoy en Europa contra Google y otras empresas de tecnología. El Estado promovería regulaciones ambientales, de modo que si una compañía petrolera o minera es contaminadora, evita que contamine el medio ambiente o la multa para pagar los costos de limpieza. El papel del gobierno es proteger la economía de los rentistas, no servirlos.

    GPP: Entonces tomamos el camino inverso: ¿Cuál dicen los economistas neoclásicos que es el papel del gobierno?

    Hudson: desaparecer y ceder su poder a los bancos y al 1 %. El único papel del gobierno para ellos,  es hacer lo que hizo Roma: asesinar a los líderes populares que abogan por cancelar las deudas o por redistribuir la tierra.

    El papel del Estado para los neoliberales es proteger a la oligarquía del pueblo, evitar la democracia económica real y hacer retroceder todo aquello por lo que luchaba el siglo XIX: crear una democracia parlamentaria para liberar las economías de los rentistas. Revierten las reformas. Esencialmente, quieren neofeudalismo, así que no tenemos que llamarlo fascismo. Podemos llamarlo neofeudalismo. Quieren poner las cosas como estaban en el siglo XII.

    GPP: Entonces, ¿cuál debería ser el papel de la economía, según la economía clásica?

    Hudson: Debería evitar la búsqueda de rentas.

    La idea básica de una economía eficiente es minimizar los ingresos no derivados del trabajo, porque  alguien tiene que pagar estos ingresos no derivados del trabajo. Si hay propietarios que cobran lo que quieren, si hay bancos que inflan el precio de la propiedad -de modo que la gente tenga que dedicar en Estados Unidos hasta el 43 % de sus ingresos por una hipoteca garantizada por el gobierno- entonces se perderá el valor. Una buena economía evitaría la búsqueda de rentas. Gravaría la renta económica, que de otro modo estaría comprometida con el banco, y regularía los monopolios. El dinero y el crédito más importantes deberían ser para los servicios públicos.

    El problema hoy son los sectores rentistas: terratenientes, monopolistas y receptores de rentas de los recursos naturales del petróleo y la minería. Todos estos sectores están respaldados por los bancos. Son los bancos y el sector financiero los que son la madre de los fideicomisos.

    Si se mantiene el dinero y el crédito en el dominio público, el crédito se otorgará para fines que realmente ayuden a promover la prosperidad, no para contrarrestarla. La creación de dinero del gobierno mediante el gasto deficitario se gastaría en la economía para la mano de obra, para que la industria construya infraestructura, con fines productivos. La privatización del crédito bancario extrae ingresos de la economía. Lo que está en juego es cuál será la prioridad: ¿el huésped o el parásito? Los gobiernos deben ayudar al anfitrión, no al parásito.

    GPP: Entonces, es básicamente una cuestión de qué construye una buena sociedad, qué es la prosperidad y qué es el valor real, volviendo a esa pregunta.

    Hudson: Ese fue realmente el quid de la economía clásica: valor y precio. La economía clásica decía que pagamos muchos precios por encima del valor de las cosas, y la diferencia es la renta económica. Está bien que las personas paguen el costo de la construcción, la construcción de una casa o la producción de un bien. Pero si tiene que pagar intereses y todo tipo de cargas financieras y extracción de renta además de esto, eso no es valor, es precio vacío, es precio sin valor. Eso es la renta económica. Así que ese debería ser el foco clave de la reforma económica y para pensar en cómo funcionan las economías.

    China está siguiendo el desarrollo político clásico del capitalismo industrial y del socialismo

    GPP: ¿Hay algún país hoy en día que construya su economía de manera diferente o según la visión de la economía clásica?

    Hudson: El más cercano es China, que sigue prácticamente la misma lógica industrial que siguieron Gran Bretaña, Alemania y Estados Unidos en el siglo XIX. Está protegiendo su industria. Está tratando de evitar que una oligarquía financiera emerja y gane poder. Así que está haciendo lo que todo el mundo pensaba que era hacia lo que evolucionaba el capitalismo industrial antes de la Primera Guerra Mundial.

    China es realmente el tipo de sociedad que la gente esperaba que evolucionara en Europa y Estados Unidos antes de que la financiarización los desviara del camino.

    China ha mantenido la banca en el dominio público a través del Banco Popular de China. Puede decidir para qué crear crédito, y está creando crédito en gran parte para construir más fábricas, para construir infraestructura para la iniciativa de la Ruta de la Seda, para minimizar el gasto militar tanto como sea posible y simplemente para aumentar la eficiencia económica, para brindar educación libre y gratuita y proporcionar atención médica. Y no convertir el trabajo en una mercancía, no hacer de la atención médica una mercancía sino un derecho público, no hacer del dinero una mercancía sino un servicio público.

    GPP: Interesante. ¿Usted ha estado trabajando en China?

    Hudson: Soy profesor en varias universidades chinas, fui profesor en la Universidad de Pekín y ahora en Hong Kong. Hablo con funcionarios del gobierno sobre cómo pueden evitar la financiarización. Uno de los problemas que tiene China ahora mismo es el mismo problema que tenemos Estados Unidos y Europa: Qué hacer con las localidades que no logran equilibrar su presupuesto público?

    En este momento en China, las localidades en las áreas rurales tienen que equilibrar sus presupuestos vendiendo o arrendando propiedades a desarrolladores inmobiliarios. Esa es la única forma en que pueden obtener dinero. Al igual que Chicago y otras ciudades de EEUU están vendiendo derechos de parquímetros o carreteras de peaje por eso. Mi recomendación para China es lo que recomendaría a Europa y EEUU: insto a los bancos centrales a que cree el reparto de ingresos monetarios, para que los gobiernos locales no tengan que vender la tierra, o si la tierra se vende, que grabe el aumento del valor de alquiler para que no se desarrolle una clase de rentistas.

    Una segunda cosa de la que estamos hablando ahora es por qué China envía estudiantes a Estados Unidos para estudiar economía aquí. Tomó esta decisión alrededor de la década de 1980, al ver que Estados Unidos era el país más próspero del mundo. Dijeron: enviemos a nuestros estudiantes allí y averigüemos qué se ha hecho.

    Pero resulta que los estudiantes de economía en Estados Unidos no aprenden cómo Estados Unidos se hizo rico. Eso ya no se enseña; eso es economía clásica. Se les enseña cómo ir a la Escuela de negocios y cargar la economía con deudas, y evitar las políticas proteccionistas.

    De modo que estoy desarrollando una agenda alternativa, un programa de estudios alternativo de  Historia del pensamiento económico. El mes que viene se publicará un resumen de mis ideas en chino y inglés. Tengo una serie de conferencias que están ahora en youtube en inglés con subtítulos en chino,  patrocinadas por la Universidad Lingnan en Hong Kong. Creo que la primera conferencia tuvo 148.000 espectadores, así que tienes una idea del interés que hay en China por ver esa alternativa al pensamiento neoliberal.

    Si quieren saber cómo Estados Unidos se volvió próspero, deberían ver cómo Estados Unidos se volvió próspero en el siglo XIX y principios del siglo XX, pero también cómo ya no es próspero, sino que está destruyendo su prosperidad.

    Si China enviara a sus estudiantes a Estados Unidos, la esencia de lo que se les enseña es que China nunca debería haberse desarrollado: Fue un gran error que China hiciera más rica a su población, porque eso está interfiriendo con el libre mercado. Si China hubiera dejado un mercado libre, entonces todavía tendrías un comercio de culíes, todavía tendrías pobreza, todavía tendrías un mercado libre como el statu quo. Se les enseña que China debería simplemente disolver el gobierno y entregar el poder a los bancos.

    Puede imaginarse cómo se estarán riendo los estudiantes chinos cuando escuchan estos cursos. Pero tienen que obtener su título, porque para eso están aquí.

    Estoy tratando de revivir la discusión alternativa de la economía clásica que, por supuesto, es lo que condujo al marxismo. China se identifica a sí misma como un país marxista. Muy bien, pero les estoy diciendo que Marx fue la culminación de una tradición clásica que condujo naturalmente a culminar en el marxismo, así que estoy mostrando los fundamentos clásicos del marxismo.

    GPP: ¿Cuáles son los fundamentos clásicos del marxismo?

    Hudson: La Teoría de la renta, extendida a las ganancias como otro tipo de explotación, pero considerada «productiva» bajo el capitalismo. Volvemos a la teoría del valor, el precio y la renta y la plusvalía.

    GPP: Lo que está diciendo es que China hizo lo que dicen que no deberíamos hacer en los países occidentales: utilizan al gobierno para crear más dinero para construir el país.

    Hudson: si

    GPP: Nos dicen que eso es malo

    Hudson: Los neoliberales dicen que esto «interferiría» con el libre mercado. Si tuvieras un estilo neoliberal de libre mercado, solo los bancos crearían dinero. Crearían crédito para préstamos de adquisición para comprar empresas y, esencialmente, para redadas corporativas y despojo de activos. La pregunta es: ¿Para qué van a crear crédito y dinero? Ese es el problema real: ¿Cuál es el objetivo de la creación de dinero y crédito?

    GPP:¿Cree que hay algo más que deberíamos aprender de la economía de China?

    Hudson: Puede ver los problemas que está teniendo China en este momento. Los precios de sus propiedades están subiendo y varias empresas están en problemas. Veamos cómo se está desarrollando allí la dinámica financiera, a diferencia de la dinámica industrial. Observe y vea cuál es el equilibrio entre las finanzas y la industria, y observe si China es capaz de mantener una estrategia industrial orientada a la mano de obra y resistir la privatización y el monopolio.

    Ya ha visto que limitaron el intento de Jack Ma de crear crédito telefónico diciendo: «No, sólo el gobierno puede crear crédito, no usted». Así que ya tiene una buena idea de cómo están reaccionando. Observe cómo están desdolarizando su economía y haciéndose independiente de la diplomacia del dólar estadounidense, que básicamente tiene como objetivo difundir la financiarización en todo el mundo.

    Inversión en infraestructura pública: reducir el costo de vida y hacer crecer la economía

    GPP: ¿Podría decirnos algo sobre la iniciativa de la Ruta de la Seda? En los medios occidentales se escribe bastante sobre ella, pero nunca se explica en profundidad

    Hudson: La pregunta básica cuando se crean puertos , ferrocarriles e infraestructura básica para el comercio y el intercambio es si se hará con fines de lucro o para el desarrollo económico general. Los neoliberales han criticado a China por la iniciativa de la Ruta al recordar que los primeros inversores en el Canal de Panamá perdieron su dinero. La empresa quebró. Pero el mundo necesitaba un Canal de Panamá, aunque costara más que lo que se recuperara por ingresos al principio. Lo mismo sucedió con el Canal de Suez. Fue un desastre financiero y ayudó a arruinar financieramente a Egipto.

    La respuesta de China es que no está construyendo canales y puertos para ganar dinero. Están construyendo estos puertos para desarrollar la economía y crear un intercambio para que la economía en general sea más próspera. Habrá una prosperidad compartida de China que se extenderá a lo largo de la Ruta hasta Europa, desarrollando las economías locales, en lugar de otorgar préstamos como lo haría el Banco Mundial, que serían préstamos para agricultura de plantaciones (de monocultivos)  y para firmas de ingeniería estadounidenses muy caras.

    China considera la economía como un sistema amplio, no para obtener ganancias rápidamente. Consideran la economía como una sistema mixto público- privado.

    ¿Cómo los puertos y otras inversiones en infraestructura que China está desarrollando realmente ayudan al país? Obviamente, los países que reciben esta inversión en puertos tienen que pagar algo por ello. Pero la prosperidad creada por los puertos y otras infraestructuras es lo que les permite pagar. Entonces, China está otorgando préstamos productivos a estos países y si el país no puede pagar, entonces no ejecuta la ejecución hipotecaria de su propiedad. No les dice “tienes que vender tus pozos de petróleo y derechos minerales a nuestras compañías mineras, y tienes que privatizar «. China se ha mostrado dispuesta a amortizar las deudas o aplazar el pago. No intenta otorgar préstamos a países para realizar ejecuciones hipotecarias. No le dice a los países: “Te prestaremos el dinero para pagar la deuda, pero tienes que destruir tus sindicatos, tienes que aceptar asesinar a tus reformadores agrarios, tienes que matar a tus líderes laborales, tienes que estar de acuerdo en no enseñar Economía sino la economía neoliberal «. Eso es lo que la USAID, el FMI y el Banco Mundial le dijeron a Chile, Brasil y otros países que intentan resistir al neoliberalismo estadounidense.

    China no está tratando de financiar el empobrecimiento de los países, que es el plan de negocios del FMI, el Banco Mundial y la USAID. Éstos sirven al sector financiero, cuyo plan de negocios es empobrecer la economía para que el 1%, la clase financiera, acabe con toda la riqueza, dejando que todos los demás sectores encojan. Eso es lo contrario de lo que China está tratando de hacer.

    Flexibilización cuantitativa para respaldar los precios de los activos, las ganancias de «capital» y una «recuperación» en forma de K

    GPP: ¿Cómo encaja la flexibilización cuantitativa (QE) en la financiarización de la economía o la sociedad?

    Hudson: Su objetivo es respaldar la inflación de los precios de los activos. Comenzó en 2008-2009, después de la crisis de fraude bancario estadounidense de las hipotecas basura, el  fraude bancario más masivo de la historia moderna. Los bancos habían prestado tanto crédito hipotecario por encima del valor real de la propiedad inmobiliaria, con el servicio de la deuda tan por encima del rendimiento real de alquiler de esta propiedad, que los precios de los activos iban a colapsar. Si eso hubiera sucedido, los bancos más imprudentes (especialmente los más grandes) se habrían ido a la quiebra. Sus derechos, reservas y garantías eran lo que solía llamarse capital ficticio. En el balance general era un reclamo bancario que decía que los bancos valían X cantidad de dinero. Pero el valor real de la garantía que respaldaba sus préstamos era mucho menor. Frederick Soddy llamó a esto riqueza virtual, no era riqueza real en forma de bienes raíces tangibles y medios de producción; era riqueza virtual: reclamaciones sobre esta forma de riqueza real por encima de las valoraciones realizables.

    El propósito de la flexibilización cuantitativa era inundar el mercado con nuevo crédito mediante la reducción de las tasas de interés, de modo que los especuladores e inversores pudieran permitirse pedir prestado y especular con el crédito.

    La QE era un medio de subsidiar la especulación con el fin de mantener en marcha la sobrevaloración de la propiedad y, esencialmente, para convertir la economía en un esquema Ponzi. (N.de la E.: una estafa de tipo piramidal). Para los bancos centrales, el papel es servir a los intereses del sector bancario. Por eso hay bancos centrales en contraposición al tesoro nacional. Cargas la economía con suficiente crédito para «pedir prestado para salir de la deuda». Esa fue la frase que se utilizó.

    Estamos en la fase Ponzi del ciclo económico, para usar el término de Hyman Minsky. Hay cada vez menos valor real allí, pero los precios han ido subiendo. Los medios de comunicación pregonan esto como una recuperación de la economía real, como si esta dinámica de financiarización fuera sostenible. Pero la única forma de reembolsar a los primeros participantes en un esquema Ponzi es tener nuevos inversores. En los últimos años, la Reserva Federal ha estado comprando no sólo acciones y bonos, sino también bonos basura. Hay empresas, según dijo Sheila Bair, la directora de la FDIC (Corporación Federal de Seguros de Depósitos), que son empresas zombis, son empresas en quiebra y la Reserva Federal está comprando sus fondos basura para que los inversores y los fondos basura no pierdan dinero. ¡Esto es una locura!

    El papel de la flexibilización cuantitativa es mantener la ilusión de que si los mercados de acciones y bonos están en auge, entonces la economía debe tener éxito y todo va bien.

    El plan de negocios del sector financiero que está detrás de esta flexibilización cuantitativa es impulsar la inflación de los precios de los activos, incluso cuando está causando la deflación de la deuda de la economía en general. Entonces hay que privatizar los servicios públicos. Y para hacer todo esto, hay que traspasar el control del gobierno a las manos de los bancos, utilizar el banco central o el Tesoro no para tener un déficit para gastar en los mercados financieros y no en la economía real.

    En este momento, debido a la pandemia, las economías estadounidense y europea están atadas. Esta es una ocasión en que el gobierno debería crear crédito para contribuir a la economía, para evitar que los individuos y las pequeñas empresas y también las grandes empresas se vuelvan insolventes. Pero en lugar de crear crédito para gastar en la economía, en lugar de decir: «Hay desempleo, así que vamos a construir infraestructura», el banco central usa la flexibilización cuantitativa sólo para comprar acciones, bonos y bienes raíces que ya existen. Esto no ayuda a la economía ni crea nuevos medios de producción ni  infraestructura. ¡Está apoyando a un capital ficticio!

    GPP: Entonces la QE es una forma de alimentar a la industria financiera para asegurar precios en el mercado, y no para empleos, seguros, y flujo de efectivo para las empresas y las personas.

    Hudson: Eso es correcto. Hablamos  antes de Roma. Lo que hizo Roma fue legar el cuerpo de leyes en el que todavía estamos, haciendo que todo esto sea posible. Para volver a lo que dije al comienzo, el principio del Derecho Romano es el opuesto al derecho del Cercano Oriente: la deuda es sacrosanta. Roma legó su filosofía jurídica a los acreedores en la civilización occidental. Lo que se llama «seguridad de los derechos de propiedad» es en realidad inseguridad de estos derechos porque su prioridad son los privilegios de los acreedores para ejecutar la hipoteca de las viviendas y los activos de los deudores.

    Lo que Estados Unidos llama Estado de derecho es una ley basada en los acreedores. Este «Estado de derecho» está escrito por abogados de los bancos y el sector empresarial, no por las democracias en general. Siempre que hay un intento de regular las finanzas para prevenir los monopolios, para prevenir el calentamiento global, dicen que es «interferir con los derechos de propiedad» como si de alguna manera eso fuera algo malo. El propósito clásico del gobierno era de hecho interferir con los derechos de propiedad financiera, especialmente de los terratenientes ausentes cuya extracción de rentas estaba empobreciendo la economía.

    GPP: ¿Qué cambios sugiere?

    Hudson: El cambio inmediato importante es liberar a las economías de toda la clase rentista, para ganar dinero y crédito, una utilidad pública que se utilizará para promover la prosperidad, no para canibalizar financieramente las economías.

    GPP: Lo entiendo en principio, pero ¿cómo se hace?

    Hudson: Cada país es diferente. No veo cómo se puede hacer en EEUU sin romper el Partido Demócrata. Tenemos un duopolio aquí. Las dos partes son en realidad la misma cosa. La mayoría de los estadounidenses quieren medicina socializada y educación gratuita, pero no la obtienen. La mayoría de los estadounidenses quieren cobrar impuestos a los ricos, pero no lo estamos consiguiendo. Por lo tanto, de alguna manera hay que recuperar el gobierno tal como se pretendía en el siglo XIX, pero fracasó porque la clase media se abstuvo de limitar los ingresos de los rentistas y proteger la mano de obra.

    Desde el siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial se intentó democratizar las economías para reformarlas y deshacerse del viejo sector financiero depredador. Falló.

    El mundo moderno no terminó con el ideal económico clásico, sino con lo que tenemos hoy a partir de Margaret Thatcher y Ronald Reagan en la década de 1980, el neoliberalismo. Obviamente, es necesario cambiar de gobierno para redactar nuevos conjuntos de leyes fiscales.

    GPP: ¿Cree que deberíamos quitar la creación de dinero de las manos de los bancos y ponerla en el dominio público?

    Hudson: ¡Sí, por supuesto! Por eso apoyé el Plan Chicago, entre otras cosas, en Estados Unidos durante muchos años. Por supuesto, la creación de dinero debería estar en manos del gobierno, no de los bancos, porque los gobiernos crean dinero para propósitos diferentes a los de los bancos. Los gobiernos no crean dinero para hacerse cargo de los activos existentes y sacarles más dinero. Gastan dinero en la economía para crear prosperidad, crear activos, financiar la infraestructura y la industria. Por supuesto, esta estructuración de la creación de dinero debería estar en manos de los gobiernos. Ese es el cambio más importante.

    GPP: ¿El banco central no debería ser el único creador?

    Hudson: No, los bancos centrales están ahí para servir a los bancos comerciales, pero para asegurarse de que los bancos otorguen créditos productivos, no predatorios.

    GPP: ¿Quién crearía el dinero? Si soy una pequeña empresa y quiero un préstamo de 50.000 euros, ¿acudiría a los prestamistas públicos con mi solicitud, para que el gobierno se hiciera cargo de la creación total de nuevo dinero para hacer pequeños préstamos a todo el mundo en todo el país?

    Hudson: Así es como se hace en China. Deberías ir al banco y pedirías un préstamo. El problema es que, para otorgar el préstamo, si el banco aún no tiene los depósitos disponibles, necesitará dinero para crear el crédito. Si solicita préstamos con un propósito productivo, el gobierno simplemente creará las reservas para que el banco le preste el dinero. El gobierno crea el dinero, pero creará dinero sólo para que los bancos otorguen determinados tipos de préstamos. Si desea pedir prestado para comprar una casa, el gobierno le proporcionará el dinero a través del sistema bancario, como si fuera un depositante en el banco. Si desea iniciar un negocio que el banco considera solvente, los bancos podrán juzgar su solvencia crediticia y usted obtendrá el préstamo. Pero no pueden crear crédito de la nada. Necesitan el respaldo de los depósitos del gobierno.

    GPP: El Plan de Chicago evolucionó hasta convertirse en el proyecto de ley Kucinich en los Estados Unidos, la Ley NEED, que establece esencialmente al gobierno como un creador de dinero y hace que los bancos sean esencialmente como otras entidades no bancarias, es decir, presta dinero existente. Una de las preguntas que ha surgido y de la que sin duda está al tanto, fue planteada por los autores de «The End of Banking». Si simplemente se impone la regulación de la Ley NEED, eso limita esencialmente lo que pueden hacer los bancos. Entonces, mi pregunta es: ¿Qué pasaría a la banca en la sombra tal como la conocemos, como resultado de simplemente poner fin a la creación de dinero por parte de los bancos y transferir la creación de dinero al gobierno?

    Hudson: Seguirá habiendo gente rica con dinero para prestar, especialmente inversores extranjeros. Pero la reforma financiera necesita una reforma fiscal que la acompañe. Tienes que gravar la renta económica existente, para que no esté disponible.

    Además, es necesario eliminar la sobrecarga de deuda que existe ahora. No se puede volver a estabilizar la economía y salir de la austeridad y la deflación de la deuda actual sin anotar las deudas, cancelando muchas de ellas. Pero no se pueden cancelar las deudas hipotecarias de los propietarios ausentes sin reemplazar el servicio de la deuda anterior con un impuesto sobre la renta de la tierra, para no dejar libre de deudas a un sector inmobiliario ausente. Estas reformas acabarían con muchos de los activos en los que se basa la industria de la banca en la sombra. Una política fiscal adecuada y con una cancelación de la deuda crearía un entorno en el que funcionaría la creación de nuevo dinero.

    ¿Qué pasaría si China permitiera que muchos multimillonarios comenzaran a comprar empresas y crear monopolios? No sucedería allí, y no solía suceder en los Estados Unidos bajo las leyes antimonopolio aquí. No se puede reformar sólo una parte de la economía, como las finanzas, sin reformar el resto del sistema. Por lo tanto, se necesita una reforma sistémica: la reforma monetaria y financiera debe ir de la mano de la reforma fiscal, la reforma de las políticas y la reforma legal.

    GPP: Vivo en Suiza. Dijo que las democracias realmente no deciden qué políticas y leyes se promulgan. En Suiza tenemos derecho a hacer un referéndum sobre las leyes que no nos gustan, y podemos votarlas, y podemos hacer iniciativas para proponer cambios a la Constitución, que también serán votados por el pueblo. ¿Crees que influye en cuánto beneficia la economía a las personas y, en caso afirmativo, también crees que sería un buen cambio para las sociedades y las democracias en general si tales derechos estuvieran en la mayoría de los países?

    El problema para hacer cambios en EEUU es la Corte Suprema neoliberal y vitalicia

    Hudson: Un referéndum es ciertamente democrático, pero se hace dentro de una estructura oligárquica general en EEUU y la mayor parte de Europa. Si pudiéramos conseguir un referéndum y hacer que el gobierno respondiera creando un verdadero sistema de salud pública, cancelar los préstamos estudiantiles e introducir una reforma fiscal clásica progresiva y recortar el gasto militar, sería bueno. El problema en EEUU es la Corte Suprema. Hay una mayoría neoliberal en la corte – con membresía vitalicia – que afirmaría que tal reforma está interfiriendo con los mercados libres y que los “padres fundadores” y la Constitución no lo permitieron, por lo que anularían el referéndum. Haría falta una enmienda constitucional, o incluso una nueva Convención Constitucional, en el ambiente de derecha actual. Así que tenemos un extraño problema político y constitucional estructural en Estados Unidos que no tienen en Suiza.

    GPP: El valor proviene del trabajo, y el valor es lo que capturan los propietarios que explotan su propiedad para, si lo desean, esclavizar a otras personas. ¿Cree que alguna vez seremos capaces de imaginar un mundo diferente? ¿Uno en el que haya que trabajar menos y haya más de lo que se supone que trata la experiencia humana?

    Hudson: Sobre este problema escribí “La financiarización y sus descontentos». Suponga que regresa de  1945 y le informan sobre todas las ganancias de productividad que se han logrado en los últimos 75 años. Seguramente pensaría que tendríamos una semana laboral de cuatro días, o incluso de tres días.

    Hay tanta productividad que no tendríamos que trabajar tanto, y, sin embargo, cuanto más aumenta la productividad, más personas trabajan horas extras. Eso es en gran parte lo que está haciendo que la productividad aumente, exprimiendo cada vez más la mano de obra y pagándole cada vez menos.

    Los empleados están trabajando más duro básicamente para pagar las deudas que están acumulando. Gran parte de este trabajo adicional que están haciendo es porque carga sobre sus hombros al sector financiero, al sector FIRE y al resto del sector rentista. Si nos deshacemos del sector rentista no tendremos que trabajar tan duro.

    Además, los consumidores están soportando gran parte del esfuerzo que solían hacer las empresas, en gran parte como resultado de la informatización. Así que la gente tiene que trabajar mucho más ahora que antes cuando entré a la fuerza laboral. Pero esto no es un producto de la naturaleza. No tiene por qué ser así. Es el resultado de una política.

    GPP: Si realmente tuviéramos una economía basada en el Plan de Chicago (Ley NEED), donde hubiera reservas, debería haber alguna forma, que no está exactamente clara de cómo aumentar la oferta monetaria. No dice que este déficit no iría al sector FIRE, o que se acabaría la financiarización. ¿Cómo venceríamos la financiarización? No sería solo cambiando el sistema bancario. Requeriría otro tipo de leyes.

    Hudson: Sí, tienes razón. Por eso dije que la economía es un sistema y tiene que haber otros cambios. Impedir que los bancos creen crédito resuelve el problema del crédito bancario, pero no resuelve el resto de los problemas que acaba de mencionar.

    Tiene que haber una reforma política general. Eso se llamó socialismo en el siglo XIX. Todavía hoy podríamos llamarle socialismo. Se necesitaría una reforma socialista y una reforma política profunda.

    Por lo tanto, no se trata solo de dinero y del sector financiero, se trata del papel del gobierno y su papel para ayudar a la sociedad. ¿Es para ayudar al 99 por ciento o para ayudar al uno por ciento? ¿Es para ayudar a limpiar el medio ambiente del mundo? ¿Es para promover la paz? ¿O es para promover una Nueva Guerra Fría, como hacen los gobiernos de hoy en Europa y EEUU?

    GPP: En nuestro caso, en la UE, tenemos un problema, porque la situación está fuera de las manos del gobierno. Está dentro de los tratados, es invisible.

    Hudson: Básicamente, sus gobiernos actúan como una rama de la OTAN y la política estadounidense relacionada, sin importar qué partidos sean elegidos.

    GPP: En sentido internacional, sí, esa es la situación. El sistema bancario eventualmente depende de los bancos de Nueva York y por eso dependemos de la OTAN.

    Hudson: No, depende de los políticos de la OTAN, los políticos de derecha, las finanzas y los grupos de derecha corruptos porque Europa no es realmente muy democrática. Mire a Suecia y Gran Bretaña que retienen a Julian Assange como prisionero, o mire al tribunal de los Países Bajos que intenta incriminar a Rusia por  el derribo de ML17 sobre Ucrania, o los países bálticos, polacos y otros opositores al oleoducto Nord Stream 2 de Rusia. Estas son políticas de Estados Unidos, no en interés de Europa, pero sus políticos sirven a los intereses de Estados Unidos.

    GPP: Correcto. Pero, ¿cómo nos hace depender esto de la OTAN?

    Hudson: El Departamento de Estado, la CIA y muchas organizaciones privadas a través de las cuales opera Estados Unidos básicamente pagan los cheques para comprar a sus políticos, especialmente en Bruselas. Mi amigo Paul Craig Roberts era subsecretario del Tesoro para Asuntos Internacionales y me explicó que la táctica es simplemente comprar políticos, y los políticos europeos son los más baratos del mundo porque están muy libres de supervisión y castigo.

    GPP: ¿Qué opina de los fondos locales paralelos para crear un nuevo flujo de dinero?

    Hudson: la moneda local no funciona. Esto se ha debatido durante cien años. Si hubiera funcionado, el Notgeld de la República de Weimar en Alemania habría funcionado. (N.de la E. “notgeld”, significa dinero de emergencia, y cualquier institución podía emitirlo – municipios, cajs de horros, empresas privadas y públicas- sin necesitar autorización del gobierno central). La creación de dinero tiene que ser a nivel del gobierno central. Porque, básicamente, lo que le da valor al dinero es la capacidad de utilizarlo para pagar impuestos. La única forma en que las localidades podrían generar dinero sería hacerlo aceptable para pagar una enorme cantidad de impuestos. La mayoría de las localidades no pueden hacer eso. Una localidad se enfrentaría a otra y no acabaría teniendo éxito. Entonces, en la práctica, la moneda local no funciona. Es una historia larga, pero hay mucha literatura al respecto.

    GPP: Está bien, es una lástima porque luchar contra el sector FIRE es muy, difícil. No veo ninguna perspectiva de cambio en el futuro cercano.

    Hudson: Necesitamos una revolución. Tiene razón. Se necesita una revolución

    Cancelación de deudas o barbarie

    GPP: Habló de la cancelación de la deuda . ¿Podría la cancelación de la deuda ser una ruptura para las economías africanas?

    Hudson: Por supuesto, tendrá que anotar las deudas existentes. Y eso es lo que hace que mi análisis sea diferente al de la mayoría de las personas. Ahora mismo no se pueden pagar las deudas. La única forma de pagarlas en la actualidad es la forma en que se pagaron después de 2008: mediante una ejecución hipotecaria masiva de la propiedad de los deudores. Cuando el Sur no puede pagar las deudas externas, se les dice que vendan y privaticen sus bienes públicos. La otra forma de no pagar las deudas es cancelarlas. Creo que tiene que haber una cancelación de la deuda.

    Lo bueno de cancelar deudas es que borra los ahorros del otro lado del balance. Al eliminar las deudas del 99 %, se acaba con los ahorros de los depredadores del 1 %, que buscan cobrar imponiendo austeridad a la economía y empobreciendo a todos los que están debajo de ellos.

    Una cancelación de la deuda quita el mazo que usa el 1 % para mantener al resto de la economía en el peonaje por deudas. Esta es la opción existencial que enfrenta la economía de hoy. O tendrás una cancelación de deuda o tendrás barbarie. De eso se trata básicamente el libro que voy a publicar el próximo mes, mis conferencias en chino.

    GPP: En Canadá, uno de los principales bancos acaba de publicar un informe sobre viviendas asequibles. Una de sus sugerencias es aumentar el impuesto sobre las ganancias de capital en las transacciones inmobiliarias comerciales. Sé que ha escrito sobre esto y me pregunto si podría explicar la lógica de esta medida y cómo afecta los precios de la tierra y, por lo tanto, la asequibilidad de la vivienda.

    Hudson: Las ganancias de capital son impulsadas por los bancos que crean cada vez más crédito para hacer subir los precios de las propiedades. Dicho de otra manera, las ganancias de capital las obtienen principalmente los bancos que cargan la economía con deuda inmobiliaria. Pero los sectores financiero e inmobiliario lideraron una campaña política en Estados Unidos para no gravar las ganancias de capital. En Inglaterra y otros lugares de Europa, muchas ganancias de capital no están gravadas en absoluto. La mayoría de las fortunas financieras no se crean cobrando intereses o obteniendo ganancias, sino con ganancias de capital. Publiqué varios artículos en mi sitio web que muestran los gráficos y cuánto mayor es el volumen de ganancias de capital que las ganancias o, a veces, incluso que el PIB.

    Las fortunas del 1% de la población no se hacen principalmente invirtiendo de manera productiva o ahorrando las ganancias que han obtenido. Es por plusvalías. Deberían ser gravadas con impuestos más altos que todos los demás. Eso fue exactamente lo que escribió John Stuart Mill en 1848 en sus Principios de economía política, con algunas de sus aplicaciones a la filosofía social. Básicamente, escribió, la razón por la que los gobiernos deberían ser propietarios de la tierra es para que los propietarios no ganen dinero mientras duermen, con lo que ahora llamamos ganancias de capital: por el aumento del rendimiento del alquiler de sus propiedades. Mill no imaginaba que el crédito bancario inflaría los precios de las propiedades como lo están hoy. Entonces, por supuesto, es bueno gravar las ganancias de capital. Las economías se salvarán de la oligarquía del 1% y no tendrán que gravar tanto a la mano de obra ni a la industria .

    Renta Básica Universal

    GPP: ¿Qué pasaría si parte del dinero recién creado por el gobierno se destinara a la renta básica?

    Hudson: Creo que todos merecen suficientes ingresos para vivir. Por supuesto, la renta básica es una buena idea. Mi colega Pavlina Tcherneva del Instituto Levy ha escrito bastante sobre esto. El contraargumento es que si le das a todo el mundo un ingreso básico, no irán a trabajar. ¿Quién va a trabajar en McDonald’s ? Bueno, la solución es simple: páguenles un salario decente. Una vez que se pague un salario decente, eso resolverá la mayor parte del problema. Pero si les van a pagar un salario mínimo básico, entonces, por supuesto, no van a trabajar por un ingreso que no les permita vivir. Todos tienen derecho a vivir y el gobierno debe apoyarlos, y debería haber un salario mínimo básico, más alto que el que tiene Estados Unidos. El presidente Biden y los demócratas se negaron a apoyarlo como parte de su proyecto de ley de ingresos, a pesar del hecho de que aumentar el salario mínimo reduciría la necesidad de pagos de asistencia social del gobierno para compensar la brecha entre lo que pagan, por ejemplo Walmart  y otras grandes cadenas y lo que los trabajadores necesitan para sobrevivir. El bajo salario mínimo en Estados Unidos obliga a los empleados a recibir asistencia pública para que sus empleadores puedan hacer que el gobierno pague lo que ellos no pagan.

    La solución es aumentar el salario básico, lo que ningún partido en Estados Unidos ha estado dispuesto a hacer. Por eso las elecciones aquí son tan engañosas, han impedido que candidatos como Bernie Sanders u otros se pongan en condiciones de legislar un salario digno.

    Cuándo colapsará el sistema económico actual

    GPP: Volviendo al tema que mencionaste antes sobre este esquema Ponzi actual en el que vivimos. Con cada vez más flexibilización cuantitativa y este período de interés cero sin precedentes en el que hemos estado, ¿ves algún final natural para eso? ¿Puede continuar para siempre, simplemente si duplican la flexibilización cuantitativa cada cinco años? ¿Cuándo crees que llegaremos a un punto de quiebre?

    Hudson: No hay forma de saber cuándo llegará el punto de ruptura. Estamos viendo cómo la economía se polariza y baja mientras que el mercado de valores sube. Se llama recuperación en forma de K: baja para la economía, pero alta para el sector financiero. ¿Cómo diablos puede subir? La respuesta es que la Reserva Federal puede simplemente repetir la flexibilización cuantitativa una y otra vez. Por supuesto que no puede durar para siempre, pero no hay forma de saber cuándo llegará el fin. Si miramos los últimos cientos de años, la ruptura generalmente se produce porque algún banco grande tiene un fraude en alguna parte. ¿Alguien hará una mala apuesta similar en un comercio de derivados y se hundirá, y eso hará caer a todo el sector?

    Nadie sabe dónde ocurrirá la ruptura en la cadena de pagos ni cuándo ocurrirá. Pero a medida que la economía se sobrecarga más y se apalancan más las deudas, ¿cómo puede recuperarse y producir ganancias para respaldar el aumento de los precios de las acciones cuando estamos en medio de la deflación de la deuda? Es una contradicción. Entonces, obviamente, en algún momento vamos a terminar con un gran accidente, pero nadie sabe cuándo o qué accidente lo desencadenará.

    La gente había pensado que la pandemia de Covid sería el desencadenante  y tal vez lo haga. Pero en EEUU ha habido una moratoria sobre los pagos de alquiler y los pagos de intereses hipotecarios. Eso era absolutamente necesario, pero las moratorias están a punto de expirar. (N.de la E.: en España ha habido una moratoria similar, aun vigente) Cuando lo hagan, habrá desalojos, gente arrojada a las calles, indigentes. ¿Dormirán en el metro y en los parques? ¿Contraatacarán? ¿Quién sabe lo que va a pasar? Estamos entrando en un período anárquico en este momento, pero nadie puede ver exactamente lo que sucederá en ese caos.

     
  • mesmontse 7:27 pm el 21 February, 2021 Enlace permanente | Responder
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    CAPITALISMO: La migración del capital global a sus nuevos centros lo cambia todo 

    La gran pregunta social es si los diferentes problemas del capitalismo, tanto en su antiguo como en su nuevo centro, socavarán acumulativamente el sistema o le permitirán sobrevivir. Quizás el creciente conflicto entre los viejos y los nuevos centros, expresado, por ejemplo, en la lucha entre Estados Unidos y China, seguirá el antiguo camino de pasar del conflicto económico al militar. Entonces la gran pregunta social quedará sin respuesta y el capitalismo global habría cumplido una profecía de sus críticos: que sus contradicciones internas resultarán autodestructivas.

    Los centros del capitalismo global se están alejando de Estados Unidos, Europa y Japón

    RICHARD D. WOLFF / BRAVE NEW EUROPE

    BRAVE NEW EUROPE es una plataforma educativa para la economía, la política y el cambio climático que reúne a los autores a la vanguardia del pensamiento progresista junto con los activistas.

    El capitalismo moderno comenzó en Inglaterra en el siglo XVII y finalmente se extendió por todo el mundo. Su particular evolución produjo una economía global organizada en torno a centros y una periferia (colonizada económica y, a menudo, también políticamente). En esas matrices, principalmente Europa occidental, América del Norte y Japón, el capitalismo concentró sus activos acumulados. Las fábricas, oficinas, tiendas, centros de distribución y redes de transporte construyeron ciudades de rápido crecimiento. Las instituciones de apoyo del gobierno, las escuelas y universidades, y los hospitales también se convirtieron en los centros del capitalismo urbano, especialmente en el siglo XIX y la mayor parte del XX.

    Sin embargo, han surgido nuevos centros de capitalismo y han crecido con especial rapidez durante el último medio siglo. China, India y Brasil son ejemplos destacados en los que están aumentando los puestos de trabajo, los salarios reales, el consumo, las ganancias y las inversiones. Su tamaño e impacto global no sólo los convierten en los nuevos centros del capitalismo, sino que también requieren que se agregue el adjetivo «viejo» al conjunto anterior de centros del capitalismo.

    La cruda verdad del desarrollo económico moderno es la siguiente: el capitalismo está abandonando sus viejos centros y se está trasladando a sus nuevas matrices. Sobre esta partida podemos y debemos tomar prestada la frase: esto lo cambia todo.

    El capitalismo estadounidense logró el dominio mundial durante el siglo XX después de que dos guerras mundiales y movimientos anticoloniales destruyeron los imperios europeos que podrían haber disputado tal dominio. Por impresionante que fuera, el dominio del capitalismo estadounidense no duró mucho. Irónicamente, fueron los grandes capitalistas de los viejos centros que motivados por el lucro se marcharon y ayudaron a crear nuevos centros. Los salarios mucho más bajos de estos últimos y los mercados de consumo masivo de rápido crecimiento los atrajeron. Muchas de las corporaciones capitalistas más grandes se trasladaron -o expandieron- de los viejos a los nuevos centros. Las corporaciones que se movieron temprano se beneficiaron enormemente, y las presiones competitivas aceleraron las decisiones de otras corporaciones de seguir su ejemplo. Así continúa la reubicación de sus centros por parte del capitalismo.

    La huella económica de Estados Unidos en el comercio mundial y los flujos de capital ha ido cediendo paso de manera constante a las crecientes huellas de otros países. El predominio mundial del dólar estadounidense se enfrenta al aumento de las transacciones que utilizan otras monedas. Los ataques masivos de Trump  a China a través de guerras comerciales, imposición de aranceles y persecuciones de corporaciones y ejecutivos chinos individuales no detuvieron ni cambiaron el desarrollo económico de China. Tampoco lo hicieron las denuncias hostiles de las políticas de China sobre Hong Kong, sobre su minoría uigur, la propiedad intelectual, etc. En 2020, la economía de China creció un 2,3 por ciento, mientras que la de Estados Unidos cayó un 3,5 por ciento. El historial de China en contener el COVID-19 demostró ser muy superior al de Estados Unidos. En resumen, no se produjo un final, y mucho menos una reversión, del declive relativo de Estados Unidos frente a China.

    Las implicaciones de la reubicación de los centros capitalistas afectan casi todos los aspectos de nuestras vidas

    Los costos y las deudas que afectan a los estudiantes universitarios en Estados Unidos contrastan marcadamente con la enorme expansión de la educación superior china. Aún más marcado ha sido el contraste entre la preparación y contención del COVID-19  de China y la de, por ejemplo, Estados Unidos y el Reino Unido. Por supuesto, en términos de salud pública, India y Brasil muestran que incluso los nuevos centros del capitalismo pueden experimentar graves dificultades cuando sus gobiernos no movilizan recursos públicos y privados para lograr objetivos sociales prioritarios, como derrotar un virus o maximizar el crecimiento económico sostenido.

    Los viejos y nuevos centros del capitalismo merecen el mismo nombre clave —capitalismo— porque ambos organizan sus empresas / lugares de trabajo de la misma manera dicotómica. Una minoría son empleadores, mientras que la mayoría son empleados. La minoría decide exclusivamente cuál será el producto, qué tecnología se utilizará, dónde se situará la producción y cómo se distribuirán los ingresos netos (a quién y para qué). Si bien los viejos y nuevos centros del capitalismo suelen mostrar diferentes mezclas de empresas privadas y estatales, es de destacar que ambos tipos de empresas en ambos centros están organizados en la misma dicotomía empleador / empleado que define al capitalismo.

    Los problemas de los capitalismos en declive difieren de los de los capitalismos en ascenso

    En Estados Unidos, Europa, e incluso Japón, muchas corporaciones capitalistas siguen estrategias defensivas (reubicarse en otro lugar, fusionarse o contraerse). La automatización para ahorrar costos es a menudo la estrategia de obtención de ganancias más atractiva que la expansión de la producción. Por lo tanto, las comunidades se angustian por la deslocalización de las empresas, el recorte de los ingresos fiscales, y el desempleo. Se preguntan si deben reducir los servicios públicos o aumentar la creciente carga de deuda pública. Los salarios reales se estancan. Los desempleados se trasladan o emigran en busca de trabajo y alteran su vida y la de sus familias. La desigualdad se dispara a medida que el 5% superior (principales accionistas, altos ejecutivos) obtiene la mayor parte de las ganancias de la reubicación del capitalismo en países de bajos salarios y de la automatización. El otro 95 % lucha para minimizar los costos y cargas sobre ellos provenientes de los centros de reubicación del capitalismo y otras estrategias impulsadas por las ganancias.

    En contraste, China, India y Brasil tienen los problemas del capitalismo de rápido crecimiento, similares a los problemas que acosaron al capitalismo del siglo XIX y principios del XX en sus viejos centros. La resistencia, los sindicatos y los movimientos socialistas surgen de los trabajadores que fluyen hacia las ciudades y los empleos industriales,  y adoptan en consecuencia nuevas formas de pensar y ser. El hacinamiento, la contaminación ambiental, la vivienda y el saneamiento inadecuados preocupan más o menos a los nuevos centros. La competencia despiadada produce condiciones de trabajo horribles, al igual que el capital móvil internacional que busca ganancias rápidas. La inestabilidad del ciclo económico y las tendencias profundamente arraigadas a una desigualdad de ingresos y riqueza cada vez mayor provocan críticas sociales. Las críticas sociales  a menudo se toman prestadas ideas de los movimientos obreros, socialistas y comunistas que crecieron en los viejos centros del capitalismo.

    Por un lado, el movimiento del capitalismo de los viejos a los nuevos centros sumerge a los viejos en un declive a largo plazo evidente en industrias y ciudades en decadencia. La política se aleja de priorizar el crecimiento, de adjudicar los conflictos internos de manera que reproduzcan el capitalismo en crecimiento y de dar forma al mundo en un patrón distintivo de centro-periferia. En lugar de eso, las políticas se orientan a mantener el status quo global frente a las muchas fuerzas que lo erosionan. Para muchos políticos, ese cambio de enfoque degenera en chivos expiatorios en medio de divisiones sociales en cascada y decadencia.

    Por otro lado, el capitalismo encuentra un nuevo territorio rentable en sus nuevos centros. El crecimiento allí compensa el declive en los viejos centros. El 1 % global se vuelve más rico porque obtiene una mayor riqueza tanto de los centros antiguos como de los nuevos. Lo que sucedió dentro de los países capitalistas —el movimiento desde los antiguos centros del Rust Belt (“Cinturón del óxido”, en EEUU antes llamado Manufacturing Belt , «cinturón industrial») hasta los nuevos centros de alta tecnología— ha ocurrido en el mundo en general.

    La gran pregunta social es si los diferentes problemas del capitalismo, tanto en su antiguo como en su nuevo centro, socavarán acumulativamente el sistema o le darán una nueva vida. Quizás el creciente conflicto entre los viejos y los nuevos centros —expresado, por ejemplo, en la lucha entre Estados Unidos y China— seguirá el antiguo camino del conflicto económico, al militar. Entonces la gran pregunta social quedará sin respuesta y el capitalismo global habría cumplido una profecía de sus críticos: que sus contradicciones internas resultarán autodestructivas.

    Richard D. Wolff es profesor emérito de Economía en la Universidad de Massachusetts, Amherst, y profesor invitado en el Programa de Posgrado en Asuntos Internacionales de la New School University, en Nueva York. Su programa semanal  «Economic Update»,  llega a 55 millones de receptores de televisión a través de Free Speech TV. Sus últimos  libros «The Sickness Is the System: When Capitalism Fails to Save Us From Pandemics or Itself » (La enfermedad es el sistema: cuando el capitalismo no nos salva de las pandemias o de sí mismo) y  «Understanding Marxism and Understanding Socialism «(, Entendiendo el marxismo y entendiendo el socialismo). 

     
  • mesmontse 4:47 pm el 20 February, 2021 Enlace permanente | Responder
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    CAPITALISMO Y ECOCIDIO: Nos espera un mundo «Mad Max», si tenemos suerte 

    El capitalismo lo mata todo

    PAUL STREET / COUNTERPUNCH

    Podríamos dejar de sorprendernos por cosas terribles si prestáramos más atención a la historia pasada y actual. También podríamos recordar que somos parte de la naturaleza y no podemos sobrevivir mucho más en un estado de guerra capitalista al sostén de la vida. Impactante, sí .Sorprendente, no

    Joe Biden no tiene empatía

    Sí, es terrible que Joe Biden se haya negado a perdonar más que una mísera parte de la deuda estudiantil. Pero, recuerden lo que dijo a un presentador de Los Angeles Times: «No, no, yo no tengo empatía con eso, deme un respiro«, sobre la difícil situación de los jóvenes en un mundo salvajemente desigual y ambientalmente insostenible que (él y otros) habían ayudado a crear durante décadas de servicio del Congreso a empresas y a la patria financiera. No es una sorpresa.

    (N.de la E. Diga lo que diga Biden, hay datos objetivos para afirmar que la generación nacida entre principios de los 80 y mediados de los 90 – conocida como generación del milenio, o «millennials»- está en desventaja en comparación con las generaciones anteriores. Aun los que tienen una formación muy cualificada, cobran salarios un 20 % menor que la generación nacida entre 1946 y 1964, cuando tenían la misma edad y una formación mucho menos cualificada. La atención de la salud, la vivienda y la educación son cinco veces más caras que hace unas décadas. En EEUU, además, existe el problema de la deuda que contraen los estudiantes para realizar estudios universitarios al no exstir una educación pública de calidad, algo que afortunadamente aun no ocurre en Europa. Biden también comparó a los millennials -dejando en un mal lugar a los jóvenes actuales- con las generaciones que crecieron en las décadas de 1960 y 1970, y participaron en las luchas por los derechos de las mujeres, por los derechos civiles, y contra la guerra de Vietnam, y fueron activistas que corrieron muchos riesgos. A pesar de lo que diga Biden, los jóvenes de hoy también han salido a luchar, y por lo de siempre (lo cual quiere decir que sus mayores no hemos conseguido mucho): los derechos de las mujeres, los derechos sociales, los derechos humanos, los derechos de las minorías, y contra las guerras. Y tampoco les está saliendo gratis en ningún lugar del mundo: desde EEUU a Chile sus protestas son ferozmente reprimidas en el contienente Americano; en Europa la represión también tiene la mano muy larga; lo mismo ocurre en Africa, en India o en Asia).

    Una pesadilla pandémica prevista y predecible

    La pandemia de COVID-19 ha sido impactante. Nunca debería haber sido sorprendente.

    Los expertos en salud pública habían estado advirtiendo sobre tal evento durante muchos años desde su observación de la invasión del capitalismo global en nuevas esferas geográficas y biológicas y la notable velocidad y escala con la que el sistema capitalista mundial propaga a personas y gérmenes a través del espacio planetario.

    La virulencia especial con la que el virus golpeó a Estados Unidos es impactante, pero no sorprende. Era de esperar dados los vínculos extremos y el cautiverio de la nación al poder corporativo, la extrema disparidad de clases, la salvaje desigualdad racial y el imperio militar. El sistema de guerra y ganancias de Estados Unidos es incapaz de proteger la salud pública. La «democracia» estadounidense se trata de la concentración ascendente de riqueza y poder, con consecuencias desastrosas para el bien común. Los terribles resultados incluyen un sistema de atención médica con fines de lucro diseñado para servir sólo a los ricos y un sistema alimentario y un medio ambiente envenenados que disparan enfermedades desenfrenadas en todo el país. El precio más elevado de la salud lo pagan las personas pobres de color, que han muerto en un grado desproporcionado.

    El COVID-19 convirtió a EEUU en su nación favorita: el capitalismo extremo, el individualismo exagerado y la aguda opresión racial, hicieron que esto fuera predecible.

    Ecocidio capitalogénico

    El colapso continuo de la ecología habitable, cuyos síntomas incluyen un clima cada vez más extremo (como la reciente y continua ola de frío polar dentro y fuera del sur de los EEUU) es impactante.

    Está ocurriendo según lo predicho por los científicos ambientales que han advertido durante muchas décadas sobre las consecuencias exterministas del capitalismo desenfrenado. El clima que solíamos conocer está siendo destruido por el capitalismo del carbono, como predijo incluso Exxon-Mobil.

    El orden del capital es adicto al «crecimiento» perpetuo, es decir, la acumulación, para sostener su tasa de ganancia y para ocultar sus desigualdades. Es una dependencia ambientalmente insostenible. Si no rompemos nuestra dependencia del capitalismo, estamos perdidos (tal vez, ya estamos perdidos). El capitalismo está programado para acabar con los espacios ecológicamente habitables.

    «Esto lo mata todo»

    Sobre este último punto, este sería un buen momento para que dejemos de evitar al «pequeño» tema del ecocidio, el mayor problema nuestro o de todos los tiempos. Recientemente, el economista marxista Richard Wolff señaló cómo los centros de acumulación e inversión del capitalismo global están «emigrando de Estados Unidos, Europa y Japón».

    Según el análisis de Wolff, la cruda verdad del desarrollo económico moderno es la siguiente: el capitalismo está dejando sus viejos centros y se está trasladando a sus nuevos centros. Sobre este traslado cabe decir que esto lo cambia todo…. Por un lado, el movimiento del capitalismo de los viejos a los nuevos centros sumerge a los viejos en un declive a largo plazo, evidente en las industrias y ciudades en decadencia. La política deja de priorizar el crecimiento, o de adjudicar los conflictos internos de manera que reproduzcan el capitalismo en crecimiento y dar forma al mundo en un patrón distintivo de centro-periferia. En su lugar, las políticas se orientan a mantener el status quo global frente a las muchas fuerzas que lo erosionan. Para muchos políticos ese cambio de foco degenera en la búsqueda de chivos expiatorios en medio de divisiones y decadencia social en cascada. Por otro lado, el capitalismo encuentra un nuevo territorio rentable en sus nuevos centros. El crecimiento allí compensa el declive en los viejos centros. El 1 % global se vuelve más rico porque obtiene una mayor riqueza tanto de los centros antiguos como de los nuevos.

    Dondequiera que estén ubicados sus principales centros de control, inversión y crecimiento, el capitalismo ha contaminado y cocinado tan completamente el ecosistema planetario entero que seremos afortunados si sobrevivimos otro medio siglo como especie, si no salimos de este crecimiento letal/ sistema de acumulación / adicción a las ganancias.

    En su libro «This Changes Everything: Capitalism v. The Climate » (Esto lo cambia todo: el capitalismo contra el clima»), Naomi Klein señala «un pequeño secreto sobre el capitalismo»: mata todo sin importar dónde se encuentren sus principales centros.

    El capitalismo no es la partera de Marx al socialismo; es un cáncer maligno listo para provocar «la ruina común de las clases contendientes».

    Un mundo «Mad Max», si tenemos suerte


    Tenemos la Antártida derritiéndose hacia 2050 o 2060, bajo la presión del capitalismo global adicto al crecimiento, cuyos centros clave se desplazan a través de zonas geográficas y Estados nacionales mientras se talan las selvas tropicales, las capas de hielo ártico se colapsan y el metano burbujea en grandes cantidades debido al derretimiento del permafrost. Eso lo cambia todo.

    Diría que «es Mad Max si tenemos suerte», para parafrasear en parte a Istvan Meszaros, quien pensando en la crisis medioambiental, actualizó a Rosa Luxembourg señalando que «es socialismo o barbarie si tenemos suerte» hace dos décadas.

    El nuevo libro de Paul Street: The Hollow Resistance: Obama, Trump y Politics of Appeasement (La resistencia hueca: Obama, Trump y la política del apaciguamiento)

     
  • mesmontse 10:27 pm el 1 February, 2021 Enlace permanente | Responder
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    CAPITALISMO: El caso GameStop demuestra el absurdo de la existencia de un mercado de especulación 

    La burbuja de GameStop es una lección sobre el absurdo y la inutilidad del mercado de valores

    Los bromistas en línea detrás de la gran burbuja GameStop de 2021 probablemente no ganaran mucho dinero. Pero le han prestado un servicio al mundo al recordarnos la total inutilidad del mercado de valores, una institución que no sirve para nada más que enriquecer a un pequeño número de personas que no lo merecen.

    DOUG HENWOOD / JACOBIN

    Este escenario, como el aparentemente interminable aumento de los precios de las acciones desde 2009, interrumpido brevemente por el susto del COVID-19 en marzo pasado, es una señal de un sistema financiero totalmente desconectado de la realidad económica.

    El verano pasado, la tienda minorista de videojuegos fue visto como un negocio físico en decadencia. Estaba perdiendo dinero, las ventas se habían estado reduciendo durante años y las acciones se cotizaban a alrededor de 4 dólares por acción. El miércoles 27 de enero, sus acciones se cotizaban a 339 dólares la acción. Al cierre de operaciones del día anterior, el precio era de sólo 148 dólares por acción. No es un mal rendimiento de la noche a la mañana: el 129 por ciento. Tres días antes, estaba a 38 dólares. Se multiplicó por diez en menos de una semana. ¿Por qué?

    Responder a eso requiere explicar el concepto de «venta en descubierto», que la mayoría de ciudadanos encuentran casi incomprensible. Una «venta en corto» es una apuesta a que una acción (o cualquier otro activo especulativo, como bonos u oro) va a bajar de precio. Pero para hacer esa apuesta, se puede vender algo que aún no posee, lo cual no es un comportamiento normal. Para lograr esto, piden prestadas las acciones a alguien que las posea. Al igual que con cualquier préstamo, pagan intereses sobre el activo prestado. Y también deben dejar alguna garantía en depósito con su corredor. La esperanza es que el precio baje y se puedan comprar las acciones a un precio más bajo. El beneficio sería la diferencia entre el precio original y el precio de compra final, menos los intereses pagados por el activo prestado.

    Pero, ¿y si se equivocan y el precio sube? Entonces hay problemas. Cuando se compra una acción se corre el riesgo de perder el precio de compra, pero no más. Pero, con las «ventas en corto», si no se acierta, no hay un límite predeterminado de cuánto se puede perder si el precio sigue subiendo. Y si el precio sigue aumentando, el corredor exigirá más garantías en forma de dinero real. Se puede elegir entre darse por vencido, cubrir el corto y asumir la pérdida, o seguir aportando más garantías en una posición perdedora con la esperanza de que las cosas finalmente cambien su rumbo.

    El caso de GameStop

    En agosto pasado, el inversor Ryan Cohen -fundador de un comercio en línea de alimentos para mascotas, cuya venta le dio una ganancia considerable- comenzó a comprar acciones de GameStop. Le dijo a la compañía que necesitaba adaptarse a la era digital, cerrar muchas tiendas y moverse en línea. Los inversores, que esperaban un futuro mejor para el minorista en crisis, compraron acciones, triplicando su precio a fines de noviembre. Eso fue un optimismo injustificado, quizás, pero no descabellado. Pero algunos grandes fondos de inversión, en particular Melvin Capital Management, comenzaron a vender acciones GameStop «en corto», creyendo que las historias de recuperación eran delirantes.

    Los foreros habituales de un sitio llamado WallStreetBets, con un usuario conocido como DeepFuckingValue («Oscuros Valores de Mierda») entre los cabecillas, comenzaron a hablar sobre las acciones y a comprarlas. Estaban motivados no sólo por la perspectiva de ganar dinero, sino también por la diversión de llevar a la bancarrota a algunos fondos de especulación. Comenzaron a comprar las acciones y el consiguiente aumento de precios obligó a fondos como a Melvin, a cubrir los cortos.

    GameStop se ha convertido en una de las grandes burbujas de nuestro tiempo. El martes 26 de enero, se negociaron más acciones de GameStop que de Apple, la acción más grande de todas, con un valor total de mercado 108 veces mayor que el minorista.

    Burbujas como ésta siempre terminan en colapso, y los aficionados del foro que no hayan vendido sus acciones se quedarán con una bolsa muy agotada.

    Mientras tanto, es gracioso ver a algunos habituales de Wall Street quejarse de que hay algo injusto en esta acción, ya que este es el tipo de juegos que juegan entre ellos contra el público en general todo el tiempo. Hablan de las acciones o las rebajan, según sus intereses, y conspiran contra lo que ven como jugadores débiles o vulnerables todo el tiempo.

    Lo que ahora pasa es que los especuladores con nombres como DeepFuckingValue («Oscuros Valores de Mierda») que los están atacando, son el tipo de personas equivocadas. No viven en Greenwich en casas con garajes para veinte coches.

    Lo más divertido son los tipos serios que piensan que estos juegos de aficionados, de alguna manera «pervierten la función del mercado de valores». Como el columnista de Business Insider Josh Barro declaró en Twitter: “Sé que la gente piensa que esto es divertido, pero ¿por qué tenemos un mercado de valores? Es para que las empresas productivas puedan obtener capital para hacer cosas útiles. Separar el precio de las acciones del valor real (Gamestop ahora vale casi tanto como Best Buy, una empresa en la lista de los 500 mayores compañías de EEUU de capital abierto a inversores) hace que los mercados sirvan peor a la economía real «.

    Lo gracioso de estos comentarios, además de su seriedad en medio de esta comedia, es que el mercado de valores no tiene casi nada que ver con la recaudación de dinero para inversiones productivas. Casi todas las acciones que cotizan en el mercado, incluida GameStop, se emitieron hace años, lo que significa que las empresas no ven ni un centavo de la acción diaria. Las empresas emiten acciones de vez en cuando, en las denominadas ofertas públicas iniciales (OPI), pero en los últimos veinte años, según los datos del profesor de finanzas Jay Ritter, las OPI han recaudado un total acumulado de 657.000 millones de dólares, muy por debajo del 2% del total de la inversión empresarial en cosas como edificios y equipos durante el mismo período.

    En el mundo real, a diferencia de lo que ocurre sólo en la imagianción de los defensores de Wall Street, las empresas recaudan casi todos sus fondos de inversión internamente, a través de ganancias.

    En lugar de recaudar dinero de los accionistas, las empresas les entregan grandes cantidades de dinero. Desde 2000, las quinientas grandes empresas que componen el índice bursátil Standard & Poor’s 500, han gastado 8,3 billones de dólares comprando sus propias acciones para aumentar su precio, más de la mitad de sus beneficios durante el período, lo que equivale a casi el 20 por ciento de la inversión empresarial durante el período dos decadas. Las recompras de acciones no sólo hacen felices a los accionistas, sino que también engordan los cheques de los directores ejecutivos, ya que a los jefes en estos días se les pagan una buena cantidad en acciones.

    Dejando a un lado la diversión de los foreros, este drama, como el aparentemente interminable aumento de los precios de las acciones desde 2009, interrumpido brevemente por el susto del COVID-19 en marzo pasado, es una señal de un sistema financiero totalmente desconectado de la realidad económica. Trillones en ayudas gubernamentales a las empresas y las infusiones de dólares de la Reserva Federal en los mercados financieros han creado una monstruosa fuente de dinero sin ningún lugar adonde ir más que activos especulativos, en un momento en que las UCI de los hospitales están al límite de su capacidad y 24 millones de personas en EEUU le dicen a los entrevistadores de la Oficina del Censo que están teniendo problemas para comer lo suficiente.

     
    • Leo 5:34 pm el 4 febrero, 2021 Enlace permanente | Responder

      La Caída del Muro ó Bailando sobre el Titanic ?

      Produjeron pérdidas a grandes fondos estimadas en 20 BILLONES de DÓLARES ( hasta el momento ).

      Ahora son CENSURADOS en las redes y portales bajo la excusa de promover discursos de odio, apología de la violencia y propagación de la desinformación («hate speech, glorifying violence, and spreading misinformation»).

      Además les CIERRAN las cuentas por medio de las cuales operaban online.

      Además establecen NUEVAS REGULACIONES para fortalecer la posición de los grandes fondos especulativos y agilizar el rescate de los averiados.

      Fuente (creo que de tendencia libertaria):
      https://www.zerohedge.com/markets/gamestop-was-warning-elites-are-weaponizing-censorship-keep-outsiders-out

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  • mesmontse 8:52 pm el 6 January, 2021 Enlace permanente | Responder
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    PELIGROS CLAROS E INMINENTES: Amenaza nuclear, catástrofe climática y colapso social 

    Esta nota no reproduce ningún mensaje de catastrofistas indocumentados -que los hay- , sino que es un texto muy serio del mundialmente conocido profesor Noam Chomsky y de Vijay Prashad, un historiador, escritor y periodista de India.

    Tres amenazas importantes para la vida en la Tierra que debemos abordar en 2021

    Escena de la película The Road que debería ser de visión obligatoria en todos los niveles educativos


    NOAM CHOMSKY – VIJAY PRASHAD / COUNTERPUNCH

    Gran parte del mundo -fuera de China y otros pocos países- se enfrenta a un virus descontrolado, que no se ha detenido debido a la incompetencia criminal de los gobiernos. El hecho de que estos gobiernos de países ricos dejaran de lado cínicamente los protocolos científicos básicos publicados por la Organización Mundial de la Salud y por organizaciones científicas revela su práctica maliciosa. Cualquier cosa que no sea la atención centrada en la gestión del virus mediante pruebas, rastreo de contactos y aislamiento, y si esto no es suficiente, entonces imponer un bloqueo temporal, es una temeridad. Es igualmente preocupante que estos países más ricos hayan seguido una política de «nacionalismo de vacunas» al almacenar candidatos a vacunas en lugar de una política para la creación de una «vacuna popular».

    Por el bien de la humanidad, sería prudente suspender las normas de propiedad intelectual y desarrollar un procedimiento para crear vacunas universales para todas las personas.

    Aunque la pandemia es el principal problema en nuestras mentes, otros problemas importantes amenazan la longevidad de nuestra especie y de nuestro planeta. Éstas incluyen:

    Aniquilación nuclear

    En enero de 2020, el Boletín de científicos atómicos estableció el Reloj del Juicio Final a 100 segundos para la medianoche, demasiado cerca para estar tranquilos. El reloj, creado dos años después de que se desarrollaran las primeras armas atómicas en 1945, es evaluado anualmente por la Junta de Ciencia y Seguridad del Bulletin, que decide si mover el minutero o mantenerlo en su lugar. Para cuando vuelvan este año a poner el reloj, bien podríamos estar más cerca de la aniquilación.

    Los tratados de control de armas -que ya eran limitados- se están destruyendo a medida que las principales potencias aumentan sus ya cerca de 13.500 armas nucleares. El uso de estas armas podría fácilmente hacer que este planeta sea aún más inhabitable.

    La Armada de los Estados Unidos ya ha desplegado ojivas nucleares tácticas W76-2 de bajo rendimiento. Los pasos inmediatos hacia el desarme nuclear deben incluirse en el programa mundial.

    Catástrofe climática

    Un artículo científico publicado en 2018 llegó con un titular sorprendente: «La mayoría de los atolones serán inhabitables a mediados del siglo XXI debido a que el aumento del nivel del mar agravará las inundaciones provocadas por las olas«. Los autores descubrieron que los atolones desde las Seychelles hasta las Islas Marshall pueden desaparecer. Un informe de las Naciones Unidas (ONU) de 2019 estimó que 1 millón de especies animales y vegetales están en peligro de extinción. Agregue a esto los catastróficos incendios forestales y el severo blanqueamiento de los arrecifes de coral y está claro que ya no necesitamos demorarnos más discutiendo sobre qué cosa es el síntoma de la catástrofe climática; el peligro no está en el futuro, sino en el presente.

    Es esencial que las grandes potencias, que no logran cambiar de los combustibles fósiles, se comprometan con el enfoque de “responsabilidades comunes pero diferenciadas” establecido en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo de 1992 en Río de Janeiro. Es revelador que países como Jamaica y Mongolia actualizaron sus planes climáticos a la ONU antes de finales de 2020, como lo exige el Acuerdo de París, a pesar de que estos países producen una pequeña fracción de las emisiones globales de carbono.

    Los fondos que se comprometieron con los países en desarrollo para su participación en el proceso prácticamente se han agotado, mientras que la deuda externa se ha disparado. Esto muestra una falta de seriedad básica por parte de la «comunidad internacional».

    Destrucción neoliberal del contrato social

    Estados Unidos y Europa han destripado su función pública a medida que el Estado ha sido entregado a los especuladores y la sociedad civil ha sido mercantilizada por fundaciones privadas.

    Esto significa que las vías de transformación social en estas partes del mundo se han visto obstaculizadas grotescamente. La terrible desigualdad social es el resultado de la relativa debilidad política de la clase trabajadora. Es esta debilidad la que permite a los multimillonarios establecer políticas que hacen que aumenten las tasas de hambre. Los países no deben ser juzgados por las palabras escritas en sus constituciones sino por sus presupuestos anuales: Estados Unidos, por ejemplo, gasta casi 1 billón de dólares (si se suma el presupuesto de inteligencia estimado) en su máquina de guerra, mientras que gasta una pequeña fracción de esto en el bien público (como la atención médica, cuya deficiente financiación se ha hecho evidente durante la pandemia). Las políticas exteriores de los países occidentales parecen estar bien lubricadas por acuerdos de armas: los Emiratos Árabes Unidos y Marruecos acordaron reconocer a Israel con la condición de que pudieran comprar 23 mil millones y mil millones de dólares, respectivamente, en armas fabricadas en Estados Unidos. La vida de los palestinos, los saharauis o el pueblo yemení no influyeron en estos acuerdos. El uso de sanciones ilegales por parte de Estados Unidos contra 30 países, incluidos Cuba, Irán y Venezuela, se ha convertido en una parte normal de la vida, incluso durante la crisis de salud pública del COVID-19.

    Es un fracaso del sistema político, el hecho de que las poblaciones del bloque capitalista sean incapaces de obligar a sus gobiernos -que en muchos aspectos son democráticos sólo de nombre- a adoptar una perspectiva global de esta emergencia.

    Las crecientes tasas de hambre revelan que la lucha por la supervivencia es el horizonte para miles de millones de personas en el planeta (todo esto mientras China continúe siendo capaz de erradicar la pobreza absoluta y eliminando en gran medida el hambre).

    La aniquilación nuclear y la extinción por catástrofe climática son amenazas gemelas para el planeta. Mientras tanto, para las víctimas del asalto neoliberal que ha plagado a la generación pasada, los problemas a corto plazo de sustentar su mera existencia desplazan preguntas fundamentales sobre el destino de nuestros hijos y nietos.

    Problemas globales de tal magnitud requieren una cooperación mundial

    Presionadas por los estados del Tercer Mundo en la década de 1960, las principales potencias acordaron el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares de 1968, aunque no consiguieron que aceptaran la muy importante Declaración sobre el Establecimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional de 1974. Pero hoy ya no existe el balance de las fuerzas disponibles para impulsar tal agenda en el escenario internacional.

    La dinámica política en los países de Occidente, en particular, pero también en los Estados más grandes del mundo en desarrollo (como Brasil, India, Indonesia y Sudáfrica), necesita cambiar para cambiar el carácter de los gobiernos. Es necesario un internacionalismo robusto para prestar una atención adecuada e inmediata a los peligros de la extinción: por guerra nuclear, por catástrofe climática y por colapso social. Las tareas que tenemos por delante son abrumadoras y no pueden aplazarse.

    (N. de la E.: recomiendo entrar a este enlace del archivo digital de la ONU donde se puede leer -también en castellano- la propuesta de 1974 para establecer un Nuevo Orden Económico Internacional. Fue presentada por Argelia en nombre del Grupo de los 77 + China. Un segundo borrador fue presentado por Yemen. El interés de leer este documento reside en que lleva a una inevitable comparación con el nivel de lo que hoy se escucha en la ONU. En su declaración fundacional el G-77 exigió «poner fin a la división del mundo en esferas de la opulencia y la pobreza intolerable». Después de leer lo que exigían decididamente aquellas naciones y compararlo con el presente, posiblemente les provoque -como a mí- deseos de llorar. EL G-77 nació en 1964. Actualmente tiene 134 países miembros. Otros se han ido, como México y Corea del Sur, que abandonaron el Grupo en los años 90. En 2010, el Grupo eligió a Cristina Fernández de Kirchner, que entonces ocupaba el cargo presidencial en Argentina, para la presidencia anual del G-77. De todos modos, el Grupo hoy es sólo un testimonio más de lo que ha retrocedido civilizatoriamente la humanidad).

     
  • mesmontse 4:04 am el 12 November, 2020 Enlace permanente | Responder
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    CLIMA – OLAS DE CALOR EN LOS OCÉANOS: Como 5 bombas de Hiroshima por segundo 

    Triple crisis en el océano: El calor de 3.600 millones de bombas atómicas en los últimos 25 años

    IAN ANGUS / CLIMATE AND CAPITALISM

    Hasta la década de 1970, el flujo constante de energía que la Tierra recibe del sol se compensaba con el calor reflejado de regreso al espacio, por lo que el nivel de energía general del planeta no cambió mucho con el tiempo. La cantidad de energía solar entrante no ha cambiado, pero las crecientes concentraciones de gases de efecto invernadero están atrapando cada vez más el calor reflejado, impidiendo que salga de la atmósfera. Los científicos del clima lo llaman Desequilibrio Energético de la Tierra.

    El exceso de energía no se distribuye de manera uniforme a través del sistema terrestre. Aunque el calentamiento global generalmente se expresa como un aumento de la temperatura del aire, el océano es más eficiente para almacenar calor que la atmósfera: un grado de calentamiento del océano almacena más de 1000 veces, más energía térmica que un grado de calentamiento de la atmósfera, por lo que no es sorprendente que el océano haya absorbido la mayor parte del exceso de energía solar. Sólo el 7 por ciento calienta el aire y la tierra y derrite la nieve y el hielo; el 93 por ciento es absorbido por el océano. [2]

    Los científicos miden el contenido de calor del océano en julios (una unidad del Sistema Internacional de Medidas para la energía en forma de calor, y el trabajo).Un julio es la cantidad de energía necesaria para producir un vatio de potencia durante un segundo. En un comentario sobre los datos más recientes, Lijing Cheng del Instituto de Física Atmosférica de China calcula que el aumento en el contenido de calor del océano durante los últimos 25 años representa la adición de 228 sextillones de julios de calor, es decir 228 seguidos de 21 ceros.

    «Eso es un montón de ceros. Para que sea más fácil de entender, hice un cálculo. La bomba atómica de Hiroshima explotó con una energía de alrededor de 63.000.000.000.000 de julios. La cantidad de calor que hemos puesto en los océanos del mundo en los últimos 25 años equivale a 3.600 millones de explosiones de bombas atómicas de Hiroshima «. [3]

    Eso es aproximadamente cinco bombas de Hiroshima por segundo, y la tasa se está acelerando.

    Desde 1987, el océano se ha calentado 4,5 veces más rápido que en las tres décadas anteriores. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) proyecta que incluso si las emisiones se reducen sustancialmente, para 2100 el océano se calentará de 2 a 4 veces más que desde 1970, y si no se reducen las emisiones, se calentará de 5 a 7 veces más. [4]

    Al absorber y almacenar inmensas cantidades de calor, el océano retrasa el impacto del desequilibrio energético de la Tierra en el sistema climático global. En palabras del oceanógrafo Grant Bigg, el océano «actúa como un volante gigante para el sistema climático, moderando el cambio pero prolongándolo una vez que comienza». [5]

    El precio que se paga por ese almacenamiento y retraso es el calor oceánico sin precedentes que está interrumpiendo el ecosistema más grande del mundo en una multitud de formas:

    • Desde 2010, el océano Atlántico ha estado más caliente que en cualquier otro momento de los últimos 2900 años.
    • El Ártico se está calentando dos o tres veces más rápido que el resto del mundo. El hielo marino de verano puede desaparecer por completo en 2035.
    • Los niveles del mar están aumentando, amenazando a las comunidades costeras y destruyendo humedales sensibles. Dependiendo de los niveles de emisión, en 2100 los océanos estarán entre 0,5 y 2,0 metros más altos que en la actualidad.
    • El agua más caliente contiene menos oxígeno, lo que hace que muchas especies de peces se encojan. Un estudio reciente encontró una reducción promedio del 5 por ciento en el tamaño corporal máximo por cada aumento de 1.0ºC en la temperatura del agua.
    • La migración animal hacia los polos ocurre mucho más rápido en el océano que en la tierra. La biodiversidad marina en áreas tropicales está disminuyendo y las redes tróficas en áreas más frías están siendo interrumpidas por la entrada de nuevas especies.
    • Las poblaciones de organismos que no pueden migrar se están reduciendo. La mitad de los corales de la Gran Barrera de Coral de Australia están muertos.
    • Los huracanes y tornados que se forman sobre aguas más cálidas tienden a ser más fuertes, más húmedos y más destructivos. Los modelos climáticos indican que para 2100, el número de tormentas de categoría 5 aumentará en un 85% a nivel mundial y un 136% en el Atlántico.

    Ola de calor permanente

    La mayoría de los pronósticos de cambio climático enfatizan los cambios promedio globales a largo plazo. Esas son mediciones importantes, pero pueden ser engañosas cuando el promedio oculta cambios y eventos graves a corto plazo o regionales. Por ejemplo, aunque las negociaciones sobre el clima se centran en las temperaturas medias mundiales futuras, las olas de calor regionales con temperaturas atmosféricas mucho más altas que las medias históricas ya están aumentando en intensidad, frecuencia y duración [6].

    Las olas de calor en el océano

    La idea misma de las olas de calor marinas es nueva: el término en sí apareció por primera vez en 2011, en un informe gubernamental sobre «una anomalía de temperatura importante» en la que «la temperatura del agua frente a la costa suroeste de Australia Occidental se elevó a niveles sin precedentes». [7 ] En 2015, sólo 5 artículos en revistas científicas en idioma inglés tenían «ola de calor marina» en el título, pero en 2019 ya eran 92, un aumento que refleja lo que la revista Nature dijo recientemente es “la aparición de una subdisciplina completamente nueva: el estudio de olas de calor marinas (MHW), períodos de temperaturas inusualmente cálidas en el océano «. [8]

    El repentino aumento del interés científico por las olas de calor marinas no es accidental.

    Refleja un cambio real en clima del océano en las últimas dos décadas: un aumento radical en la frecuencia, intensidad y duración de los períodos en los que la temperatura del agua es mucho más alta de lo normal. Estos eventos extremos pueden tener impactos devastadores en los ecosistemas oceánicos: los organismos que han evolucionado para vivir dentro de un rango de temperatura limitado deben adaptarse, huir, o morir cuando se excede ese rango.

    Las olas de calor marinas generalmente se definen como cinco o más días consecutivos en los que las temperaturas de la superficie del mar se encuentran en un 10 por ciento superior del promedio de 30 años en esa región. Utilizando una definición aún más estricta -temperaturas el 1 por ciento superior- el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU, concluyó recientemente que desde 1982, las olas de calor marinas «se han duplicado en frecuencia y se han vuelto más duraderas, más intensas y más extensas«, y «la tendencia observada hacia eventos más frecuentes, intensos y extensos … no se puede explicar por la variabilidad climática natural ”. [9] Los científicos climáticos de la Universidad de Berna, Suiza, informan que “las probabilidades de ocurrencia de la duración, intensidad, e intensidad acumulativa de las más documentadas, grandes e impactantes olas de calor marinas, se han multiplicado por más de 20 como resultado del cambio climático antropogénico ”. [10]

    El siglo XXI ha sido testigo de olas de calor marinas particularmente devastadoras en el Mediterráneo (2003), la Bahía de Bengala (2010), Australia occidental (2011), Atlántico noroeste (2012), Pacífico noreste (2013-2016), Mar de Tasmania (2016) y Nueva Zelanda (2016). Todas tuvieron impactos profundos y duraderos en la vida vegetal y animal.

    En las costas de Australia occidental y Tasmania, por ejemplo, las altas temperaturas mataron enormes bosques de algas, hogar de innumerables especies de peces, y los erizos de mar de aguas cálidas invasoras se apoderaron del lecho marino, evitando que las algas y otras plantas vuelvan a crecer.

    La ola de calor del Pacífico nororiental de 2013–2016 fue la más grande, más larga y más mortal hasta la fecha. Fue apodado The Blob por la película de ciencia ficción de 1958 y, como su homónimo monstruo espacial, creció rápidamente y destruyó gran parte de la vida que envolvió. Después de formarse en el Golfo de Alaska en el otoño de 2013, en menos de un año se expandió hacia el sur hasta México, cubriendo finalmente unos 10 millones de kilómetros cuadrados y penetrando hasta 200 metros por debajo de la superficie.

    A principios de 2015, The Blob cubría una vasta área en el noreste del Pacífico. Los colores muestran variaciones de las temperaturas normales del agua. Fuente: C.L. Gentlemann et al., Geophysical Research Letters, diciembre de 2016]

    Las redes alimentarias que han sostenido la vida durante milenios se derrumbaron con un calor sin precedentes. Las poblaciones de fitoplancton, crustáceos, krill y otras pequeñas criaturas sensibles al calor se desplomaron, y los animales que normalmente se comen a esas criaturas, incluidos más de 100 millones de bacalaos y millones de aves marinas, murieron de hambre. También lo hicieron miles de leones marinos cuando su presa desapareció. Cientos de kilómetros de bosques de algas se marchitaron y murieron. El calor mató al 95% de los huevos de salmón Chinook en el río Sacramento. La mayor floración de algas tóxicas jamás vista liberó neurotoxinas mortales, lo que obligó al cierre de las pesquerías de almejas y cangrejos desde la isla de Vancouver hasta California.

    La mancha tóxica finalmente se disipó en 2016, pero las intensas olas de calor marinas continúan afectando el noreste del Pacífico. La segunda y tercera olas de calor marinas más grandes jamás vistas en esa área ocurrieron en 2019 y 2020, respectivamente. En octubre de 2020, la última cubre 6 millones de kilómetros cuadrados.

    Hasta hace cinco años, nadie imaginaba que una “anomalía de temperatura” marina podría abarcar un área tan grande como Canadá y durar más de dos años. Las investigaciones anteriores sobre el cambio climático oceánico se han centrado en los efectos de los cambios a largo plazo en la temperatura promedio del agua, pero ahora, como escriben dieciocho especialistas líderes en el campo, “los eventos extremos están emergiendo como fundamentales en la configuración de los ecosistemas, al impulsar cambios repentinos y dramáticos en estructura y funcionamiento ecológico «. Advierten que las olas de calor marinas «probablemente se intensificarán con el cambio climático antropogénico [y] están emergiendo rápidamente como poderosos agentes de perturbación con la capacidad de reestructurar ecosistemas enteros e interrumpir la provisión de bienes y servicios ecológicos en las próximas décadas». [11]

    Un importante estudio publicado en diciembre de 2019 proyecta que el tamaño y la frecuencia de las olas de calor marinas aumentarán tanto que muchas partes del océano alcanzarán «un estado de olas de calor marinas casi permanente» a finales de este siglo. Los investigadores proyectan que incluso si las emisiones de gases de efecto invernadero comienzan a disminuir a mediados de siglo, para 2100 aproximadamente la mitad del océano global experimentará olas de calor los 365 días del año.

    Si las emisiones no disminuyen, para el 2100 habrá olas de calor permanentes en el 90% del océano, y más de dos tercios de ellas serán de Categoría IV, el nivel más extremo. (A modo de comparación: la Mancha, que alteró los ecosistemas en 10 millones de kilómetros cuadrados del Pacífico, matando a millones de peces, aves y animales marinos y desplazando a millones más, fue sólo de Categoría III).

    Entonces puede ser necesario introducir nuevas categorías, «permitiendo la identificación del aumento extremo como Categoría V, Categoría VI, etc.» Para el 2080, si las emisiones siguen siendo altas, el Sistema de la Tierra estará en un «momento en que el clima de olas de calor marinas habrá cambiado completamente del rango que las especies han experimentado anteriormente, y representará un clima cualitativamente diferente». [12]

    Miseria a escala global

    Por sí solo, el calentamiento de los océanos es una gran amenaza para la estabilidad del ecosistema más grande del mundo, pero el calentamiento de los océanos no ocurre «por sí solo».

    El trío mortal del calentamiento de los océanos, la pérdida de oxígeno y la acidificación son todas consecuencias de la interrupción del ciclo global del carbono. La quema de cantidades masivas de carbono enterrado durante mucho tiempo ha cambiado la química del océano, ha calentado el agua y ha expulsado el oxígeno. Esos procesos tienen lugar simultáneamente y se refuerzan entre sí, haciendo que el océano sea cada vez más inhóspito, incluso mortal, para los seres vivos, desde microbios hasta ballenas.

    El 90% de los peces silvestres se habrán agotado en 2050

    Peor aún, el trío mortal no actúa solo. La sobrepesca ha acabado con muchas especies, y se prevé que la mayoría de las poblaciones de peces silvestres se agotarán en un 90% para el año 2050. Los contaminantes, incluidas toneladas de plásticos que esencialmente duran para siempre, están envenenando la vida marina desde las costas hasta las fosas más profundas. La filtración de fertilizantes nitrogenados ha creado mil o más zonas muertas en aguas costeras y estuarios. Los pozos de petróleo en alta mar están filtrando hidrocarburos mortales, y las empresas mineras se están preparando para dragar minerales raros del fondo del mar profundo, destruyendo algunas de las pocas partes intactas que quedan de la superficie de la Tierra.

    Como escriben los geólogos medioambientales Jan Zalasiewicz y Mark Williams, ahora está en marcha “una remodelación total del ecosistema marino”. Si las cosas siguen como de costumbre, “los cambios generalizados en las condiciones de los límites físicos, químicos y biológicos del mar … [transformarán], de manera irreversible y para peor, la Tierra y sus océanos” [13].

    El efecto de esa transformación aparece en el informe del IPCC de 2019 sobre los océanos: “Los mismos océanos que alimentaron la evolución humana están preparados para desatar la miseria a escala global a menos que se ponga freno a la contaminación del medio ambiente por carbono que desestabiliza las aguas marinas de la Tierra». [14]

    Notas

    [1] Lijing Cheng et al., “Record-Setting Ocean Warmth Continued in 2019,” Advances in Atmospheric Sciences, February 2020.

    [2] Kate S. Zaital, “Disrupting the Deep: Ocean Warming Reaches the Abyss,” Earth, March 8, 2018.

    [3] Chinese Academy of Sciences, “Record-setting Ocean Warmth Continued in 2019,” News Release, January 14, 2020.

    [4] Lijing Cheng et al., “Record-Setting Ocean Warmth Continued in 2019,” Advances in Atmospheric Sciences, February 2020.

    [5] Intergovernmental Panel on Climate Change, Special Report on the Ocean and Cryosphere in a Changing Climate (IPCC, 2019), 62.

    [6] Grant R. Bigg, The Oceans and Climate, 2nd ed. (Cambridge Univ. Press, 2006), x.

    [7] S. E. Perkins-Kirkpatrick and S. C. Lewis, “Increasing Trends in Regional Heatwaves,” Nature Communications 11 (July 2020)

    [8] A. Pearce et al., The “Marine Heat Wave” Off Western Australia During the Summer of 2010/11 (Western Australian Fisheries and Marine Research Laboratories, 2011), 1. The quote marks around “Marine Heat Wave” indicate that this was not yet the accepted term.

    [9] Mark R. Payne, “Metric for Marine Heatwaves Suggests How These Events Displace Ocean Life,” Nature 584 (August 8, 2020), 43.

    [10] Intergovernmental Panel on Climate Change, Special Report on the Ocean and Cryosphere in a Changing Climate (IPCC, 2019), 67, 607.

    [11] Charlotte Laufkötter, Jakob Zscheischler, and Thomas L. Frölicher, “High-impact Marine Heatwaves Attributable to Human-induced Global Warming,” Science 389 (September 25, 2020), 1621.

    [12] Dan A. Smale et al., “Marine Heatwaves Threaten Global Biodiversity and the Provision of Ecosystem Services,” Nature Climate Change 9, no. 4 (March 04, 2019).

    [13] Eric C. J. Oliver et al., “Projected Marine Heatwaves in the 21st Century and the Potential for Ecological Impact,” Frontiers in Marine Science 6 (December 2019). doi:10.3389/fmars.2019.00734). The study used the IPCC emissions scenarios RCP4.5 and RPC8.5, and the climate modelling system CMIP5.

    [14] Jan Zalasiewicz and Mark Williams, “The Anthropocene Ocean in Its Deep Time Context,” in The World Ocean in Globalisation, ed. Davor Vidas and Peter Johan Schei (Leiden: Brill, 2011), 34.

    [15] “Oceans Turning From Friend to Foe, Warns Landmark UN Climate Report,” Agence France Presse, August 29, 2019.

     
  • mesmontse 4:27 am el 28 June, 2020 Enlace permanente | Responder
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    UNA TRAGEDIA A LAS PUERTAS: Crisis del capitalismo global, resurgir del fascismo y catástrofe climática 

    Doomsday clock reset to 100 seconds to midnight, world's destruction

    El Dr. Ingar Solty es un científico social alemán especializado en Economía política internacional, Sociología y Teoría política. Es miembro del Instituto de Teoría Crítica de la Universidad Libre de Berlín y asesor en Política Exterior, Paz y Seguridad en el Instituto de Análisis Social de la Fundación Rosa Luxemburgo en Berlín. En una extensa entrevista, el Dr. Solty, a partir del caso de la Alemania actual, analiza el ascenso del neofascismo mundial, define la situación del mundo como una crisis global de seis niveles, cada uno de ellos capaces de barbarizar a la sociedad y plantea cuáles serían las claves para construir un bloque contrahegemónico para tener posibilidades de frenar la llegada al poder de la ultraderecha. Solty dice que está firmemente convencido de que si no se hacen reformas profundas globales que ofrezcan un modelo de sociedad que incluya a todos, el surgimiento de la extrema derecha será imparable. Además, la tarea es urgente, porque señala que no nos queda mucho tiempo antes de la crisis del capitalismo global, el surgimiento mundial de la ultraderecha y la inminente catástrofe climática, que nos llevará a una especie de barbarie que puede empequeñecer las barbaridades de las tres grandes crisis del capitalismo pasadas: la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial y el giro neoliberal.

    Las raíces liberales del neofascismo alemán

    El Dr. Ingar Solty es entrevistado por Darko Vujica de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Sarajevo.

    MONTHLY REVIEW

    Darko Vujica: En 2021, terminará el cuarto y último mandato de Angela Merkel como canciller de Alemania. ¿Cómo evaluaría las políticas que ella y su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), han seguido desde 2005? Más específicamente, ¿cuáles han sido los efectos en la política interna y externa?

    Ingar Solty: Angela Merkel llegó al poder en 2005 después del primer gobierno de centro izquierda desde 1982, el gobierno de Gerhard Schröder (Partido Socialdemócrata de Alemania, SPD). Para entender la política interna y externa de Merkel, uno debe entender el país que heredó.

    Merkel estaba en la afortunada posición de convertirse en canciller después de que un gobierno de coalición de socialdemócratas y verdes había implementado políticas neoliberales muy impopulares en beneficio exclusivo del capital alemán y los ricos.

    El objetivo clave del gobierno de Schröder era redisciplinar a la clase obrera alemana y reducir las cargas de la patronal en nombre de la competitividad global, basada en la ideología neoliberal de la economía de efecto derrame. Según esta idea, dar recursos a la clase propietaria del capital y proporcionar una situación favorable para los negocios crearía un clima de inversión saludable para que el capital alemán compitiera en el capitalismo globalizado. (N.de la E. uno de los primeros gobiernos en aplicarla fue el de Reagan en los 80, con una histórica bajada de impuestos. Se difundió a partir del Consenso de Washington, en 1989, que establecía 10 fórmulas para los paquetes de medidas a aplicar en «países en desarrollo». Chile, México y Argentina fueron las mayores víctimas de la teoría del derrame. En 2013, el Papa Fancisco, desacreditó públicamente  la teoría económica del derrame, en un documento oficial de la Iglesia católica. En 2015, esta teoría económica fue desacreditada por falsa por el mismo FMI). 

    Según el relato socialdemócrata, Alemania tuvo que rendirse a las fuerzas del mercado global y desmantelar los servicios sociales para mantener el Estado de bienestar.

    La llamada Agenda 2010 y las reformas de Hartz, son programas que implementaron cuando el predecesor del Partido de la Izquierda (DIE LINKE), el Partido del Socialismo Democrático de Alemania Oriental (PDS), fue expulsado del Bundestag durante tres años, con la excepción de dos candidatos elegidos directamente.

    Esto significaba que la única «oposición» a estas medidas provenía de la derecha liberal y conservadora (la CDU / Unión Social Cristiana en Baviera, CSU, y el Partido Democrático Libre, FDP), que querían  que la reestructuración fuera aún más lejos.

    La principal iniciativa del gobierno del socialdemócrata Schröder era terminar con el bienestar alemán tal como lo conocíamos. Una tremenda campaña de la clase política, en alianza con los medios corporativos, proclamó a Alemania como el «hombre enfermo de Europa». El relato decía que el Estado del bienestar estaba sobrecargando la competitividad alemana.

    Desmontando el Estado de bienestar: ataque a las pensiones públicas

    Los intereses de la clase capitalista se promovieron, en primer lugar, desmantelando el sistema tradicional de pensiones públicas. Hasta entonces, el capital y el trabajo habían llevado la misma carga de aportar por igual al sistema público. En nombre de la competitividad, esta reforma disolvió la fórmula anterior, redujo el aporte que tenía que hacer la patronal, redujo el nivel general de pensiones del 52,9 al 46 por ciento de los ingresos anteriores (para calcular las jubilaciones) para 2020 y al 43 por ciento para 2030; aumentó la edad de jubilación de 65 a 67 años, y solicitó a los ciudadanos que se pagaran planes de pensiones privadas,  un modelo de negocio rentable para capital excedente en busca de oportunidades de inversión.  El efecto fue un rápido crecimiento de la precariedad de las personas mayores, y de la pobreza. De repente, se vio por todas partes a personas mayores recorriendo los contenedores de basura públicos y privados, en su búsqueda de botellas vacías para vender, por las vuales les darían 8 centavos por cada una. Son la manifestación visual de la Agenda 2010. La pensión alemana promedio actual asciende a 906 € (2018). En Francia, representa aproximadamente un 50 por ciento más (con un promedio de € 1,400). Sin embargo, esto no impide que la prensa alemana informe a los huelguistas generales franceses de 2019–20 que “necesitan reformar su sistema de pensiones y seguir el modelo alemán”.  Mientras tanto, en Alemania, cada vez más personas dependen de comedores populares. Sólo en 2019, el número de usuarios aumentó en un 10 por ciento y se duplicó entre las personas jubiladas, llegando a un total de 1,65 millones de personas.  Muchas personas ya no pueden pagar sus facturas. Por ejemplo, en 2018, se cortó la electricidad por impago en 344.000 hogares. Sin embargo, en lugar de luchar contra la propagación epidémica de empleos informales  y de bajos salarios, que son causa de la pobreza en la vejez, o ayudar, por ejemplo, a las personas pobres a reemplazar sus refrigeradores viejos que consumen mucha energía y disparan la factura de la electricidad, ¿qué hizo el gobierno?, en Baden-Württemberg, el gobierno de coalición de Verdes y conservadores gastó dinero público en enseñar a los pobres cómo ahorrar energía, como si fueran niños pequeños.

    Disciplinar a los trabajadores: bajar salarios y subsidios de desempleo

    La segunda iniciativa fue redisciplinar a la clase trabajadora como condición previa para aumentar la tasa de explotación y reducir los salarios alemanes. Acompañado por otra campaña de medios corporativos, el gobierno identificó y destapó algunas “manzanas podridas” en el sistema de bienestar alemán para desmantelar el sistema de seguridad social para todos. Los medios de comunicación y los periodistas de la clase media alta participaron felizmente en la caza de brujas contra los que se aprovechaban del sistema, en lugar de analizar las consecuencias de tales reformas. El antiguo seguro de desempleo, desarrollado como un sistema de seguridad social universal contra los riesgos sistémicos del capitalismo, fue aplastado y reemplazado por leyes neofeudales para pobres. El nuevo sistema de Arbeitslosengeld II, que imitaba a la Asistencia Temporal para Familias Necesitadas, creada por Bill Clinton en 1997, esencialmente significa que, después de doce meses de desempleo (o dieciocho meses, para los trabajadores de más edad), se pierde todo lo que aportó al sistema a través de impuestos sobre los ingresos laborales, y se queda a merced de un sistema punitivo de guerra a los trabajadores. En esencia, las reformas de Hartz fueron una forma de despojo de los ingresos laborales. Y lo que solían ser derechos sociales en un sistema basado en la solidaridad de la clase trabajadora ahora es esencialmente un sistema de limosnas otorgadas por el Estado en un sistema paternalista similar a una relación padre-hijo: si te comportas bien y no actúas mal, recibes una suma que te impide morir pero es  muy poco para vivir como un ser humano. Si no te comportas, el Estado te sanciona recortándote aun más el subsidio. Y hasta que hubo una decisión en contra de la Corte Suprema en noviembre de 2019, era legal reducir el subsidio de asistencia social más allá del 30 por ciento. Este sistema, en el transcurso de los últimos quince años, traumatizó a millones de personas, eliminó los ahorros de la gente, y violó perpetuamente el primer artículo de la Constitución alemana según el cual la dignidad de un ser humano es «inviolable».

    Esto dice mucho acerca de la hegemonía del neoliberalismo en la llamada “socialdemocracia de la Tercera Vía” -Nuevos Demócratas en los Estados Unidos, Nuevos Laboristas en el Reino Unido, y la Neue Mitte (Nuevo Centro) en Alemania-, que  aplicaron estas medidas de acuerdo con la antropología profundamente pesimista y conservadora de la Escuela Austríaca, que esencialmente considera a los trabajadores como bandidos egoístas mientras que trata al capital global (grandes bancos y compañías de seguros) con la mayor confianza, desregulando los mercados laborales y financieros para que las corporaciones privadas  maximicen las ganancias. En otras palabras, hubo  partidos de izquierda que desconfiaban de su propia base considerándolos “tipos perezosos» y «tramposos egoístas», pero al mismo tiempo tenían fe en que la clase capitalista actuaría en el mejor interés de la sociedad a pesar de perseguir siempre el peor objetivo imaginable: la maximización de beneficios. La pregunta realmente es: ¿Quién necesita a la derecha autoritaria pro-capitalista si ésta es la izquierda emancipadora y pro-trabajadores que existe?

    También dice mucho sobre la mentalidad predominante de ascenso social dentro de la socialdemocracia alemana y el carácter completamente burgués de los Verdes alemanes que, cuando se trataba de los más pobres de la sociedad, para hacer cumplir las leyes del plan Hartz empleaban a un ejército de funcionarios públicos para revolver bajo de cada alfombra y piso de madera de las casas de los pobres, empeñados en encontrar incluso el último centavo escondido que permitiría al Estado negarse a pagarles un subsidio a los trabajadores desempleados, que, como dije, ellos mismos habían pagado previamente al sistema . Al mismo tiempo, el gobierno redujo la supervisión pública del capital, lo que facilitó un tremendo grado de evasión y fraude fiscal entre los súperricos, incluido el escándalo del impuesto al valor agregado (IVA)  y un sonado escándalo bancario. Se estima que para el contribuyente alemán, los costos sólo de estas dos evasiones fiscales, es de entre  6 mil  y 13 mil millones de euros para el escándalo del IVA  y entre 10 mil y 30 mil millones de euros, el fraude del banco. Para poner esto en perspectiva, hay que saber que todo el presupuesto del Ministerio de Educación e Investigación fue de 18.270 millones de euros en 2019. Y el gasto público para programas de vivienda social en medio de la mayor crisis de vivienda desde la Segunda Guerra Mundial ascendió a sólo 1.500 millones de euros.

    Las leyes del plan Hartz fueron uno de los crímenes más grandes, si no el más grande, en la historia alemana de la posguerra y encarnan un punto de ruptura clave desde la época de las privatizaciones a precios de derribo  de las empresas públicas de Alemania Oriental que siguieron a la llamada reunificación en 1990. Todo lo que siguió, incluido el surgimiento de la extrema derecha, no puede explicarse sin referencia a la Agenda 2010 y al plan  Hartz.

    El científico social alemán y ex candidato presidencial Christoph  Butterwegge tiene razón cuando argumentó que el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) es un «presente» tardío de las reformas de Hartz, porque ha provocado deliberadamente el miedo al desclasamiento económico y la marginación profunda, en el centro de la sociedad. Después de todo, las nuevas leyes significan que no importa cuán altos sean sus ingresos salariales en este momento, porque si queda desempleado tiene sólo doce meses hasta caer en la  exclusión social total y la pérdida de soberanía personal y la dependencia de la caridad. Esencialmente, si pierde su trabajo, perderá  su hogar y su auto, financiados por crédito, entonces puede perder a su familia como resultado de la tensión emocional y, al final, pierde su dignidad como ser humano en sistema de trabajo alemán.

    Las leyes del Hartz, por lo tanto, sancionan a los pobres marginados, pero, y esto es crucial, han disciplinado a toda la clase obrera alemana, la han disciplinado en las negociaciones colectivas, e individualmente aceptando los peores tipos de trabajos precarios que el mismo gobierno de Schröder permitió. Como el sociólogo Klaus Dörre de la Universidad de Jena (en Turingia)  ha señalado, este tipo de precarización funciona como «vasos comunicantes», penetrando en la sociedad en general y dispersando los temores existenciales y una sensación subjetiva de impotencia económica en toda la clase media de profesionales, altamente calificados y aún trabajadores muy bien remunerados. Y ese era el propósito consciente: porque las personas que están tan muertas de miedo de perder sus trabajos harán todo tipo de concesiones en los procedimientos de negociación, tal como lo estaba haciendo el sindicato alemán de trabajadores metalúrgicos, incluso antes de la recesión del COVID-1. En la ronda de negociación colectiva de 2020 no hay demandas salariales a cambio de que la industria alemana ofrezca garantías laborales, en medio de procesos de automatización impulsados por el capital.

    Entonces, agregue digitalización y robotización a la ecuación y al hecho de que hoy en día muchos trabajadores no saben si su trabajo seguirá existiendo dentro de diez años, incluidos el trabajo de abogados, médicos, traductores y periodistas, y podrá comprender cómo esa disciplina ha funcionado Y mientras el centro neoliberal esencialmente dice que no hay alternativa a esta situación, que cada persona debe adaptarse a ella por sí misma; la extrema derecha reclama «soberanía» y utiliza los temores sociales y la impotencia en beneficio de sus propios planteamientos  de una sociedad racial y socialmente homogénea.

    Hoy en día, algunos cuadros neoliberales y de derecha del SPD (partido socialista alemán), así como los medios burgueses, todavía defienden la Agenda 2010. Argumentan que a principios de la década del  2000, Alemania sufría desempleo masivo y  según su relato,  los mercados laborales y los trabajadores necesitaban ser más «flexibles» para impulsar el empleo. La lógica en sí misma es irónica: debe ser más fácil despedir trabajadores para poder emplear a más de ellos, todo en nombre de la «resiliencia del mercado laboral». Esto revela la naturaleza del capitalismo que, para que funcione correctamente, los trabajadores deben tener miedo. Sin embargo, incluso en sus propios términos, esta lógica era una mentira. Cuando se observan los datos, se puede ver que la cantidad de horas trabajadas no aumentó en absoluto. En cambio, lo que aumentó fue el número de trabajadores, involuntariamente contratados a tiempo parcial, dentro del sector de bajos salarios ampliamente expandido, el más grande de toda Europa, con un 25% de los trabajadores. Además, muchos de los empleos creados no aportan en absoluto a los sistemas sociales; por el contrario, las reformas simplemente aumentaron el número de empleos complementados por los copagos del gobierno (debido a que pagan por debajo del mínimo). En otras palabras, el gobierno está subsidiando la sobreexplotación privada con fines de lucro, incluida la sustitución de los empleos sindicalizados del sector público de antes, por los llamados «empleos de 1 euros» proporcionados por asociaciones público-privadas en el sector de trabajo social.

    La neoliberalización de la socialdemocracia causó el ascenso de la extrema derecha

    Merkel fue muy afortunada de llegar al poder cuando todas esas medidas neoliberales en interés de la clase capitalista habían sido implementadas por un gobierno socialdemócrata y verde. Estas medidas destruyeron al Partido Socialista Alemán (SPD) y a su legitimidad hasta el punto de que los socialdemócratas no han podido recuperar su credibilidad y nunca podrán recuperarse de la desilusión que fomentaron. El SPD era algo así como el perro servil que hacía todo lo que su amo le pedía y luego es abandonado por inservible en algún lugar de la carretera. Debido a sus políticas contra su propia base de clase trabajadora, desde 1998, cuando todavía recibió 20,2 millones de votos, el SPD ha perdido a más de diez millones de votantes desilusionados, que se han repartido entre la abstención, DIE LINKE, los Verdes y, últimamente, incluso la AfD (Alternativa por Alemania, la ultraderecha). En 2017, el SPD recibió 9,5 millones de votos y el 20,5 por ciento de la participación de los votantes. Hoy, representa entre el 11 y el 17 por ciento en las encuestas. Desde que el gobierno de Schröder asumió el cargo en 1998, el SPD ha perdido casi la mitad de sus militantes, de 755.000 a 419.000 en la actualidad. Los líderes del SPD y los principales sociólogos políticos dirán que esto se debe a la erosión del medio social y moral y a la desconfianza en los partidos políticos y las instituciones sociales en general. Esto es una tontería. Simplemente no quieren enfrentar la realidad de que esto no es un desastre natural sino un desastre provocado por el hombre, el  desastre de la neoliberalización de la socialdemocracia. El ejemplo del Partido Laborista del Reino Unido muestra que esto no es un desarrollo cíclico inevitable sino político; desde que la revuelta socialista de Jeremy Corbyn entusiasmó a la base del Partido Laborista, casi se triplicó la militancia, pasando de 201.293 el 6 de mayo de 2015, el día antes de las elecciones generales, a 580.000 en enero de 2020. El Partido Laborista del Reino Unido hoy es el partido socialdemócrata más grande del mundo, impulsado por una nueva generación de jóvenes activistas socialistas.

    En la década del 2000, Margaret Thatcher dijo que Tony Blair y el New Labor fueron su mayor logro (es decir, haber vuelto neoliberales a los partidos que deben defender los intereses de los trabajadores). Del mismo modo, Schröder debería decir que Merkel fue su peor logro. Lo único injusto es que los Verdes, cuya base es la nueva pequeña burguesía liberal de izquierda, se vio mucho menos afectado por las leyes del Hartz, esencialmente permanecieron indemnes a la política neoliberal del gobierno de Schröder y ahora están preparados para formar gobiernos sólidamente burgueses con los conservadores

    DV: Entonces, ¿está diciendo que el ascenso de la extrema derecha es en realidad obra de Merkel y será su legado duradero? ¿Cuál es la relación entre su política concreta y el surgimiento de la extrema derecha?

    IS: La suerte de Merkel es de ser heredera de la neoliberalización realizada por el centroizquierda, heredera de una clase capitalista alemana súper competitiva, transformada en un estilo de gobierno muy particular. En la convención de la CDU, en Leipzig, en 2003, Merkel, que presidía el partido en ese momento, aun no se había presentado como un halcón neoliberal e intransigente de derechas. Eso ocurrió cuando promovió el modelo del Deutsche Bank y un modelo de un impuesto fijo. También fue el momento en que voló a los Estados Unidos y se disculpó con George W. Bush por la negativa de Alemania a participar abiertamente en la desastrosa «guerra contra el terror» estadounidense en Irak. Su artículo de aquel entonces, «Schroeder no habla por todos los alemanes «, publicado en el Washington Post, es para los libros de Historia. A nivel nacional, su liberalismo de línea dura la perjudicó seriamente y fue el motivo de que casi perdiera las elecciones generales de 2005 a pesar de la increíble insatisfacción que había con Schröder y el SPD.

    Como resultado, Merkel desarrolló un tipo de decisión presidencial y oportunista, dejando el trabajo duro a sus ministros, culpando a ellos de decisiones impopulares y cambiando de posición cada vez que parecía oportuno. Esto implicaba una forma moderada de modernización liberal, que incluía un permiso de maternidad y paternidad semi-feminista, guarderías, legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, etc. Por ejemplo, después de la catástrofe nuclear de Fukushima de 2011 y ante las tremendas protestas  antinucleares, Merkel cambió repentinamente sus posiciones sobre la extensión planificada de las licencias de operación de las centrales nucleares alemanas: declaró al momento que Alemania iba a terminar con la energía nuclear. Esto no fue difícil de hacer ya que, en ese momento, era un objetivo político que contaba con el apoyo de las tres cuartas partes de la población. Al mismo tiempo, esta cooptación y absorción de las demandas de los opositores políticos de la izquierda tuvo el efecto de la desmovilización asimétrica. Al final, el cambio en la política de energía nuclear no impidió, como se pretendía, el ascenso previsto de los Verdes con un primer ministro presidente en Baden-Württemberg, el antiguo maoísta convertido en muy conservador Winfried Kretschmann. En general, Merkel mostró una flexibilidad no vista desde el rey prusiano ante las revueltas populares de 1848, que instauró el:” ¿Hay una revolución contra ti? ¡Simplemente date la vuelta y di que la estás liderando!”.

    Pero Merkel no lideró. En general, ella representa el status quo, especialmente en términos de economía política. Sin embargo, ese status quo creado por el gobierno de Schröder era insostenible. El centro no pudo aguantar. Algo tenía que ceder.

    El miedo a desclasarse  dentro de la sociedad alemana, si no se resuelve, tiene que encontrar un tubo de escape. La pérdida de fe en la socialdemocracia, esta situación de indistinguibilidad entre los partidos políticos, esta crisis de representación, tuvo que encontrar un recipiente.

    Y ese barco fue, durante un tiempo y hasta cierto punto, DIE LINKE, que logró regresar al Bundestag con la ayuda del ex presidente del SPD y ministro de finanzas neokeynesiano,  Oskar Lafontaine,  considerado en algún tiempo como el «hombre más peligroso de Europa” por la prensa sensacionalista británica porque, en 1998, tenía la intención de volver a regular los mercados financieros de la eurozona.  Durante un tiempo, DIE LINKE fue brutalmente hostigado por todos los demás, especialmente por los socialdemócratas y por casi todos los medios de comunicación. Y sin embargo, DIE LINKE solo capturó aproximadamente un tercio de todos los votos que los socialdemócratas habían perdido. La crisis de representación significó principalmente un crecimiento de la abstención de los votantes, y han sido principalmente de los no votantes y de la CDU, de donde  la extrema derecha de AfD ha ganado sus seguidores.

    Al no deshacer el daño hecho por sus predecesores, Merkel pasará a la historia como la canciller que le falló a Alemania. Y no sólo a Alemania, sino también a Europa y al mundo.

    Una crisis global de seis dimensiones

    Merkel y su gabinete fracasaron al negarse a lidiar con lo que llamo la crisis global de seis dimensiones del mundo. Esta crisis global se extiende por seis niveles, cada uno de los cuales tiene el potencial de barbarizar a la sociedad.

    Esta crisis es obviamente económica y, como tal, ha regresado rápidamente acelerada por el COVID-19. Antes de que el virus condujera al colapso de las cadenas de suministro internacionales y al cierre de las fronteras, las tasas de crecimiento alemanas eran tan bajas como lo habían sido en el 2009, en el punto álgido de la mayor crisis del capitalismo global desde la Gran Depresión de la década de 1930, que en ese momento llevó al surgimiento del fascismo europeo. Al mismo tiempo, la crisis actual no es sólo una de la economía capitalista y su arquitectura financiera.

    En segundo lugar, también es una crisis de política y cohesión social (piense en la precarización, la digitalización y la forma en que la comercialización lleva a un desarrollo muy desigual en las regiones geográficas).

    Es, en tercer lugar, una crisis de las relaciones de género, dada la forma en que la feminización de los mercados laborales se produjo en condiciones neoliberales de bajos salarios y pobreza para la vejez, y también cómo las políticas de austeridad gravan aún más a la familia nuclear con la peor parte de la situación, trabajo reproductivo y social no remunerado de cocinar, lavar, limpiar, comprar y cuidar a jóvenes y adultos mayores.  

    Es, en cuarto lugar, una crisis de la democracia, dado que las políticas neoliberales han erosionado los sistemas de partidos de posguerra y a los partidos tradicionales, transformándolos en múltiples sistemas de partidos y han llevado al surgimiento de la extrema derecha, hasta el punto de que ahora es capaz de llegar al poder y ganar mayorías a nivel mundial, desde Donald Trump, hasta Narendra Modi en India, Jair Bolsonaro en Brasil, Viktor Orbán en Hungría, Jarosław Kaczyński en Polonia, etc.

    En quinto lugar, la crisis actual es una crisis de orden mundial, resultante del declive hegemónico del imperio de EEUU, el surgimiento de China y la rivalidad en la alta tecnología en la que están involucrados.

    Y, en sexto lugar, la crisis es una crisis civilizacional de sostenibilidad ecológica y catástrofe climática inminente.

    Ahora, no entraré en detalles, pero si observa cómo el gobierno de Merkel abordó estos diversos niveles de la crisis, verá políticas muy tímidas y estructuralmente conservadoras, una política de confusión pero sin ninguna visión de la sociedad que incluya todos.

    Sin esa visión, estoy absolutamente convencido de que el surgimiento del nacionalismo autoritario de derecha será imparable.

    La forma en que el gobierno de Merkel está obstruyendo que se pongan en marcha en la UE los llamados coronabonos; reforzando la insolidaridad europea durante la crisis, arriesgando una vez más la desintegración de la eurozona, revela que su política no ha cambiado.

    DV: ¿Cuál es el estado de la CDU hoy? ¿El ascenso de la extrema derecha los ha llevado a un cambio de rumbo?

    IS: La CDU  solía ser el socio natural de la burguesía y el partido gobernante natural. Desde 1949, cuando la CDU se formó, dirigió el gobierno nacional durante 54, de los 71 años desde el fin de la guerra.  Es el partido de gobierno y ese hábito caracteriza a todos los miembros de la CDU. Es de esperar que un grupo de ganadores reclame el liderazgo y tenga una visión audaz para sacar a Alemania de la actual crisis civilizatoria. Sin embargo, hasta el impulso potencialmente efímero que dio la crisis del COVID-19, tocando la campana de es «la hora de la acción» en todo el mundo, el liderazgo del partido estaba en estado de pánico porque está siendo canibalizado: desde la izquierda por los Verdes, que representan una burguesía transnacionalizada moderna y una nueva pequeña burguesía cosmopolita adaptada al capitalismo globalizado, y por la extrema derecha, que representan un capitalismo no competitivo, intensivo, que apuesta por las energías fósiles y de orientación nacional en combinación con una revuelta popular regresiva contra la modernidad. (N.de la E.: estas características sociológicas regresivas de la extrema derecha -ni siquiera al siglo XX sino al XIX- son muy propias de los radicales españoles de VOX, y también su discurso principal).

    Esta regresión es causada por las fuerzas centrífugas de la mercantilización neoliberal. La economía política de las últimas dos décadas ha desgarrado a la sociedad,  social y económicamente. El mercado hace lo que mejor sabe hacer: en lugar de tender hacia el equilibrio, crea enormes desequilibrios y caos.

    Crea una tremenda desigualdad de riqueza y la divergencia de regiones entre el núcleo capitalista y la periferia; entre el núcleo de la eurozona y su periferia; entre el sur de Alemania y el este y el norte de Alemania; entre las regiones metropolitanas de Alemania y las zonas rurales abandonadas; entre los prósperos barrios del centro de la ciudad y los barrios emergentes y los guetos en las afueras.

    Para la CDU y el estilo de política de consentimiento de Merkel, esto, por supuesto, tiene tremendas consecuencias. Es imposible ser una parte orientada al consentimiento en una sociedad económicamente polarizada. La polarización económica es seguida por la polarización política, entre ganadores y perdedores. Y la división ganador-perdedor no es sólo económica en términos de miedo al descenso social, sino que también es simbólica. Debido a que el rápido ritmo de globalización del capitalismo se desarrolla más rápido que la mentalidad  de las personas y su capacidad de adaptarse a la modernización necesaria, incluso inevitable, esto crea una brecha entre el antiguo centro simbólico de la sociedad y el nuevo. Esto, supongo, es el trasfondo de la división entre los llamados cosmopolitas, que abrazan la globalización capitalista, y los llamados comunitaristas, que se rebelan contra ella, que en cierta medida también es una división generacional. Esta división generacional se puede observar en muchos casos, incluso en las elecciones del Reino Unido de diciembre de 2019, donde los conservadores habrían ganado un escaso asiento si los millennials (los nacidos a partir de los 80) hubieran sido los únicos capaces de votar, y en los Estados Unidos en la forma en que se desarrolló el comportamiento de votación entre los partidarios de Bernie Sanders y el resto, en las primarias demócratas.

    Como consecuencia, la  CDU, un partido que pierde alrededor de un millón de votantes en cada ciclo electoral debido a la vejez, está siendo destrozado por los Verdes, quienes representan a la burguesía moderna,  y por  la AfD, que representa la revuelta contra esta modernidad. Y, como resultado, la CDU se ha convertido en una parte interesada de las divisiones internas, incluido el surgimiento de formaciones como la Unión de Valores,  firmemente conservadora, con cinco mil miembros, fundada en 2017. Por ejemplo, durante las elecciones regionales de Alemania del Este en 2019, sus líderes celebraron como una victoria que todavía fueran el partido más fuerte y capaces de formar una coalición contra la emergente AfD. Mientras tanto, en Turingia, se abrieron a la extrema derecha del presidente del partido abiertamente fascista Björn Höcke, quien, en su libro Nie zweimal in denselben Fluss (2018), ha declarado abiertamente un programa de asesinatos en masa que incluye la «remigración» impuesta dictatorialmente a minorías musulmanas y una «sangría» de opositores políticos. En aquel entonces, la CDU consideró las conversaciones de coalición y el 5 de febrero de 2020, apenas una semana después del septuagésimo quinto aniversario de la liberación de Auschwitz por el Ejército Rojo, la CDU cedió junto al FDP libertario al lograr que el candidato del FDP Thomas Kemmerich fuera elegido primer ministro con los votos de la AfD de Höcke, simplemente para expulsar a un primer ministro DIE LINKE muy popular y bastante moderado. Por el momento, estas alianzas con la extrema derecha han fallado, porque las intentaron aún muy tempranamente.

    Por el momento, la crisis del COVID-19 está fortaleciendo a los partidos gobernantes en las encuestas, a expensas de los Verdes. Esto estabiliza tanto al gobierno como a la CDU / CSU y es posible que esto pueda durar hasta 2021. Sin embargo, la tendencia general es diferente y desplaza a Alemania hacia las coaliciones nacionales CDU y los Verdes.

    En cualquier caso, debido a que un gobierno de coalición de CDU y Verdes será uno de desarrollo impulsado por el mercado, deteriorará los desequilibrios económicos y sociales en la sociedad alemana y, por lo tanto, continuará fomentando los orígenes sociales y económicos del surgimiento de la ultraderecha. Sólo un gigantesco programa de reforma global con cientos de miles de millones en inversiones públicas que aborden, de manera integral, la cuestión social y el cambio climático pueden defendernos del atractivo del fascismo.

    Una coalición del partido burgués de la CDU y los Verdes no se apartará del curso neoliberal sino que seguirá una especie de neoliberalismo verde autoritario como la actual coalición de conservadores y los Verdes en Austria. O es probable que una coalición CDU/ SPD en Alemania conduzca a un gobierno de coalición conservador y de extrema derecha en las siguientes elecciones, que tendrán lugar en 2025 o antes. Este será particularmente el caso cuando el proyecto de ley para los rescates en curso de las empreas, exija a la sociedad otra ronda de austeridad, que ya se está formando.

    Setenta y cinco años después de la liberación del fascismo alemán y una guerra mundial liderada por Alemania que destruyó Europa y la mayoría de las ciudades de Alemania, y mató a cerca de ochenta millones de personas en todo el mundo, la extrema derecha alemana está de regreso. Y cuando los líderes de los viejos partidos señalan con el dedo hacia el extrema derecha, los dedos en realidad les apuntan directamente hacia ellos: ¡Éstos son tus descendientes! ¡Ésto es lo que has hecho!

    En Europa y en la eurozona debería comenzar un programa de reforma radical global, el mínimo necesario para controlar el espectro del fascismo. Sin embargo, el gobierno alemán cedió a la presión de Estados Unidos y lideró la confrontación contra Rusia junto con los gobiernos de Europa del Este, tirando de Ucrania y esencialmente chantajeando y dividiendo al país con la opción de «la UE o Rusia», dividiendo el país en una sangrienta guerra civil.

    Como resultado, las viejas visiones de Gorbachev de la «Casa de Europa» y las relaciones de «buen vecindario» fueron destruidas. En cambio, con la excusa del Brexit y utilizando a Trump como pretexto, Alemania y la Unión Europea han acelerado la acumulación de capacidades militares, comenzaron a abogar por la «autonomía estratégica de Europa» y ahora están llevando a cabo las mayores maniobras militares desde el final de la Guerra Fría en la forma de la Trident Juncture de 2018 y la maniobra Defender 2020 de la primavera de 2020.

    La carrera armamentista global, de la cual los Estados miembros OTAN son la fuerza impulsora, está desviando recursos cruciales para abordar el cambio climático hacia los preparativos para una guerra.

    Una guerra a la que parecíamos estar muy cerca en enero de 2020 cuando el gobierno de Trump mató a Qasem Soleimani, el segundo líder más poderoso de Irán, y el gobierno iraní respondió bombardeando a dos, -aunque en su mayoría vacías- bases militares estadounidenses en Irak y derribó por error un avión civil con destino a Ucrania.

    Esta carrera armamentista global es derrochadora y realmente peligrosa. En medio de la crisis de COVID-19, el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, un socialdemócrata, anunció que estaba decidido a cumplir la demanda de la OTAN de gastar el 2 por ciento del PIB en el ejército.

    Para 2024, Alemania tendrá un presupuesto militar más grande que Rusia. Los gastos militares combinados de la OTAN son más de veinte veces mayores que los de Rusia.

    Mientras tanto, Rusia está siendo empujada a los brazos de China en lo que parece cada vez más una nueva Guerra Fría entre un bloque liderado por China y un bloque liderado por Estados Unidos, con una debilitada Unión Europea, que ahora ha declarado a China como un «rival sistémico«, como apéndice de Estados Unidos.


    Cómo las políticas neoliberales debilitaron la Unión europea

    Debido a que el camino neoliberal de integración siguió desde la Ley Única Europea de 1985, que impuso la unanimidad con respecto a las regulaciones económicas, y el Tratado de Maastricht de 1992, que disciplinó a los Estados europeos en la búsqueda de políticas neoliberales de promoción, no condujo al equilibrio económico y la convergencia como proclama la ortodoxia neoliberal que se enseña a los jóvenes en las escuelas de negocios de todo el mundo. Como se mencionó anteriormente, condujo a exactamente lo contrario. Desindustrializó el sur y la periferia de la Unión Europea en el sur y el este de Europa, incluido el antiguo territorio de la República Democrática Alemana, que ahora funciona como proveedor de mano de obra barata y servil sin unidad real, similar a como funciona el sur de los EEUU, mientras que las ganancias generadas particularmente en Europa del Este se repatrían a los centros europeos donde se ubican las sedes corporativas, que cubren los bolsillos de los propietarios de capital, incluido el nuevo récord de 627.000 alemanes que, según los datos oficiales de Statistische Bundesamt, no trabajan porque sus ingresos provienen únicamente de dividendos de capital y alquileres extraídos de inquilinos alemanes. ¡627.000 personas en un país con una población en edad laboral de 51.8 millones! Eso es el 1.2 por ciento.

    En cualquier caso, como también saben, Merkel, como líder gubernamental del país económicamente dominante en la eurozona, y su ministro de finanzas, Wolfgang Schaeuble, supervisaron la forma particular en que la Unión Europea resolvió la crisis de la eurozona, concretamente a través de una estrategia interna de devaluación de costos y salarios. Fueron los principales orquestadores del giro de austeridad en la zona del euro que siguió después del resurgir keynesiano de corta duración de 2008-2009 y las esperanzas de un New Deal verde habían sido enterradas. Como resultado, el Pacto Fiscal, es decir, la nueva gobernanza económica en la eurozona, reforzó la arquitectura neoliberal de la UE con sus mecanismos de vigilancia Sixpack, reforzó el castigo de la deuda del gobierno, el retroceso de los acuerdos de negociación colectiva de los trabajadores, y más. Y cuando este tipo de políticas y las medidas de austeridad que lo acompañaron resultaron ser realmente impopulares entre la periferia del sur de la UE, lo que llevó a los movimientos de protesta de clase más fuertes desde la década de 1970, los gobiernos europeos se apegaron a su curso.

    Sin embargo, la derrota de la izquierda europea en julio de 2015 realmente funcionó como un catalizador para el surgimiento de la extrema derecha en Europa. Porque, como argumentó el teórico griego-francés Nicos Poulantzas en su libro Fascismo y Dictadura de 1974, en condiciones generalmente insostenibles, no es la fuerza de la izquierda lo que impulsa el fascismo (como reacción) , sino más bien la incapacidad de la izquierda para tomar el poder y realmente cambiar las condiciones materiales de vida para la mayoría de la clase trabajadora, lo que crea un vacío político que luego es llenado por la extrema derecha demagógica.

    «No tengan esperanzas de que haya una renovación de la socialdemocracia alemana«


    DV: Entonces, ¿cuáles son las posibilidades de renovación de la izquierda en Alemania hoy? El SPD recientemente cambió su liderazgo, ¿qué se puede esperar del nuevo liderazgo del SPD? ¿Existe potencial para una resocialización del SPD?


    IS: Es cierto que el nuevo liderazgo del SPD, con Saskia Eskens y Norbert Walter-Borjans, no es el liderazgo que la ejecutiva del partido había esperado. Es cierto que Eskens y Walter-Borjans iban en una plataforma crítica y exigieron una política industrial activa, inversiones públicas y un aumento del salario mínimo. Sin embargo, una vez elegidos, Eskens y Walter-Borjans se acercaron a la derecha interna e hicieron una serie de concesiones significativas. El pequeño impulso que había allí ahora se ha ido, especialmente porque el nuevo liderazgo se abstuvo de cancelar la gran coalición con Merkel, que ha destruido el partido. Mientras tanto, los medios burgueses y la derecha neoliberal dentro del partido ya han comenzado a desacreditar a Eskens y Walter-Borjans. Por lo tanto, la guerra interna del partido está en marcha y los neoliberales parecen ser los probables ganadores.

    Está claro que un cambio en la izquierda en Alemania es extremadamente importante para Europa dado el gran tamaño de la economía alemana y el dominio económico del país en Europa. Y, sin embargo, la gente en Europa no debe cultivar la esperanza de que la socialdemocracia alemana se vaya a renovar.

    La crisis financiera mundial ha debilitado el centro neoliberal a tal punto que sus partidos conservadores podrían ser asumidos desde la extrema derecha (Trump) y que sus partidos socialdemócratas podrían ser asumidos por la izquierda.

    En 2021, cuando habrá nuevas elecciones parlamentarias en Alemania, el SPD habrá estado en el poder durante diecinueve años y ha implementado la neoliberalización exhaustiva de la sociedad alemana y su cambio hacia el militarismo y el imperialismo en el extranjero. Puede imaginarse que durante esos años, fue esencialmente DIE LINKE lo que absorbió a todos los jóvenes idealistas de izquierda, visionarios, críticos del neoliberalismo y activistas del movimiento social y contra la guerra, mientras que el SPD atrajo a personas con mentalidades neoliberales, oportunistas y tecnócratas.

    La segunda y más importante razón es que la economía política de Alemania es muy diferente. Socioeconómicamente, los Estados Unidos y el Reino Unido tienen mucho más en común con España, Italia y Portugal que con Alemania. El título alemán del libro de Oliver Nachtwey The Hidden Crisis of Germany (2019) (La crisis oculta de Alemania) es Downwardly Mobile Society (Una sociedad en descenso) pero incluso Nachtwey admitió que Alemania no es una sociedad en la que las clases medias hayan sido desclasadas de hecho. Como dije anteriormente, Alemania se encuentra entre los países donde el problema para las clases medias dependientes de los salarios no es el desclasamiento real, sino el miedo a ser desclasado como resultado de los procesos descritos anteriormente: reubicación de capital, digitalización, desempleo y vejez. La metáfora de Nachtwey de una escalera mecánica descendente es bastante útil. La crisis oculta es esencialmente que las personas, literalmente, tienen que trabajar más y más duro para permanecer en el grupo de ingresos medios que aún disfruta del «estilo de vida alemán» : poseer su propia casa suburbana, dos autos, nadar en Mallorca, y soñar con bucear en Bali. La diferencia entre Alemania, por un lado, y los Estados Unidos y el Reino Unido, por el otro, es que mientras que en Alemania la erosión de la clase media es simplemente temida, en los Estados Unidos y el Reino Unido esta erosión ha tenido lugar durante mucho tiempo, especialmente para los millennials Esto se debe a tres factores clave: (1) la desindustrialización, (2) la relativa debilidad sindical y (3) la deuda estudiantil, y en los Estados Unidos, además la deuda de atención médica privada. Los jóvenes en los países anglosajones pueden girar a la izquierda porque les queda poco o nada que perder. Como argumenta Grace Blakeley, la juventud en Gran Bretaña es anticapitalista porque es poco probable que alguna vez posean capital.

    Por el contrario, en Alemania, donde todavía existe una sólida base industrial con cobertura de negociación colectiva (que proporciona altos salarios industriales), donde, después de fuertes huelgas educativas, la educación superior es gratuita nuevamente, y donde la atención médica también es en gran medida gratuita, los jóvenes están girando a la derecha porque todavía tienen mucho que perder.

    El pánico generalizado tiende a llevar a las clases medias y media alta a unirse a coaliciones de derecha, como en la mayoría de los países centrales de la UE al comienzo de la crisis, mientras que el desclasamiento permite a la clase trabajadora educada y ala clase media baja, unirse a coaliciones de izquierda, como ha sido durante mucho tiempo, en la periferia sur y oeste de la UE (España, Portugal, Grecia, Irlanda y, en cierta medida, también Italia).

    En Alemania, de momento, la extrema derecha es más dinámica que la izquierda porque su mensaje resuena en grandes segmentos de la clase media asustada. Este mensaje equivale a la idea conservadora de que todo puede permanecer como está si la clase media es lo suficientemente despiadada con los refugiados , con los europeos «perezosos» no competitivos de sur y con los pobres. No hay alternativa a la creación de un bloque contrahegemónico de la mayoría de la clase trabajadora en Alemania, que se extienda desde la clase trabajadora con altos ingresos y seguridad laboral, hasta la fuerza laboral precaria.

    Para crear un bloque contrahegemónico, la clave será una combinación inteligente de una nueva política de clase, feminista, antirracista, ecológica y un izquierdismo popular inclusivo. Y uno de los campos clave en la lucha será la vivienda, porque Alemania es un país de inquilinos, no de propietarios, y el capital excedente en busca de salidas de inversión rentables en el mercado inmobiliario alemán y la burbuja inflacionaria resultante, está afectando también a los grupos de ingresos medios.

    Las posibilidadaes de construir una sociedad socialista

    DV: Entonces, si la renovación del SPD es poco probable, ¿dónde deja eso a la izquierda alemana? ¿Y qué hay de DIE LINKE? El programa del partido DIE LINKE establece que el objetivo del partido es construir el socialismo democrático. La transición del capitalismo al socialismo implica que los medios de producción serán propiedad de quienes crean (nuevo) valor, es decir, de los trabajadores. Los capitalistas son los que tienen estos medios de producción y la historia nos ha demostrado que la expropiación de los medios de producción nunca ha sucedido a través de juegos institucionales impuestos por la burguesía, sino por la lucha de clases abierta. Sin embargo, desde afuera, DIE LINKE parece ser un partido que apuesta más al éxito electoral que a agudizar la lucha de clases. ¿Cual es su comentario a esto?

    IS: Estoy de acuerdo en que el socialismo se alcanza por la lucha de clases. Será logrado por aquellos que, en primer lugar, tienen un interés objetivo en el socialismo, porque son trabajadores sin propiedades y dependientes del salario, y que, en segundo lugar, tienen los medios para hacer cumplir el socialismo, porque como clase ejercen el único poder que puede desafiar el poder del capital: el poder de retener su fuerza de trabajo a través de la organización colectiva y la huelga. Porque cuando los trabajadores se dan cuenta de que son ellos, junto con la naturaleza, quienes crean toda la riqueza social existente, cuando se dan cuenta de que el capital no es nada sin ellos, que el capital los necesita más de lo que ellos necesitan a los capitalistas, entonces el socialismo se convierte en realidad, o al menos en una posibilidad muy real.

    La pregunta clave, supongo, es qué significa la lucha de clases abierta. En general, estoy convencido de que la revolución social en las sociedades capitalistas avanzadas de hoy depende más de transformar el Estado capitalista en un Estado democrático, que de «asaltar el Palacio de Invierno». La revolución en Occidente hoy no se trata de levantar las armas contra el Estado capitalista. Si haces eso, serás asesinado por las fuerzas de seguridad cada vez más entrelazadas con la extrema derecha, como muestra el libro Extreme Sicherheit (Extrema Seguridad). Y no sólo eso: quien entre en el Estado, descubrirá que el poder real se encuentra fuera del estado, en el capital.

    En mi opinión, la lucha de clases por el socialismo de hoy necesita organizarse como el ala izquierda del movimiento obrero existente y necesita formar partidos de clase. Los sindicatos son los escudos de los trabajadores, las huelgas  son la espada.

    Por otra parte, recuperarse de la derrota por el giro neoliberal y reconstruir el movimiento laboral y la izquierda socialista es un proyecto a muy largo plazo. Pero la crisis climática -una crisis causada por el capitalismo y su dependencia sistémica del crecimiento contínuo- no permite largos plazos. En realidad es una situación horrible, difícil de dirigir, pero no hay atajos en la historia, o tienen un costo enorme.

    La estrategia transformadora de hoy va más allá del viejo reforma o revolución, y movimientos populares o parlamentarismo. Incluye una política dentro, fuera y contra el Estado.

    No nos queda mucho tiempo antes de la crisis del capitalismo global, el surgimiento mundial de la ultraderecha  y la inminente catástrofe climática, que nos llevará a una especie de barbarie que puede empequeñecer las barbaridades de las tres grandes crisis del capitalismo pasadas: la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial y el giro neoliberal.

     
    • Sergio 1:22 pm el 29 junio, 2020 Enlace permanente | Responder

      Se utiliza la palabra «facismo» en forma incorrecta. No pretendo hacer una defensa del mismo, pero me parece que estos movimientos autoritarios que están surgiendo no tienen nada que ver con el «facismo», ya que el mismo no era liberal en lo económico, lo que marca una diferencia sustancial con estos movimientos «neo» actuales. Lo que estamos viendo no es mas que el «autoritarismo oligárquico» que finalmente se expresa en forma brutal, sin que lo medios lo puedan ocultar más. Al utilizar la palabra «facismo» no se hace más que ocultar el verdadero origen de la dictadura. La Dictadura de las Oligarquias es lo que pretende imponerse en el mundo hoy.

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    • D.M. 3:42 pm el 29 junio, 2020 Enlace permanente | Responder

      En realidad los fascismos del siglo XX, eran todos liberal capitalistas en lo económico, pero lo ocultaban todo lo que podían . Los fascismos europeos -se acepta ese nombre genérico para todos ellos- competían ideológicamente con los movimientos socialistas y comunistas por captar a la misma base: los trabajadores, por eso tenían que presentarse como una alternativa al capitalismo puro y duro. Pero en realidad, todos ellos tuvieron apoyo de los capitalistas: en Alemania, es bien conocida la implicación de prácticamente todas sus empresas más emblemáticas con el nazismo. Hasta el capital internacional colaboró con el nazismo (las estadoundienses IBM o la Ford, son los ejemplos más conocidos). El Estado seguía siendo capitalista, bastaba con que los empresarios se afiliaran al partido nazi para tener mano de obra esclava (de los campos de concentación) y grandes contratos con el Estado para producir armamento. La clase trabajadora alemana no mejoró en absoluto, al contrario, fueron enviados a una guerra que no podían ganar, en la cual murieron hasta 3 generaciones de una misma familia. Haber caído en el engaño del nazismo sólo les trajo mucho sufrimiento y el oprobio mundial.
      La variante española del fascismo (el nacionalcatolicismo franquista) tampoco tuvo nada de anticapitalismo en lo económico. Había un conglomerado de empresas públicas, sí, en manos de la oligarquía española que las administraban como propias, por otra parte, las empresas privadas estaban mayormente en manos de una oligarquía atrasada, ignorante, que no era competitiva en nada, pero como el país estaba cerrado a cal y canto, y tenian una clase obrera discipinada, sin sindicatos, y no había competencía, eran los únicos que prosperaban.
      Hubo, sí una idea de función social del capital, de la Falange original, grupo que Franco se ocupó de destruir. Y a los falangistas que lo enfrentaron, los encarceló y hasta mandó a fusilar alguno.

      Los movimientos autoritarios de ultraderecha que están surgiendo, -por lo menos en Europa- tienen casi todo en común con aquellas pesadillas que ya vivimos. Y en lo económico no son anticapitalistas, lo que quieren sí, es que se les elimine la competencia de otros capitalistas con los cuales ellos no pueden competir, porque son los sectores más atrasados de industrias insostenibles. No plantean en ningún momento, ni siquiera mejorar los salarios de los trabajadores, sino que buscan un chivo expiatorio de los males que afectan a la clase trabajadora: les dicen que son los extranjeros, que han venido a quitarles el trabajo, que usan la sanidad y la escuela pública, o las ayudas sociales. Lo mismo que hicieron los nazis, buscar un chivo expiatorio.

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  • mesmontse 5:23 pm el 2 May, 2020 Enlace permanente | Responder
    Etiquetas: Capitalismo, ,   

    DEMOCRACIA Y BIG DATA: ¿Y si la tecnología de la información es la estructura para la revolución democrática y socialista del siglo XXI? 

    El profesor holandés de Ciencias Politicas Kees van der Pijl explica que estamos en medio de otra transformación histórica mundial: la Revolución de la Información, comparable a la Revolución industrial o a la Revolución neolítica que tuvo lugar a partir de la domesticación de plantas y animales. Al igual que en estos otros saltos cualitativos de la Historia, las ventajas iniciales impulsan primero a las clases dominantes existentes, pero inevitablemente generan posibilidades también para las fuerzas subalternas. Si bien es cierto, que hoy los logros de la Revolución de la Información se utilizan para la vigilancia colectiva, el control social, la opresión de clase y nuevas formas de explotación, Van der Pijl sostiene que su capacidad para imponer realmente el régimen neoliberal está comprometida. El politólogo holandés afirma que todos los elementos para una transformación histórica mundial están en su lugar y cualquier nuevo colapso como el de 2008 -estas conferencias de Van der Pijl son anteriores a la crisis global provocada por la pandemia del coronavirus- aceleraría la transición hacia un nuevo modo de producción asociado a la infraestructura de la Tecnología de la Información, dando lugar a un socialismo del siglo XXI donde la sociedad controle la economía y no al revés. .

    Democracia, planificación y Big Data : ¿Un socialismo para el siglo XXI?

    KEES VAN DEL PIJL / MONTHLY REVIEW

    Kees van der Pijl es profesor retirado. Este artículo se basa en las charlas impartidas en 2018 en Moscú y en Cambridge; y en la Universidad Normal de Shaanxi, Xi’an, y la Universidad de Política y Derecho de China, Beijing en diciembre de 2019. Algunas de sus obras son: «Vuelo MH17, Ucrania y la Nueva Guerra Fría» (2018), «Modos de relaciones exteriores y economía política» (2007, 2010, 2014); «Rivalidades mundiales desde la Guerra Fría hasta Iraq» (2006); «Clases transnacionales y relaciones internacionales» (1998); «La creación de una clase gobernante atlántica» (1984 y 2012).»Nómadas, imperios, estados» (2008)

    Después del colapso financiero de 2008, la capacidad de las clases dominantes en Occidente para mantener un nivel de unidad en el frente interno se ha agotado en gran medida. Como Wolfgang Streeck ha argumentado, después del inicio de la crisis de la posguerra a fines de la década de 1960, los gobiernos todavía podían usar la inflación y la deuda para posponer el desentrañamiento del contrato social interno. Desde 2008, estas escotillas de escape se han cerrado. Los vástagos de las finanzas especulativas, que paradójicamente consolidaron su papel directivo después del colapso, ya no tienen nada que ofrecer a la mayoría de la población. En todas partes, los gobiernos se están desplazando hacia el autoritarismo y la política del miedo en respuesta a la revuelta real, como  el movimiento francés de los Chalecos amarillos. Ésta se ha convertido en la fórmula política, o concepto de control, de lo que se denomina capitalismo neoliberal depredador.

    El bloque soviético también mostró los primeros signos de crisis a fines de la década de 1960. Aun así, la URSS y su bloque no colapsaron hasta fines de la década de 1980, por lo que la idea del socialismo, sus problemas y posibilidades, se siguió asociando con el socialismo de Estado soviético durante otros veinte años. Durante al menos una generación, la noción de que vivíamos en la era de la transición del capitalismo al socialismo, se mantuvo hasta bajarse la bandera de la hoz y el martillo en el Kremlin en 1991.

    Una nueva etapa revolucionaria: la Revolución de la Información

    Sin embargo, el desarrollo de las fuerzas productivas y las restricciones sobre el posible control social sobre las fuerzas de la naturaleza, de hecho entró en una nueva etapa revolucionaria de la crisis original de finales de los años sesenta. Esta etapa puede llamarse la Revolución de la Información, una era centrada en la aplicación de teorías de la información, como la cibernética, combinada con los avances en la tecnología informática y las redes de comunicación digital, que culminan en Internet. En condiciones capitalistas, esto ya ha dado como resultado una economía del conocimiento, pero las posibilidades sociales y autorreguladoras que abre están destinadas a ser incompatibles con la apropiación privada característica del capitalismo.

    Privado versus social

    En el Grundrisse, (la recopilación de notas de El Capital) Karl Marx especulaba sobre cómo las máquinas, capital fijo, evolucionarían en última instancia hacia un sistema automático. “Los medios de trabajo pasan a través de diferentes metamorfosis, cuya culminación es la máquina, o más bien, un sistema automático de maquinaria … puesto en movimiento por un autómata, una potencia en movimiento que se mueve sola. Este autómata está formado por numerosos órganos mecánicos e intelectuales, de modo que los propios trabajadores son elegidos simplemente como sus vínculos conscientes».  La maquinaria automatizada representa el conocimiento social transformado en activos controlados por el capital: «La acumulación de conocimiento y de habilidad, de lo productivo general las fuerzas del cerebro social se absorben así en el capital, en oposición al trabajo… En la medida en que la maquinaria se desarrolla con la acumulación de la ciencia de la sociedad, de la fuerza productiva en general, el trabajo social general se presenta no en el trabajo sino en el capital «.

    Esto resume la contradicción que estamos experimentando hoy: el cerebro social (aproximadamente, sería Internet) es colectivo, combinado, social, pero está controlado por el capital, es decir, un puñado de grandes corporaciones como Google, Facebook, Apple, Microsoft y Amazon. Estos también sirven como los ojos y oídos de la inteligencia anglófona estadounidense y aliada -los Cinco Ojos-  y están enclavados con instituciones financieras como BlackRock (la mayor empresa de gestión de inversiones del mundo, son sede en Nueva York) y los intereses a los que sirven.

    La Revolución de la Información se aceleró después de que la administración de Richard Nixon desligara el dólar del patrón oro, liberándose de la necesidad de equilibrar las cuentas  mientras las clases propietarias del mundo estuvieran dispuestas a confiar en el poder económico y militar de los EEUU y el dólar fuera el medio de pago preferido en la economía mundial. Esto ayudó al sector de la tecnología de la información (TI) a establecerse en los años ochenta y noventa como un fenómeno estadounidense: el de Silicon Valley.

    Al principio, la recopilación de datos encargadas por las agencias de inteligencia, de las cuales surgirían los grandes monopolios de TI,  crearon problemas de almacenamiento, no muy diferentes a los problemas del sector financiero en rápido crecimiento. Incluso las computadoras  más grandes no podían manejar la cantidad de datos generados por innovaciones en los productos financieros como derivados, titulización y super-apalancamiento. En 1986, una compañía que desarrollaba sistemas de bases de datos basados ​​en una arquitectura de clúster, Teradata, entregó el primer sistema de este tipo a la tienda de descuentos convertida en banco en la sombra Kmart.10 (es una cadena de tiendas estadounidense  fundada en 1962)

    Hoy, incluso Google, Facebook, Amazon y el resto de los grandes monopolios, junto con el estado de vigilancia con el que están estrechamente alineados, encuentran difícil controlar la cantidad de datos que se expande exponencialmente. Almacenado en varios miles de servidores comerciales, el Big Data se analiza a través de sistemas específicos como el Sistema de archivos de Google, un sistema de archivos distribuido y expansible que admite aplicaciones intensivas en datos a gran escala. Aun así, los propietarios del sistema de TI no poseen Internet.

    Hoy en día, la mayoría de las personas están conectadas de una forma u otra, incluso las regiones privadas de electricidad se están incorporando rápidamente. Esto resalta el potencial democrático de la Revolución de la Información, ya que mientras Internet y la tecnología relacionada «crean nuevas capacidades, estas nuevas capacidades pueden ser más importante para aquellos que no las tenían, que para aquellos que ya los tenían.

    La información, el conocimiento, es inmediatamente social (uno puede, en principio, poseer un elemento de información sin que otra persona se vea privada), y solo el régimen capitalista, al atribuir derechos de propiedad intelectual a, por ejemplo, nuevos medicamentos, prohíbe dicha información un  uso universal.

    Técnicamente, las nuevas fuerzas productivas deberían permitir al mundo avanzar hacia una sociedad más humana, pero se están desarrollando todo tipo de estratagemas para obligarlas a volver a la camisa de fuerza capitalista.

    La reunión anual del Foro Económico Mundial 2009 en Davos presentó un nuevo acuerdo sobre datos destinado a convertir a quienes brindan su información en propietarios activos. Sin embargo, el encanto de la emancipación característico del universo digital oculta su impulso explotador. Las redes electrónicas ubicuas disuelven las barreras restantes que separan la vida privada del trabajo. Junto con los trabajos flexibles e independientes, la economía compartida en la que cada aspecto de la personalidad y las posesiones (bicicleta, automóvil, hogar, etc.) se monetiza por la fuerza, coloca toda la existencia humana, en todo momento, bajo la disciplina del capital.

    Sin embargo, la noción de que sólo el mercado puede regular una economía moderna dada su abrumadora complejidad, descartando la planificación  -la tesis del ideólogo supremo del capitalismo neoliberal, Friedrich Hayek-  está empezando a debilitarse en la era del Big Data. La elección entre la planificación o la libertad siempre fue una construcción ideológica, impulsada por Hayek y otros intelectuales orgánicos de los estratos sociales que poseen activos financieros. La eficiencia monocéntrica y el policentrismo humanista pueden ensamblarse mutuamente por la democracia, en una variedad de formas, como ya estableció el marxista polaco Wlodzimierz Brus  a principios de los años setenta.

    Un sistema cibernético flexible de planificación central conectado a las preferencias individuales digitalizadas que se incorporan al marco más amplio, es la forma en que los supermercados responden a la demanda de los clientes, y  es una forma de acomodo mutuo. O, en palabras del gurú de Silicon Valley, Tim O’Reilly: «Estamos en un momento único en el que las nuevas tecnologías hacen posible reducir la cantidad de regulación, al tiempo que aumentan la cantidad de supervisión y producción de resultados deseables».

    ¿Cómo, entonces, podemos asegurarnos de que, en la coyuntura autoritaria actual, dicha regulación se democratice?

    La Revolución de la Información en perspectiva histórica

    La Revolución de la Información, concebida como el proceso que finalmente conduce a la interconexión universal en tiempo real de toda la población de la Tierra, puede entenderse como la tercera gran compresión del espacio-tiempo en la historia humana, comparable a la Revolución industrial y, más atrás, a la revolución neolítica que nos trajo la domesticación de plantas y animales.

    Un elemento común de esos tres saltos cualitativos en la forma en que las comunidades humanas utilizan la energía fue, que las ventajas iniciales derivadas  impulsaron primero a las clases dominantes existentes. Sin embargo, tanto las ventajas de intercambio como la capacidad de hacer la guerra en el ámbito de las relaciones exteriores, y las oportunidades de explotación en el ámbito de la producción y la reproducción, inevitablemente generan posibilidades, tanto mentales como materiales, también para las fuerzas subalternas. Si nos limitamos a la Revolución industrial y la de la Información, podemos identificar las diferencias clave entre los dos socialismos que distingo: lo que llamo socialismo obrero industrial y el eco-socialismo digital del Big Data.

    La Revolución industrial tuvo su epicentro en Gran Bretaña, movilizando los recursos humanos y materiales de su imperio. A partir de esta mutación, en el Atlántico occidental, el capitalismo se consolidó como el nuevo modo de producción y la igualdad soberana como el modo ascendente de las relaciones exteriores. Esto permitió que los Estados contendientes se resistieran a la supremacía anglófona, comenzando con la Francia absolutista, luego Prusia-Alemania, Japón, y así sucesivamente para ponerse al día industrialmente, exponiendo a los imperios restantes (China, Persia, el imperio otomano) al gobierno de Occidente.

    En el curso del siglo que siguió a la Revolución industrial, el socialismo obrero surgió como la fuerza interna subalterna que lo resistió. El movimiento obrero inspirado por Marx, Frederick Engels y la Primera Internacional que fundaron,  fue finalmente destruido en la Primera Guerra Mundial, pero el socialismo al estilo soviético, forzado a volver  a una postura de contendiente frente al centro capitalista liberal, replicó con éxito la Revolución industrial, como lo habían hecho otros contendientes antes.

    Hoy, estamos en medio de otra transformación histórica mundial: la Revolución de la Información. Externamente, enfrenta al Occidente en decadencia, liderado por los Estados Unidos, contra un bloque contendiente que va suelto, en gran medida involuntario.

    En países como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, la restauración capitalista o la reestructuración neoliberal  fue seguida por el descubrimiento de que ya no se trataba de que defendieran su soberanía, sino que debían someterse a la gobernanza global occidental. Entonces, en el dominio de las relaciones internacionales, las nuevas posibilidades empoderaron a Occidente que ocupa las alturas dominantes de economía, geopolítica, defensa, ciencia, finanzas y cultura, conservando la capacidad de atacar siempre que su hegemonía esté en peligro. Los sistemas no accesibles para el espionaje anglosajón de los Five Eyes, como los administrados por el gigante chino Huawei, son atacados por todos los medios disponibles, desde boicots hasta toma de rehenes, para mantener esta preeminencia intacta.

    Internamente, los logros de la Revolución de la Información se utilizan para la opresión de clase y la explotación intensificada.

    El reconocimiento facial junto con la observación de personas durante todo el día da lugar a un control potencialmente totalitario. En cada segmento de la escala de riqueza, “los sistemas impersonales de disciplina y control producen cierto conocimiento del comportamiento humano independiente del consentimiento”.  Un especialista suizo en neuroingeniería,  Marcello Ienca, que revisa las nuevas desviaciones hacia el cerebro y la manipulación de identidad por parte de las grandes corporaciones de TI , advierte que el tiempo en el que podrán dirigir las preferencias de las personas ya no está demasiado lejos. Argumenta a favor de un «derecho a la continuidad psicológica» para evitar intervenciones que cambien la personalidad que ya se están experimentando en el ejército.

    Las nuevas aplicaciones de TI no se limitan a Occidente, excepto que aquí se desarrollan en el contexto de una crisis espiritual que surge de la erosión de las oportunidades de vida para la mayoría de las personas. La austeridad para combatir el endeudamiento irremediable y la irresponsabilidad financiera, las guerras enconadas y la migración masiva alimentan nuevos prejuicios, y un aumento de la superficialidad y la vulgaridad en la cultura popular.

    Internet, el cerebro social de Marx, como cualquier cerebro biológico, es también el depósito de muchas cosas que normalmente no consideraríamos expresar abiertamente. Sin embargo, al amparo del anonimato, hay usuarios de la red que no tienen reparos en crear una espiral descendente en la decadencia,  en la que una nueva generación de políticos populistas atienda a sus instintos. ¿Puede ser este el material social con el que se erigirá un socialismo nuevo, democrático y ecológico?

    Los antiguos Estados socialistas obligados a volver a un papel de contendiente a pesar de su conversión al capitalismo, como China o Rusia, hasta ahora no han podido desarrollar visiones del mundo alternativas y cohesivas y formas de vida lo suficientemente atractivas como para reclamar el estatus hegemónico.

    Mientras mantienen una medida de dirección y protección del Estado, también permanecen expuestos tanto a la doctrina neoliberal como a la cultura popular occidental que socava su defensa de la soberanía.

    La Revolución de la Información  ha creado una situación en la que, una vez más, las nuevas posibilidades en principio empoderan primero a las clases dominantes occidentales, pero tanto en las relaciones exteriores como en las relaciones de dimensiones de producción, su capacidad para imponer realmente el régimen neoliberal está comprometida.

    Para alejar a la humanidad de una guerra central a gran escala y la destrucción irreversible de la biosfera, por lo tanto, es urgente que la infraestructura de TI se haga transparente y se coloque bajo alguna forma de control democrático. Hasta ahora  todos los intentos de transferir la gobernanza de Internet y la red mundial  a organismos multilaterales, incluso después de las revelaciones de Edward Snowden sobre la vigilancia global por parte de los Five Eyes, fueron saboteados efectivamente por Estados Unidos, la Unión Europea y el ICANN (Comité de Internet para Nombres y Números Asignados),  organismo privado con sede en California.

    El hecho de que todo el conocimiento capitalista se haya vuelto completamente dependiente de la TI, a través del internet de las cosas,  descarta que se desconecte por temporal o  localmente  por razones políticas Por lo tanto, en cierto modo, la accesibilidad a Internet está garantizada por el hecho de que, mientras tanto, también se ha vuelto indispensable para el funcionamiento de la economía.

    ¿Cómo podemos esperar que las fuerzas progresistas puedan desenredarse de este abrazo mutuo y obtener transparencia democrática? Esto, en mi opinión, depende de las perspectivas económicas del capital especulativo, la fuerza social que guía a Occidente.

    A menos que se recurra a una guerra total, un nuevo colapso del tipo de 2008 (N.de la E.: estas conferencias son anteriores a la actual pandemia) aceleraría la transición hacia un nuevo modo de producción asociado que ha madurado dentro del antiguo, que a su vez ha sido arruinado por las finanzas depredadoras. Un factor crucial, aunque no completamente nuevo, es que la infraestructura de TI para un socialismo del siglo XXI está en su lugar.

    También en la Revolución rusa había estructuras que podían ser tomadas intactas, pero no iban más allá del control estatal (de la economía de guerra).

    Planificación soviética cibernética: cuando la URSS estuvo a punto de ganar la partida tecnológica

    En retrospectiva, este es el momento en que el desafío interno que surge de la Revolución industrial, el socialismo obrero, se convirtió en secundario al externo, un Estado contendiente que se resiste al imperialismo occidental. La economía de mando que se instituyó bajo los planes quinquenales a fines de la década de 1920 se basó en la exigencia de esfuerzos -inicialmente extremos- para compensar el subdesarrollo económico de Rusia, lo que finalmente permitió que la URSS derrotara a los invasores nazis.

    En la década de 1960, cuando el crecimiento comenzó a disminuir después de la industrialización inicial vertiginosa, la transformación digital se consideró una salida.

    Algunos de los logros de la URSS se adelantaron a su tiempo y anunciaron nuestra época actual, a pesar de que su potencial revolucionario fue finalmente bloqueado.

    El diseño por computadora comenzó en la Academia de Ciencias de Kiev en la década de 1940. Las aplicaciones militares eran una prioridad y el liderazgo soviético quería responder al sistema computarizado de defensa aérea que se estaba desarrollando en los Estados Unidos con un sistema comparable propio. El primer libro en ruso sobre computadoras, Electronic  Digital Machines, fue escrito por Anatoly I. Kitov, un coronel ingeniero de las fuerzas armadas de la URSS.

    Las barreras ideológicas a teorías como la cibernética, necesarias para el uso efectivo de dispositivos electrónicos, sólo se levantaron después de la muerte de Stalin. En su discurso en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética en 1956, el líder del partido Nikita Kruschov  abogó por la automatización de las fábricas. Kitov luego propuso que la red de defensa aérea prevista estuviera disponible para uso civil en tiempos de paz, pero evitó la jerarquía militar y se dirigió directamente a Kruschov, por lo cual fue despojado de su rango y expulsado del Partido. La idea de digitalizar la economía de mando se mantuvo viva, aunque también surgió una escuela que abogaba por la rentabilidad como palanca para la eficiencia, dirigida por E. Liberman.

    En el 22º Congreso del Partido de 1961, Kruschov volvió a declarar que era imperativo acelerar la aplicación de tecnologías digitales a la economía planificada.  En este período, tras los éxitos espaciales del Sputnik, el entusiasmo en la URSS por avanzar a Occidente estaba en su apogeo y la gestión económica cibernética fue un componente clave del fervor.

    Un informe para el Consejo de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos señaló que los planificadores soviéticos veían la cibernética como el instrumento más eficaz para «la racionalización de la actividad humana en una sociedad industrial compleja» . La prensa soviética comenzó a popularizar la idea de las computadoras como » máquinas del comunismo «, lo que hizo que los observadores estadounidenses consideraran  que “si algún país lograra una economía completamente integrada y controlada en la que se aplicaran los principios ‘cibernéticos’ para lograr diversos objetivos, la Unión Soviética estaría por delante de los Estados Unidos en alcanzar tales objetivos”.

    La CIA publicó una serie de informes en los que la agencia amplió este tema, advirtiendo en particular que la URSS podría estar en camino de construir  “una red de información unificada” que a los ojos de los asesores del presidente John F. Kennedy, de tener éxito, «enterrarían a los Estados Unidos» como Kruschov había prometido.

    En este punto, Viktor M. Glushkov, matemático y director del Centro de Computación de la Academia de Ciencias de la Ucrania Soviética, imaginó el Sistema Nacional Automatizado para el Procesamiento de Computación e Información, contratando al deshonrado Kitov como su asistente. Alexei Kosygin, entonces vicepresidente del Consejo de Ministros, alentó a Glushkov a elaborar sus ideas sobre la digitalización del sistema de planificación. Sin embargo, en 1964, cuando finalmente se presentó un plan digital integral, Kruschov quedó superado por  las fuerzas combinadas del conservadurismo y la precaución.

    El nuevo liderazgo bajo Leonid Brezhnev  (y con Alexei Kosygin como primer ministro) optó por una mayor autonomía de los gerentes de las fábricas  en la línea de Liberman, aceptando que lo último que querían los jefes locales era tener todos sus activos y actividades grabados digitalmente y en poder del mando central.

    Al mismo tiempo, Kosygin participó en acuerdos a gran escala con empresas de Europa occidental para modernizar la economía soviética. Su yerno, Dzhermen Gvishiani, daría forma a la respuesta soviética al plan de Estados Unidos de lanzar un grupo de expertos conjunto para hacer frente a los problemas de la sociedad industrial avanzada. De esto surgiría el Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA) en Laxenburg, Austria, en el que Gvishiani ocupó la posición soviética más importante hasta 1986.

    Desde Occidente, el IIASA fue percibido como un medio de subvertir el socialismo de Estado soviético y, dado que eso no sucedió, el apoyo anglo-estadounidense  al Instituto se terminó después del giro neoliberal de Margaret Thatcher y Ronald Reagan. Como podemos ver ahora, esto también interrumpió un proceso transnacional de formación de clase de un cuadro directivo con visión de futuro, es decir, especialistas interesados en problemas que trascienden la división Este-Oeste. El modelo matemático global desarrollado en el IIASA, para las Naciones Unidas y para el Club de Roma (en el que el soviético  Gvishiani estuvo involucrado desde sus primeras reuniones con los jefes de Olivetti, FIAT y otros pioneros del comercio Este-Oeste, que crearon el Club) se utilizó para abordar cuestiones como el uso de materias primas y la contaminación atmosférica y oceánica.

    El trabajo de Glushkov, Nikita Moiseev y otros sobre sistemas ambientales echó raíces profundas en la URSS. En estrecha colaboración con científicos estadounidenses como Carl Sagan, preocupados por la actitud arrogante de la administración Reagan hacia la guerra nuclear, esto culminó en un informe conjunto entre Estados Unidos y la Unión Soviética sobre el peligro del invierno nuclear.

    Al aplicar la teoría de la complejidad a la biosfera, se descubrió que la extinción de la vida en el planeta por un ataque nuclear mutuo a gran escala podría producirse. también por cambios sistémicos en la biosfera de la Tierra, y ni siquiera lenta, sino potencialmente por una catástrofe repentina y comparable a la nuclear.

    El tipo de planificación que surgió de esta experiencia es cualitativamente diferente de la planificación de la economía de mando mediante la cual un Estado contendiente persigue una industrialización de recuperación. De hecho, la planificación digital no es sólo planificar con la ayuda de las computadoras, sino alimentar con grandes cantidades de datos los sistemas informáticos y descubrir, en lugar de dictar resultados, como estamos presenciando hoy con predicciones climáticas, incluidas las incertidumbres que conllevan . El liderazgo de Mikhail Gorbachev se guió por estas nociones, pero llegó demasiado tarde para transformar las estructuras sociales de la economía de mando a un formato de planificación digital y se hundió con la URSS y el bloque soviético. Por lo tanto, las salidas visionarias en la dirección de la planificación digital se enterraron en el único tipo de sociedad que tenía las estructuras sociales para tener éxito.

    Cybersyn en Chile: el proyecto cibernético de Salvador Allende

    Un segundo experimento con planificación digital ocurrió en Chile bajo el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende. En este caso, el elemento de ajuste cibernético, incluida la capacidad de respuesta a los problemas de suministro y las huelgas, fue explícitamente explicado, pero fue interrumpido por el golpe de estado de Augusto Pinochet en 1973. Stafford Beer, quien había sido nombrado jefe del proyecto Cybersyn de Chile, compartió el gerencialismo progresivo del cuadro del IIASA / ONU / Club de Roma, pero fue excluido del IIASA para proteger el formato no político del Instituto. El diputado chileno Raúl Espejo -quien escapó por poco de las garras del régimen terrorista de Pinochet auspiciado por EEUU- fue el director del programa Cybersyn

    ¿Quién traerá el cambio de sistema?

    El proceso de formación de clase de un cuadro directivo progresivo, empujado hacia la izquierda por la militancia de la clase trabajadora en los años sesenta y setenta, fue interrumpido por la contrarrevolución neoliberal. Cerrando la era del compromiso de clase amplio de la posguerra, la clase capitalista resurgente llegó a un acuerdo más restringido con las capas superiores de la gestión y las clases medias propietarias de activos, mientras atacaba a la clase trabajadora y a las fuerzas progresistas en todo el mundo.

    Ciertamente, una cohorte del equipo de TI en Silicon Valley aún compartía la idea de Steve Jobs de Apple de que la computadora personal era un instrumento de emancipación, pero esta perspectiva de la década de 1960 pronto se canalizó hacia una dirección liberal y de derechas «usando ideales cibernéticos de la contracultura para vender políticas corporativas como un acto revolucionario.”

    El que  los cuadros privilegiados se inclinen  a seguir el liderazgo de las insurrecciones masivas que tienen lugar actualmente en Francia, Chile y otros lugares, puede depender de la movilización de aquellos educados para un papel de cuadro pero desempleados o subempleados en la crisis actual, y compartiendo el destino de las clases bajas que se encuentran excluidas.

    Como Nikolai Bukharin ya escribió en el momento de la Revolución rusa, para el cuadro renunciar a su posición privilegiada será un proceso tortuoso porque su posición depende del capitalismo. Entonces, ¿cómo convergería su orientación una vez más con la perspectiva de lo popular?  A este respecto, el filósofo situacionista francés Guy Debord proporcionó pistas importantes a fines de la década de 1960. Un intelectual orgánico clave de la formación de clase progresiva de ese período, Debord, en su manifiesto The Society of the Spectacle, argumentó que a diferencia de la burguesía, que llegó al poder como la «clase de la economía» (contra la baja productividad y el estancamiento señorial de la economía del feudalismo tardío), el proletariado, como la clase sin intereses permanentes en la sociedad existente, tenía pocas posibilidades de competir con el dinamismo rapaz del capital. El socialismo obrero  y el socialismo de Estado como su última encarnación histórica lo descubrieron por las malas.

    Según Debord, entonces, las fuerzas progresistas sólo pueden ser superiores a la burguesía sobre la base de su capacidad de mirar más allá del horizonte capitalista, como una «clase de conciencia». Hoy, esta conciencia incluiría de manera crucial la preocupación por el mantenimiento y  la recuperación de la biosfera, algo en gran parte ausente del socialismo obrero, ya que en el espíritu de la Revolución industrial su idea principal era que el progreso se basaba en la conquista y expropiación de la naturaleza.

    En lo que respecta a la producción real, en la actualidad, la infraestructura de TI en principio «permite a las personas alejarse de la participación inmediata en la producción de material sin dejar de ser sus  controladores y reguladores». Esto confirma la evaluación de Marx de una economía futura como «un autómata, un poder móvil que se mueve a sí mismo «, en el cual los trabajadores son simplemente los vínculos conscientes.

    Bajo el socialismo del Big Data, debemos esperar que este «trabajador colectivo» de ingenieros-controladores  tome el lugar de la oligarquía capitalista y reoriente las decisiones estratégicas desde el beneficio privado hasta las preocupaciones de supervivencia de la humanidad. El trabajo consistirá en realizar las tareas creativas restantes, mientras que las tareas repetitivas que asociamos con el autómata se dejarán a la regulación algorítmica.

    Ahora, la conciencia diseminada a través de Internet está muy lejos de, por ejemplo, el marxismo adoptado por el proletariado industrial del siglo XIX y principios del siglo XX. Lejos de ser un correctivo a la distorsión ideológica, la Web en sí misma es un canal clave para la propagación del racismo misantrópico, la negación del cambio climático y otras abominaciones.

    Sin embargo, el movimiento real siempre es el determinante del flujo de ideas, no al revés. Las revelaciones de  Chelsea Manning, Julian Assange y Snowden, que no tienen equivalente en el campo opuesto, resuenan en los muchos sitios web de calidad y las publicaciones impresas restantes que comparten el espíritu de estos perseguidos héroes de la transparencia informativa.

    También se puede decir de esta manera: si lo que los canales de progreso publican no fuera superior a las noticias falsas y al odio –lo mismo que el marxismo revolucionario era intelectualmente superior al militarismo chovinista que llevó a Europa a la Primera Guerra Mundial-, una revolución merecería fracasar, así como la regresión estalinista al materialismo mecánico, fue un factor importante en la desaparición del socialismo de Estado soviético.

    Una transición hacia una situación en la que la sociedad gobierne la economía, y no al revés, no es un asunto que pueda predecirse en detalle. La división geopolítica entre el corazón capitalista del Atlántico y la esfera contendiente fuera de él será nuevamente un factor modificador importante, como en todas las revoluciones modernas.

    Es suficiente establecer que todos los elementos para una transformación histórica mundial están en su lugar; la transición depende de cómo los Estados responderán a las presiones para garantizar la seguridad (trabajo, alimentos, seguridad energética y similares) de la población en condiciones de extrema volatilidad financiera. Inevitablemente, el Estado tendrá prioridad sobre los monopolios de TI. «Así como las empresas como Google, Microsoft, Apple y Amazon crean mecanismos regulatorios para administrar sus plataformas, el gobierno existe como una plataforma para garantizar el éxito de nuestra sociedad, y esa plataforma debe estar bien regulada». La forma de despotismo ilustrado o democracia, y qué forma tomará la democracia a su vez, se decidirá en luchas reales.

    Por un lado, será esencial que los movimientos que exigen al capital y al Estado también exijan que las instalaciones de control integradas en los sistemas de datos sean de acceso público. Los metadatos (anónimos) ahora en manos de los grandes monopolios de TI y empresas dedicadas como Palantir, Airbnb, Uber, hospitales, compañías de seguros e innumerables otros deben estar disponibles para los ciudadanos, la ciudad y el gobierno nacional, y la ciencia, como parte de un cambio hacia la autorregulación democrática.  

    El movimiento Open Data, del cual Aaron Swartz (1986-2013) fue una figura icónica (se ahorcó a los 26 años cuando se enfrentó a una sentencia desorbitada en EEUU -35 años de cárcel y un millón de dólares de multa- por descargar materiales académicos propiedad de una universidad, dando acceso al público) pretende crear un universo de datos paralelo al Big Data -hoy disponible para el sector corporativo- para acceso cívico. De hecho, se ha argumentado que la ubicuidad de los datos en sí ya funciona para generar una cultura que se aleja del individualismo posesivo burgués, o cualquier otro individualismo irresponsable para las cuestiones más importantes de la supervivencia humana. La disponibilidad de estos datos crea expectativas y hábitos que ayudan a construir una cultura cívica resistente al control corporativo.

    Esta nueva cultura política interactuaría con el cambio en el funcionamiento de los órganos representativos, desde las Naciones Unidas y sus organizaciones funcionales y regionales hasta los parlamentos y consejos nacionales y subnacionales. A medida que se reclamen cada vez más temas relacionados con la organización de la economía y la protección de la biosfera, incluida la salud humana, para la toma de decisiones democráticas, estos organismos comenzarán nuevamente a atraer membresías de calidad.

    Después de todo, la pérdida de prestigio y representatividad de estos órganos tiene mucho que ver con el hecho de que, bajo el capitalismo neoliberal, las decisiones estratégicas son tomadas por las oligarquías organizadas en organismos de planificación transnacionales estrechamente alineados con los principales bancos y corporaciones. La infraestructura de TI que, por ejemplo, proporciona datos fiscales accesibles, datos sobre los registros de los políticos y datos sobre las ocupaciones secundarias de los representantes, seguramente jugará un papel en la transición a una sociedad más democrática.

    Lo que distingue un socialismo Big Data del siglo XXI del socialismo estatal injertado en el movimiento obrero industrial de los siglos XIX y XX es que no sería una utopía voluntaria. Sólo cuando una mayoría quiera un cambio, la revolución será democrática. «Una clase determinada emprende desde su situación particular la emancipación universal de la sociedad», escribió Marx en 1844. «Esta clase emancipa a toda la sociedad, pero sólo con la condición de que toda la sociedad comparta su situación». El movimiento obrero original nunca enfrentó una situación en la que esto se hubiera aplicado; de ahí la necesidad de un Partido bien organizado para dirigir a las masas, imponer y consolidar el socialismo por coerción, y así sucesivamente.

    En la Revolución de la Información es diferente: no es necesario ningún experimento exótico de otro mundo, porque todos están conectados o lo estarán pronto y los problemas relacionados con la remodelación del orden político se pueden discutir con referencia a una realidad que todos ven. Ciertamente, en algún momento requeriría la expropiación de grandes posesiones privadas, idealmente comenzando con los medios de comunicación, para hacer posible una discusión pública significativa.

    De esta manera, se puede esperar que las estructuras de representación  pública antes mencionadas, sujetas a la transparencia digital, comiencen a establecer objetivos socialistas más allá de la gestión cotidiana de los asuntos actuales. Estos incluirían idealmente:

    • Un aumento general en el nivel cultural y el nivel de vida, centrado especialmente en la clase trabajadora y otros grupos desfavorecidos;
    • Un patrón de desarrollo a largo plazo con recursos limitados que respeta la biosfera;
    • Igualdad económica real de género;
    • La desaparición de todas las formas de distinción de clase, incluida la que existe entre la ciudad y el mundo rural

    Dentro de estos amplios parámetros de reorientación de la sociedad en su conjunto, la regulación digital específica requeriría cuatro pasos adicionales: 1) una comprensión del resultado deseado; 2) «medición en tiempo real si se está logrando ese resultado»; 3) algoritmos (reglas de pedido destinadas a permitir el ajuste sobre la base de nuevos datos), y 4) «análisis periódico y más profundo de si los algoritmos en sí mismos son correctos y funcionan como se esperaba».

    En resumen, un plan integral, controlado democráticamente, ecológicamente seguro y digital.

    La economía nacionalizada ya no es una ideología utópica que requiere la imposición de una vanguardia de revolucionarios entrenados, como en el caso del socialismo obrero (como fue en países como la Rusia preindustrial o China). La infraestructura digital es una democracia que espera convertirse en un orden social funcional. Sienta las bases para una superestructura y práctica política apropiada que no se experimente como dirigida por una convicción ideológica.

    En cambio, se basará principalmente en la hegemonía, la regla consensuada como condición permanente.

    Aquí entra en juego la idea de que la hegemonía se trata de la educación, uno de los principios clave de Antonio Gramsci.

    La educación no es una cuestión de recibir información sobre el  estado de cosas existente que nos espera,  sino una ruta hacia una realidad en proceso. Dado que en la economía digital  la regulación algorítmica reduce la carga del trabajo obligatorio cada vez más rápido, el tiempo de las personas estará cada vez más disponible para el enriquecimiento cultural y el reciclaje tecnológico.

    Por lo tanto, la educación se convierte en la estructura reproductiva primaria de la sociedad, en lugar de la economía, que está en gran medida automatizada y ya no proporciona la satisfacción de la experiencia laboral original.

    La democracia, entonces, es contemporánea a la transición en sí misma, en lugar de posponerse como un asunto a resolver más tarde, como fue el caso del socialismo obrero. Si habrá aspectos coercitivos de la transformación, dado su progreso desigual a nivel regional e internacional, es algo que no se puede excluir. Sin embargo, la transparencia digital ayudará a prevenir la consolidación del poder de los encargados de estas tareas.

    Para repetir: el aspecto clave de una transición al socialismo de Big Data es que la infraestructura de TI y la capacidad de las personas de pensar en términos de sus posibilidades (algo que un nuevo colapso financiero solo agudizará) ya está en su lugar. Cada día hay más conflictos con la tendencia oligárquica del capitalismo contemporáneo y la represión estatal. Un socialismo digital se basará en mucho de lo que ya es familiar y también subrayará el viejo principio reformista de que el socialismo no es la negación del capitalismo liberal, sino la trascendencia en el sentido de negación y continuación, del mayor desarrollo de tendencias que ya funcionan dentro del capitalismo.

    No tiene sentido detallar más la lista de deseos de un socialismo digital imaginario más allá de lo anterior. Es suficiente establecer que si el capitalismo, que está agotando a la sociedad y a la naturaleza por igual, no se controla, inevitablemente se convertirá en fascismo nuevamente, ya que ya no puede generar un amplio consenso social o aceptar un compromiso en las relaciones exteriores. La depredación financiera, el asalto permanente a la naturaleza y la amenaza de guerra no nos dejan otra opción que entablar un debate urgente sobre cómo se puede lograr una sociedad diferente.

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    • xuxuyoc450 6:43 pm el 4 mayo, 2020 Enlace permanente | Responder

      Toda revolución procede de necesidades sociales económicas, es decir de un poder humano y que se registra en la genética como información de su evolución como sociedad y de sus valores predominantes , y funda y avanza así sobre ese camino para las diversas formas de organización política. Ésta, cibernética con Big Data y robótica incluidas, desafía la sobrevivencia de la especie humana y violencias jamás vistas desde la aparición del hombre, aun cuando los pasos gigantes de su técnica específica también aparezcan y se desarrollen en circunstancias similiares a las de las dos anteriores: la neolítica estableció el gran trabajo para hombres y mujeres y la producción de instrumentos para ambos, armas y objetos que se podían usar tanto para la lucha como para la agricultura. Surge la primera gran información que la genética la ingresa hasta hoy como contenido clave para cuidar y vigilar: la mujer como patrimonio del varón, por ende su esclava y a la que debe negarse todos los derechos, igual a sujetos de la niñez y la senectud. Esta información la da el mito y en el discurso religioso, histórico y jurídico, la mujer es símbolo genético de negación de la vida. En la revolución industrial a los dos géneros corresponde vivir otra forma de esclavitud y en 300 años el poder se ve amenazado como nunca, las luchas por mejores formas de vida van dando conciencia de derechos sociales. Sin embargo, la genética sigue informando en todos los seres y sus actividades las primeras emociones del pathos, el miedo, el odio, la misoginia, la guerra por el poder y el sentido natural, común, moralista sobre los que la educación, el arte, la literatura y los medios y sus TI trabajan minuciosamente. Mientras las dos primeras revoluciones trajeron mayor conciencia histórica y social, las formas genéticas del ego se hacen más impredecibles hoy al realizar la transmisión de datos de manera autónoma, psicosociópata y de odio a toda diferencia. En occidente los amos de la internet y el Big Data son los EEUU y todas sus oficinas de espionaje -tipo PRISM-, digidas por los empresarios y sus think tanks, por suerte el cerebro realiza infinitas operaciones mucho más complejas que la de cualquier revolución informática, ergo la revolución socialista se dará con militancia, más conciencia de las emociones ya ingresadas en nuestro organismo desde el paleolítico y a las que hay que modificar con otras, de más amor social, solidaridad política, igualdad y sentido de justicia.

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  • mesmontse 6:36 am el 1 May, 2020 Enlace permanente | Responder
    Etiquetas: Capitalismo,   

    CRISIS DEL CORONAVIRUS: Una grieta más en la estructura del sistema 

    Nota más leída del mes de mayo de 2020.

    Teoría Educativa.: FRASES DE ANTONIO GRAMSCI

    ¿El coronavirus cambiará el mundo? El «Interregnum» de Gramsci y la filosofía etnocéntrica de Zizek

    RAMZY BAROUD- ROMANA RUBEO / COUNTERPUNCH

    Las profecías están aquí y hay una conclusión inevitable: el mundo posterior al coronavirus será fundamentalmente diferente a todo lo que hemos visto o experimentado, al menos desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

    Incluso antes de que la «curva se aplane» en muchos países que han experimentado altos índices de mortalidad -sin hablar de la devastación económica- como resultado de la propagación sin trabas de la enfermedad del COVID-19, pensadores y filósofos comenzaron a especular, desde la comodidad de sus propias cuarentenas, sobre los muchos escenarios que nos esperan.

    Es probable que la devastación causada por el coronavirus sea tan significativa como «la caída del Muro de Berlín o el colapso de Lehman Brothers», escribió la revista Foreign Policy en un análisis ampliamente difundido, titulado «Cómo se verá el mundo después de la pandemia del coronavirus».

    Mientras que los principales periódicos y medios de comunicación se subieron al carro de tratar de construir las diversas posibilidades posteriores al coronavirus, Foreign Policy buscó las opiniones de doce pensadores, cada uno con su propia lectura del futuro.

    Stephen M. Walt concluyó que «el COVID-19 creará un mundo que será menos abierto, menos próspero y menos libre».

    Robin Niblett escribió que «es altamente improbable … que el mundo vuelva a la idea de la globalización mutuamente beneficiosa que se definió a principios del siglo XXI».

    «Beneficio mutuo» es una frase que merece un análisis completamente diferente, ya que es una afirmación que puede ser fácilmente cuestionada por muchos países pequeños y pobres.

    Sea como fuere, la globalización fue un punto focal de discusión entre muchos de los doce pensadores, aunque un punto importante de discusión fue si la globalización se mantendrá en su forma actual, si será redefinida, o descartada por completo.

    Kishore Mahbubani escribió que “la pandemia de COVID-19 no alterará fundamentalmente las direcciones económicas mundiales. Sólo acelerará un cambio que ya había comenzado: un cambio de la globalización centrada en los Estados Unidos a una globalización más centrada en China».

    Mientras que los economistas políticos se centraron en el impacto del COVID-19 en las principales tendencias económicas, la globalización y el cambio resultante del poder político, los ambientalistas enfatizaron el hecho de que la cuarentena, que ha afectado a la gran mayoría de la población mundial, aumenta las esperanzas de que no sea tarde para el planeta Tierra después de todo.

    Numerosos artículos, citando investigaciones científicas y acompañados de galerías de fotos que ilustran los cielos azules sobre Delhi y las aguas limpias de Venecia, subrayan el punto de que el próximo cambio será importante para el medio ambiente.

    Con las profecías en marcha, incluso filósofos desacreditados como Slavoj Zizek, intentaron hacer una reaparición, ofreciendo sus propias predicciones de «virus ideológicos», incluido «el virus de pensar en una sociedad alternativa, una sociedad más allá del Estado, una sociedad que se actualiza en las formas de solidaridad y cooperación global «.

    En su artículo, publicado en el periódico alemán Die Welt, Zizek propone lo que él describe como una «paradoja»: mientras el COVID-19 constituye un «golpe al capitalismo», «también nos obligará a reinventar el comunismo basado en la confianza en las personas y en la ciencia «.

    Irónicamente, hace solo unos años, Zizek, a quien a menudo se lo conoce como un «filósofo famoso», abogó por un discurso etnocéntrico dirigido a refugiados, inmigrantes y musulmanes. «Nunca me gustó este enfoque humanitario de que si realmente hablas con ellos (es decir, con los refugiados de guerra que buscan llegar a Europa) descubres que todos somos la misma gente», dijo Zizek en su libro ‘Refugiados, terror y otros problemas con los vecinos’ . «No, no lo somos, tenemos diferencias fundamentales».

    En un artículo sobre el libro de Zizek, publicado en Quartz, Annalisa Merelli escribió: “Después de los ataques terroristas en París en 2015, Zizek advirtió que los liberales deben abandonar los tabúes que impiden la discusión abierta de los problemas que surgen al admitir personas de diferentes países y culturas en Europa, y en particular la negación de cualquier peligro de seguridad pública causado por los refugiados».

    Este supuesto ‘filósofo marxista’ fue aún más lejos, permitiéndose reinterpretar al cristianismo a su conveniencia, al explicar que «el lema cristiano ama a tu prójimo como a ti misma no significa algo tan simple como parece», criticando la supuesta «prohibición» de algunos círculos izquierdistas de «cualquier crítica al Islam «. «Es un hecho simple que la mayoría de los refugiados provienen de una cultura que es incompatible con las nociones de los derechos humanos de Europa occidental», escribió Zizek, omitiendo convenientemente que el imperialismo occidental, el colonialismo y las guerras de dominación han sido los principales factores desencadenantes de las crisis de Oriente Medio durante al menos un siglo.

    Sería seguro asumir que la «reinvención del comunismo» no ortodoxa de Zizek excluye a millones de refugiados que están pagando el precio, no por los males de la «economía global», como él afirma de forma conveniente, sino por la hegemonía occidental impulsada por la guerra y el neocolonialismo.

    Este énfasis aparentemente desproporcionado en las ideas inquietantes de Zizek sólo pretende ilustrar que la filosofía de las celebridades, no sólo es inútil en este contexto, sino también una distracción de una discusión verdaderamente urgente sobre la mecánica de un cambio equitativo en la sociedad, un proceso actualmente obstaculizado por guerras, racismo, xenofobia e ideologías de extrema derecha centradas en la demagogia.

    En verdad, es mucho más fácil predecir el futuro de la globalización o de la contaminación del medio ambiente, cuando los analistas se enfrentan a indicadores directos: avances tecnológicos, exportaciones, valoración de divisas y calidad del aire.

    Pero hablar de la reinvención de la sociedad, con poca credibilidad, es la equivalencia de las conjeturas intelectuales, especialmente cuando el llamado intelectual está casi completamente separado de la realidad de la sociedad cotidiana.

    El problema con la mayoría de los análisis de los diversos «futuros» que tenemos por delante es que muy pocas de estas predicciones se basan en un examen honesto de los problemas que han afectado nuestro pasado y afectan nuestro presente.

    Pero, ¿cómo vamos a trazar una mejor comprensión y una respuesta adecuada al futuro y sus muchos desafíos si no confrontamos y diseccionamos de manera honesta y real los problemas que nos han llevado a este triste punto de crisis global?

    Estamos de acuerdo. El futuro traerá cambios. Debería hacerlo. Debería, porque este status quo es simplemente insostenible. Porque las guerras en Yemen, Libia, Siria y Afganistán; la ocupación israelí de Palestina; la deshumanización y el estrangulamiento económico de África y Latinoamérica, no deben seguir siendo un hecho cotidiano.

    Pero para que ese futuro mejor y más equitativo llegue, nuestra comprensión de él debe situarse dentro de una visión históricamente válida, humana e ideológicamente defendible de nuestro problemático mundo, de nosotros mismos y de los demás, y no dentro de la visión indiferente e insensible del pensamiento hegemónico de economistas occidentales o filósofos mediáticos.

    De hecho, es extraño cómo Zizek y otros como él, aún pueden adoptar una visión etnocéntrica de Europa y el cristianismo mientras son vistos como «comunistas». ¿Qué extraña clase de comunismo es esta ideología que no reconoce la centralidad de la historia de las luchas de clases globales?

    Si vamos a colocar la lucha de clases en términos más amplios y globales, es apropiado y sostenible, entonces asumir que las potencias occidentales han representado históricamente a las clases dominantes, mientras que las regiones colonizadas e históricamente oprimidas constituyen las clases subordinadas.

    Es esta dinámica de opresión, usurpación y esclavitud la que alimentó el «motor de la historia»: la noción de que la historia es impulsada por contradicciones internas dentro del sistema de producción material.

    Sería simplemente ingenuo suponer que un brote de una pandemia puede impulsar de forma automática e inexorable por sí mismo y producir cambios, y que tal cambio idealizado favorecerá intuitivamente a las clases subordinadas, ya sea dentro de las estructuras sociales locales o a nivel mundial.

    No se puede negar que la crisis actual, ya sea la económica o la de salud global, es fundamentalmente una crisis estructural que se puede rastrear en las numerosas fallas dentro del sistema capitalista, que está soportando lo que el intelectual y político antifascista italiano Antonio Gramsci se refiere como ‘interregno’.

    En sus «Cuadernos de la prisión», Gramsci escribió: «La crisis consiste precisamente en el hecho de que lo viejo está muriendo y lo nuevo no puede nacer; en este interregno, aparece una gran variedad de síntomas mórbidos «.

    La «variedad de síntomas mórbidos» se expresó en las últimas dos décadas en la decadencia gradual, si no en la aniquilación, del sistema global que fue construido con tanta diligencia por las fuerzas occidentales capitalistas, que moldearon el mundo para perseguir sus propios intereses durante casi un siglo.

    El colapso de la Unión Soviética a fines de la década de 1980 estaba destinado a marcar el comienzo de un mundo completamente nuevo: incontestable, militarista hasta el núcleo y sin complejos capitalistas. La primera aventura militar de Irak liderada por los Estados Unidos (1990-91), el «nuevo orden mundial» y el posterior «nuevo Oriente Medio», y así sucesivamente, no fueron nada. Frustrados por su incapacidad para traducir su superioridad militar y tecnológica a un dominio sostenible en el terreno, EEUU y sus aliados occidentales se desmoronaron a un ritmo mucho más rápido de lo esperado. El «Pivote a Asia» de la administración de Barack Obama, acompañado de una retirada militar del Oriente Medio rico en petróleo, fue sólo el comienzo de un curso inevitable de declive que ninguna administración de Estados Unidos, por beligerante e irracional que sea, puede detener.

    En gran medida indefensas ante las crisis implacables que enfrentaba el orden capitalista que una vez triunfó, las instituciones occidentales dominantes, como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea (UE), se volvieron inútiles y disfuncionales. No se requieren profecías aquí para asumir que el mundo post-coronavirus socavará más la UE. Curiosamente, aunque no es sorprendente, la ‘comunidad europea’, en el momento de la mayor crisis de Europa desde la Segunda Guerra Mundial, resultó ser una farsa, ya que fueron China y Cuba quienes extendieron una mano a Italia y España, no Alemania, Francia u otros socios de la Unión.

    Es bastante irónico que las mismas fuerzas que defendieron la globalización económica, y ridiculizaron a los países reacios que se negaron a unirse, son las mismas que ahora defienden alguna forma de soberanismo, aislacionismo y nacionalismo.

    Este es precisamente el «interregno» del que ha hablado Gramsci. Sin embargo, no debe darse por sentado que este vacío político puede llenarse sólo con ilusiones, ya que un cambio real, duradero y sostenible sólo puede ser el resultado de un proceso consciente, uno que tenga en cuenta la naturaleza de los conflictos futuros y nuestra posición ideológica y moral en respuesta a estos conflictos.

    Los filósofos mediáticos ciertamente no representan, ni se ganan el derecho de hablar en nombre de las «clases subordinadas», ni locales ni globales. Lo que se necesita, en cambio, es una contra-hegemonía cultural, defendida por los verdaderos representantes de las sociedades oprimidas (minorías unidas por solidaridad mutua, naciones oprimidas, etc.), que deben ser conscientes de la oportunidad histórica y los desafíos que se avecinan .

    Un síntoma distintivo de «interregno» es el desprendimiento palpable exhibido por las masas hacia las ideologías tradicionales, un proceso que ha comenzado mucho antes que el estallido del coronavirus.

    “Si la clase dominante ha perdido su consenso, es decir, ya no es ‘líder’ sino sólo ‘dominante’, ejerciendo sólo la fuerza coercitiva, esto significa precisamente que las grandes masas se han separado de sus ideologías tradicionales y ya no creen lo que solían creer antes «, escribió Gramsci.

    Es cierto que existe un problema con la verdadera representación democrática en todo el mundo, debido al aumento de las dictaduras militares y el populismo de extrema derecha. Teniendo todo eso en mente, simplemente contando con la «confianza en las personas y en la ciencia», como lo prescribe desconcertantemente Zizek, ni se «reinventará el comunismo», ni se restaurará la democracia ni se redistribuirá la riqueza de manera justa y equitativa entre todas las clases. Y no hace falta decir que no se pondrá fin a la ocupación israelí ni se terminará con humanidad la crisis mundial de refugiados.

    Ante cada crisis global, analistas, estrategas militares y filósofos toman cualquier plataforma disponible para profetizar cambios sísmicos y hablar de cambios de paradigma. Algunos incluso llegan a declarar el «fin de la historia», los «enfrentamientos de civilizaciones» o, como en el caso de Zizek, una nueva forma de comunismo.

    El crítico y periodista francés, Jean-Baptiste Alphonse Karr (1808-1890), una vez escribió que «mientras más cambian las cosas, más continúan siendo lo mismo». De hecho, sin una forma de cambio impulsada por las personas, el status quo parece reinventarse constantemente, restaurando su dominio, hegemonía cultural y reclamo antidemocrático al poder.

    Sin lugar a dudas, la crisis mundial provocada por el brote de la epidemia de coronavirus encarna la oportunidad de un cambio fundamental -hacia una mayor igualdad o un mayor autoritarismo- o ningún cambio en absoluto. Somos nosotros, el pueblo y nuestras verdaderas voces auténticas, los ‘intelectuales orgánicos’, no los filósofos mediáticos, quienes tenemos el derecho y la legitimidad moral de levantarnos para reclamar nuestra democracia y redefinir un nuevo discurso sobre un mundo no etnocéntrico y justo.
    O bien ejercemos esta opción, o el actual «interregno» se convertirá en otra oportunidad perdida.

     
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