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  • mesmontse 9:35 pm el 2 January, 2022 Enlace permanente | Responder
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    ALEMANIA – POBREZA RÉCORD: Una de cada seis personas no tiene de qué vivir 

    El Estado peor parado es Bremen con un 28,4 % de pobres; Berlín, Sajonia, y Mecklemburgo-Pomerania Occidental, también se destacan con tasas de pobreza de alrededor del 20%.
    Los hogares con tres o más hijos (30,9 %) y las familias monoparentales (40,5 %) siguen siendo los más afectados por la pobreza. Los desempleado (52 %) y las personas con baja formación formación educativa (30,9 %) son otros de los grupos muy afectados. Los inmigrantes (27,9 %) y personas sin ciudadanía alemana (35,8 %) también pertenecen a los sectores muy afectados. En 2019, el 8 % de las personas con empleo eran pobres, ahora la cifra llega al 8,7%. Entre los autónomos la cifra de pobres ha escalado del 9% en 2019 hasta el 13% en 2021.

    Consecuencias sociales de la pandemia: las medidas del gobierno apenas ayudan

    Informe Pobreza 2021: Pobreza Récord: 13,4 millones de afectados

    BERND MÜLLER / JUNGE WELT

    La proporción de personas pobres en la República Federal Alemana aumentó casi continuamente desde 2006, y alcanzó su punto máximo –según cálculos provisionales hasta la fecha – en la pandemia: en Alemania una persona de cada seis, o dicho de otro modo, el 16.1 %, es pobre.

    Este amargo resultado fue publicado por la Deutscher Paritätischer Wohlfahrtsverband, (Asociación Alemana para el Bienestar General),a mediados de diciembre. Los Estados federados alemanes del este (la antigua RDA) son los más afectados.  

    Cada vez más a menudo, ser pobre significa permanecer en la pobreza. Esto ahora se puede decir de alrededor del 44 % de todos los pobres, según anunció la Oficina Federal de Estadística en marzo. La cifra indica que la proporción de personas permanentemente pobres desde 1998, se ha más que duplicado.

    En mayo, los centros de Cáritas ya habían recibido un 40% más de solicitantes de ayuda. Además de los solicitantes habituales de ayuda básica, hubo mayormente trabajadores temporales y autónomos. Hubo más personas, que necesitaban apoyo, pero no acudieron presencialmente a los centros debido a la pandemia. Principalmente necesitaban alimentos frescos como frutas y verduras. Muchos, simplemente no podían permitirse una dieta equilibrada. La situación podría agravarse, dado que el aumento de precios reduce el presupuesto mensual disponible y la inflación se ceba en los precios de los alimentos. Por lo tanto, se espera que la afluencia de solicitantes de ayuda aumente significativamente en los próximos meses, según los responsables de Cáritas.

    Tener trabajo asalariado ya no otorga la protección contra la pobreza que antes proporcionaba. Hay muchos empleados con salarios bajos, y con sus ingresos no pueden salir de la pobreza.  Según la Oficina Federal de Estadística, más de una quinta parte de todos los trabajadores  tuvieron que aceptar salarios de menos de 12.27 euros por hora, en abril. Esto afectó a alrededor de 7.8 millones de hombres y mujeres. 860.000 de ellos tuvieron que solicitar ayudas sociales para completar sus ingresos: fueron los que entregaron paquetes en la temporada navideña desde la mañana hasta la noche; repusieron estanterías en los supermercados durante la pandemia; llevaron la comida o las compras directamente a la seguridad del hogar, explicó la vicepresidente del grupo de La Izquierda en el Parlamento, Susanne Ferschl. Estos trabajadores temporales fueron atraídos por un salario mínimo más alto, que actualmente, es de 9.60 euros por hora y, de ninguna manera, protege a las personas de la pobreza.

    Las medidas para frenar la pandemia no golpearon a toda la sociedad por igual. Mientras que los funcionarios públicos y jubilados sufrieron pocas pérdidas económicas, los más perjudicados fueron los trabajadores de la empresa privada, y en particular, aquellos que ya tenían un empleo precario con ingresos mensuales de menos de 900 euros netos.

    Los trabajadores autónomos también resultaron muy afectados. El 37 % de todos los autónomos y el 44 % de los autónomos unipersonales, tuvieron que hacer frente a las pérdidas de ingresos. Más de una quinta parte de ellos tuvieron que reducir su tiempo de trabajo por las restricciones de la pandemia.  Como resultado, los autónomos que tienen ingresos mensuales de menos de 1.500 euros, perdieron entre el 5 y el 11 %. Entre los autónomos unipersonales, las pérdidas fueron del orden del 17 al 23 %.  

    «Incluso antes del comienzo de la pandemia, las personas de bajos ingresos ya estaban afectadas por las consecuencias económicas de una crisis desigual,» explicó Susanne Ferschl.  

    Si  los  ingresos salariales ya no alcanzaban para vivir, las ayudas proporcionales que recibieron durante los cierres decretados por la pandemia, para reemplazar el salario, o el desempleo que les correspondía, fueron a todas luces insuficientes.

    Las personas que dependen del salario mínimo, ni siquiera han recibido una ayuda de emergencia. El hecho de que fueron ignorados en gran medida por el gobierno federal también ha sido confirmado en su informe por la Asociación Alemana para el Bienestar General, que afirma que la mayoría de las medidas de gran calado se han centrado en las personas que hasta entonces no dependían de las coberturas al desempleo.

    La Asociación Alemana para el Bienestar General, identifica algunos ejemplos de cómo las personas pobres fueron ignoradas por la política de crisis del gobierno de Merkel. Ya sea en el equipamiento con  computadoras para los escolares que debían seguir las clases desde sus domicilios, los múltiples gastos obligatorios como el uso de la máscara, o la eliminación de otro tipo de ayudas.  En enero de 2021 se sabía que la obligación de usar máscara suponía una significativa carga económica adicional para las personas pobres, y “para aquellos que ya vivían en la pobreza, la necesidad se volvió mayor y la exclusión se hizo más dura – dice el informe – y  la política para los pobres en la pandemia fue de ‘pobreza para los pobres’ “.

     
  • mesmontse 11:49 pm el 13 December, 2021 Enlace permanente | Responder
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    ALEMANIA – BERLÍN: Las personas sin hogar no pueden resguardarse en el metro sin certificado de «vacunado, recuperado, testeado» 

    Polémicas nuevas reglas contra la pandemia en Berlín

    En la ciudad-Estado de Berlín desde el 8 de diciembre se aplican nuevas restricciones para contener los contagios de coronavirus. Berlín, vale la pena recordarlo, está gobernada desde hace 20 años por los socialdemócratas, y desde hace dos legislaturas, forman una coalición roja-verde-roja (socialdemócratas, Los Verdes y La Izquierda).

    Veamos las nuevas restricciones berlinesas:

    A las reuniones en domicilios privados, si participan personas no vacunadas ni recuperadas de Covid en los últimos 6 meses, sólo pueden asistir dos personas de otro hogar (sin contar los menores hasta 14 años). Vigilar el cumplimiento de esta normativa parece cuanto menos difícil: ¿irrumpirá la policía o los funcionarios públicos en domicilios privados, sin orden judicial, para contar si hay más de dos visitas ajenas a los convivientes habituales? ¿Mirarán dentro de la ducha, de las camas y debajo de los edredones?

    A los paseantes por las ferias de productos navideños al aire libre, se les aplica la norma llamada “2G” (vacunados o recuperados de covid en los 6 meses anteriores), más uso de la máscara. Para entrar a los edificios públicos del Estado de Berlín, inclusive a las oficinas de trámites ciudadanos obligatorios, se aplica la norma “3G”: acreditar estar vacunados, recuperados de covid en los seis meses anteriores, o mostrar un test negativo. «3G» significa Geimpft, Genesen, Geteste, es decir «Vacunado, recuperado, testeado».

    Y ahora viene la parte, donde las cosas empiezan a chirriar: en el apartado “Grandes Eventos”, donde se cita expresamente la Bundesliga, se permiten concentraciones de hasta 5.000 personas al aire libre, y 2.500 en interiores. Para “otros eventos” –se supone que de menor importancia que el fútbol, como tal vez, ¿eventos culturales? –, se permiten hasta 1.000 personas al aire libre y 200 en interiores. Los clubes y discotecas de Berlín siguen abiertos, aunque se prohibió bailar. Los restaurantes permanecen abiertos.

    En todo el transporte público se exige la norma 3G. También a los indigentes que se refugian del frío en las estaciones de tren, metro y autobuses. Si no acreditan la norma 3G, deben ser expulsados. La policía hace batidas «diarias, aleatorias y ocasionales».

    En Berlín, unas 30.000 personas sin hogar duermen en refugios, y se calcula que alrededor de 6.000 duermen en la calle. Según datos de 2017, se estima que en Alemania hay unas 860.000 personas sin techo. La cifra se incrementó en un 150% desde los dos años anteriores, debido a la llegada masiva de refugiados. Sin contar a los refugiados, los sin techo de Alemania se mueven entre 350.000 y 420.000 personas.

    El líder de la CDU de Berlín acusa al gobierno berlinés de «máxima frialdad» y de estar ante una medida «profundamente antisocial»

    CDU critica que se prohiba a las personas sin hogar de Berlín entrar a calentarse en las estaciones de transporte público, si no tienen la vacunación completa contra Covid o presentan una prueba negativa de la enfermedad.

    MIKE WILMS / BERLINER ZEITUNG

    Berlín.- La CDU de Berlín es muy crítica con la decisión del gobierno de la ciudad de negar el acceso a las estaciones de transporte público a las personas sin hogar que entran para calentarse, si no cumplen la norma 3G.

    El Estado de Berlín decretó que a partir del 8 de diciembre sólo se permitirá permanecer en las estaciones de transporte a quienes hayan sido vacunados, estén recuperados de covid o presenten una prueba negativa. Esta regla 3G afecta no sólo a los pasajeros sino también a las personas sin hogar. El líder del grupo estatal y parlamentario de la CDU, Kai Wegner, califica la normativa como un “símbolo de máxima frialdad social”. No es aceptable que el gobierno rojo-rojo-verde emita tal regulación «en tiempos de nieve y temperaturas bajo cero», dijo Wegner.

    También es «francamente pérfido» que en los refugios para personas sin hogar se acepten cada vez a menos personas, porque allí es el único lugar donde faltan las pruebas de detección de coronavirus, señaló el líder de la CDU.

    «Esto significa que aquellos a los que tanto les gusta hablar sobre una ciudad social en sus discursos muestran un alto grado de frialdad en situaciones de crisis reales», dijo Wegner en un comunicado. Golpean a los «más débiles de nuestra sociedad», agregó. El departamento de asuntos sociales de la administración pública de Berlín, había dicho anteriormente, que había ampliado significativamente la cantidad de pruebas de coronavirus para las personas sin hogar. Además, dijeron, que se crearían nuevas y extensas opciones de pruebas, vacunación y albergues.

    CDU Berlín pide autobuses calientes y equipos de vacunación en las estaciones de tren

    El presidente de la CDU, Wegner, apela ahora al gobierno de Berlín para que «corrija su error y cambie de dirección de inmediato» en este tema. Al menos 21 personas murieron congeladas el año pasado, a pesar de las medidas de protección contra el frío existentes. No se debe permitir que tal drama se repita, dijo Wegner. En cualquier caso, las personas sin hogar se ven particularmente afectadas por la exclusión, la violencia y las enfermedades. El gobierno de Berlín ahora debe tomar medidas inmediatas y ayudar a los afectados.

    Específicamente, se podrían utilizar autobuses contra el frío y equipos de vacunación móviles, dice Wegner, para «llegar a las personas sin hogar en las estaciones de tren de alto tráfico y los puntos calientes», y con un equipo multilingüe. Les toca a las administraciones de salud y asuntos sociales de Berlín «iniciar inmediatamente conversaciones con grandes compañías de tranporte y con los distritos para encontrar una solución rápida, no burocrática y factible».

    La empresa de transporte público anuncia controles de certificado 3G

    El Berliner Verkehrsbetriebe (el órgano de tranporte público de Berlín) declaró que supervisaría el cumplimiento de la regulación 3G en estaciones de trenes y autobuses «de forma ocasional, aleatoria, o durante controles prioritarios diarios en cooperación con la policía». Según información del Berliner Zeitung, la Policía Federal y Deutsche Bahn (la principal empresa ferroviaria alemana privada) están planificando un control prioritario en los trenes suburbanos, de larga distancia y regionales, para esta semana.

    El martes pasado, los servicios sociales de Berlín dijeron que «básicamente, los inspectores [de las estaciones de transporte] tienen que rechazar a las personas [sin techo] que no cumplen con el requisito de 3G». La empresa pública de radio y televisión de Berlín, informa que se insta a los inspectores a señalar a las personas sin hogar el refugio de emergencia más cercano o, mejor aun, contactar a los ayudantes móviles de la Misión de la Ciudad de Berlín en lugar de simplemente enviarlos a los refugios.

     
  • mesmontse 8:30 pm el 1 November, 2021 Enlace permanente | Responder
    Etiquetas: Pobreza y desigualdad   

    CONTROL SOCIAL DIGITAL: Tecnología para supervisar y castigar a los pobres 

    La Dra. Virginia Eubanks es politóloga, profesora y escritora estadounidense, investigadora en privacidad digital, desigualdad económica y discriminación basada en algoritmos. Es autora de varias obras en las cuales denuncia los prejuicios generados por los algoritmos informáticos que reemplazan las decisiones humanas y cómo estos afectan negativamente a los pobres.

    Sus obras más conocidas son «Callejón sin salida digital: luchando por la justicia social en la era de la información» (2011), y «Automatización de la desigualdad: herramientas de tecnología avanzada para supervisar y controlar a los pobres» (2018). Eubanks es además una activista social que ha fundado grupos para ayudar a la gente común a defenderse de las injusticias causadas por el control digital, de las cuales son víctimas.

    Con motivo de la publicación en castellano de su libro «Automatización de la desigualdad», el digital catalán Vilaweb entrevistó a la Dra. Eubanks.

    Un sistema en el que siempre gana la herramienta digital no puede funcionar

    ORIOL BÄBLER / VILAWEB

    Virginia Eubanks es profesora asociada de Ciencia Política en la Universidad de Albany (Estado de Nueva York, EEUU) y ha dedicado buena parte de estos últimos años a investigar sobre la privacidad digital y la desigualdad económica. Su libro La automatización de la desigualdad. Herramientas de tecnología avanzada para supervisar y castigar a los pobres relata cómo la minería de datos y los algoritmos han convertido a los servicios sociales estadounidenses en un entramado de injusticias basado en datos falsos y prejuicios de clase, raza y género, que ha atrapado a millones de personas. «La única manera de sobrevivir y prosperar dentro de estos sistemas de control es chocar con un trabajador que esté dispuesto a romper las normas, e incluso las leyes, por ti», explica.

    ¿Las nuevas tecnologías son una perfección de los antiguos sistemas de control de la pobreza en Estados Unidos?

    —Cuando hablamos de estas tecnologías lo solemos hacer como si fueran herramientas que han aparecido de repente y que tienen una pátina de objetividad y neutralidad. En mi libro, después de repasar cómo se ha controlado la pobreza en Estados Unidos en estos últimos doscientos años, intento desmentir esta idea. Las nuevas tecnologías tienen raíces muy profundas que conectan con el pasado. Es evidente que existe una continuidad en el control y la vigilancia, pero las nuevas herramientas han perfeccionado los sistemas existentes.

    —¿Puede explicarlo?

    La diferencia es que las nuevas herramientas, que en muchos casos hacen las mismas suposiciones que los sistemas antiguos, son más rápidas, están más integradas entre sí y los registros de las víctimas duran más tiempo. Además, estas potencialidades permiten realizar un nuevo modo de vigilancia, que consiste en observar grupos y comunidades enteras, en lugar de individuos por separado, para detectar posibles comportamientos sospechosos.

    —¿Existe un consenso sobre qué es la pobreza?

    —En Estados Unidos hemos incorporado el relato que considera que los pobres lo son porque han tomado decisiones erróneas. Son pobres por su culpa. Históricamente, con este pretexto, los sistemas de gestión de la pobreza han hecho sobre todo dos cosas. Por un lado, contener a los pobres y aislarlos socialmente para apaciguar o desmovilizar su poder político, y por otro, hacer una diagnosis moral de esta pobreza, es decir, señalar a los pobres y interrogarles: «¿Qué has hecho mal para que seas pobre?» Como decía, esto ha ocurrido durante siglos, desde las Casas de pobres, que eran auténticas prisiones, pasando por el Scientific Charity Movement, hasta la actualidad.

    —¿Quién puede ser víctima de los algoritmos de control de la pobreza?

    —La realidad es que el 51% de los estadounidenses estará por debajo del umbral de la pobreza en algún momento de la vida adulta. Y casi dos tercios de los estadounidenses recibirán en algún momento alguna prestación social. El relato sobre la pobreza debe cambiar, no es un problema de una minoría, es un problema gravísimo y afecta a la mayoría de la población. Por tanto, los sistemas de control deberían preocupar a todo el mundo. Ser un ciudadano de clase media no es ninguna garantía de nada. En mi familia, por ejemplo, nos ocurrió que la aseguradora bloqueó miles de dólares de mi marido, después de haber sufrido una agresión brutal, porque los algoritmos consideraron que podía ser un caso de fraude. ¿Qué hizo saltar las alarmas? Hacía poco que había cambiado de trabajo y, por tanto, de seguro médico.
    Ser una víctima potencial es una forma de concienciarse sobre este problema. Ahora bien, creo que cualquier persona debería preocuparse. Aunque quizá no choque nunca con estas herramientas de control, todos los días el sistema comete injusticias y vulneraciones de derechos contra los ciudadanos. Retiran pensiones, custodias, seguros médicos…

    Al final, quienes quieren un sistema cada vez más punitivo y policíaco para gestionar la pobreza, deben saber que se echan piedras sobre el propio tejado. Un ejemplo de esto podría ser la pandemia.

    —¿En qué sentido?

    —En Estados Unidos se ha creado una sociedad sin derecho a la sanidad universal y hay decenas de millones de personas que no reciben ningún tipo de atención médica. Este contexto ha generado que muchas de estas personas defenestradas por el sistema, y ​​por tanto que desconfían de la sanidad, no se hayan vacunado contra el coronavirus. Un problema que algunos podrían atribuir a ciertos grupos, colectivos o comunidades, se ha convertido en un problema de salud pública en todo el país. Sólo hace falta consultar los datos de la COVID. Esto que vemos con la pandemia, pasará igual con la pobreza.

    —¿Estamos a tiempo de corregir la situación?

    —Sí, por supuesto. Hay varias formas de hacerlo. Creo que el relato de las historias puede cambiar las cosas. Creo que en el debate sobre la gobernanza de los algoritmos y de la inteligencia artificial faltan las historias de quienes han sido directamente afectados. Tenemos esta tendencia de hablar de los problemas de las nuevas tecnologías como si ocurrieran en un futuro abstracto en el que la inteligencia artificial nos va a quitar el trabajo, pero la realidad es que estos sistemas tienen un impacto sobre la gente ahora mismo. Hay muchas formas de solucionarlo: crear nueva regulación; hacer formación específica para los diseñadores tecnológicos, de modo que rechacen crear herramientas que atenten contra derechos fundamentales; y, sobre todo, organizarnos socialmente para denunciar a todos los abusos.

    Servicios sociales diseñados para que el solicitante no tenga éxito

    —¿Es una opción viable reintegrar el factor humano en el sistema, de modo que los algoritmos no tengan la última palabra?

    —Es interesante, pero es necesaria una reforma integral, no sólo incluir a personas. En Pittsburgh, donde analicé la herramienta de triaje de las familias del condado de Allegheny para detectar abusos a menores, me di cuenta de que los trabajadores de primera línea, a raíz de sus experiencias, no confiaban en el sistema. ¿Qué hacían los jefes cuando existía una discrepancia entre el sistema informático y los trabajadores? «Es una oportunidad para formar mejor a nuestros asistentes sociales porque es evidente que cometen un error», me contestaban. En lugar de que el factor humano entrene el sistema informático, las computadoras forman a los humanos. Un sistema en el que siempre gana la herramienta digital no puede funcionar bien.
    Es una opinión ciertamente impopular, pero creo que la única forma de sobrevivir y prosperar dentro de estos sistemas de control es chocar con alguien, como un trabajador de primera línea, que esté dispuesto a romper las normas, e incluso las leyes , por ti. En caso contrario, quedas atrapado en un bucle administrativo que te ahoga y no te ofrece ningún horizonte de mejora. Romper las leyes no es equitativo, ni justo, pero el sistema de servicios sociales está diseñado para evitar que tengas éxito. Es un problema estructural y debe reformularse.

    —¿Cómo hacer que los políticos se impliquen en este cambio, cuando ellos mismos se escudan en la “neutralidad” de la tecnología para no tomar ciertas decisiones?

    —Mi teoría del cambio es que el poder no cede nada sin exigirlo. No creo que los políticos moderados sean la solución para nada. Ahora bien, el contexto político actual ha abierto una ventana para intentar modificar algunas cosas. El ejemplo más claro es el Estado de Indiana, donde los ciudadanos consiguieron tumbar el sistema de IBM que tenía por objetivo reducir el gasto en asistencia social dejando fuera a un millón de ciudadanos. El elemento clave para cambiarlo fue la organización popular de toda su vida. Actas, debates, panfletos, puntos informativos, manifestaciones…

    —Hemos visto recientemente alertadores que denunciaban el funcionamiento de Facebook. ¿Esto ha ocurrido dentro de las administraciones con estos sistemas de control?

    —No creo que ocurra dentro de la administración. Sin embargo, mientras me informaba para escribir el libro, las fuentes más críticas, articuladas y poderosas eran los trabajadores sociales que había dentro del sistema. Pero para levantar la voz en público es necesario un trabajo y una conciencia política importantes. La introducción de estas tecnologías ha hecho que los trabajadores sociales se vean a sí mismos como procesadores de información y no como personas que acompañan a los vecinos en momentos complicados. De hecho, en algunas ocasiones actúan casi como policías y asumen incluso el rol de investigar la vida de aquellos que solicitan ayudas, en lugar de mostrar empatía y solidaridad.

    —La pandemia ha llevado a las sociedades al límite y más gente que nunca ha necesitado prestaciones sociales. En Estados Unidos, ¿este contexto ha abierto un debate sobre la importancia de universalizar los servicios y facilitar su acceso?


    —Rebecca Solnit ha escrito un libro que admiro titulado A paradise built in hell: The extraordinaria communities that arise in disaster (Un paraíso construido en el infierno: las extraordinarias comunidades que surgen en el desastre). La idea básica del mismo es que estas tragedias que transforman el mundo también nos ofrecen oportunidades para sacudir el sistema. La pandemia nos ha enseñado que lo que decían las administraciones hasta ahora era mentira. Si hay voluntad política, los Estados pueden cuidar a los ciudadanos en cualquier situación. Ahora es un momento clave para hacer calar la idea de que la universalidad de los servicios es necesaria en Estados Unidos. Pero hasta que no entendamos que la pobreza es una emergencia, como lo es la pandemia, difícilmente avanzaremos. De hecho, los agentes económicos y las instituciones estadounidenses ya tiran de la cuerda para restablecer los obstáculos en los servicios sociales.

     
  • mesmontse 7:27 pm el 21 February, 2021 Enlace permanente | Responder
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    CAPITALISMO: La migración del capital global a sus nuevos centros lo cambia todo 

    La gran pregunta social es si los diferentes problemas del capitalismo, tanto en su antiguo como en su nuevo centro, socavarán acumulativamente el sistema o le permitirán sobrevivir. Quizás el creciente conflicto entre los viejos y los nuevos centros, expresado, por ejemplo, en la lucha entre Estados Unidos y China, seguirá el antiguo camino de pasar del conflicto económico al militar. Entonces la gran pregunta social quedará sin respuesta y el capitalismo global habría cumplido una profecía de sus críticos: que sus contradicciones internas resultarán autodestructivas.

    Los centros del capitalismo global se están alejando de Estados Unidos, Europa y Japón

    RICHARD D. WOLFF / BRAVE NEW EUROPE

    BRAVE NEW EUROPE es una plataforma educativa para la economía, la política y el cambio climático que reúne a los autores a la vanguardia del pensamiento progresista junto con los activistas.

    El capitalismo moderno comenzó en Inglaterra en el siglo XVII y finalmente se extendió por todo el mundo. Su particular evolución produjo una economía global organizada en torno a centros y una periferia (colonizada económica y, a menudo, también políticamente). En esas matrices, principalmente Europa occidental, América del Norte y Japón, el capitalismo concentró sus activos acumulados. Las fábricas, oficinas, tiendas, centros de distribución y redes de transporte construyeron ciudades de rápido crecimiento. Las instituciones de apoyo del gobierno, las escuelas y universidades, y los hospitales también se convirtieron en los centros del capitalismo urbano, especialmente en el siglo XIX y la mayor parte del XX.

    Sin embargo, han surgido nuevos centros de capitalismo y han crecido con especial rapidez durante el último medio siglo. China, India y Brasil son ejemplos destacados en los que están aumentando los puestos de trabajo, los salarios reales, el consumo, las ganancias y las inversiones. Su tamaño e impacto global no sólo los convierten en los nuevos centros del capitalismo, sino que también requieren que se agregue el adjetivo «viejo» al conjunto anterior de centros del capitalismo.

    La cruda verdad del desarrollo económico moderno es la siguiente: el capitalismo está abandonando sus viejos centros y se está trasladando a sus nuevas matrices. Sobre esta partida podemos y debemos tomar prestada la frase: esto lo cambia todo.

    El capitalismo estadounidense logró el dominio mundial durante el siglo XX después de que dos guerras mundiales y movimientos anticoloniales destruyeron los imperios europeos que podrían haber disputado tal dominio. Por impresionante que fuera, el dominio del capitalismo estadounidense no duró mucho. Irónicamente, fueron los grandes capitalistas de los viejos centros que motivados por el lucro se marcharon y ayudaron a crear nuevos centros. Los salarios mucho más bajos de estos últimos y los mercados de consumo masivo de rápido crecimiento los atrajeron. Muchas de las corporaciones capitalistas más grandes se trasladaron -o expandieron- de los viejos a los nuevos centros. Las corporaciones que se movieron temprano se beneficiaron enormemente, y las presiones competitivas aceleraron las decisiones de otras corporaciones de seguir su ejemplo. Así continúa la reubicación de sus centros por parte del capitalismo.

    La huella económica de Estados Unidos en el comercio mundial y los flujos de capital ha ido cediendo paso de manera constante a las crecientes huellas de otros países. El predominio mundial del dólar estadounidense se enfrenta al aumento de las transacciones que utilizan otras monedas. Los ataques masivos de Trump  a China a través de guerras comerciales, imposición de aranceles y persecuciones de corporaciones y ejecutivos chinos individuales no detuvieron ni cambiaron el desarrollo económico de China. Tampoco lo hicieron las denuncias hostiles de las políticas de China sobre Hong Kong, sobre su minoría uigur, la propiedad intelectual, etc. En 2020, la economía de China creció un 2,3 por ciento, mientras que la de Estados Unidos cayó un 3,5 por ciento. El historial de China en contener el COVID-19 demostró ser muy superior al de Estados Unidos. En resumen, no se produjo un final, y mucho menos una reversión, del declive relativo de Estados Unidos frente a China.

    Las implicaciones de la reubicación de los centros capitalistas afectan casi todos los aspectos de nuestras vidas

    Los costos y las deudas que afectan a los estudiantes universitarios en Estados Unidos contrastan marcadamente con la enorme expansión de la educación superior china. Aún más marcado ha sido el contraste entre la preparación y contención del COVID-19  de China y la de, por ejemplo, Estados Unidos y el Reino Unido. Por supuesto, en términos de salud pública, India y Brasil muestran que incluso los nuevos centros del capitalismo pueden experimentar graves dificultades cuando sus gobiernos no movilizan recursos públicos y privados para lograr objetivos sociales prioritarios, como derrotar un virus o maximizar el crecimiento económico sostenido.

    Los viejos y nuevos centros del capitalismo merecen el mismo nombre clave —capitalismo— porque ambos organizan sus empresas / lugares de trabajo de la misma manera dicotómica. Una minoría son empleadores, mientras que la mayoría son empleados. La minoría decide exclusivamente cuál será el producto, qué tecnología se utilizará, dónde se situará la producción y cómo se distribuirán los ingresos netos (a quién y para qué). Si bien los viejos y nuevos centros del capitalismo suelen mostrar diferentes mezclas de empresas privadas y estatales, es de destacar que ambos tipos de empresas en ambos centros están organizados en la misma dicotomía empleador / empleado que define al capitalismo.

    Los problemas de los capitalismos en declive difieren de los de los capitalismos en ascenso

    En Estados Unidos, Europa, e incluso Japón, muchas corporaciones capitalistas siguen estrategias defensivas (reubicarse en otro lugar, fusionarse o contraerse). La automatización para ahorrar costos es a menudo la estrategia de obtención de ganancias más atractiva que la expansión de la producción. Por lo tanto, las comunidades se angustian por la deslocalización de las empresas, el recorte de los ingresos fiscales, y el desempleo. Se preguntan si deben reducir los servicios públicos o aumentar la creciente carga de deuda pública. Los salarios reales se estancan. Los desempleados se trasladan o emigran en busca de trabajo y alteran su vida y la de sus familias. La desigualdad se dispara a medida que el 5% superior (principales accionistas, altos ejecutivos) obtiene la mayor parte de las ganancias de la reubicación del capitalismo en países de bajos salarios y de la automatización. El otro 95 % lucha para minimizar los costos y cargas sobre ellos provenientes de los centros de reubicación del capitalismo y otras estrategias impulsadas por las ganancias.

    En contraste, China, India y Brasil tienen los problemas del capitalismo de rápido crecimiento, similares a los problemas que acosaron al capitalismo del siglo XIX y principios del XX en sus viejos centros. La resistencia, los sindicatos y los movimientos socialistas surgen de los trabajadores que fluyen hacia las ciudades y los empleos industriales,  y adoptan en consecuencia nuevas formas de pensar y ser. El hacinamiento, la contaminación ambiental, la vivienda y el saneamiento inadecuados preocupan más o menos a los nuevos centros. La competencia despiadada produce condiciones de trabajo horribles, al igual que el capital móvil internacional que busca ganancias rápidas. La inestabilidad del ciclo económico y las tendencias profundamente arraigadas a una desigualdad de ingresos y riqueza cada vez mayor provocan críticas sociales. Las críticas sociales  a menudo se toman prestadas ideas de los movimientos obreros, socialistas y comunistas que crecieron en los viejos centros del capitalismo.

    Por un lado, el movimiento del capitalismo de los viejos a los nuevos centros sumerge a los viejos en un declive a largo plazo evidente en industrias y ciudades en decadencia. La política se aleja de priorizar el crecimiento, de adjudicar los conflictos internos de manera que reproduzcan el capitalismo en crecimiento y de dar forma al mundo en un patrón distintivo de centro-periferia. En lugar de eso, las políticas se orientan a mantener el status quo global frente a las muchas fuerzas que lo erosionan. Para muchos políticos, ese cambio de enfoque degenera en chivos expiatorios en medio de divisiones sociales en cascada y decadencia.

    Por otro lado, el capitalismo encuentra un nuevo territorio rentable en sus nuevos centros. El crecimiento allí compensa el declive en los viejos centros. El 1 % global se vuelve más rico porque obtiene una mayor riqueza tanto de los centros antiguos como de los nuevos. Lo que sucedió dentro de los países capitalistas —el movimiento desde los antiguos centros del Rust Belt (“Cinturón del óxido”, en EEUU antes llamado Manufacturing Belt , «cinturón industrial») hasta los nuevos centros de alta tecnología— ha ocurrido en el mundo en general.

    La gran pregunta social es si los diferentes problemas del capitalismo, tanto en su antiguo como en su nuevo centro, socavarán acumulativamente el sistema o le darán una nueva vida. Quizás el creciente conflicto entre los viejos y los nuevos centros —expresado, por ejemplo, en la lucha entre Estados Unidos y China— seguirá el antiguo camino del conflicto económico, al militar. Entonces la gran pregunta social quedará sin respuesta y el capitalismo global habría cumplido una profecía de sus críticos: que sus contradicciones internas resultarán autodestructivas.

    Richard D. Wolff es profesor emérito de Economía en la Universidad de Massachusetts, Amherst, y profesor invitado en el Programa de Posgrado en Asuntos Internacionales de la New School University, en Nueva York. Su programa semanal  «Economic Update»,  llega a 55 millones de receptores de televisión a través de Free Speech TV. Sus últimos  libros «The Sickness Is the System: When Capitalism Fails to Save Us From Pandemics or Itself » (La enfermedad es el sistema: cuando el capitalismo no nos salva de las pandemias o de sí mismo) y  «Understanding Marxism and Understanding Socialism «(, Entendiendo el marxismo y entendiendo el socialismo). 

     
  • mesmontse 4:47 pm el 20 February, 2021 Enlace permanente | Responder
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    CAPITALISMO Y ECOCIDIO: Nos espera un mundo «Mad Max», si tenemos suerte 

    El capitalismo lo mata todo

    PAUL STREET / COUNTERPUNCH

    Podríamos dejar de sorprendernos por cosas terribles si prestáramos más atención a la historia pasada y actual. También podríamos recordar que somos parte de la naturaleza y no podemos sobrevivir mucho más en un estado de guerra capitalista al sostén de la vida. Impactante, sí .Sorprendente, no

    Joe Biden no tiene empatía

    Sí, es terrible que Joe Biden se haya negado a perdonar más que una mísera parte de la deuda estudiantil. Pero, recuerden lo que dijo a un presentador de Los Angeles Times: «No, no, yo no tengo empatía con eso, deme un respiro«, sobre la difícil situación de los jóvenes en un mundo salvajemente desigual y ambientalmente insostenible que (él y otros) habían ayudado a crear durante décadas de servicio del Congreso a empresas y a la patria financiera. No es una sorpresa.

    (N.de la E. Diga lo que diga Biden, hay datos objetivos para afirmar que la generación nacida entre principios de los 80 y mediados de los 90 – conocida como generación del milenio, o «millennials»- está en desventaja en comparación con las generaciones anteriores. Aun los que tienen una formación muy cualificada, cobran salarios un 20 % menor que la generación nacida entre 1946 y 1964, cuando tenían la misma edad y una formación mucho menos cualificada. La atención de la salud, la vivienda y la educación son cinco veces más caras que hace unas décadas. En EEUU, además, existe el problema de la deuda que contraen los estudiantes para realizar estudios universitarios al no exstir una educación pública de calidad, algo que afortunadamente aun no ocurre en Europa. Biden también comparó a los millennials -dejando en un mal lugar a los jóvenes actuales- con las generaciones que crecieron en las décadas de 1960 y 1970, y participaron en las luchas por los derechos de las mujeres, por los derechos civiles, y contra la guerra de Vietnam, y fueron activistas que corrieron muchos riesgos. A pesar de lo que diga Biden, los jóvenes de hoy también han salido a luchar, y por lo de siempre (lo cual quiere decir que sus mayores no hemos conseguido mucho): los derechos de las mujeres, los derechos sociales, los derechos humanos, los derechos de las minorías, y contra las guerras. Y tampoco les está saliendo gratis en ningún lugar del mundo: desde EEUU a Chile sus protestas son ferozmente reprimidas en el contienente Americano; en Europa la represión también tiene la mano muy larga; lo mismo ocurre en Africa, en India o en Asia).

    Una pesadilla pandémica prevista y predecible

    La pandemia de COVID-19 ha sido impactante. Nunca debería haber sido sorprendente.

    Los expertos en salud pública habían estado advirtiendo sobre tal evento durante muchos años desde su observación de la invasión del capitalismo global en nuevas esferas geográficas y biológicas y la notable velocidad y escala con la que el sistema capitalista mundial propaga a personas y gérmenes a través del espacio planetario.

    La virulencia especial con la que el virus golpeó a Estados Unidos es impactante, pero no sorprende. Era de esperar dados los vínculos extremos y el cautiverio de la nación al poder corporativo, la extrema disparidad de clases, la salvaje desigualdad racial y el imperio militar. El sistema de guerra y ganancias de Estados Unidos es incapaz de proteger la salud pública. La «democracia» estadounidense se trata de la concentración ascendente de riqueza y poder, con consecuencias desastrosas para el bien común. Los terribles resultados incluyen un sistema de atención médica con fines de lucro diseñado para servir sólo a los ricos y un sistema alimentario y un medio ambiente envenenados que disparan enfermedades desenfrenadas en todo el país. El precio más elevado de la salud lo pagan las personas pobres de color, que han muerto en un grado desproporcionado.

    El COVID-19 convirtió a EEUU en su nación favorita: el capitalismo extremo, el individualismo exagerado y la aguda opresión racial, hicieron que esto fuera predecible.

    Ecocidio capitalogénico

    El colapso continuo de la ecología habitable, cuyos síntomas incluyen un clima cada vez más extremo (como la reciente y continua ola de frío polar dentro y fuera del sur de los EEUU) es impactante.

    Está ocurriendo según lo predicho por los científicos ambientales que han advertido durante muchas décadas sobre las consecuencias exterministas del capitalismo desenfrenado. El clima que solíamos conocer está siendo destruido por el capitalismo del carbono, como predijo incluso Exxon-Mobil.

    El orden del capital es adicto al «crecimiento» perpetuo, es decir, la acumulación, para sostener su tasa de ganancia y para ocultar sus desigualdades. Es una dependencia ambientalmente insostenible. Si no rompemos nuestra dependencia del capitalismo, estamos perdidos (tal vez, ya estamos perdidos). El capitalismo está programado para acabar con los espacios ecológicamente habitables.

    «Esto lo mata todo»

    Sobre este último punto, este sería un buen momento para que dejemos de evitar al «pequeño» tema del ecocidio, el mayor problema nuestro o de todos los tiempos. Recientemente, el economista marxista Richard Wolff señaló cómo los centros de acumulación e inversión del capitalismo global están «emigrando de Estados Unidos, Europa y Japón».

    Según el análisis de Wolff, la cruda verdad del desarrollo económico moderno es la siguiente: el capitalismo está dejando sus viejos centros y se está trasladando a sus nuevos centros. Sobre este traslado cabe decir que esto lo cambia todo…. Por un lado, el movimiento del capitalismo de los viejos a los nuevos centros sumerge a los viejos en un declive a largo plazo, evidente en las industrias y ciudades en decadencia. La política deja de priorizar el crecimiento, o de adjudicar los conflictos internos de manera que reproduzcan el capitalismo en crecimiento y dar forma al mundo en un patrón distintivo de centro-periferia. En su lugar, las políticas se orientan a mantener el status quo global frente a las muchas fuerzas que lo erosionan. Para muchos políticos ese cambio de foco degenera en la búsqueda de chivos expiatorios en medio de divisiones y decadencia social en cascada. Por otro lado, el capitalismo encuentra un nuevo territorio rentable en sus nuevos centros. El crecimiento allí compensa el declive en los viejos centros. El 1 % global se vuelve más rico porque obtiene una mayor riqueza tanto de los centros antiguos como de los nuevos.

    Dondequiera que estén ubicados sus principales centros de control, inversión y crecimiento, el capitalismo ha contaminado y cocinado tan completamente el ecosistema planetario entero que seremos afortunados si sobrevivimos otro medio siglo como especie, si no salimos de este crecimiento letal/ sistema de acumulación / adicción a las ganancias.

    En su libro «This Changes Everything: Capitalism v. The Climate » (Esto lo cambia todo: el capitalismo contra el clima»), Naomi Klein señala «un pequeño secreto sobre el capitalismo»: mata todo sin importar dónde se encuentren sus principales centros.

    El capitalismo no es la partera de Marx al socialismo; es un cáncer maligno listo para provocar «la ruina común de las clases contendientes».

    Un mundo «Mad Max», si tenemos suerte


    Tenemos la Antártida derritiéndose hacia 2050 o 2060, bajo la presión del capitalismo global adicto al crecimiento, cuyos centros clave se desplazan a través de zonas geográficas y Estados nacionales mientras se talan las selvas tropicales, las capas de hielo ártico se colapsan y el metano burbujea en grandes cantidades debido al derretimiento del permafrost. Eso lo cambia todo.

    Diría que «es Mad Max si tenemos suerte», para parafrasear en parte a Istvan Meszaros, quien pensando en la crisis medioambiental, actualizó a Rosa Luxembourg señalando que «es socialismo o barbarie si tenemos suerte» hace dos décadas.

    El nuevo libro de Paul Street: The Hollow Resistance: Obama, Trump y Politics of Appeasement (La resistencia hueca: Obama, Trump y la política del apaciguamiento)

     
  • mesmontse 8:52 pm el 6 January, 2021 Enlace permanente | Responder
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    PELIGROS CLAROS E INMINENTES: Amenaza nuclear, catástrofe climática y colapso social 

    Esta nota no reproduce ningún mensaje de catastrofistas indocumentados -que los hay- , sino que es un texto muy serio del mundialmente conocido profesor Noam Chomsky y de Vijay Prashad, un historiador, escritor y periodista de India.

    Tres amenazas importantes para la vida en la Tierra que debemos abordar en 2021

    Escena de la película The Road que debería ser de visión obligatoria en todos los niveles educativos


    NOAM CHOMSKY – VIJAY PRASHAD / COUNTERPUNCH

    Gran parte del mundo -fuera de China y otros pocos países- se enfrenta a un virus descontrolado, que no se ha detenido debido a la incompetencia criminal de los gobiernos. El hecho de que estos gobiernos de países ricos dejaran de lado cínicamente los protocolos científicos básicos publicados por la Organización Mundial de la Salud y por organizaciones científicas revela su práctica maliciosa. Cualquier cosa que no sea la atención centrada en la gestión del virus mediante pruebas, rastreo de contactos y aislamiento, y si esto no es suficiente, entonces imponer un bloqueo temporal, es una temeridad. Es igualmente preocupante que estos países más ricos hayan seguido una política de «nacionalismo de vacunas» al almacenar candidatos a vacunas en lugar de una política para la creación de una «vacuna popular».

    Por el bien de la humanidad, sería prudente suspender las normas de propiedad intelectual y desarrollar un procedimiento para crear vacunas universales para todas las personas.

    Aunque la pandemia es el principal problema en nuestras mentes, otros problemas importantes amenazan la longevidad de nuestra especie y de nuestro planeta. Éstas incluyen:

    Aniquilación nuclear

    En enero de 2020, el Boletín de científicos atómicos estableció el Reloj del Juicio Final a 100 segundos para la medianoche, demasiado cerca para estar tranquilos. El reloj, creado dos años después de que se desarrollaran las primeras armas atómicas en 1945, es evaluado anualmente por la Junta de Ciencia y Seguridad del Bulletin, que decide si mover el minutero o mantenerlo en su lugar. Para cuando vuelvan este año a poner el reloj, bien podríamos estar más cerca de la aniquilación.

    Los tratados de control de armas -que ya eran limitados- se están destruyendo a medida que las principales potencias aumentan sus ya cerca de 13.500 armas nucleares. El uso de estas armas podría fácilmente hacer que este planeta sea aún más inhabitable.

    La Armada de los Estados Unidos ya ha desplegado ojivas nucleares tácticas W76-2 de bajo rendimiento. Los pasos inmediatos hacia el desarme nuclear deben incluirse en el programa mundial.

    Catástrofe climática

    Un artículo científico publicado en 2018 llegó con un titular sorprendente: «La mayoría de los atolones serán inhabitables a mediados del siglo XXI debido a que el aumento del nivel del mar agravará las inundaciones provocadas por las olas«. Los autores descubrieron que los atolones desde las Seychelles hasta las Islas Marshall pueden desaparecer. Un informe de las Naciones Unidas (ONU) de 2019 estimó que 1 millón de especies animales y vegetales están en peligro de extinción. Agregue a esto los catastróficos incendios forestales y el severo blanqueamiento de los arrecifes de coral y está claro que ya no necesitamos demorarnos más discutiendo sobre qué cosa es el síntoma de la catástrofe climática; el peligro no está en el futuro, sino en el presente.

    Es esencial que las grandes potencias, que no logran cambiar de los combustibles fósiles, se comprometan con el enfoque de “responsabilidades comunes pero diferenciadas” establecido en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo de 1992 en Río de Janeiro. Es revelador que países como Jamaica y Mongolia actualizaron sus planes climáticos a la ONU antes de finales de 2020, como lo exige el Acuerdo de París, a pesar de que estos países producen una pequeña fracción de las emisiones globales de carbono.

    Los fondos que se comprometieron con los países en desarrollo para su participación en el proceso prácticamente se han agotado, mientras que la deuda externa se ha disparado. Esto muestra una falta de seriedad básica por parte de la «comunidad internacional».

    Destrucción neoliberal del contrato social

    Estados Unidos y Europa han destripado su función pública a medida que el Estado ha sido entregado a los especuladores y la sociedad civil ha sido mercantilizada por fundaciones privadas.

    Esto significa que las vías de transformación social en estas partes del mundo se han visto obstaculizadas grotescamente. La terrible desigualdad social es el resultado de la relativa debilidad política de la clase trabajadora. Es esta debilidad la que permite a los multimillonarios establecer políticas que hacen que aumenten las tasas de hambre. Los países no deben ser juzgados por las palabras escritas en sus constituciones sino por sus presupuestos anuales: Estados Unidos, por ejemplo, gasta casi 1 billón de dólares (si se suma el presupuesto de inteligencia estimado) en su máquina de guerra, mientras que gasta una pequeña fracción de esto en el bien público (como la atención médica, cuya deficiente financiación se ha hecho evidente durante la pandemia). Las políticas exteriores de los países occidentales parecen estar bien lubricadas por acuerdos de armas: los Emiratos Árabes Unidos y Marruecos acordaron reconocer a Israel con la condición de que pudieran comprar 23 mil millones y mil millones de dólares, respectivamente, en armas fabricadas en Estados Unidos. La vida de los palestinos, los saharauis o el pueblo yemení no influyeron en estos acuerdos. El uso de sanciones ilegales por parte de Estados Unidos contra 30 países, incluidos Cuba, Irán y Venezuela, se ha convertido en una parte normal de la vida, incluso durante la crisis de salud pública del COVID-19.

    Es un fracaso del sistema político, el hecho de que las poblaciones del bloque capitalista sean incapaces de obligar a sus gobiernos -que en muchos aspectos son democráticos sólo de nombre- a adoptar una perspectiva global de esta emergencia.

    Las crecientes tasas de hambre revelan que la lucha por la supervivencia es el horizonte para miles de millones de personas en el planeta (todo esto mientras China continúe siendo capaz de erradicar la pobreza absoluta y eliminando en gran medida el hambre).

    La aniquilación nuclear y la extinción por catástrofe climática son amenazas gemelas para el planeta. Mientras tanto, para las víctimas del asalto neoliberal que ha plagado a la generación pasada, los problemas a corto plazo de sustentar su mera existencia desplazan preguntas fundamentales sobre el destino de nuestros hijos y nietos.

    Problemas globales de tal magnitud requieren una cooperación mundial

    Presionadas por los estados del Tercer Mundo en la década de 1960, las principales potencias acordaron el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares de 1968, aunque no consiguieron que aceptaran la muy importante Declaración sobre el Establecimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional de 1974. Pero hoy ya no existe el balance de las fuerzas disponibles para impulsar tal agenda en el escenario internacional.

    La dinámica política en los países de Occidente, en particular, pero también en los Estados más grandes del mundo en desarrollo (como Brasil, India, Indonesia y Sudáfrica), necesita cambiar para cambiar el carácter de los gobiernos. Es necesario un internacionalismo robusto para prestar una atención adecuada e inmediata a los peligros de la extinción: por guerra nuclear, por catástrofe climática y por colapso social. Las tareas que tenemos por delante son abrumadoras y no pueden aplazarse.

    (N. de la E.: recomiendo entrar a este enlace del archivo digital de la ONU donde se puede leer -también en castellano- la propuesta de 1974 para establecer un Nuevo Orden Económico Internacional. Fue presentada por Argelia en nombre del Grupo de los 77 + China. Un segundo borrador fue presentado por Yemen. El interés de leer este documento reside en que lleva a una inevitable comparación con el nivel de lo que hoy se escucha en la ONU. En su declaración fundacional el G-77 exigió «poner fin a la división del mundo en esferas de la opulencia y la pobreza intolerable». Después de leer lo que exigían decididamente aquellas naciones y compararlo con el presente, posiblemente les provoque -como a mí- deseos de llorar. EL G-77 nació en 1964. Actualmente tiene 134 países miembros. Otros se han ido, como México y Corea del Sur, que abandonaron el Grupo en los años 90. En 2010, el Grupo eligió a Cristina Fernández de Kirchner, que entonces ocupaba el cargo presidencial en Argentina, para la presidencia anual del G-77. De todos modos, el Grupo hoy es sólo un testimonio más de lo que ha retrocedido civilizatoriamente la humanidad).

     
  • mesmontse 7:09 pm el 4 December, 2020 Enlace permanente | Responder
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    COVID-19: Europa ha aplicado una estrategia equivocada, explica el director de investigación del INSERM de Francia 

    Las condiciones de vida y la clase social juegan un papel clave en la propagación del Covid-19

    El riesgo de ser víctima de Covid es mayor en las clases trabajadoras y las capas sociales más pobres. Así lo explica el Dr. Grigoris Gerotziafas, profesor adjunto de Hematología en la Facultad de Medicina de la Sorbonne, director de investigación del Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia (INSERM) y hematólogo del hospital universitario Tenon de París, quien coordinó un estudio internacional sobre el SARS-CoV-2. El Dr. Gerotziafas explica que el riesgo de ser víctima de Covid es mayor en las clases trabajadoras y las capas sociales más pobres. Además, señala que, aunque la vacunación es necesaria, no será suficiente y las autoridades deberán desplegar una estrategia complementaria, en todos los países de la UE.

    FABIEN PERRIER / MARIANNE

    La epidemia de coronavirus afecta a la Unión Europea desde hace más de 9 meses. ¿Cuáles son las poblaciones más afectadas por este virus?

    Grigoris Gerotziafas: De los estudios realizados sabemos que el SARS-CoV-2 puede afectar a cualquier persona, pero los que tienen mayor riesgo de desarrollar una forma grave del virus son ciudadanos con comorbilidades cardiovasculares, factores de riesgo cardiovascular. (hipertensión arterial, diabetes, obesidad), pacientes oncológicos, con patologías respiratorias o con insuficiencia renal terminal. Dos tercios de los pacientes hospitalizados en unidades de cuidados intensivos tienen patologías cardiovasculares subyacentes. Por lo tanto, los ciudadanos mayores infectados con el coronavirus tienen un alto riesgo de desarrollar COVID-19 grave.

    Sin embargo, las condiciones de vida y la clase social juegan un papel importante en la probabilidad de infección por SARS-CoV-2 y el riesgo de desarrollar un COVID-19 grave, o incluso tener un alto riesgo de mortalidad.

    En Francia, dos grandes encuestas de salud pública del INSERM sobre Covid-19 (SAPRIS y EpiCoV) se centran en la correlación de las condiciones de vivienda y, por lo tanto, el nivel de ingresos con la probabilidad de infección por SARS- CoV-2. (N.de la E. Un estudio en Barcelona encontró los mismos resultados)

    Según el estudio EpiCov, las personas que viven en viviendas hacinadas o superpobladas (menos de 18 m2 por persona para quienes comparten una casa) tienen 2,5 veces más probabilidades de contraer el SARS-CoV-2. Los que viven en un municipio muy densamente poblado (al menos 1.500 habitantes por km2 con un mínimo de 50.000 habitantes) son dos veces más numerosos en dar positivos. Para una parte de la población, el hacinamiento habitacional y la densidad municipal son acumulativos. Este es el caso de las personas de 25 a 34 años y las personas sin estudios. La acumulación se acentúa en la parte inferior de la escala de ingresos y entre los inmigrantes de origen no europeo, lo que refleja fenómenos de segregación socioespacial.

    Por tanto, las personas de origen inmigrante viven con mucha más frecuencia en municipios densamente poblados y en viviendas superpobladas. Las personas con los ingresos más bajos viven en municipios menos densamente poblados, pero con mucha más frecuencia en viviendas pequeñas y con más frecuencia salen a trabajar fuera que los grupos de ingresos más altos.

    Además, este estudio muestra una prevalencia de infección del 11% entre los profesionales sanitarios, el doble que entre el resto de trabajadores.

    Otro elemento importante: el riesgo de COVID-19 severo también se correlaciona con el nivel de contaminación del aire. Las grandes ciudades son las más afectadas. Esto es válido en todos los países de la Unión Europea, pero también en el resto del mundo. (N.de la E.: en el mes de julio publicamos información sobre este tema)

    -Algunos países que se salvaron de la primera ola están experimentando un número significativo de casos y muertes en la segunda ola. Para Grecia esto se puede entender debido a un sistema de salud dañado por diez años de austeridad impuesta por la troika europea. Pero en países más ricos como Suiza, ¿cómo explica este desarrollo?

    En todos los países, la primera pregunta es la de las capacidades de recepción de pacientes que ofrecen los respectivos sistemas de salud. En Grecia, por ejemplo, la tragedia que está ocurriendo hoy, particularmente en el norte del país, es el resultado de dos factores: un problema estructural cualitativo y cuantitativo del sistema de salud como acaba de mencionar; pero también la incapacidad del gobierno para implementar una estrategia integral de manejo de la epidemia para enfrentar la segunda ola que se esperaba. Mientras que en primavera, el país logró evitar la primera ola de la pandemia gracias a la aplicación de un confinamiento draconiano desde muy temprano, el gobierno no movilizó ni organizó las fuerzas médicas de los sectores público y privado, ni siquiera convocó al ejército. No organizó la capacitación de personal médico y paramédico para aplicar las medidas de “autoprotección” y estrategias terapéuticas que adquirió la ciencia médica durante la primera ola de la pandemia.

    En Francia, en cambio, después de la primera ola, se produjo una reorganización del sistema de salud, en particular del sector hospitalario. A pesar de las condiciones impuestas por la política neoliberal seguida, el Estado estaba mejor organizado para manejar a la población y absorbió la presión de la segunda ola.

    Sin embargo, hay algo en común entre los gobiernos europeos: todos han descuidado las medidas para fortalecer los sistemas de salud (tanto a nivel hospitalario como de atención primaria).

    También está el caso especial de Suiza, un país rico. En la práctica, el gobierno ha optado por una estrategia de gestión cercana al modelo de inmunidad colectiva. Como muestran las cifras, esta estrategia es desastrosa para la salud de la población porque un virus como el SARS-CoV-2 se cobra un gran número de víctimas.

    En cuanto a Alemania, tiene un sistema de salud mucho más sólido, desde el primer nivel de recepción hasta el nivel de las unidades de cuidados intensivos. Además, los alemanes tenían pruebas suficientemente tempranas para el SARS-CoV-2. Hay que decir que Alemania es un país productor de los métodos biotecnológicos necesarios ante una epidemia. Sin duda, la descentralización de los lugares de toma de decisiones, más flexibles y adaptables a las condiciones locales, también ha influido.

    Desde el punto de vista médico, ¿es posible “prevenir y anticipar” un deterioro en la condición de los pacientes? ¿Es necesario administrar tratamientos preventivos?

    En primer lugar, es necesario un estrecho seguimiento médico para detectar a los pacientes que tienen síntomas de COVID-19 desde el principio. Este seguimiento es responsabilidad de la medicina de primer nivel: los médicos tratantes deben ser capaces de identificar a los pacientes en casa, especialmente a los de riesgo, e intervenir de forma temprana. Hoy, dentro de mi equipo de investigación, hemos desarrollado un software de puntuación predictiva (llamado COMPASS-COVID-19 disponible en línea en el sitio: http://www.medupdate.eu) que permite, desde una simple evaluación hematológica asociado a elementos clínicos simples (obesidad y sexo) para estimar el riesgo de agravamiento de COVID-19; su sensibilidad es del 94%. En definitiva, desde los signos clínicos y biológicos, la medicina sabe anticipar los riesgos de deterioro del estado del paciente. Si nos anticipamos, tenemos más posibilidades de detener la progresión de la enfermedad a su forma grave con una intervención médica temprana y dirigida. Pero esto requiere una organización adaptada del sistema de salud.

    No es necesario esperar hasta que el estado del paciente sea grave antes de enviarlo al hospital para recibir tratamiento. Sin embargo, ¡este camino ha sido elegido en casi todo el mundo hasta ahora!

    -¿Cómo aplicar la metodología que propone?

    La idea, básica y sencilla, se basa en la identificación y prevención: se trata de identificar a la persona en riesgo para luego, gracias a un seguimiento médico cercano y eficaz, no esperar a un deterioro significativo del paciente antes de administrar un antiviral, un antibiótico o un anticoagulante. Me gustaría enfatizar que la activación de la coagulación sanguínea junto con la activación de las células endoteliales (células que cubren la superficie de los vasos en contacto con la sangre) es una parte integral del proceso fisiopatológico del COVID-19. Además, dos análisis internacionales publicados en noviembre que se refieren a aproximadamente 18.000 pacientes hospitalizados confirman que la incidencia media de enfermedad tromboembólica venosa es del orden del 17%. Además, la mortalidad es del 23% en los pacientes que presentaron trombosis venosa y del 13% en los que no presentaron trombosis.

    -¿Será suficiente la vacunación para detener el desbordamiento de los sistemas de salud?

    En cualquier caso, es la elección política de la Unión Europea. De hecho, necesitamos atención al paciente en torno a tres polos principales: distanciamiento social; vacunación acompañada de un sistema de trazabilidad e identificación de conglomerados de coronavirus; y cuidado preventivo. De hecho, se desconocen varios parámetros en esta vacuna. ¿Cómo se comportará la vacuna en la vida real? ¿Qué parte de la población se vacunará? Incluso en los mejores casos, todavía se necesita tiempo para que la vacuna entre en vigor.

    Por eso es absolutamente necesario aplicar una estrategia diferente a la elegida hoy en Europa, que se basa en dos pilares: un “verticalismo humanitario estatal”, una política caracterizada por todas estas medidas de distanciamiento social (máscara, confinamiento etc.); y organización del manejo de la epidemia por parte del hospital (sin ningún intermediario de primer nivel). Esta estrategia no deja paso a una tercera: mejorar la atención al paciente para evitar que acuda al hospital. Sin embargo, es la estrategia que ahora los estadounidenses están pensando adoptar …

     
  • mesmontse 2:24 pm el 29 October, 2020 Enlace permanente | Responder
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    ESPAÑA: Las élites se van de fiesta en pleno Estado de alarma que restringe las reuniones 

    Imagen del evento

    Cuatro ministros, entre ellos el de Sanidad, acuden a una gala multitudinaria, cuando las restricciones limitan las reuniones a 6 personas

    El lunes de esta semana, un diario digital de derechas celebró su quinto aniversario con una concurrida cena de gala para el establishment, en la cual entregó premios a empresarios de las mayores compañías españolas, a militares, y a deportistas del Rel Madrid. Hasta ahí, todo entraría dentro de la rancia tradición española, si no fuera porque desde el día anterior España estaba en Estado de alarma por la segunda ola de Covid-19, con restricciones a 6 personas en la concurrencia a reuniones sociales públicas o privadas.

    El Estado de alarma fue decretado el domingo 25 de octubre en un Consejo de Ministros extraordinario. La situación sanitaria es tan grave que el Ejecutivo quiere que dure hasta el 9 de mayo de 2021, es decir 6 meses. El presidente del Estado español Pedro Sánchez, en una comparecencia anunciando la medida , con expresión severa, advirtió a los ciudadanos que si no eran responsables en el cumplimiento de las restricciones, se impondría un confinamiento estricto como el del pasado marzo. Sánchez instó a los ciudadanos a reducir al máximo todos los contactos sociales y recomendó a la gente a quedarse en casa «todo lo que sea posible». La medida excepcional viene acompañada de un toque de queda entre las 23:00 y las 6:00 horas. Según datos que maneja el gobierno las reuniones sociales nocturnas -cuyo protagonismo, autoridades y medios de comunicación atribuyen a los jóvenes– disparan los contagios en un 30%.

    Durante el confinamiento nocturno, las salidas sólo están justificadas para adquirir medicamentos o artículos de primera necesidad; asistir a centros médicos o veterinarios por motivos urgentes; ir a trabaja; regresar al domicilio habitual después de realizar alguna de las actividades autorizadas; para la asistencia a mayores, menores, personas dependientes, o con discapacidad; repostaje en gasolineras cuando sea necesario para alguna de las actividades anteriores; por causa de fuerza mayor debidamente acreditada.

    Otra de las medidas es la limitación a 6 personas como máximo, en las reuniones en espacios públicos o privados, salvo que se trate de convivientes. También está limitado el aforo en los lugares de culto.

    A la gala multitudinaria organizada por el digital de derechas cuando ya estaban en vigor las restricciones impuestas por el Estado de alarma, asistieron 4 ministros del gobierno de Sánchez: la responsable de Defensa, el titular de Justicia, el de Cultura y -en el colmo de la incongruencia- el ministro de Sanidad. Tampoco se perdieron la cena los líderes del Partido Popular y de Ciudadanos; la portavoz del PP en el Congreso; la diputada y vicesecretaria de política social del PP; el secretario general del PP; el vicesecretario de comunicación del PP; el portavoz adjunto de Ciudadanos en el Congreso; los presidentes de las comunidades autónomas de Madrid, Castilla-La Mancha y Murcia (todos del PP); el alcalde y la vicealcaldesa de Madrid (también del PP); y la Fiscal General del Estado.

    No había representantes de Podemos, ni de Vox (todo debe decirse).

    Ante la enorme indignación expresada por los ciudadanos en las redes sociales, de las cuales se han hecho eco la mayoría de los medios, la ministra socialista portavoz del gobierno María Jesús Montero -médico y con una larga experiencia en gestión sanitaria, por cierto- ha querido zanjar la polémica señalando en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del día siguiente, que «el evento contó con las garantías». (?)

    Hasta que no se demuestre lo contrario, 150 -ese fue el número de los congregados- es una cifra mayor que 6 (máximo de personas no convivientes que pueden reunirse) y la medida no señala ninguna excepción basada en la «buena ventilación del local» o sus «grandes dimensiones», como ahora argumentan algunos miembros del gobierno. Si esa reunión, no la hubiera organizado el establishment, se hubiera presentado la policía a disolverla, identificar a los presentes y aplicarles las correspondientes sanciones previstas por las leyes.

    Cuando se está bajo el Estado de alarma , en caso de que los infractores en el cumplimiento de las medidas sean cargos públicos, pueden ser suspendidos de inmediato de sus funciones. Es lo que dice la ley, pero obviamente, esto es España y a nadie se le ha hecho rendir cuentas.

    El ministro de Sanidad ante el alud de críticas que dejaron su credibilidad por el suelo, dijo que los ciudadanos tienen razón y que deberían evitarse estos eventos, «aunque cumplan las normas de seguridad«. Si el ministro de Sanidad no es capaz de reflexionar por si mismo estas cosas a priori, el futuro se pesenta muy negro. Además está demostrando que carece de capacidad para comprender por si mismo, ni tampoco el gobierno, según parece, el alcance de las medidas que ellos mismos han tomado. Salvo que hayan escrito con tinta invisble, que las élites quedan eximidas de cumplirlas en los mismos términos que la plebe.

    El ministro de Sanidad ni siquiera recurrió al «lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir», frase acuñada para la posteridad por el ex Jefe de Estado cuando se descubrió que había ido a cazar elefantes a Botswana con su compañera sentimental, mientras España se hundía en la crisis económica.

    Sánchez con el Papa: todos sin mascarillas ni distancia de seguridad

    El papa Francisco recibe a Sánchez en el Vaticano

    El escándalo de las élites de fiesta saltándose las restricciones del Estado de alarma vigente, llegó sólo dos días después de que la ciudadanía hubiera contemplado asombrada las fotos de otro evento. En este caso fueron las fotos de la audiencia del presidente del Estado y la delegación española con el Papa en el Vaticano. Ni los anfitriones ni los invitados llevaban la mascarilla puesta y tampoco han respetado la distancia de seguridad.

    El llamativo detalle en la visita de Pedro Sánchez y Begoña Pérez al papa Francisco en el Vaticano

    En este caso, el gobierno español ha dicho que el responsable es el protocolo del Vaticano, que les exigió retirarse las mascarillas. Si es así, pésimamente hecho por parte de los encargados vaticanos del protocolo, que están ayudando a la propagación del virus y dando mal ejemplo a la ciudadanía de Occidente.

    Una imagen y una actitud muy distintas de las que ofrecieron el presidente Xi Jinping y todas las autoridades de China durante las restricciones en su país: todos de rigurosa mascarilla, y bien puesta, en todo momento. Tanto dentro del país como cuando el presidente Xi Jinping acudía a visitas en el exterior.

    En los 9 meses de pandemia la clase dirigente europea no ha aprendido aún ni a colocarse correctamente la mascarilla, o lo que es peor, a tener la disciplina de usarla o a comprender la necesidad de hacerlo. Así nos va.

     
  • mesmontse 9:29 pm el 4 October, 2020 Enlace permanente | Responder
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    COVID-19 Y POBREZA: Un estudio en la ciudad de Barcelona revela que la pandemia se ceba en los pobres 

    La pandemia de COVID-19 afecta con más fuerza a los barrios más empobrecidos, según confirma un estudio realizado en la ciudad de Barcelona por investigadores catalanes, y publicado en la revista Journal of Public Health. Los resultados van en la misma línea que otros estudios que relacionan una mayor mortalidad de los enfermos de COVID-19 con las áreas menos favorecidas.

    COVID-19 afecta más a las zonas más pobres de la ciudad de Barcelona

    https://www.imim.cat/media/upload//imatges/noticies/Figure2.jpeg?_t=1596789774
    Incidencia de COVID-19 por 10.000 habitantes ajustado por edades en los distritos de Barcelona y nivel de renta

    Los distritos de la ciudad de Barcelona con una media de ingresos más baja, fueron los más afectados por la primera ola de la pandemia

    FUENTE: IMIM

    La pandemia de COVID-19, que ha provocado cerca de 30.000 muertos en el Estado, según datos del Ministerio de Sanidad, afecta con más fuerza a los barrios más empobrecidos, según confirma un estudio recientemente publicado en la revista Journal of Public Health y liderado por investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) de Barcelona, y el Instituto Universitario para la Investigación en Atención Primaria de Salud (IDIAPJGol). El trabajo revela que, en la ciudad de Barcelona, el distrito con la media de renta más baja, Nou Barris, registró durante el pico de la epidemia una incidencia de casos 2,5 veces más alta que el distrito con la renta más alta, Sarrià-Sant Gervasi.

    El trabajo ha tenido en cuenta la incidencia de casos registrada por edad entre el 26 de febrero y el 19 de abril, uno de los momentos de más incidencia de la enfermedad en Barcelona, y la ha comparado con los datos de renta media por distritos. En total, se han analizado casi 9.000 casos. Los resultados destacan una relación directa entre una renta más baja y un número más alto de casos de COVID-19.

    Relación directa entre COVID-19 y pobreza

    «Esta enfermedad la está sufriendo más la gente de menos nivel socioeconómico», explica la Dra. Maria Grau, investigadora principal y miembro del Grupo de investigación en epidemiología y genética cardiovascular del IMIM y del CIBER en Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP). En este caso, la diferencia de casos entre el distrito de menos ingresos y el de más renta fue de casi 1.000 casos más, una incidencia 2,5 veces más alta.

    «Los resultados demuestran que los esfuerzos para contener la epidemia no pueden ignorar los problemas de equidad en materia de salud», apunta la Dra. Grau, que añade que «se tienen que hacer más esfuerzos en los barrios con una población más vulnerable. En estos casos, asegurar la igualdad de oportunidad de tratamiento es la clave, pero también lo es la protección financiera durante este período. Si no se rompe el círculo vicioso entre pobreza y enfermedad, los problemas locales de inequidad en salud permanecerán o se verán incrementados en las áreas afectadas por la epidemia».

    Los distritos de la zona norte de Barcelona, los de Nou Barris y Horta Guinardó, los de menos ingresos de la ciudad, registraron la incidencia más alta de casos de COVID-19, con 1.440 y 1.400 casos (tasas de 75,48 y de 70,39 casos por 10.000 habitantes). La única excepción en esta área fue el distrito de Sant Andreu, diferencia que se puede explicar por el alto percentaje de residentes de menos de 25 años (1 de cada 4). También cabe destacar la situación de Ciutat Vella, con solo 273 casos, hecho que revela la fuerte presencia del turismo y de población joven y extranjeros no residentes. Por contra, los distritos con más renta, Sarrià-Sant Gervasi y Les Corts, estuvieron entre los menos afectados, con 451 y 317 casos (tasas de 28,94 i 34,94 casos por 10.000 habitantes).

    Menos ingresos y más exposición al coronavirus

    La actual pandemia ha incrementado los problemas sanitarios relacionados con el acceso al mercado laboral. Los vecinos de los barrios más afectados tienen mayoritariamente trabajos que no permiten modalidades de trabajo a distancia, hecho que obliga a sus habitantes a desplazamientos para acceder a su puesto de trabajo en transporte público, a pesar de las recomendaciones de permanecer en casa, hecho que multiplica las posibilidades de contagio.

    También hay un vínculo claro entre la vivienda y la incidencia de la enfermedad, con condiciones de habitabilidad peores, viviendas sobreocupadas o compartidas en los distritos más afectados. Por contra, los autores del estudio apuntan a la disponibilidad de segundas residencias fuera de la ciudad como un factor a tener en cuenta a la hora de analizar los bajos datos de incidencia registrados en los distritos con más ingresos de la ciudad.

    Como explica el primer firmante del trabajo, el Dr. José Miguel Baena-Díez, investigador del IDIAPJGol (Centro de Atención Primaria La Marina), «es fundamental aplicar políticas de educación sanitaria que favorezcan una mejor comprensión y aplicación de las medidas preventivas ante el contagio, especialmente con las poblaciones de más riesgo, como son los barrios más deprimidos», como factor para la mejor comprensión y aplicación de las medidas de seguridad ante el contagio.

    El Dr. Juan Pablo Horcajada, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital del Mar, ha valorado la importancia de este trabajo, asegurando que «es muy interesante, entre otros motivos, porque da nueva información sobre el comportamiento epidemiológico del virus SARS-CoV-2. Los resultados van en la misma línea que otros estudios que relacionan una mayor mortalidad en pacientes COVID de áreas menos favorecidas. Esta información puede ser muy útil para planificar las acciones preventivas y educacionales en las ciudades o regiones, de una manera todavía más eficiente, teniendo en cuenta la realidad socioeconómica de los diferentes distritos o zonas».

     
  • mesmontse 4:27 am el 28 June, 2020 Enlace permanente | Responder
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    UNA TRAGEDIA A LAS PUERTAS: Crisis del capitalismo global, resurgir del fascismo y catástrofe climática 

    Doomsday clock reset to 100 seconds to midnight, world's destruction

    El Dr. Ingar Solty es un científico social alemán especializado en Economía política internacional, Sociología y Teoría política. Es miembro del Instituto de Teoría Crítica de la Universidad Libre de Berlín y asesor en Política Exterior, Paz y Seguridad en el Instituto de Análisis Social de la Fundación Rosa Luxemburgo en Berlín. En una extensa entrevista, el Dr. Solty, a partir del caso de la Alemania actual, analiza el ascenso del neofascismo mundial, define la situación del mundo como una crisis global de seis niveles, cada uno de ellos capaces de barbarizar a la sociedad y plantea cuáles serían las claves para construir un bloque contrahegemónico para tener posibilidades de frenar la llegada al poder de la ultraderecha. Solty dice que está firmemente convencido de que si no se hacen reformas profundas globales que ofrezcan un modelo de sociedad que incluya a todos, el surgimiento de la extrema derecha será imparable. Además, la tarea es urgente, porque señala que no nos queda mucho tiempo antes de la crisis del capitalismo global, el surgimiento mundial de la ultraderecha y la inminente catástrofe climática, que nos llevará a una especie de barbarie que puede empequeñecer las barbaridades de las tres grandes crisis del capitalismo pasadas: la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial y el giro neoliberal.

    Las raíces liberales del neofascismo alemán

    El Dr. Ingar Solty es entrevistado por Darko Vujica de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Sarajevo.

    MONTHLY REVIEW

    Darko Vujica: En 2021, terminará el cuarto y último mandato de Angela Merkel como canciller de Alemania. ¿Cómo evaluaría las políticas que ella y su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), han seguido desde 2005? Más específicamente, ¿cuáles han sido los efectos en la política interna y externa?

    Ingar Solty: Angela Merkel llegó al poder en 2005 después del primer gobierno de centro izquierda desde 1982, el gobierno de Gerhard Schröder (Partido Socialdemócrata de Alemania, SPD). Para entender la política interna y externa de Merkel, uno debe entender el país que heredó.

    Merkel estaba en la afortunada posición de convertirse en canciller después de que un gobierno de coalición de socialdemócratas y verdes había implementado políticas neoliberales muy impopulares en beneficio exclusivo del capital alemán y los ricos.

    El objetivo clave del gobierno de Schröder era redisciplinar a la clase obrera alemana y reducir las cargas de la patronal en nombre de la competitividad global, basada en la ideología neoliberal de la economía de efecto derrame. Según esta idea, dar recursos a la clase propietaria del capital y proporcionar una situación favorable para los negocios crearía un clima de inversión saludable para que el capital alemán compitiera en el capitalismo globalizado. (N.de la E. uno de los primeros gobiernos en aplicarla fue el de Reagan en los 80, con una histórica bajada de impuestos. Se difundió a partir del Consenso de Washington, en 1989, que establecía 10 fórmulas para los paquetes de medidas a aplicar en «países en desarrollo». Chile, México y Argentina fueron las mayores víctimas de la teoría del derrame. En 2013, el Papa Fancisco, desacreditó públicamente  la teoría económica del derrame, en un documento oficial de la Iglesia católica. En 2015, esta teoría económica fue desacreditada por falsa por el mismo FMI). 

    Según el relato socialdemócrata, Alemania tuvo que rendirse a las fuerzas del mercado global y desmantelar los servicios sociales para mantener el Estado de bienestar.

    La llamada Agenda 2010 y las reformas de Hartz, son programas que implementaron cuando el predecesor del Partido de la Izquierda (DIE LINKE), el Partido del Socialismo Democrático de Alemania Oriental (PDS), fue expulsado del Bundestag durante tres años, con la excepción de dos candidatos elegidos directamente.

    Esto significaba que la única «oposición» a estas medidas provenía de la derecha liberal y conservadora (la CDU / Unión Social Cristiana en Baviera, CSU, y el Partido Democrático Libre, FDP), que querían  que la reestructuración fuera aún más lejos.

    La principal iniciativa del gobierno del socialdemócrata Schröder era terminar con el bienestar alemán tal como lo conocíamos. Una tremenda campaña de la clase política, en alianza con los medios corporativos, proclamó a Alemania como el «hombre enfermo de Europa». El relato decía que el Estado del bienestar estaba sobrecargando la competitividad alemana.

    Desmontando el Estado de bienestar: ataque a las pensiones públicas

    Los intereses de la clase capitalista se promovieron, en primer lugar, desmantelando el sistema tradicional de pensiones públicas. Hasta entonces, el capital y el trabajo habían llevado la misma carga de aportar por igual al sistema público. En nombre de la competitividad, esta reforma disolvió la fórmula anterior, redujo el aporte que tenía que hacer la patronal, redujo el nivel general de pensiones del 52,9 al 46 por ciento de los ingresos anteriores (para calcular las jubilaciones) para 2020 y al 43 por ciento para 2030; aumentó la edad de jubilación de 65 a 67 años, y solicitó a los ciudadanos que se pagaran planes de pensiones privadas,  un modelo de negocio rentable para capital excedente en busca de oportunidades de inversión.  El efecto fue un rápido crecimiento de la precariedad de las personas mayores, y de la pobreza. De repente, se vio por todas partes a personas mayores recorriendo los contenedores de basura públicos y privados, en su búsqueda de botellas vacías para vender, por las vuales les darían 8 centavos por cada una. Son la manifestación visual de la Agenda 2010. La pensión alemana promedio actual asciende a 906 € (2018). En Francia, representa aproximadamente un 50 por ciento más (con un promedio de € 1,400). Sin embargo, esto no impide que la prensa alemana informe a los huelguistas generales franceses de 2019–20 que “necesitan reformar su sistema de pensiones y seguir el modelo alemán”.  Mientras tanto, en Alemania, cada vez más personas dependen de comedores populares. Sólo en 2019, el número de usuarios aumentó en un 10 por ciento y se duplicó entre las personas jubiladas, llegando a un total de 1,65 millones de personas.  Muchas personas ya no pueden pagar sus facturas. Por ejemplo, en 2018, se cortó la electricidad por impago en 344.000 hogares. Sin embargo, en lugar de luchar contra la propagación epidémica de empleos informales  y de bajos salarios, que son causa de la pobreza en la vejez, o ayudar, por ejemplo, a las personas pobres a reemplazar sus refrigeradores viejos que consumen mucha energía y disparan la factura de la electricidad, ¿qué hizo el gobierno?, en Baden-Württemberg, el gobierno de coalición de Verdes y conservadores gastó dinero público en enseñar a los pobres cómo ahorrar energía, como si fueran niños pequeños.

    Disciplinar a los trabajadores: bajar salarios y subsidios de desempleo

    La segunda iniciativa fue redisciplinar a la clase trabajadora como condición previa para aumentar la tasa de explotación y reducir los salarios alemanes. Acompañado por otra campaña de medios corporativos, el gobierno identificó y destapó algunas “manzanas podridas” en el sistema de bienestar alemán para desmantelar el sistema de seguridad social para todos. Los medios de comunicación y los periodistas de la clase media alta participaron felizmente en la caza de brujas contra los que se aprovechaban del sistema, en lugar de analizar las consecuencias de tales reformas. El antiguo seguro de desempleo, desarrollado como un sistema de seguridad social universal contra los riesgos sistémicos del capitalismo, fue aplastado y reemplazado por leyes neofeudales para pobres. El nuevo sistema de Arbeitslosengeld II, que imitaba a la Asistencia Temporal para Familias Necesitadas, creada por Bill Clinton en 1997, esencialmente significa que, después de doce meses de desempleo (o dieciocho meses, para los trabajadores de más edad), se pierde todo lo que aportó al sistema a través de impuestos sobre los ingresos laborales, y se queda a merced de un sistema punitivo de guerra a los trabajadores. En esencia, las reformas de Hartz fueron una forma de despojo de los ingresos laborales. Y lo que solían ser derechos sociales en un sistema basado en la solidaridad de la clase trabajadora ahora es esencialmente un sistema de limosnas otorgadas por el Estado en un sistema paternalista similar a una relación padre-hijo: si te comportas bien y no actúas mal, recibes una suma que te impide morir pero es  muy poco para vivir como un ser humano. Si no te comportas, el Estado te sanciona recortándote aun más el subsidio. Y hasta que hubo una decisión en contra de la Corte Suprema en noviembre de 2019, era legal reducir el subsidio de asistencia social más allá del 30 por ciento. Este sistema, en el transcurso de los últimos quince años, traumatizó a millones de personas, eliminó los ahorros de la gente, y violó perpetuamente el primer artículo de la Constitución alemana según el cual la dignidad de un ser humano es «inviolable».

    Esto dice mucho acerca de la hegemonía del neoliberalismo en la llamada “socialdemocracia de la Tercera Vía” -Nuevos Demócratas en los Estados Unidos, Nuevos Laboristas en el Reino Unido, y la Neue Mitte (Nuevo Centro) en Alemania-, que  aplicaron estas medidas de acuerdo con la antropología profundamente pesimista y conservadora de la Escuela Austríaca, que esencialmente considera a los trabajadores como bandidos egoístas mientras que trata al capital global (grandes bancos y compañías de seguros) con la mayor confianza, desregulando los mercados laborales y financieros para que las corporaciones privadas  maximicen las ganancias. En otras palabras, hubo  partidos de izquierda que desconfiaban de su propia base considerándolos “tipos perezosos» y «tramposos egoístas», pero al mismo tiempo tenían fe en que la clase capitalista actuaría en el mejor interés de la sociedad a pesar de perseguir siempre el peor objetivo imaginable: la maximización de beneficios. La pregunta realmente es: ¿Quién necesita a la derecha autoritaria pro-capitalista si ésta es la izquierda emancipadora y pro-trabajadores que existe?

    También dice mucho sobre la mentalidad predominante de ascenso social dentro de la socialdemocracia alemana y el carácter completamente burgués de los Verdes alemanes que, cuando se trataba de los más pobres de la sociedad, para hacer cumplir las leyes del plan Hartz empleaban a un ejército de funcionarios públicos para revolver bajo de cada alfombra y piso de madera de las casas de los pobres, empeñados en encontrar incluso el último centavo escondido que permitiría al Estado negarse a pagarles un subsidio a los trabajadores desempleados, que, como dije, ellos mismos habían pagado previamente al sistema . Al mismo tiempo, el gobierno redujo la supervisión pública del capital, lo que facilitó un tremendo grado de evasión y fraude fiscal entre los súperricos, incluido el escándalo del impuesto al valor agregado (IVA)  y un sonado escándalo bancario. Se estima que para el contribuyente alemán, los costos sólo de estas dos evasiones fiscales, es de entre  6 mil  y 13 mil millones de euros para el escándalo del IVA  y entre 10 mil y 30 mil millones de euros, el fraude del banco. Para poner esto en perspectiva, hay que saber que todo el presupuesto del Ministerio de Educación e Investigación fue de 18.270 millones de euros en 2019. Y el gasto público para programas de vivienda social en medio de la mayor crisis de vivienda desde la Segunda Guerra Mundial ascendió a sólo 1.500 millones de euros.

    Las leyes del plan Hartz fueron uno de los crímenes más grandes, si no el más grande, en la historia alemana de la posguerra y encarnan un punto de ruptura clave desde la época de las privatizaciones a precios de derribo  de las empresas públicas de Alemania Oriental que siguieron a la llamada reunificación en 1990. Todo lo que siguió, incluido el surgimiento de la extrema derecha, no puede explicarse sin referencia a la Agenda 2010 y al plan  Hartz.

    El científico social alemán y ex candidato presidencial Christoph  Butterwegge tiene razón cuando argumentó que el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) es un «presente» tardío de las reformas de Hartz, porque ha provocado deliberadamente el miedo al desclasamiento económico y la marginación profunda, en el centro de la sociedad. Después de todo, las nuevas leyes significan que no importa cuán altos sean sus ingresos salariales en este momento, porque si queda desempleado tiene sólo doce meses hasta caer en la  exclusión social total y la pérdida de soberanía personal y la dependencia de la caridad. Esencialmente, si pierde su trabajo, perderá  su hogar y su auto, financiados por crédito, entonces puede perder a su familia como resultado de la tensión emocional y, al final, pierde su dignidad como ser humano en sistema de trabajo alemán.

    Las leyes del Hartz, por lo tanto, sancionan a los pobres marginados, pero, y esto es crucial, han disciplinado a toda la clase obrera alemana, la han disciplinado en las negociaciones colectivas, e individualmente aceptando los peores tipos de trabajos precarios que el mismo gobierno de Schröder permitió. Como el sociólogo Klaus Dörre de la Universidad de Jena (en Turingia)  ha señalado, este tipo de precarización funciona como «vasos comunicantes», penetrando en la sociedad en general y dispersando los temores existenciales y una sensación subjetiva de impotencia económica en toda la clase media de profesionales, altamente calificados y aún trabajadores muy bien remunerados. Y ese era el propósito consciente: porque las personas que están tan muertas de miedo de perder sus trabajos harán todo tipo de concesiones en los procedimientos de negociación, tal como lo estaba haciendo el sindicato alemán de trabajadores metalúrgicos, incluso antes de la recesión del COVID-1. En la ronda de negociación colectiva de 2020 no hay demandas salariales a cambio de que la industria alemana ofrezca garantías laborales, en medio de procesos de automatización impulsados por el capital.

    Entonces, agregue digitalización y robotización a la ecuación y al hecho de que hoy en día muchos trabajadores no saben si su trabajo seguirá existiendo dentro de diez años, incluidos el trabajo de abogados, médicos, traductores y periodistas, y podrá comprender cómo esa disciplina ha funcionado Y mientras el centro neoliberal esencialmente dice que no hay alternativa a esta situación, que cada persona debe adaptarse a ella por sí misma; la extrema derecha reclama «soberanía» y utiliza los temores sociales y la impotencia en beneficio de sus propios planteamientos  de una sociedad racial y socialmente homogénea.

    Hoy en día, algunos cuadros neoliberales y de derecha del SPD (partido socialista alemán), así como los medios burgueses, todavía defienden la Agenda 2010. Argumentan que a principios de la década del  2000, Alemania sufría desempleo masivo y  según su relato,  los mercados laborales y los trabajadores necesitaban ser más «flexibles» para impulsar el empleo. La lógica en sí misma es irónica: debe ser más fácil despedir trabajadores para poder emplear a más de ellos, todo en nombre de la «resiliencia del mercado laboral». Esto revela la naturaleza del capitalismo que, para que funcione correctamente, los trabajadores deben tener miedo. Sin embargo, incluso en sus propios términos, esta lógica era una mentira. Cuando se observan los datos, se puede ver que la cantidad de horas trabajadas no aumentó en absoluto. En cambio, lo que aumentó fue el número de trabajadores, involuntariamente contratados a tiempo parcial, dentro del sector de bajos salarios ampliamente expandido, el más grande de toda Europa, con un 25% de los trabajadores. Además, muchos de los empleos creados no aportan en absoluto a los sistemas sociales; por el contrario, las reformas simplemente aumentaron el número de empleos complementados por los copagos del gobierno (debido a que pagan por debajo del mínimo). En otras palabras, el gobierno está subsidiando la sobreexplotación privada con fines de lucro, incluida la sustitución de los empleos sindicalizados del sector público de antes, por los llamados «empleos de 1 euros» proporcionados por asociaciones público-privadas en el sector de trabajo social.

    La neoliberalización de la socialdemocracia causó el ascenso de la extrema derecha

    Merkel fue muy afortunada de llegar al poder cuando todas esas medidas neoliberales en interés de la clase capitalista habían sido implementadas por un gobierno socialdemócrata y verde. Estas medidas destruyeron al Partido Socialista Alemán (SPD) y a su legitimidad hasta el punto de que los socialdemócratas no han podido recuperar su credibilidad y nunca podrán recuperarse de la desilusión que fomentaron. El SPD era algo así como el perro servil que hacía todo lo que su amo le pedía y luego es abandonado por inservible en algún lugar de la carretera. Debido a sus políticas contra su propia base de clase trabajadora, desde 1998, cuando todavía recibió 20,2 millones de votos, el SPD ha perdido a más de diez millones de votantes desilusionados, que se han repartido entre la abstención, DIE LINKE, los Verdes y, últimamente, incluso la AfD (Alternativa por Alemania, la ultraderecha). En 2017, el SPD recibió 9,5 millones de votos y el 20,5 por ciento de la participación de los votantes. Hoy, representa entre el 11 y el 17 por ciento en las encuestas. Desde que el gobierno de Schröder asumió el cargo en 1998, el SPD ha perdido casi la mitad de sus militantes, de 755.000 a 419.000 en la actualidad. Los líderes del SPD y los principales sociólogos políticos dirán que esto se debe a la erosión del medio social y moral y a la desconfianza en los partidos políticos y las instituciones sociales en general. Esto es una tontería. Simplemente no quieren enfrentar la realidad de que esto no es un desastre natural sino un desastre provocado por el hombre, el  desastre de la neoliberalización de la socialdemocracia. El ejemplo del Partido Laborista del Reino Unido muestra que esto no es un desarrollo cíclico inevitable sino político; desde que la revuelta socialista de Jeremy Corbyn entusiasmó a la base del Partido Laborista, casi se triplicó la militancia, pasando de 201.293 el 6 de mayo de 2015, el día antes de las elecciones generales, a 580.000 en enero de 2020. El Partido Laborista del Reino Unido hoy es el partido socialdemócrata más grande del mundo, impulsado por una nueva generación de jóvenes activistas socialistas.

    En la década del 2000, Margaret Thatcher dijo que Tony Blair y el New Labor fueron su mayor logro (es decir, haber vuelto neoliberales a los partidos que deben defender los intereses de los trabajadores). Del mismo modo, Schröder debería decir que Merkel fue su peor logro. Lo único injusto es que los Verdes, cuya base es la nueva pequeña burguesía liberal de izquierda, se vio mucho menos afectado por las leyes del Hartz, esencialmente permanecieron indemnes a la política neoliberal del gobierno de Schröder y ahora están preparados para formar gobiernos sólidamente burgueses con los conservadores

    DV: Entonces, ¿está diciendo que el ascenso de la extrema derecha es en realidad obra de Merkel y será su legado duradero? ¿Cuál es la relación entre su política concreta y el surgimiento de la extrema derecha?

    IS: La suerte de Merkel es de ser heredera de la neoliberalización realizada por el centroizquierda, heredera de una clase capitalista alemana súper competitiva, transformada en un estilo de gobierno muy particular. En la convención de la CDU, en Leipzig, en 2003, Merkel, que presidía el partido en ese momento, aun no se había presentado como un halcón neoliberal e intransigente de derechas. Eso ocurrió cuando promovió el modelo del Deutsche Bank y un modelo de un impuesto fijo. También fue el momento en que voló a los Estados Unidos y se disculpó con George W. Bush por la negativa de Alemania a participar abiertamente en la desastrosa «guerra contra el terror» estadounidense en Irak. Su artículo de aquel entonces, «Schroeder no habla por todos los alemanes «, publicado en el Washington Post, es para los libros de Historia. A nivel nacional, su liberalismo de línea dura la perjudicó seriamente y fue el motivo de que casi perdiera las elecciones generales de 2005 a pesar de la increíble insatisfacción que había con Schröder y el SPD.

    Como resultado, Merkel desarrolló un tipo de decisión presidencial y oportunista, dejando el trabajo duro a sus ministros, culpando a ellos de decisiones impopulares y cambiando de posición cada vez que parecía oportuno. Esto implicaba una forma moderada de modernización liberal, que incluía un permiso de maternidad y paternidad semi-feminista, guarderías, legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, etc. Por ejemplo, después de la catástrofe nuclear de Fukushima de 2011 y ante las tremendas protestas  antinucleares, Merkel cambió repentinamente sus posiciones sobre la extensión planificada de las licencias de operación de las centrales nucleares alemanas: declaró al momento que Alemania iba a terminar con la energía nuclear. Esto no fue difícil de hacer ya que, en ese momento, era un objetivo político que contaba con el apoyo de las tres cuartas partes de la población. Al mismo tiempo, esta cooptación y absorción de las demandas de los opositores políticos de la izquierda tuvo el efecto de la desmovilización asimétrica. Al final, el cambio en la política de energía nuclear no impidió, como se pretendía, el ascenso previsto de los Verdes con un primer ministro presidente en Baden-Württemberg, el antiguo maoísta convertido en muy conservador Winfried Kretschmann. En general, Merkel mostró una flexibilidad no vista desde el rey prusiano ante las revueltas populares de 1848, que instauró el:” ¿Hay una revolución contra ti? ¡Simplemente date la vuelta y di que la estás liderando!”.

    Pero Merkel no lideró. En general, ella representa el status quo, especialmente en términos de economía política. Sin embargo, ese status quo creado por el gobierno de Schröder era insostenible. El centro no pudo aguantar. Algo tenía que ceder.

    El miedo a desclasarse  dentro de la sociedad alemana, si no se resuelve, tiene que encontrar un tubo de escape. La pérdida de fe en la socialdemocracia, esta situación de indistinguibilidad entre los partidos políticos, esta crisis de representación, tuvo que encontrar un recipiente.

    Y ese barco fue, durante un tiempo y hasta cierto punto, DIE LINKE, que logró regresar al Bundestag con la ayuda del ex presidente del SPD y ministro de finanzas neokeynesiano,  Oskar Lafontaine,  considerado en algún tiempo como el «hombre más peligroso de Europa” por la prensa sensacionalista británica porque, en 1998, tenía la intención de volver a regular los mercados financieros de la eurozona.  Durante un tiempo, DIE LINKE fue brutalmente hostigado por todos los demás, especialmente por los socialdemócratas y por casi todos los medios de comunicación. Y sin embargo, DIE LINKE solo capturó aproximadamente un tercio de todos los votos que los socialdemócratas habían perdido. La crisis de representación significó principalmente un crecimiento de la abstención de los votantes, y han sido principalmente de los no votantes y de la CDU, de donde  la extrema derecha de AfD ha ganado sus seguidores.

    Al no deshacer el daño hecho por sus predecesores, Merkel pasará a la historia como la canciller que le falló a Alemania. Y no sólo a Alemania, sino también a Europa y al mundo.

    Una crisis global de seis dimensiones

    Merkel y su gabinete fracasaron al negarse a lidiar con lo que llamo la crisis global de seis dimensiones del mundo. Esta crisis global se extiende por seis niveles, cada uno de los cuales tiene el potencial de barbarizar a la sociedad.

    Esta crisis es obviamente económica y, como tal, ha regresado rápidamente acelerada por el COVID-19. Antes de que el virus condujera al colapso de las cadenas de suministro internacionales y al cierre de las fronteras, las tasas de crecimiento alemanas eran tan bajas como lo habían sido en el 2009, en el punto álgido de la mayor crisis del capitalismo global desde la Gran Depresión de la década de 1930, que en ese momento llevó al surgimiento del fascismo europeo. Al mismo tiempo, la crisis actual no es sólo una de la economía capitalista y su arquitectura financiera.

    En segundo lugar, también es una crisis de política y cohesión social (piense en la precarización, la digitalización y la forma en que la comercialización lleva a un desarrollo muy desigual en las regiones geográficas).

    Es, en tercer lugar, una crisis de las relaciones de género, dada la forma en que la feminización de los mercados laborales se produjo en condiciones neoliberales de bajos salarios y pobreza para la vejez, y también cómo las políticas de austeridad gravan aún más a la familia nuclear con la peor parte de la situación, trabajo reproductivo y social no remunerado de cocinar, lavar, limpiar, comprar y cuidar a jóvenes y adultos mayores.  

    Es, en cuarto lugar, una crisis de la democracia, dado que las políticas neoliberales han erosionado los sistemas de partidos de posguerra y a los partidos tradicionales, transformándolos en múltiples sistemas de partidos y han llevado al surgimiento de la extrema derecha, hasta el punto de que ahora es capaz de llegar al poder y ganar mayorías a nivel mundial, desde Donald Trump, hasta Narendra Modi en India, Jair Bolsonaro en Brasil, Viktor Orbán en Hungría, Jarosław Kaczyński en Polonia, etc.

    En quinto lugar, la crisis actual es una crisis de orden mundial, resultante del declive hegemónico del imperio de EEUU, el surgimiento de China y la rivalidad en la alta tecnología en la que están involucrados.

    Y, en sexto lugar, la crisis es una crisis civilizacional de sostenibilidad ecológica y catástrofe climática inminente.

    Ahora, no entraré en detalles, pero si observa cómo el gobierno de Merkel abordó estos diversos niveles de la crisis, verá políticas muy tímidas y estructuralmente conservadoras, una política de confusión pero sin ninguna visión de la sociedad que incluya todos.

    Sin esa visión, estoy absolutamente convencido de que el surgimiento del nacionalismo autoritario de derecha será imparable.

    La forma en que el gobierno de Merkel está obstruyendo que se pongan en marcha en la UE los llamados coronabonos; reforzando la insolidaridad europea durante la crisis, arriesgando una vez más la desintegración de la eurozona, revela que su política no ha cambiado.

    DV: ¿Cuál es el estado de la CDU hoy? ¿El ascenso de la extrema derecha los ha llevado a un cambio de rumbo?

    IS: La CDU  solía ser el socio natural de la burguesía y el partido gobernante natural. Desde 1949, cuando la CDU se formó, dirigió el gobierno nacional durante 54, de los 71 años desde el fin de la guerra.  Es el partido de gobierno y ese hábito caracteriza a todos los miembros de la CDU. Es de esperar que un grupo de ganadores reclame el liderazgo y tenga una visión audaz para sacar a Alemania de la actual crisis civilizatoria. Sin embargo, hasta el impulso potencialmente efímero que dio la crisis del COVID-19, tocando la campana de es «la hora de la acción» en todo el mundo, el liderazgo del partido estaba en estado de pánico porque está siendo canibalizado: desde la izquierda por los Verdes, que representan una burguesía transnacionalizada moderna y una nueva pequeña burguesía cosmopolita adaptada al capitalismo globalizado, y por la extrema derecha, que representan un capitalismo no competitivo, intensivo, que apuesta por las energías fósiles y de orientación nacional en combinación con una revuelta popular regresiva contra la modernidad. (N.de la E.: estas características sociológicas regresivas de la extrema derecha -ni siquiera al siglo XX sino al XIX- son muy propias de los radicales españoles de VOX, y también su discurso principal).

    Esta regresión es causada por las fuerzas centrífugas de la mercantilización neoliberal. La economía política de las últimas dos décadas ha desgarrado a la sociedad,  social y económicamente. El mercado hace lo que mejor sabe hacer: en lugar de tender hacia el equilibrio, crea enormes desequilibrios y caos.

    Crea una tremenda desigualdad de riqueza y la divergencia de regiones entre el núcleo capitalista y la periferia; entre el núcleo de la eurozona y su periferia; entre el sur de Alemania y el este y el norte de Alemania; entre las regiones metropolitanas de Alemania y las zonas rurales abandonadas; entre los prósperos barrios del centro de la ciudad y los barrios emergentes y los guetos en las afueras.

    Para la CDU y el estilo de política de consentimiento de Merkel, esto, por supuesto, tiene tremendas consecuencias. Es imposible ser una parte orientada al consentimiento en una sociedad económicamente polarizada. La polarización económica es seguida por la polarización política, entre ganadores y perdedores. Y la división ganador-perdedor no es sólo económica en términos de miedo al descenso social, sino que también es simbólica. Debido a que el rápido ritmo de globalización del capitalismo se desarrolla más rápido que la mentalidad  de las personas y su capacidad de adaptarse a la modernización necesaria, incluso inevitable, esto crea una brecha entre el antiguo centro simbólico de la sociedad y el nuevo. Esto, supongo, es el trasfondo de la división entre los llamados cosmopolitas, que abrazan la globalización capitalista, y los llamados comunitaristas, que se rebelan contra ella, que en cierta medida también es una división generacional. Esta división generacional se puede observar en muchos casos, incluso en las elecciones del Reino Unido de diciembre de 2019, donde los conservadores habrían ganado un escaso asiento si los millennials (los nacidos a partir de los 80) hubieran sido los únicos capaces de votar, y en los Estados Unidos en la forma en que se desarrolló el comportamiento de votación entre los partidarios de Bernie Sanders y el resto, en las primarias demócratas.

    Como consecuencia, la  CDU, un partido que pierde alrededor de un millón de votantes en cada ciclo electoral debido a la vejez, está siendo destrozado por los Verdes, quienes representan a la burguesía moderna,  y por  la AfD, que representa la revuelta contra esta modernidad. Y, como resultado, la CDU se ha convertido en una parte interesada de las divisiones internas, incluido el surgimiento de formaciones como la Unión de Valores,  firmemente conservadora, con cinco mil miembros, fundada en 2017. Por ejemplo, durante las elecciones regionales de Alemania del Este en 2019, sus líderes celebraron como una victoria que todavía fueran el partido más fuerte y capaces de formar una coalición contra la emergente AfD. Mientras tanto, en Turingia, se abrieron a la extrema derecha del presidente del partido abiertamente fascista Björn Höcke, quien, en su libro Nie zweimal in denselben Fluss (2018), ha declarado abiertamente un programa de asesinatos en masa que incluye la «remigración» impuesta dictatorialmente a minorías musulmanas y una «sangría» de opositores políticos. En aquel entonces, la CDU consideró las conversaciones de coalición y el 5 de febrero de 2020, apenas una semana después del septuagésimo quinto aniversario de la liberación de Auschwitz por el Ejército Rojo, la CDU cedió junto al FDP libertario al lograr que el candidato del FDP Thomas Kemmerich fuera elegido primer ministro con los votos de la AfD de Höcke, simplemente para expulsar a un primer ministro DIE LINKE muy popular y bastante moderado. Por el momento, estas alianzas con la extrema derecha han fallado, porque las intentaron aún muy tempranamente.

    Por el momento, la crisis del COVID-19 está fortaleciendo a los partidos gobernantes en las encuestas, a expensas de los Verdes. Esto estabiliza tanto al gobierno como a la CDU / CSU y es posible que esto pueda durar hasta 2021. Sin embargo, la tendencia general es diferente y desplaza a Alemania hacia las coaliciones nacionales CDU y los Verdes.

    En cualquier caso, debido a que un gobierno de coalición de CDU y Verdes será uno de desarrollo impulsado por el mercado, deteriorará los desequilibrios económicos y sociales en la sociedad alemana y, por lo tanto, continuará fomentando los orígenes sociales y económicos del surgimiento de la ultraderecha. Sólo un gigantesco programa de reforma global con cientos de miles de millones en inversiones públicas que aborden, de manera integral, la cuestión social y el cambio climático pueden defendernos del atractivo del fascismo.

    Una coalición del partido burgués de la CDU y los Verdes no se apartará del curso neoliberal sino que seguirá una especie de neoliberalismo verde autoritario como la actual coalición de conservadores y los Verdes en Austria. O es probable que una coalición CDU/ SPD en Alemania conduzca a un gobierno de coalición conservador y de extrema derecha en las siguientes elecciones, que tendrán lugar en 2025 o antes. Este será particularmente el caso cuando el proyecto de ley para los rescates en curso de las empreas, exija a la sociedad otra ronda de austeridad, que ya se está formando.

    Setenta y cinco años después de la liberación del fascismo alemán y una guerra mundial liderada por Alemania que destruyó Europa y la mayoría de las ciudades de Alemania, y mató a cerca de ochenta millones de personas en todo el mundo, la extrema derecha alemana está de regreso. Y cuando los líderes de los viejos partidos señalan con el dedo hacia el extrema derecha, los dedos en realidad les apuntan directamente hacia ellos: ¡Éstos son tus descendientes! ¡Ésto es lo que has hecho!

    En Europa y en la eurozona debería comenzar un programa de reforma radical global, el mínimo necesario para controlar el espectro del fascismo. Sin embargo, el gobierno alemán cedió a la presión de Estados Unidos y lideró la confrontación contra Rusia junto con los gobiernos de Europa del Este, tirando de Ucrania y esencialmente chantajeando y dividiendo al país con la opción de «la UE o Rusia», dividiendo el país en una sangrienta guerra civil.

    Como resultado, las viejas visiones de Gorbachev de la «Casa de Europa» y las relaciones de «buen vecindario» fueron destruidas. En cambio, con la excusa del Brexit y utilizando a Trump como pretexto, Alemania y la Unión Europea han acelerado la acumulación de capacidades militares, comenzaron a abogar por la «autonomía estratégica de Europa» y ahora están llevando a cabo las mayores maniobras militares desde el final de la Guerra Fría en la forma de la Trident Juncture de 2018 y la maniobra Defender 2020 de la primavera de 2020.

    La carrera armamentista global, de la cual los Estados miembros OTAN son la fuerza impulsora, está desviando recursos cruciales para abordar el cambio climático hacia los preparativos para una guerra.

    Una guerra a la que parecíamos estar muy cerca en enero de 2020 cuando el gobierno de Trump mató a Qasem Soleimani, el segundo líder más poderoso de Irán, y el gobierno iraní respondió bombardeando a dos, -aunque en su mayoría vacías- bases militares estadounidenses en Irak y derribó por error un avión civil con destino a Ucrania.

    Esta carrera armamentista global es derrochadora y realmente peligrosa. En medio de la crisis de COVID-19, el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, un socialdemócrata, anunció que estaba decidido a cumplir la demanda de la OTAN de gastar el 2 por ciento del PIB en el ejército.

    Para 2024, Alemania tendrá un presupuesto militar más grande que Rusia. Los gastos militares combinados de la OTAN son más de veinte veces mayores que los de Rusia.

    Mientras tanto, Rusia está siendo empujada a los brazos de China en lo que parece cada vez más una nueva Guerra Fría entre un bloque liderado por China y un bloque liderado por Estados Unidos, con una debilitada Unión Europea, que ahora ha declarado a China como un «rival sistémico«, como apéndice de Estados Unidos.


    Cómo las políticas neoliberales debilitaron la Unión europea

    Debido a que el camino neoliberal de integración siguió desde la Ley Única Europea de 1985, que impuso la unanimidad con respecto a las regulaciones económicas, y el Tratado de Maastricht de 1992, que disciplinó a los Estados europeos en la búsqueda de políticas neoliberales de promoción, no condujo al equilibrio económico y la convergencia como proclama la ortodoxia neoliberal que se enseña a los jóvenes en las escuelas de negocios de todo el mundo. Como se mencionó anteriormente, condujo a exactamente lo contrario. Desindustrializó el sur y la periferia de la Unión Europea en el sur y el este de Europa, incluido el antiguo territorio de la República Democrática Alemana, que ahora funciona como proveedor de mano de obra barata y servil sin unidad real, similar a como funciona el sur de los EEUU, mientras que las ganancias generadas particularmente en Europa del Este se repatrían a los centros europeos donde se ubican las sedes corporativas, que cubren los bolsillos de los propietarios de capital, incluido el nuevo récord de 627.000 alemanes que, según los datos oficiales de Statistische Bundesamt, no trabajan porque sus ingresos provienen únicamente de dividendos de capital y alquileres extraídos de inquilinos alemanes. ¡627.000 personas en un país con una población en edad laboral de 51.8 millones! Eso es el 1.2 por ciento.

    En cualquier caso, como también saben, Merkel, como líder gubernamental del país económicamente dominante en la eurozona, y su ministro de finanzas, Wolfgang Schaeuble, supervisaron la forma particular en que la Unión Europea resolvió la crisis de la eurozona, concretamente a través de una estrategia interna de devaluación de costos y salarios. Fueron los principales orquestadores del giro de austeridad en la zona del euro que siguió después del resurgir keynesiano de corta duración de 2008-2009 y las esperanzas de un New Deal verde habían sido enterradas. Como resultado, el Pacto Fiscal, es decir, la nueva gobernanza económica en la eurozona, reforzó la arquitectura neoliberal de la UE con sus mecanismos de vigilancia Sixpack, reforzó el castigo de la deuda del gobierno, el retroceso de los acuerdos de negociación colectiva de los trabajadores, y más. Y cuando este tipo de políticas y las medidas de austeridad que lo acompañaron resultaron ser realmente impopulares entre la periferia del sur de la UE, lo que llevó a los movimientos de protesta de clase más fuertes desde la década de 1970, los gobiernos europeos se apegaron a su curso.

    Sin embargo, la derrota de la izquierda europea en julio de 2015 realmente funcionó como un catalizador para el surgimiento de la extrema derecha en Europa. Porque, como argumentó el teórico griego-francés Nicos Poulantzas en su libro Fascismo y Dictadura de 1974, en condiciones generalmente insostenibles, no es la fuerza de la izquierda lo que impulsa el fascismo (como reacción) , sino más bien la incapacidad de la izquierda para tomar el poder y realmente cambiar las condiciones materiales de vida para la mayoría de la clase trabajadora, lo que crea un vacío político que luego es llenado por la extrema derecha demagógica.

    «No tengan esperanzas de que haya una renovación de la socialdemocracia alemana«


    DV: Entonces, ¿cuáles son las posibilidades de renovación de la izquierda en Alemania hoy? El SPD recientemente cambió su liderazgo, ¿qué se puede esperar del nuevo liderazgo del SPD? ¿Existe potencial para una resocialización del SPD?


    IS: Es cierto que el nuevo liderazgo del SPD, con Saskia Eskens y Norbert Walter-Borjans, no es el liderazgo que la ejecutiva del partido había esperado. Es cierto que Eskens y Walter-Borjans iban en una plataforma crítica y exigieron una política industrial activa, inversiones públicas y un aumento del salario mínimo. Sin embargo, una vez elegidos, Eskens y Walter-Borjans se acercaron a la derecha interna e hicieron una serie de concesiones significativas. El pequeño impulso que había allí ahora se ha ido, especialmente porque el nuevo liderazgo se abstuvo de cancelar la gran coalición con Merkel, que ha destruido el partido. Mientras tanto, los medios burgueses y la derecha neoliberal dentro del partido ya han comenzado a desacreditar a Eskens y Walter-Borjans. Por lo tanto, la guerra interna del partido está en marcha y los neoliberales parecen ser los probables ganadores.

    Está claro que un cambio en la izquierda en Alemania es extremadamente importante para Europa dado el gran tamaño de la economía alemana y el dominio económico del país en Europa. Y, sin embargo, la gente en Europa no debe cultivar la esperanza de que la socialdemocracia alemana se vaya a renovar.

    La crisis financiera mundial ha debilitado el centro neoliberal a tal punto que sus partidos conservadores podrían ser asumidos desde la extrema derecha (Trump) y que sus partidos socialdemócratas podrían ser asumidos por la izquierda.

    En 2021, cuando habrá nuevas elecciones parlamentarias en Alemania, el SPD habrá estado en el poder durante diecinueve años y ha implementado la neoliberalización exhaustiva de la sociedad alemana y su cambio hacia el militarismo y el imperialismo en el extranjero. Puede imaginarse que durante esos años, fue esencialmente DIE LINKE lo que absorbió a todos los jóvenes idealistas de izquierda, visionarios, críticos del neoliberalismo y activistas del movimiento social y contra la guerra, mientras que el SPD atrajo a personas con mentalidades neoliberales, oportunistas y tecnócratas.

    La segunda y más importante razón es que la economía política de Alemania es muy diferente. Socioeconómicamente, los Estados Unidos y el Reino Unido tienen mucho más en común con España, Italia y Portugal que con Alemania. El título alemán del libro de Oliver Nachtwey The Hidden Crisis of Germany (2019) (La crisis oculta de Alemania) es Downwardly Mobile Society (Una sociedad en descenso) pero incluso Nachtwey admitió que Alemania no es una sociedad en la que las clases medias hayan sido desclasadas de hecho. Como dije anteriormente, Alemania se encuentra entre los países donde el problema para las clases medias dependientes de los salarios no es el desclasamiento real, sino el miedo a ser desclasado como resultado de los procesos descritos anteriormente: reubicación de capital, digitalización, desempleo y vejez. La metáfora de Nachtwey de una escalera mecánica descendente es bastante útil. La crisis oculta es esencialmente que las personas, literalmente, tienen que trabajar más y más duro para permanecer en el grupo de ingresos medios que aún disfruta del «estilo de vida alemán» : poseer su propia casa suburbana, dos autos, nadar en Mallorca, y soñar con bucear en Bali. La diferencia entre Alemania, por un lado, y los Estados Unidos y el Reino Unido, por el otro, es que mientras que en Alemania la erosión de la clase media es simplemente temida, en los Estados Unidos y el Reino Unido esta erosión ha tenido lugar durante mucho tiempo, especialmente para los millennials Esto se debe a tres factores clave: (1) la desindustrialización, (2) la relativa debilidad sindical y (3) la deuda estudiantil, y en los Estados Unidos, además la deuda de atención médica privada. Los jóvenes en los países anglosajones pueden girar a la izquierda porque les queda poco o nada que perder. Como argumenta Grace Blakeley, la juventud en Gran Bretaña es anticapitalista porque es poco probable que alguna vez posean capital.

    Por el contrario, en Alemania, donde todavía existe una sólida base industrial con cobertura de negociación colectiva (que proporciona altos salarios industriales), donde, después de fuertes huelgas educativas, la educación superior es gratuita nuevamente, y donde la atención médica también es en gran medida gratuita, los jóvenes están girando a la derecha porque todavía tienen mucho que perder.

    El pánico generalizado tiende a llevar a las clases medias y media alta a unirse a coaliciones de derecha, como en la mayoría de los países centrales de la UE al comienzo de la crisis, mientras que el desclasamiento permite a la clase trabajadora educada y ala clase media baja, unirse a coaliciones de izquierda, como ha sido durante mucho tiempo, en la periferia sur y oeste de la UE (España, Portugal, Grecia, Irlanda y, en cierta medida, también Italia).

    En Alemania, de momento, la extrema derecha es más dinámica que la izquierda porque su mensaje resuena en grandes segmentos de la clase media asustada. Este mensaje equivale a la idea conservadora de que todo puede permanecer como está si la clase media es lo suficientemente despiadada con los refugiados , con los europeos «perezosos» no competitivos de sur y con los pobres. No hay alternativa a la creación de un bloque contrahegemónico de la mayoría de la clase trabajadora en Alemania, que se extienda desde la clase trabajadora con altos ingresos y seguridad laboral, hasta la fuerza laboral precaria.

    Para crear un bloque contrahegemónico, la clave será una combinación inteligente de una nueva política de clase, feminista, antirracista, ecológica y un izquierdismo popular inclusivo. Y uno de los campos clave en la lucha será la vivienda, porque Alemania es un país de inquilinos, no de propietarios, y el capital excedente en busca de salidas de inversión rentables en el mercado inmobiliario alemán y la burbuja inflacionaria resultante, está afectando también a los grupos de ingresos medios.

    Las posibilidadaes de construir una sociedad socialista

    DV: Entonces, si la renovación del SPD es poco probable, ¿dónde deja eso a la izquierda alemana? ¿Y qué hay de DIE LINKE? El programa del partido DIE LINKE establece que el objetivo del partido es construir el socialismo democrático. La transición del capitalismo al socialismo implica que los medios de producción serán propiedad de quienes crean (nuevo) valor, es decir, de los trabajadores. Los capitalistas son los que tienen estos medios de producción y la historia nos ha demostrado que la expropiación de los medios de producción nunca ha sucedido a través de juegos institucionales impuestos por la burguesía, sino por la lucha de clases abierta. Sin embargo, desde afuera, DIE LINKE parece ser un partido que apuesta más al éxito electoral que a agudizar la lucha de clases. ¿Cual es su comentario a esto?

    IS: Estoy de acuerdo en que el socialismo se alcanza por la lucha de clases. Será logrado por aquellos que, en primer lugar, tienen un interés objetivo en el socialismo, porque son trabajadores sin propiedades y dependientes del salario, y que, en segundo lugar, tienen los medios para hacer cumplir el socialismo, porque como clase ejercen el único poder que puede desafiar el poder del capital: el poder de retener su fuerza de trabajo a través de la organización colectiva y la huelga. Porque cuando los trabajadores se dan cuenta de que son ellos, junto con la naturaleza, quienes crean toda la riqueza social existente, cuando se dan cuenta de que el capital no es nada sin ellos, que el capital los necesita más de lo que ellos necesitan a los capitalistas, entonces el socialismo se convierte en realidad, o al menos en una posibilidad muy real.

    La pregunta clave, supongo, es qué significa la lucha de clases abierta. En general, estoy convencido de que la revolución social en las sociedades capitalistas avanzadas de hoy depende más de transformar el Estado capitalista en un Estado democrático, que de «asaltar el Palacio de Invierno». La revolución en Occidente hoy no se trata de levantar las armas contra el Estado capitalista. Si haces eso, serás asesinado por las fuerzas de seguridad cada vez más entrelazadas con la extrema derecha, como muestra el libro Extreme Sicherheit (Extrema Seguridad). Y no sólo eso: quien entre en el Estado, descubrirá que el poder real se encuentra fuera del estado, en el capital.

    En mi opinión, la lucha de clases por el socialismo de hoy necesita organizarse como el ala izquierda del movimiento obrero existente y necesita formar partidos de clase. Los sindicatos son los escudos de los trabajadores, las huelgas  son la espada.

    Por otra parte, recuperarse de la derrota por el giro neoliberal y reconstruir el movimiento laboral y la izquierda socialista es un proyecto a muy largo plazo. Pero la crisis climática -una crisis causada por el capitalismo y su dependencia sistémica del crecimiento contínuo- no permite largos plazos. En realidad es una situación horrible, difícil de dirigir, pero no hay atajos en la historia, o tienen un costo enorme.

    La estrategia transformadora de hoy va más allá del viejo reforma o revolución, y movimientos populares o parlamentarismo. Incluye una política dentro, fuera y contra el Estado.

    No nos queda mucho tiempo antes de la crisis del capitalismo global, el surgimiento mundial de la ultraderecha  y la inminente catástrofe climática, que nos llevará a una especie de barbarie que puede empequeñecer las barbaridades de las tres grandes crisis del capitalismo pasadas: la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial y el giro neoliberal.

     
    • Sergio 1:22 pm el 29 junio, 2020 Enlace permanente | Responder

      Se utiliza la palabra «facismo» en forma incorrecta. No pretendo hacer una defensa del mismo, pero me parece que estos movimientos autoritarios que están surgiendo no tienen nada que ver con el «facismo», ya que el mismo no era liberal en lo económico, lo que marca una diferencia sustancial con estos movimientos «neo» actuales. Lo que estamos viendo no es mas que el «autoritarismo oligárquico» que finalmente se expresa en forma brutal, sin que lo medios lo puedan ocultar más. Al utilizar la palabra «facismo» no se hace más que ocultar el verdadero origen de la dictadura. La Dictadura de las Oligarquias es lo que pretende imponerse en el mundo hoy.

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    • D.M. 3:42 pm el 29 junio, 2020 Enlace permanente | Responder

      En realidad los fascismos del siglo XX, eran todos liberal capitalistas en lo económico, pero lo ocultaban todo lo que podían . Los fascismos europeos -se acepta ese nombre genérico para todos ellos- competían ideológicamente con los movimientos socialistas y comunistas por captar a la misma base: los trabajadores, por eso tenían que presentarse como una alternativa al capitalismo puro y duro. Pero en realidad, todos ellos tuvieron apoyo de los capitalistas: en Alemania, es bien conocida la implicación de prácticamente todas sus empresas más emblemáticas con el nazismo. Hasta el capital internacional colaboró con el nazismo (las estadoundienses IBM o la Ford, son los ejemplos más conocidos). El Estado seguía siendo capitalista, bastaba con que los empresarios se afiliaran al partido nazi para tener mano de obra esclava (de los campos de concentación) y grandes contratos con el Estado para producir armamento. La clase trabajadora alemana no mejoró en absoluto, al contrario, fueron enviados a una guerra que no podían ganar, en la cual murieron hasta 3 generaciones de una misma familia. Haber caído en el engaño del nazismo sólo les trajo mucho sufrimiento y el oprobio mundial.
      La variante española del fascismo (el nacionalcatolicismo franquista) tampoco tuvo nada de anticapitalismo en lo económico. Había un conglomerado de empresas públicas, sí, en manos de la oligarquía española que las administraban como propias, por otra parte, las empresas privadas estaban mayormente en manos de una oligarquía atrasada, ignorante, que no era competitiva en nada, pero como el país estaba cerrado a cal y canto, y tenian una clase obrera discipinada, sin sindicatos, y no había competencía, eran los únicos que prosperaban.
      Hubo, sí una idea de función social del capital, de la Falange original, grupo que Franco se ocupó de destruir. Y a los falangistas que lo enfrentaron, los encarceló y hasta mandó a fusilar alguno.

      Los movimientos autoritarios de ultraderecha que están surgiendo, -por lo menos en Europa- tienen casi todo en común con aquellas pesadillas que ya vivimos. Y en lo económico no son anticapitalistas, lo que quieren sí, es que se les elimine la competencia de otros capitalistas con los cuales ellos no pueden competir, porque son los sectores más atrasados de industrias insostenibles. No plantean en ningún momento, ni siquiera mejorar los salarios de los trabajadores, sino que buscan un chivo expiatorio de los males que afectan a la clase trabajadora: les dicen que son los extranjeros, que han venido a quitarles el trabajo, que usan la sanidad y la escuela pública, o las ayudas sociales. Lo mismo que hicieron los nazis, buscar un chivo expiatorio.

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