OTAN-RUSIA: Por qué las élites occidentales han construido «la amenaza rusa»

Jan Öberg, uno de los mayores expertos mundiales en conflictos militares explica por qué Rusia no representa ninguna amenaza para la OTAN ni para los Estados neutrales, y por qué las élites de Occidente han declarado «la amenaza rusa». Öberg advierte que gastar billones en una amenaza inexistente acelerará la pérdida de posición de Occidente frente a los nuevos actores del mundo multipolar emergente.

Jan Öberg (Dinamarca, 1951), es doctor en Sociología, fue director del Instituto de Investigación de la Paz y asesor del Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia (1983-1989); profesor en Paz e Investigación de Conflictos, en la Universidad de Lund (Suecia); y profesor durante más de 20 años en estudios de paz y conflictos, en universidads de Japón, España, Austria y Suiza, entre otros países. En 1985 creó la Fundación Transnacional para la Paz y la Investigación del Futuro (TFF), inspirada en el lema «lograr la paz por medios pacíficos y abolir la guerra», el mismo de la Carta de la ONU. La TFF es una red de 60 académicos eminentes expertos en la paz; personas de los medios de comunicación; militares retirados; diplomáticos; psicólogos, y otros profesionales. En este enlace pueden leer artículos en inglés de la Fundación Transnacional para la Paz.

Jan Öberg ha recibido premios por su investigación y trabajos sobre la paz, y ha sido nominado varios años para el Premio Nobel de la Paz.

JAN ÖBERG / THE TRANSNATIONAL

La propagación omnipresente, masiva y uniforme de la afirmación que Rusia es una amenaza para la OTAN es una patraña, cuando se realiza un análisis de amenaza de calidad profesional creíble. Decidir los gastos militares por el porcentaje del PIB es una tontería ejemplar. La OTAN no puede llamarse una organización «defensiva». Las 17 razones por las cuales Rusia no es una amenaza para la OTAN o para los Estados neutrales.

La OTAN pronto cumple 75 años, en medio de su crisis más profunda de la historia, sin importar lo que digan. Durante todos estos años, hemos escuchado repetidamente que los «rusos» -antes el Pacto de Varsovía y hoy Rusia- ¡están a las puertas!

Pero si bien los soviéticos/rusos han invadido a otros países, nunca han invadido uno de la OTAN o un país neutral en Europa. Y cuando la primera Guerra Fría terminó hace unos 30 años, y se abrieron los archivos, no se encontraron planes intempestivos para un ataque y ocupación de ningún país, sólo había planes sobre cómo retroceder atacando a las fuerzas occidentales si los atacaban.

Si las predicciones han sido tan constantemente equivocadas durante siete décadas, ¿no tendría sentido común preguntarnos por qué hemos estado equivocados todo el tiempo? ¿Por qué gastamos billones en protegernos contra una amenaza permanente que nunca sucede, un poco como esperar a Godot en el drama igualmente absurdo de Beckett?

La meta sin sentido de la OTAN de que todos los miembros deben gastar al menos el 2% del PIB, que solía ser vista como un techo, ahora se ha convertido rápidamente en el mínimo.

¿Y por qué los países de la OTAN, estos años se mueven en la dirección de una economía de guerra donde las armas tienen prioridad sobre la mantequilla hasta tal punto que sus economías y bienestar se verán fundamentalmente socavados?

Todo lo que se necesita para respaldar esas predicciones y políticas que promueven el militarismo y las políticas peligrosamente incorrectas, son una o más de estas cuatro afirmaciones o mantras repetidos:

«Que vienen los rusos».
«Putin es un dictador, un hombre malvado».
«Mira su invasión a gran escala en Ucrania, inesperada, y no provocada».
«Después de que Putin haya tomado Ucrania, no estará satisfecho, y pasará a tomar otros países»

Esto se dice repetidamente sin ninguna evidencia o probabilidad, es un dogma. Este es también el escenario establecido por el Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Lloyd Austin, a principios de marzo de 2024, del cual concluyó que «si Ucrania cayera, la OTAN estaría en guerra contra Rusia». El Jefe de Defensa sueco ha argumentado que «Putin podría hacer una invasión parcial del sur de Suecia«.

Los cuatro mantras anteriores no tienen validez. Los políticos, los medios de comunicación y los expertos académicos que los promueven constantemente los dicen sin escenario, argumento o probabilidad plausibles. Eso se debe a que no se basan en ningún análisis.

Además, la mayoría de los ciudadanos no pueden mirar más allá de la propaganda. La amenaza rusa es declarada por las élites, algunos de alto rango en uniforme militar, y políticos vestidos correctamente: ¿quién tendría suficiente conocimiento para ponerse de pie y decir que el emperador está desnudo?

Hay un término para esto: Fearology [«Miedología»]. Instalar el miedo en las personas hace que sea mucho más fácil hacerles creer lo que escuchan y aceptan políticas que, supuestamente, los protegerán contra lo que se les hace temer. Tiene el carácter de motivación perpetua y no sirve a la seguridad de las personas, sino a las élites del complejo militar-industrial-mediático-académico (MIMAC).

1 • Reúna los mejores expertos civiles y militares de su país, forme una Comisión de Trabajo, y que trabajen durante al menos un año.

2 • Observen todos los factores, riesgos, tendencias y eventos que podrían amenazar a su país, desde el interior y desde el exterior, por todo los medios, civiles y militares.

3 • Desarrollen escenarios sobre hacia dónde se mueven el mundo, su entorno y su propio país, de lo mejor a lo peor de los casos, con quizás 5-10 escenarios diferentes de lo que podemos esperar bajo estas o aquellas circunstancias, teniendo que protegernos, y, aunque sea difícil: ¿qué podemos imaginar que sea muy sorprendente?

4 • Decidan el marco de tiempo: 5, 10, 20 o 50 años en el futuro.

5 • Luego decidan qué tipos de amenazas son probables dentro de cada marco de tiempo. También evalúen qué amenazas son tan grandes (si se hacen realidad) que no tiene sentido protegerse contra ellas, como una guerra nuclear o una catástrofe ecológica global. Además, decidan qué amenazas probables son tan pequeñas que pueden ignorarlas y manejarlas con poca antelación.

6 • En este punto, tiene una serie de escenarios de amenazas más o menos complejos, cada uno con su propia probabilidad: ¿cuál es la probabilidad de que X suceda dentro de los próximos 5 o 20 años?

7 • Luego decida contra cuál de ellas planificar. Seleccione aquellas que están dentro de un rango medio de probabilidad y sus recursos le permiten hacer algo para prevenirlas.

8 • El siguiente paso es investigar qué recursos tiene hoy, y puede movilizar si es necesario. Todos los países tienen que economizar lo que tienen (recursos escasos) y hacer prioridades. No pueden gastar tanto en su estabilidad, defensa, seguridad y paz, porque los recursos no son ilimitados, y hay otros sectores que también necesitan fondos.

9 • A través del diálogo político transversal con la sociedad y la toma de decisiones democráticas, se idea y se financia una política de defensa de acuerdo al análisis integral de amenazas que los expertos mencionados en el punto 1, han informado a los políticos. Luego se toma una decisión sobre lo que el país puede hacer para protegerse contra las amenazas, cuándo y de quién.

Así es como se realiza un análisis de amenaza nacional de calidad, simplificado en estos 9 puntos.

El emocionalismo y las decisiones de pánico de las pequeñas élites de «pensamiento grupal» que piensan con este tipo de pensamientos, constituyen una receta completa para ser golpeados, tarde o temprano, por un desastre imprevisto.

Sin embargo, trágicamente, los países de la OTAN ahora van por la vía tonta/emocional en lugar de la determinación de amenazas analíticas racionales. Ahora, en primer lugar, tratan de encubrir su error de tratar de incorporar a Ucrania a la OTAN y en segundo lugar, carecen de la capacidad intelectual necesaria para hacer lo contrario.

Uno de los muchos indicadores de esa incapacidad dentro de la OTAN es que vinculan sus inversiones en el ejército al PIB, es decir, el desempeño económico. Por lo tanto, un país que funciona bien en su economía civil asigna automáticamente más de su Tesoro a la Alianza. Por el contrario, un país en crisis económica rinde menos que cuando funciona bien.

Lo absurdo de esto es que el porcentaje del PIB (que hay que destinar a la OTAN) está totalmente divorciado de cualquier análisis de amenazas realizado con el método clásico integral de nueve puntos citado. Está vinculado, en cambio, al desempeño económico, no a un análisis de amenazas serio, y por lo tanto los gastos militares no tendrán nada que ver con que el nivel de amenaza general suba o no. Lo único relevante es si la economía sube o baja.

Una vez más, esto se basa en la idea igualmente absurda, o supuesta implícitamente, de que gastar más dinero para adquirir más armas es el único o mejor camino hacia la seguridad. También se basa en la dudosa suposición de que más significa mejor. Si los países invierten todo su dinero extra en armas pero no hacen nada para asegurar su importación o producción de energía, no podrán alimentar sus aviones de combate, ni a sus tanques y quedarán atascados en el terreno.

Es tan sin sentido como sería argumentar que cuanto más invertimos en medicina, más saludable será automáticamente nuestra sociedad. Es posible, tanto empírica como filosóficamente, argumentar que no existe una correlación inmediata o automática entre la inversión en armas y la seguridad; o entre la inversión en medicina y la salud.

La medida porcentual de PIB (a destinar al gasto militar) es expresiva del pensamiento de la economía de mercado: más dinero significa resolver un problema. Todo se convierte en un precio en el mercado, no en una cuestión para el pensamiento, para las evaluaciones analíticas o las posibles soluciones alternativas, y es una medida cuantitativa, no cualitativa. Recuerda al personaje de una de las obras de Oscar Wilde que dice algo así como: ahora somos una sociedad en la que las personas conocen el precio de todo y el valor de nada: cantidad versus calidad.

Además, si hay algo que la historia de la guerra nos dice, es que los países con grandes fuerzas y gastos militares, sistemáticamente pierden guerras contra adversarios más pequeños, como por ejemplo, Vietnam. ¿Por qué? Porque los países más pequeños atacados, tenían una mejor moral, mejores estrategias y doctrinas, conocían sus propias culturas y sociedad mejor que el invasor, y conocían al invasor mejor que lo que el invasor los conocía.

La simple conclusión es que la vinculación de los gastos militares al desempeño económico es indicativo de pobreza intelectual y pensamiento mecánico y, con toda probabilidad, conducirá al autoengaño. Después de todo, es la calidad/valor de lo que hacemos y no sólo el precio de las cosas, lo que determinará la supervivencia, la seguridad y la paz.

Ahora veamos por qué «la amenaza rusa» no es tal.

1 • Rusia perdió al menos 25 millones de personas en la segunda guerra mundial. Los rusos saben mejor que la mayoría lo que significa la guerra.

2 • Rusia ve la necesidad de una zona de seguridad de algún tipo porque es Rusia la que ha sido invadida tres veces desde 1812 (Napoleón, la coalición internacional durante la revolución de 1917; y los nazis) y no al revés.

3 • Rusia tiene las mayores reservas en términos de recursos naturales y no necesita tratar de obtener las de otros, como hace EEUU y otros, con el petróleo en Medio Oriente.

4 • Rusia ha aprendido del colapso de la Unión Soviética y del Pacto de Varsovia (1990-91) que no se puede seguir a los países de la OTAN en gastos militares sin militarizarse hasta la muerte, es decir, socavando su economía civil.

5 • La economía de Rusia es muy pequeña en comparación con las economías sumadas de los 32 países de la OTAN.

6 • Los gastos militares de Rusia fueron el 8% de los gastos de la OTAN hasta la guerra en Ucrania. Es cierto que los gastos militares no se traducen directamente en capacidades para iniciar guerras, luchar y sostenerlas. Por otro lado, comenzar una guerra contra un adversario con 12 veces mayores gastos militares y una economía mucho más grande sería una locura, el suicidio o un error de cálculo fatal basado en una irracionalidad completa. Y Putin y las personas a su alrededor no sufren tales enfermedades.

7 • Estas limitaciones hacen que sea extremadamente improbable que Rusia tenga éxito, si lo intentara, de construir algo débilmente similar al Imperio Global de los Estados Unidos o ser un «imperialista», como a menudo se le llama. Tiene algunas bases en el extranjero, pero no las cerca de 800 de EEUU. Rusia no es un poder imperialista.

8 • Si invadiera un país de la OTAN (o cualquier otro para el caso), enfrentaría un nuevo problema: las personas ocupadas trabajarían invariablemente contra sus ocupantes. ¿Cómo podría Rusia, con sus recursos militares relativamente limitados, administrar, asegurar y desarrollar una serie de países, y mantenerlos lejos del brazo de la OTAN intentando recuperarlo?

9 • Si la agresión contra la OTAN o los Estados neutrales, o contra los Estados de todo el mundo, estuviera, por así decirlo, en los genes de los rusos, ¿por qué no han hecho mucho más? En las décadas de 1960 y 1970, el alcance global de la Unión Soviética, particularmente en África, así como en el Medio Oriente, política y militarmente, fue mucho más grande que el de Rusia hoy.

10 • La Rusia posterior a la guerra fría, en la etapa del presidente Putin ha invertido predominantemente en recuperar el país después de la desintegración completa y desastrosa de aquel entonces, y ha creado una sociedad admirable con una economía más fuerte de lo que la mayoría ha predicho, y también se mantuvo bastante resistente a las sanciones más intensas y amplias de la historia impuestas por los países de la UE y la OTAN. Invadir un país de la OTAN socavaría o destruiría todo eso.

11 • Vladimir Putin ha sido presidente durante más de 20 años. Si fuera un verdadero expansionista o «imperialista», ¿cómo es que no ha invadido un país tras otro, inspirado en los estadounidenses y la OTAN que han estado haciendo ese tipo de cosas de forma permanente, desde 2011?

12 • Si Rusia es una amenaza tan formidable, ¿por qué no ha construido más de 700 bases militares en todo el mundo como Estados Unidos y cientos más para igualar a Francia y el Reino Unido en ese campo?

13 • Mientras que la Unión Soviética representaba una ideología competitiva hasta su disolución (comunismo soviético, economía estatal planificada, partido comunista, etc.) Rusia hoy no puede ser percibida como una amenaza sistémica o ideológica.

14 • Todos los líderes rusos, incluidos Gorbachev, Yeltsin, Putin y Medvedev, han expresado su interés en trabajar con la OTAN, construyendo «una casa europea» como decía Gorbachev. El ex Secretario General de la OTAN (1999-2003), el británico George Robertson, ha explicado cómo se discutió una especie de membresía de la OTAN para Rusia, cuando Putin planteó el tema, y la OTAN le dijo que Rusia tendría que hacer cola después del pequeño Estado de Montenegro. La Unión Soviética pidió convertirse en miembro de la OTAN en 1954, fue rechazada y luego, estableció el Pacto de Varsovia en 1955. Sin embargo, estos vanos intentos rusos, difícilmente pueden verse sólo como fracasos negativos, sino como un hermano occidental que quiere para unirse al hermano más grande en lugar de matarlo.

15 • El presidente Putin ha declarado repetidamente que ve a Rusia como, al menos también, una cultura y Estado europeos, y que sin intercambios entre Europa occidental y Rusia a lo largo de la historia, Rusia no habría sido lo que es hoy. Los europeos occidentales de la OTAN y la UE nunca han tenido una actitud similar con la cultura rusa: No tuvieron ningún problema ni vacilación para cortarla después de la guerra en Ucrania.

16 • Vladimir Putin nunca le ha dicho a la OTAN «si esto o aquello sucede, o si haces esto o aquello, Rusia invadirá tu país». Su estilo ha sido apelar a la OTAN para no continuar la política de expansión; un ejemplo es su discurso en la Conferencia de Seguridad de Munich en 2007. En general, la actitud de Rusia hacia la OTAN ha sido mucho más defensiva después del final del final de la Guerra Fría que durante ella.

17 • Sea lo que sea que piensen del presidente de Rusia, no es ni inexperto ni un tonto ni un loco suicida. Y no se volvió loco ni se convirtió en maníaco el 23 de febrero de 2022.

Si algunos o todos, los 17 puntos anteriores son razonables, la OTAN sólo tiene una tarea ahora: ocuparse de sus propios asuntos.

Si leen el Tratado de la OTAN de 1949, es básicamente una copia de la Carta de la ONU. Argumenta que los conflictos se transferirán a la ONU y se resolverán por medios pacíficos. El Artículo 5, que establece que si un miembro de la OTAN es atacado, los otros irán en su defensa, indica que la alianza es de hecho defensiva.

Aquellos que llaman a la OTAN «defensiva» carecen de ideas básicas en estos asuntos, o practican la ignorancia oportuna.

Una alianza, y miembros de la misma, que : 1) Actúan fuera de su propio círculo de membresía, 2) llevan a cabo operaciones militares ofensivas fuera de sus fronteras; 3) carecen de un mandato legal como en Yugoslavia; 4) se basan en la disuasión ofensiva en lugar de defensiva; 5) persiguen la defensa y el despliegue en más territorios; 6) se basan en armas nucleares; 7) insisten en usar armas nucleares también contra un ataque convencional, simplemente no puede, por definición del concepto, caracterizarse como «defensiva».

Este es otro ejemplo de una patraña militarista: «Defensivo» es para consumo doméstico. No puede admitir ante sus ciudadanos que es una alianza ofensiva y amenazadora con los demás. Y ningún país que enfrenta la confrontación de la OTAN la percibiría como «defensiva». Entonces, «defensiva» es una calificación para el mundo atlantista, no para el resto del mundo.

Entonces, ¿por qué nos dicen que Rusia es, de todos modos, una amenaza formidable para la OTAN?

Si Rusia es una «formidable amenaza» ¿cómo es que el ex secretario General de la OTAN Anders Fogh Rasmussen, declaró contundente en el canal 2 de Dinamarca, después de comenzar la guerra en Ucrania: «Putin será golpeado como un puré por la OTAN. Una vez que la OTAN se mueva, será con una enorme fuerza. Debe recordar que las inversiones que hacemos en defensa son diez veces mayores que las de Putin».

Algo no tiene sentido. Parafraseando a Shakespeare, algo huele a podrido en la alianza «defensiva» de la OTAN. Y esa podredumbre podría terminar con nosotros en el NO SER en lugar del SER.