GEOPOLÍTICA MUNDIAL: Las repercusiones globales del ataque de Hamás
El politólogo Pepe Escobar, en una nota publicada en The Cradle analiza las consecuencias geopolíticas globales del ataque de Hamás a Israel, denominado «Diluvio de Al-Aksa» por el movimiento islamista.
El análisis del experto brasileño, planteado desde la perspectiva del enfrentamiento entre el bloque atlantista y el euroasiático, donde se está jugando la emergencia de un nuevo orden mundial multipolar, deja abierta la inquietante pregunta, si Israel será el nuevo Kiev que librará una guerra por poderes para el bloque atlantista.
Escobar concluye que las repercusiones geopolíticas impulsarán la aceleración de las conexiones geoeconómicas y logísticas entre Rusia, China e Irán, que evitan las rutas del poder hegemónico.
La geopolítica del «Diluvio de Al-Aqsa»
El foco global acaba de pasar de Ucrania a Palestina. Este nuevo escenario de confrontación provocará una mayor competencia entre los bloques atlantista y euroasiático. Estas luchas son cada vez más un juego de suma cero; al igual que en Ucrania, sólo un polo puede salir fortalecido y victorioso.
PEPE ESCOBAR / THE CRADLE
La operación «Diluvio de Al-Aqsa» de Hamás fue planificada meticulosamente. La fecha de lanzamiento estuvo condicionada por dos factores desencadenantes.
En primer lugar, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, hizo alarde de su mapa del ‘Nuevo Medio Oriente’ en la Asamblea General de la ONU en septiembre, en el que borró por completo a Palestina y se burló de cada una de las resoluciones de la ONU sobre el tema.
En segundo lugar están las provocaciones en serie en la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén, incluida la gota que colmó el vaso: dos días antes del «Diluvio de Al-Aqsa», el 5 de octubre, al menos 800 colonos israelíes lanzaron un asalto alrededor de la mezquita, golpeando a los peregrinos, destruyendo tiendas palestinas, todo ello bajo la observación de las fuerzas de seguridad israelíes.
Cualquier persona con un cerebro en funcionamiento sabe que la mezquita Al-Aqsa es una línea roja definitiva, no sólo para los palestinos, sino para todo el mundo árabe y musulmán.
Israel ha invocado ahora la retórica de un “Pearl Harbor”. Esto es tan amenazador como parece. El Pearl Harbor original fue la excusa estadounidense para entrar en una guerra mundial y atacar con armas nucleares a Japón, y este “Pearl Harbor” puede ser la justificación de Tel Aviv para lanzar un genocidio en Gaza.
Sectores de Occidente que aplauden la próxima limpieza étnica creen que con armamento masivo y una cobertura masiva de los medios de comunicación, pueden cambiar las cosas, moverse con poca atención, aniquilar la resistencia palestina y dejar debilitados a los aliados de Hamás, como Hezbolá e Irán.
Su proyecto en Ucrania ha fracasado, dejando no sólo con cara de estúpidos a los poderosos, sino economías europeas enteras en la ruina. Sin embargo, cuando se cierra una puerta, se abre otra: saltar del aliado Ucrania al aliado Israel, y centrar la atención en el adversario Irán en lugar del adversario Rusia.
Hay otras buenas razones para Occidente para hacer todo lo posible por crear un nuevo escenario de conflicto.
Un Asia Occidental pacífica significa la reconstrucción de Siria –en la que China ahora está oficialmente involucrada–; la reurbanización activa de Irak y Líbano; Irán y Arabia Saudita como parte de BRICS 11; bajo una asociación estratégica Rusia-China que respeta plenamente e interactúa con todos los actores regionales, incluidos los aliados clave de Estados Unidos en el Golfo Pérsico.
Incompetencia. Estrategia voluntaria. O ambas
Esto nos lleva al costo de lanzar esta nueva “guerra contra el terrorismo”. La propaganda está en pleno apogeo. Para Netanyahu en Tel Aviv, Hamás es ISIS. Para Volodymyr Zelensky en Kiev, Hamás es Rusia. Durante un fin de semana de octubre, los principales medios de comunicación occidentales olvidaron por completo la guerra en Ucrania. La Puerta de Brandenburgo, la Torre Eiffel y el Senado brasileño lucían los colores israelíes.
La inteligencia egipcia afirma que advirtió a Tel Aviv sobre un ataque inminente de Hamás. Los israelíes optaron por ignorarlo, como hicieron con los ejercicios de entrenamiento de Hamás que observaron en las semanas anteriores.
Pase lo que pase después, el «Diluvio de Al-Aqsa» ya ha hecho añicos, irremediablemente, la fuerte mitología en torno a la invencibilidad del Tsahal, el Mossad, el Shin Bet, el tanque Merkava, la Cúpula de Hierro y las Fuerzas de Defensa de Israel.
Incluso cuando abandonó las comunicaciones electrónicas, Hamás se benefició del flagrante colapso de los sistemas electrónicos multimillonarios de Israel que vigilaban la frontera más vigilada del planeta.
Drones palestinos baratos alcanzaron múltiples torres de sensores, facilitaron el avance de una infantería en parapente y despejaron el camino para que equipos de asalto en camiseta y armados con AK-47 rompieran el muro y cruzaran una frontera que ni siquiera los gatos callejeros se atrevían a cruzar.
Israel, inevitablemente, recurrió a atacar la Franja de Gaza, una jaula rodeada, de 365 kilómetros cuadrados habitada por 2,3 millones de personas. Ha comenzado el bombardeo indiscriminado de campos de refugiados, escuelas, bloques de apartamentos civiles, mezquitas y barrios marginales. Los palestinos no tienen marina, fuerza aérea, unidades de artillería, vehículos de combate blindados ni ejército profesional. Tienen poco o ningún acceso a vigilancia de alta tecnología, mientras que Israel puede solicitar datos de la OTAN si así lo desea.
El Ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, proclamó “un asedio total a la Franja de Gaza. No habrá electricidad, ni comida, ni combustible, todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y actuaremos en consecuencia”.
Los israelíes pueden participar alegremente en castigos colectivos porque, con tres vetos garantizados del Consejo de Seguridad de la ONU (de EEUU, Francia y Reino Unido) en su bolsillo trasero, saben que pueden salirse con la suya.
Nada importa que Haaretz, el periódico más respetado de Israel, admita abiertamente que “en realidad, el gobierno israelí es el único responsable de lo ocurrido (el «Diluvio de Al-Aqsa») por negar los derechos de los palestinos”.
Los israelíes son coherentes. En 2007, el entonces jefe de la Inteligencia de Defensa israelí, Amos Yadlin, dijo: «Israel estaría feliz si Hamás tomara el control de Gaza porque las FDI podrían entonces tratar a Gaza como un Estado hostil».
Ucrania vende armas a los palestinos
Hace sólo un año, el comediante sudoroso de Kiev (Zelensky) hablaba de convertir a Ucrania en un “gran Israel” y fue debidamente aplaudido por el grupo de robots del Atlantic Council.
Bueno, resultó bastante diferente.
Como acaba de informar una fuente del Estado Profundo de la vieja escuela:
“Las armas destinadas a Ucrania están terminando en manos de los palestinos. La pregunta es qué país está pagándolas. Irán acaba de llegar a un acuerdo con Estados Unidos por seis mil millones de dólares y es poco probable que Irán lo ponga en peligro. Tengo una fuente que me dio el nombre del país pero no puedo revelarlo. El hecho es que las armas ucranianas van a la Franja de Gaza y están siendo pagadas, pero no por Irán».
[N. de la E.: Rusia advirtió hace ya tiempo que gran parte del armamento que Occidente suministra a Kiev, los ucranianos lo venden en el mercado negro y va a parar a todos los puntos calientes del planeta. Dmitry Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, tras el ataque de Hamás en Israel, escribió en su Telegram: “Bueno, amigos de la OTAN, ¿terminaron? Las armas transferidas al régimen neonazi en Ucrania se usan activamente en las hostilidades en Israel». Y advirtió que pronto aparecerán en el mercado negro los misiles y los aviones occidentales que se están enviando a Kiev. En cuanto a cual sería el país que estaría pagando en el mercado negro las armas para los palestinos, Irán parece efectivamente descartado. Según informaciones aparecidas en medios rusos, Irán cesó la ayuda financiera a Hamás (que cifran en 22 millones de dólares al mes) debido a que en la guerra de Siria se alinearon en bandos opuestos: Teherán apoyó al gobierno de Damasco y Hamás se puso del lado de las milicias yihadistas. El movimiento islamista ahora seguiría recibiendo fondos de patrocinadores privados de Arabia Saudí y otros Estados del Golfo, y de paletinos que viven en Europa y EEUU. Los medios rusos también han publicado listas del armamento que tendría Hamás].
Si bien las conversaciones de paz cuentan con el apoyo de China, Rusia, Turquía, Arabia Saudita y Egipto, Tel Aviv se niega. Netanyahu está obsesionado con arrasar Gaza, pero si eso sucede, una guerra regional más amplia es casi inevitable.
Hezbolá del Líbano –un firme aliado de Palestina – preferiría no verse arrastrado a una guerra que puede ser devastadora en su lado de la frontera, pero eso podría cambiar si Israel perpetra un genocidio de facto en Gaza. Hezbollah posee al menos 100.000 misiles balísticos y cohetes, desde Katyusha (alcance: 40 km) hasta Fajr-5 (75 km), Khaibar-1 (100 km), Zelzal 2 (210 km), Fateh-110 (300 km), y Scud B-C (500 km).
La principal consecuencia inmediata del «Diluvio de Al-Aqsa» es que el sueño de los neoconservadores de Washington de una “normalización” entre Israel y el mundo árabe simplemente se desvanecerá si esto se convierte en una guerra larga.
De hecho, grandes sectores del mundo árabe ya están normalizando sus vínculos con Teherán, y no sólo dentro de los BRICS 11 recientemente ampliados.
En el camino hacia un mundo multipolar, representado por los BRICS 11, la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), la Unión Económica Euroasiática (UEEA) y la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China, entre otras instituciones innovadoras de Eurasia y del Sur Global, simplemente no hay lugar para un Estado que practique el apartheid, aficionado al castigo colectivo.
Como lo expresó diplomáticamente el presidente chino, Xi Jinping, en diciembre de 2022, Beijing “apoya firmemente el establecimiento de un Estado independiente de Palestina que goce de plena soberanía sobre la base de las fronteras de 1967 y con Jerusalén Oriental como su capital. China apoya a Palestina para que se convierta en miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas”.
En otras partes de la región, el impulso atlantista de abrir corredores estratégicos a través de los Cinco Mares -el Caspio, el Mar Negro, el Mar Rojo, el Golfo Pérsico y el Mediterráneo Oriental- está fracasando gravemente.
Rusia e Irán ya están destrozando los diseños estadounidenses en el Caspio –a través del Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC)– y el Mar Negro, que está en camino de convertirse en un lago ruso.
Adiós corredor UE-Israel-Arabia Saudita-India
La alianza Rusia-China-Irán ha sido demonizada como el nuevo “eje del mal” por los neoconservadores occidentales. Estos son verdaderos soberanos con los que no se puede jugar, y si lo hacen, el precio a pagar es impensable.
Un ejemplo clave: si Irán, atacado por un eje estadounidense-israelí, decidiera bloquear el Estrecho de Ormuz, la crisis energética mundial se dispararía y el colapso de la economía occidental bajo el peso de mil billones de derivados sería inevitable.
Lo que esto significa, en el futuro inmediato, es que el sueño americano de interferir a través de los Cinco Mares ni siquiera califica como un espejismo. El «Diluvio de Al-Aqsa» también acaba de sepultar el recientemente anunciado y muy publicitado corredor de transporte UE-Israel-Arabia Saudita-India.
China es muy consciente de toda esta incandescencia que tiene lugar sólo una semana antes de su tercer Foro de la Franja y la Ruta en Beijing. Están en juego los corredores de conectividad BRI que importan: a través del Heartland, a través de Rusia, además de la Ruta Marítima de la Seda y la Ruta de la Seda Ártica.
[N. de la E.: la teoría de Heartland].
El INSTC (Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur) que vincula a Rusia, Irán e India y, por extensión auxiliar, a las monarquías del Golfo, en términos de igualdad y respeto mutuo, no es exactamente un escenario favorable para el Partido de la Guerra para desestabilizar Asia Occidental.
Las repercusiones geopolíticas del «Diluvio de Al-Aqsa» acelerarán las conexiones geoeconómicas y logísticas interconectadas de Rusia, China e Irán, evitando al poder hegemónico y su imperio de bases. El aumento del comercio y el movimiento continuo de carga tienen que ver con (buenos) negocios.
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