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  • mesmontse 2:40 am el 17 August, 2020 Enlace permanente | Responder
    Etiquetas: , Grecia,   

    MEDITERRÁNEO: Francia y Grecia realizan ejercicios navales conjuntos en adverencia a Turquía 

    Un helicóptero y dos aviones franceses de combate Rafale llegaron a Creta desde la base aérea de Paphos, se dirigieron a Grecia, y sobrevolaron el área que Turquía ha bloqueado con el NAVTEX ilegal. Los cazas franceses Rafale sobrevolaron al buque explorador turco Oruc Reis que opera en aguas territoriales griegas. El presidente francés envió un mensaje de apoyo a Grecia. El ejercicio contó con la presencia de fragatas griegas y un grupo de barcos franceses formado por el portahelicópteros francés FS «Tonnerre» y la fragata FS «La Fayette». El objetivo del ejercicio conjunto greco-francés fue elevar el nivel de preparación operativa, capacidad de combate y cooperación de los participantes en un contexto aliado.

    El enfrentamiento se endurece en el Mediterráneo oriental



    FABIEN PERRIER / MARIANNE


    Escalada. La palabra, más que nunca, se utiliza en el Mediterráneo oriental. Desde el lunes 10 de agosto, la región sufre un aumento de las tensiones, junto con una importante militarización, en el contexto de la batalla por los hidrocarburos y los acuerdos económicos entre los países del Mediterráneo. Todo comenzó cuando el buque sísmico turco Oruç Reis, escoltado por una imponente armada de buques militares, emprendió una investigación en aguas de soberanía griega. Este buque zarpó varias veces hacia las aguas de la isla de Chipre, dividida entre una parte griega y otra turca desde 1974, antes de regresar a la zona helénica. En reacción, las autoridades griegas desplegaron inmediatamente su armada, su fuerza aérea y pidieron a los reservistas de la isla que se movilizaran.

    Una señal de que las tensiones son preocupantes, es que el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis (Nueva Democracia, derecha conservadora), pronunció un discurso a la nación el pasado miércoles, elogiando el «orgullo nacional» y señaló haber «puesto en alerta a las fuerzas armadas» y «activado la diplomacia».

    Francia apoya militarmente a Grecia

    El primer apoyo que Grecia obtuvo fue militar. Vino de Francia, que reforzó su presencia armada en la región con el envío de dos aviones de combate Rafale y dos buques de la Armada francesa (el portahelicópteros Tonnerre y la fragata La Fayette). De inmediato, Turquía reaccionó a través de su Ministro de Relaciones Exteriores, acusando al presidente Emmanuel Macron de «jugar a los caciques». En cuanto al presidente turco, Recep Tayep Erdogan, advirtió que un ataque al Oruç Reis tendría un «precio alto» … al tiempo que sugirió que ya había ocurrido un incidente, del que varios sitios cercanos al ejército y a los nacionalistas griegos, como ArmyVoice, también informan.

    Ante esta escalada y el riesgo de que un incidente degenere en un conflicto abierto, Alemania, que actualmente ostenta la Presidencia de la UE, está intentando hacer de mediador. (N.de la E.: A Alemania, a nivel nacional, en realidad le importa poco lo que pase en el Mediterráneo, donde tienen litoral los países del sur de Europa. El mundo fue testigo de la crueldad con que trató a Grecia durante la crisis de 2018, por lo tanto no sería sorprendente que a Alemania le importe poco o nada, que Turquía explote ilegalmente aguas territoriales griegas). La canciller Angela Merkel se reunió el jueves pasado con el jefe de Estado turco y con el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis. También pidió a París, Atenas y Ankara que eviten la «escalada». (N.de la E.: La política exterior alemana siempre queda atrapada bajo el peso de la Historia: Turquía fue su aliado en la I Guerra Mundial y en la II Guerra Mundial, a pesar de declararse «neutral» los turcos mantuvieron un pacto de amistad y coooperación militar con la Alemania nazi).

    Francia saca pecho, Alemania pide diálogo

    En el contexto de una militarización extrema, la iniciativa francesa genera temores. «Para defender los intereses franceses en el Mediterráneo Oriental, o en África, Emmanuel Macron está dispuesto a la militarización para disuadir el comportamiento agresivo de Turquía. En este contexto, puede estallar un conflicto», explica Panayiotis Tsakonas, profesor de Relaciones Internacionales e investigador del centro Eliamep. En su opinión, «Angela Merkel busca, por el contrario, desescalar y llamar a las dos partes al diálogo». (N.de la E. Grecia y Chipre son países pequeños de la UE y si están siendo avasallados en sus derechos por un Estado de fuera de la Unión, lo natural sería que sus socios de la UE lanzaran una seria advertencia al agresor, como por ejemplo, ponerle sanciones económicas. Tan presta y diligente que es la UE para unirse a las sanciones a Rusia que pide EEUU -siendo que la UE no tiene ningún problema real con Rusia, más allá de la paranoia de Polonia y los países bálticos- llama la atención la tolerancia que muestra con los chantajes -y ahora agresión a dos pequeños Estados de la Unión- del presidente turco).

    ¿Encontrará la UE una voz unitaria para responder a Turquía? Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea lo debatieron el viernes pasado durante un consejo convocado urgentemente por el ministro de Exteriores de la UE. Inicialmente, la cuestión de Bielorrusia (N.de la E.:¿qué hace la UE ocupándose de Bielorrusia mientras mira para otro lado, ante los innumerables desmanes de larga data del Estado turco, desde la persecución a la oposición política dentro del país, hasta su injerencista política externa, desestabilizando todos los puntos cardinales del Mediterráneo, desde Oriente Medio (Siria) al norte de Africa (Libia) y ahora Europa (Grecia, Chipre, sin contar la invasión de refugiados que envió sobre Europa), estaba en el orden del día, propuesta por la presión de los Estados bálticos y Polonia. Pero Atenas insistió en poner en la agenda las tensiones en el Mediterráneo oriental. “No se trata de algo bilateral, sino europeo e internacional”, subraya el investigador.

    Detrás de la batalla por los hidrocarburos, hay una verdadera redefinición del equilibrio de poder que se está desarrollando en el Mediterráneo oriental. Todo a su alrededor está desestabilizado: Siria está en guerra; en el Líbano, el gobierno ha dimitido; continúa el conflicto entre Israel y Palestina. Se han firmado muchos acuerdos entre Grecia, Chipre, Líbano, Italia y Egipto para la explotación de espacios marítimos. Por su parte, Turquía ha firmado con el gobierno de Trípoli (una parte de los bandos beligeranten en la guerra civil de Libia, en la que Turquía interviene militarmente) un acuerdo considerado contrario al Derecho internacional. Pero Erdogan está decidido a posicionarse en la región.

    «La Turquía de Erdogan se basa en un régimen de un sólo hombre. Tiene la sensación de que le excluyen de los acontecimientos en la región. Por lo tanto, reacciona. Quiere que Turquía desempeñe un papel central y hegemónico», explica el investigador Panayiotis Tsakonas. Sia Anagnostopoulou, ex ministra griega de Asuntos Europeos, ahora diputada de Syriza y profesora de Historia en la Universidad Panteion en Atenas, añade: «Erdogan busca construir un imperio marítimo. También los está militarizando a todos. Este es un problema real en un región cada vez más desestabilizada «.

     
  • mesmontse 11:36 pm el 1 August, 2020 Enlace permanente | Responder
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    ERDOGAN Y LOS HIDROCARBUROS AJENOS: Turquía envía una flota militar a aguas griegas del Mediterráneo 

    El pasado 21 de julio quince buques militares turcos zarparon para escoltar a un buque de exploración de gas submarino, que realizaría sus actividades en aguas de la isla griega de Kastelórizo, en el Mediterráneo oriental, en una operación planificada hasta el 2 de agosto. La protesta internacional, ha detenido por el momento los planes de Erdogan y ha rebajado algo la tensión en el Mediterráneo, ya que Grecia desplegó su Armada en defensa de posibles ataques a su soberanía.

    Conociendo los antecedentes de la política exterior del presidente turco, no hay lugar para pensar que renuncie a un plan largamente trazado para el cual ha ya dado muchos pasos. En octubre de 2019 Grecia, Chipre y Egipto, ya instaron a Turquía en un duro comunicado, a dejar de cometer “acciones ilegales” y abandonar la perforación del yacimiento de gas en la zona económica exclusiva de las aguas territoriales de la República de Chipre. La UE, Rusia y EEUU se pronunciaron a favor del respeto a los derechos de Chipre. Lejos de desistir, el presidente turco Erdogan, fue más lejos: al mes siguiente firmó un acuerdo, a cambio de ayuda militar -que ya ha hecho efectiva- con el gobierno de Trípoli, una de las facciones contendientes en la guerra Libia, para rediseñar la soberanía sobre las aguas territoriales del Mediterráneo oriental en perjuicio de los países que tienen reconocida allí una zona de explotación exclusiva.

    Asi fue como, con la soberanía autoadjudicada sobre territorios ajenos, este 21 de julio envió al buque explorador de gas submarino, junto a una flota miliar hacia la isla griega de Kastelórizo. La isla pertenece al archipiélago griego del Dodecaneso (163 islas), en la cual está la legendaria isla de Rodas. Los otomanos siempre han intentado conquistarla militarmente aprovechando épocas convulsas como las guerras, pero en su larga historia -los antiguos griegos la habitaron y construyeron una civilización hace 3.600 años- los turcos sólo han conseguido retenerla por breves períodos, y al final siempre la han tenido que devolver. Ahora, Erdogan vuelve a las andadas con el tema, porque esta pequeña isla, la menor del archipiélago, es la llave que abre la puerta a sus ambiciones en el Mediterráneo oriental.

    Turquía tiene una población de 82 millones. Grecia tiene sólo 10 millones de habitantes, y como es bien conocido, el país fue duramene castigado por la crisis de 2008 (de la cual el sur de la UE aun no se ha recuperado). Es obvio, que sin apoyo de sus socios de la Unión Europea, Grecia no tiene ninguna posibilidad de frenar las pretensiones turcas. La política exterior del presidente turco Recep Tayyip Erdogan se parece mucho a la de la Alemania nazi en la década de los años 30 del siglo pasado: anexión de Austria, ocupación de Checoslovaquia, Bohemia y Moravia, aprovechando que las potencias europeas de la época permitieron al Führer anexionarse a los países pequeños, hasta que Europa se encontró a los nazis gobernando Francia durante 4 años, tras sólo 6 semanas de combate.

    «Ankara juega con fuego»: la peligrosa escalada militar entre Grecia y Turquía en el Mediterráneo

    FABIEN PERRIER / MARIANNE

    Desde el 21 de julio, el Mediterráneo oriental ha experimentado una peligrosa escalada militar:  quince buques militares turcos zarparon el 21 de julio para acompañar a un buque de exploración de gas submarino, el Oruc Reis, en el Mediterráneo oriental,  hasta el 2 de agosto. Para Grecia las aguas donde se realizará la exploración son parte de su zona marítima, por lo que la Armada griega desplegó barcos en el  Mar Egeo y anunció «mejores preparativos» ante las recientes actividades de exploración de gas turco en  la zona.

    Durante una reunión en Atenas,  con el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko Maas, el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, acusó a Turquía de «intentar invadir su plataforma continental».

    Atenas también presentó una queja ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) -de la cual Ankara y Atenas son miembros-,  y ante la Unión Europea.

    El primer ministro Mitsotakis también se reunió el pasado  23 y 24 de julio con todos los líderes de los partidos parlamentarios para discutir los asuntos «de política exterior griega». Esta actividad dice mucho sobre los temores griegos.

    Una provocación turca en opinión de los griegos sin excepción

    «Ankara está jugando con fuego», dijo en portada  el diario griego de derecha Kathimerini del  del 22 de julio. «Guerra de nervios», tituló el periódico izquierdista Efsyn. Según este último, «Erdogan sigue tirando de la cuerda enviando al  Oruç Reis  al sur de Kastelórizo». (N.de la E.: esta isla pertenece al archipiélag griego de Dodecaneso).  Incluso las fechas no parecen dejar nada al azar: la ofensiva militar de las fuerzas armadas turcas que llevó a la ocupación del 38% del territorio chipriota por parte de Turquía se lanzó el 20 de julio de 1974. En cuanto al Tratado de Lausana, que el presidente turco Recep Tayyip Erdogan tanto quiere derogar, se firmó el 24 de julio de 1923. (N.de la E.:El tratado de Lausana se firmó entre Grecia, Turquía y las potencias vencedoras de la Primera Guerra mundial, excepto Rusia y EEUU -Turquía participó en ambas guerras mundiales como aliada de Alemania- y fue una sustancial mejora para los turcos del Tratado de Sèvres que había firmado el Imperio Otomano en 1920, al fin de la guerra. El nuevo Estado turco no aceptó este tratado firmado por el sultán, y atacó Grecia y Armenia, consiguiendo más territorio por el Tratado de Lausana. El Tratado de Sèvres, que quedó invalidado, era mejor para los kurdos y los armenios, pueblos muy maltratados por los otomanos, porque creaba un Kurdistán independiente y los armenios podían reunificarse). «Es una provocación», explica Nikos Christofis, especialista en Turquía y profesor asociado en la Universidad Normal de Shaanxi (China). Según el profesor,  «es obvio: los mapas muestran que el barco turco se encuentra en la zona económica exclusiva de Grecia».

    Además, incluso las autoridades turcas parecen reconocerlo. El comunicado de prensa publicado el 22 de julio por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía, dice «para Grecia, el área de prospección está dentro de su propia plataforma continental», pero «basa esta afirmación en la presencia de islas lejos de su territorio continental,  especialmente Kastelórizo». Para Ankara, el reclamo griego es, por lo tanto, «maximalista», «contrario al derecho internacional, a la jurisprudencia y a las decisiones judiciales». «Entonces, para las autoridades turcas, el área marítima en la que el Oruç Reis realizará su exploración es turca», según lo que hemos declarado a las Naciones Unidas y las licencias otorgados por el gobierno turco a la compañía petrolera turca (TPAO ) en 2012″.

    Las fuentes de tensión se acumulan

    De hecho, las tensiones han aumentado desde la firma del acuerdo entre Turquía y la facción libia con sede en Trípoli, en noviembre, que permite a Turquía buscar hidrocarburos en el Mediterráneo oriental. Grecia, como muchos países ribereños, denunció este texto, que extiende considerablemente la plataforma continental de Turquía. Este acuerdo equivale a negar las zonas económicas exclusivas vinculadas a Chipre o las islas griegas (especialmente Creta y el Dodecaneso).

    Otra fuente de tensión, es la conversión de la iglesia de Santa Sofía en una mezquita. Una decisión ofensiva para Atenas, el primer protector moral e histórico de la herencia bizantina. Por otra parte, las autoridades griegas ya han perdido la cuenta de las violaciones de su espacio aéreo por parte de las fuerzas aéreas turcas Esto es aún más preocupante ya que las áreas de fricción están aumentando en la región. El mes pasado, un buque militar turco atacó una fragata francesa, que estaba asegurando el embargo de armas a los contendientes en la guerra civil Libia, a riesgo de desencadenar una peligrosa batalla naval. (N.de la E.: en la guerra civil Libia, Turquía -junto a Qatar e Italia- apoya a la facción con sede en Trípoli, mientras que Francia, Rusia, Egipto, Sudán, Jordania, Emiratos Árabes y Arabia Saudita, apoyan al general Haftar, del Ejército Nacional Libio, con sede en Tobruk, al este de Libia. En el mes de julio, tanto Turquía como Egipto, comenzaron su intervención militar directa en la guerra de Libia; y Rusia –extraoficialmente– cuando aviones de combate rusos  “aparecidos de no se sabe dónde” –tal vez de la base en Siria– frenaron el ataque de drones turcos contra las fuerzas de Haftar, que antes de la entrada de Turquía en la guerra tenía una clara ventaja sobre los oponentes).

    Una escalada útil para Erdogan

    La semana pasada, el canciller alemán habló por teléfono con el primer ministro griego y con el presidente turco, mientras que el Departamento de Estado de EEUU pidió a Turquía que detuviera su acción. En este momento en que las acciones de Erdogan en Siria, Libia o el Mediterráneo Oriental se enfrentan a las críticas de Occidente, (y de Rusia) la reconversión de Hagia Sophia y las violaciones del espacio aéreo o marítimo son la expresión de los objetivos expansionistas de Recep Tayep Erdogan y su confrontación con Europa. Sin embargo, «esta escalada sirve al régimen de Erdogan a la perfección», explica el profesor  Nikos Christofis. A nivel nacional, el presidente turco se enfrenta a la recesión. Después de quince años de poder indiscutible, los votantes manifiestan su cansancio e incluso su protesta; su partido perdió la ciudad de Estambul en las últimas elecciones municipales, y muchos observadores señalan que esta tendencia podría aumentar durante las próximas elecciones presidenciales en 2023. Pero hoy, nadie puede predecir las consecuencias del menor paso en falso en un mundo ya muy tensionado.

     
  • mesmontse 12:26 am el 2 February, 2020 Enlace permanente | Responder
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    MEDITERRÁNEO ORIENTAL: El gas israelí y el gasoducto que amenaza la paz regional 

    Gasoducto o sueño imposible: Israel, Turquía y el conflicto por los hidrocarburos que se está gestando en el Mediterráneo

    RAMZY BAROUD / COUNTERPUNCH

    Los descubrimientos de gas natural a gran escala en la costa de Israel y Palestina están programados para hacer de Tel Aviv un centro de energía regional. De todos modos, todavía está por verse si Israel podrá traducir los indicadores positivos de las reservas de gas, en gran parte sin explotar, en una riqueza económica y estratégica real. Lo que es seguro, es que Medio Oriente ya está en medio de una guerra geoestratégica mayor, y estas reservas de gas tienen el potencial de convertirse en una confrontación militar real.

    Como era de esperar, Israel está en el corazón de este creciente conflicto.

    Egipto y Jordania, clientes del gas israelí

    “La semana pasada, comenzamos a enviar gas a Egipto. Convertimos a Israel en una superpotencia energética ”, declaró el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, durante una reunión de gabinete el pasado 19 de enero.

    Los comentarios de satisfacción de Netanyahu se produjeron justo después de algunas noticias financieras emocionantes para el primer ministro: tanto Jordania como Egipto son ahora clientes de Tel Aviv y reciben miles de millones de metros cúbicos de gas israelí.

    Para Netanyahu, bombear gas israelí a dos países árabes vecinos constituye algo más que ventajas económicas y políticas: es un gran triunfo personal. El líder israelí está tratando de convencer al electorado de votar por él en otras elecciones generales en marzo, mientras le ruega a la élite política de Israel que le otorgue inmunidad para que pueda permanecer fuera de prisión por varios cargos de corrupción.

    La participación de Egipto en el gas israelí -85 mil millones de metros cúbicos (bcm), con un costo estimado de más de 19.000 millones de dólares- es a través de la entidad privada egipcia Dolphinus Holdings. El acuerdo jordano se firmó entre la compañía nacional de electricidad NEPCO del país y la firma estadounidense Noble Energy, que posee una participación del 45% en el proyecto israelí.

    Los jordanos han estado protestando en masa contra el acuerdo de gas con Israel, ya que ven la cooperación económica entre su país e Israel como un acto de normalización política, especialmente mientras Tel Aviv continúa ocupando y oprimiendo los territorios palestinos. Los ecos de las protestas populares llegaron al Parlamento jordano, que este 19 de enero votó unánimemente a favor de una ley para prohibir las importaciones de gas de Israel.

    Durante años, Israel ha estado explotando el descubrimiento de los enormes depósitos de gas natural de los campos de Leviatán y Tamar, ubicados a casi 125 km y 80 km al oeste de Haifa, respectivamente, para reconstruir alianzas regionales y redefinir su centralidad geopolítica en Europa.

    Sin embargo, la estrategia israelí ya ha creado potenciales conflictos en una región ya inestable, con la suma al juego de poder de Chipre, Grecia, Francia, Italia y Libia, así como Egipto, Turquía, Líbano y Rusia.

    Israel, Grecia y Chipre: socios en el nuevo gasoducto

    El pasado 2 de enero, Netanyahu estaba en Atenas firmando un acuerdo para un gasoducto, junto con el primer ministro griego, Kyriako Mitotakis, y el presidente de Chipre, Nicos Anastasiades.

    Se proyecta que el gasoducto EastMed viaje desde Israel a Chipre, de allí a Grecia y, en última instancia a Italia, transportando así el gas del Mediterráneo oriental directamente a Europa.

    Hace unos años este escenario parecía impensable, ya que Israel, de hecho, importaba gran parte del gas natural desde el vecino Egipto.

    El yacimiento Tamar de Israel rectificó en parte su dependencia del gas importado cuando comenzó a producir en 2003. Poco después, Israel siguió desarrollando la explotación del gas, esta vez con un potencial mucho mayor, en el enorme yacimiento de Leviatán. El 31 de diciembre de 2019, Leviathan comenzó a bombear gas por primera vez.

    Leviatán se encuentra en la cuenca levantina del mar Mediterráneo, una región rica en hidrocarburos.

    «Se estima que Leviatán tiene más de 21 billones de pies cúbicos de gas natural, suficiente para satisfacer las necesidades israelíes de generación de energía durante los próximos 40 años, mientras que todavía deja un amplio suministro para la exportación», escribió Frank Musmar en el Centro de Estudios Estratégicos de BESA.

    Israel se está diversificando más allá de ejercer un dominio económico regional para convertirse en un gran jugador en el escenario geopolítico internacional también.

    Se espera que el proyecto del gasoducto EastMed, estimado en 6 mil millones de dólares cubra el 10% de la necesidad general de gas natural en Europa. Aquí es donde las cosas se ponen aún más interesantes.

    Turquía y Rusia: perjudicadas

    Turquía cree que el acuerdo, que involucra a sus propios rivales regionales, Chipre y Grecia, está diseñado específicamente para marginarlo económicamente al excluirlo del auge de hidrocarburos del Mediterráneo.

    Ankara ya es un centro de energía a gran escala, siendo el anfitrión de TurkStream, que alimenta a Europa, con aproximadamente el 40% de sus necesidades de gas natural proveniente de Rusia. Este hecho ha proporcionado a Moscú y Ankara no sólo ventajas económicas, sino también influencia geoestratégica.

    Si el gasoducto EastMed se convierte en realidad, Turquía y Rusia serán las que más perderán.

    Turquía se asocia a Trípoli y entra en la guerra de Libia por el gas

    En una serie de movimientos sucesivos y sorprendentes, Turquía tomó represalias firmando un acuerdo fronterizo marítimo con el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) de Libia, reconocido internacionalmente, y comprometiéndose a enviar apoyo militar para ayudar a Trípoli en su lucha contra las fuerzas leales al General Khalifa Haftar.

    «Turquía no permitirá ninguna actividad que vaya en contra de sus propios intereses en la región», dijo Fuat Oktay, vicepresidente de Turquía, a la Agencia de Noticias Anadolu, y agregó que «cualquier plan que ignore a Turquía no tiene absolutamente ninguna posibilidad de éxito».

    Aunque los países europeos se apresuraron a condenar a Ankara, Turquía logró cambiar las reglas del juego al reclamar vastas áreas que también reclaman Grecia y Chipre como parte de sus llamadas zonas económicas exclusivas (ZEE).

    Turquía no solo perforará en las aguas territoriales de Libia para obtener gas natural, sino también en aguas en disputa cerca de Chipre. Ankara está acusando a Chipre de violar «el reclamo igualitario de descubrimientos», un acuerdo que siguió al conflicto militar entre ambos países en 1974.

    Si el problema no se resuelve, el proyecto del gasoducto EastMed podría convertirse en un sueño imposible. Lo que parecía un acuerdo lucrativo, con una inmensa importancia geopolítica desde el punto de vista israelí, ahora parece ser otra extensión del amplio conflicto de Medio Oriente.

    Si bien la UE está ansiosa por liberarse del control estratégico de Rusia sobre el mercado del gas natural, el gasoducto EastMed parece cada vez más inviable desde todos los ángulos posibles.

    Sin embargo, teniendo en cuenta los enormes depósitos de gas natural que están listos para alimentar a mercados europeos, es casi seguro que el gas natural del Mediterráneo eventualmente se convertirá en una fuente importante de disputas políticas, si no, de una guerra.


    Ramzy Baroud es Doctor en Estudios de Palestina de la Universidad de Exeter (Reino Unido) y es académico en el Centro de Estudios Globales Internacionales, de la Universidad California Santa Bárbara. Es escritor, y editor de Palestine Chronicle. Su último libro es «La última tierra: una historia palestina» (Pluto Press, Londres, 2018)

     
  • mesmontse 4:35 am el 22 December, 2019 Enlace permanente | Responder
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    MEDITERRÁNEO: Turquía y Trípoli firman un acuerdo militar y trazan nuevas fronteras marítimas internacionales 

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    El primer ministro griego Mitsotakis, manifestó que solicitará el apoyo de la OTAN tras la firma del acuerdo militar turco-libio, ya que Atenas teme que Turquía viole sus zonas de explotación marítima. El nuevo límite que han trazado Turquía y Trípoli llega casi hasta la isla griega de Creta. Egipto y Chipre también resultan perjudicados por el resideño turco-libio de la soberanía en el Mediterráneo. El gobierno turco ya mantiene una relación complicada con algunos países europeos, con Rusia y con EEUU. Abrir un nuevo frente en Libia no parece lo más inteligente, ni siquiera para Erdogan, acostumbrado como está a desafiar a la comunidad internacional sin que haya consecuencias. Pero, posiblemente, los objetivos del presidente turco sean otros: los hidrocarburos ajenos.

    Libia está en guerra desde el derrocamiento del líder Muammar al-Gadafi en octubre de 2011. Actualmente hay dos frentes poderosos enfrentados, bien delimitados por líneas políticas, ideológicas y tribales.
    Uno de los contendientes es el Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN) con sede en Trípoli, liderado por Al-Sarraj, como primer ministro, reconocido por la ONU y apoyado por Turquía y Qatar.
    El otro, es el Ejército Nacional de Libia con sede en Tobruk, bajo el mando del general Khalifa Haftar, apoyado militar y políticamente en diversos grados y temporadas, por EEUU, Rusia, algunas potencias europeas, así como por Egipto y los Emiratos Árabes Unidos.

    Las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU prohiben enviar armas a Libia a ninguno de los contendientes, pero hay informes de que ambos siguen recibiéndolas de las potencias que los apoyan.

    Con este panorama, a finales del pasado noviembre, el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan decidió complicar más la situación logrando la firma de dos acuerdos de cooperación con el GAN de Trípoli: uno es un acuerdo de cooperación militar, y el otro rediseña las áreas de soberanía marítima en el Mediterráneo, lo cual reaviva la disputa regional con Grecia, Egipto y Chipre.

    Si bien, el acuerdo marítimo se envió a las Naciones Unidas para su aprobación, el Parlamento turco – donde el partido de Erdoğan tiene mayoría- ya ha ratificado ambos acuerdos. El ministro de Relaciones Exteriores griego, Nikos Dendias, dijo que las nuevas fronteras marítimas internacionales acordadas por Turquía y el GAN de Trípoli, son «una violación flagrante del derecho internacional». El nuevo límite que han trazado Turquía y Trípoli llega casi hasta la isla griega de Creta. El gobierno griego, le dio 72 horas al embajador del GAN libio, para abandonar Atenas. Por su parte, el primer ministro griego Mitsotakis, manifestó que solicitará el apoyo de la OTAN tras la firma del acuerdo militar turco-libio, ya que Atenas teme que Turquía viole sus zonas de explotación marítima.

    El acuerdo militar con el GAN de Trípoli -que está en una situación desesperada con el enemigo a sólo 10 km- implica el apoyo de Turquía con vehículos, equipo y armamento para el ejército, la marina y las operaciones aéreas, y apoyo de inteligencia, a solicitud del GAN libio. También se acuerda el despliegue de una «fuerza de reacción rápida», si lo solicita Trípoli.

    En una entrevista a principios de diciembre, Erdoğan dijo que este acuerdo de seguridad debe interpretarse como «una contribución a la reforma de los mecanismos de seguridad en Libia» ya que él «continuará abogando por una solución pacífica al problema libio». El presidente turco defendió sus acciones alegando que el GAN de Trípoli es el gobierno «reconocido por la ONU» y que Khalifa Haftar, quien dirige el Ejército Nacional Libio, «no es un líder legítimo y es representante de una estructura ilegal».

    Erdogan se ha posicionado claramente en contra del general Khalifa Haftar, que lidera el otro bando enfrentado en Libia y además está seguro de que Rusia retirará su apoyo al general. Al respecto, ha declarado Erdogan: «Sobre el tema de Haftar, no quiero que genere a una nueva Siria en las relaciones con Rusia, y creo que Rusia también revisará su postura actual sobre Haftar. Él está fuera de la ley, y de la misma manera, cualquier apoyo que le brinden se ofrece ilegalmente». Erdogan ha dicho que en una fecha cercana tendrá una conversación telefónica con el presidente ruso Vladimir Putin, para hablar específicamente sobre Libia.

    Sobre el envío de tropas sobre el terreno, Erdogan negó que un despliegue de fuerzas militares turcas en Libia, violara las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, «porque Italia también tiene un grupo de soldados» en el escenario de operaciones libio.

    El analista político Serkan Demirtas, del Hurriyet Daily News, de Ankara, señala que a diferencia de las operaciones militares en Siria, enviar tropas a Libia seguramente generará en Turquía una objeción más fuerte de los partidos de la oposición. También recuerda que «en este momento Turquía ya está en una relación complicada con los estadounidenses, los rusos y los europeos por Siria, y abrir un nuevo frente político y militar en Libia tensaría aún más las relaciones». El analista del Hurriyet, concluye que si Turquía envía tropas a Libia » seguramente provocará una reacción de la comunidad internacional que está en contra de cualquier tipo de intervención extranjera. Además, Libia no es Siria y el despliegue de tropas en el otro lado del Mediterráneo no se interpretaría como una medida legítima de Turquía para abordar su propia seguridad«.

    Como en Siria: Erdogan y los hidrocarburos ajenos

    Con la guerra libia de fondo, lo más probable es que Erdogan intente mediante esa nueva delimitación de aguas territoriales turco-libia, sacar ventaja de los derechos de explotación que ella conlleva, de la misma manera que se aprovechó de la guerra en Siria, para robarles el petróleo. Otra vez, son los hidrocarburos, en especial el gas.

    El pasado mes de octubre Grecia, Chipre y Egipto, instaron a Turquía en un duro comunicado, a dejar de cometer «acciones ilegales» y abandonar la perforación del yacimiento de gas en la zona económica exclusiva de las aguas territoriales de la República de Chipre. La UE, Rusia y EEUU se pronunciaron a favor del respeto a los derechos de Chipre.

    No es sorprendente que esto haya ocurrido en octubre, y en noviembre, Erdogan ya se hubiera sacado de la chistera, cual mago, un acuerdo marítimo firmado con un gobierno de Trípoli asediado, para rediseñar la soberanía sobre las aguas territoriales del Mediterráneo oriental en perjuicio de los países que tienen reconocida allí una zona de explotación exclusiva.

     
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