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  • mesmontse 8:39 pm el 27 October, 2020 Enlace permanente | Responder
    Etiquetas: Chile,   

    CHILE: La puerta que abrió el referéndum puede volver a cerrarse, explica un activista chileno 

    Las movilizaciones permanentes y duras han hecho posible el referéndum en Chile, dice el economista chileno Marco Kremerman

    ANDREU BARNILS / VILAWEB

    Marco Kremerman es un economista e investigador chileno de la Fundación Sol. Esta entidad se dedica a investigar la realidad económica, social y política de Chile desde una perspectiva crítica. También acompaña a las organizaciones sindicales y populares en espacios de formación y negociación.

    El medio catalán VilaWeb ha entrevistado por teléfono a Marco Kremerman para conocer de primera mano la situación de Chile, el país que acaba de votar a favor de redactar una nueva Constitución que deje atrás la de Pinochet. Un paso histórico, pero en ningún caso definitivo. Según explica Kremerman, se ha abierto una puerta muy importante, pero se puede cerrar rápidamente. Dependerá del proceso, lleno de riesgos, que ayer apenas ha comenzado.

    -¿Le sorprenden los resultados?

    -En magnitud, sí. Se esperaba un triunfo holgado, entre el 65% y el 70%. Ha sido del 78%. Casi del 80%. En cambio, la participación se preveía más alta, de un 60%, y se ha llegado al 50%. Sin duda, había la variable de la pandemia. En los barrios más pobres, como el Gran Santiago, la participación ha aumentado y algunos sectores veían esta votación como la más importante de estos últimos treinta años. Aquí se ha abierto una ventana. Sólo eso. Una ventana para que en Chile exista la posibilidad de discutir una nueva Constitución. Muy importante. Por primera vez en doscientos años podemos tener una constitución no impuesta. Pero veremos cómo termina.

    -¿Que relación hay entre las movilizaciones y haber logrado el referéndum sobre la Constitución?

    -La relación, desde mi punto de vista, es total. El referéndum en Chile surge a partir del 12 de noviembre, el día de movilizaciones más fuertes. El presidente estuvo a punto de sacar a los militares a la calle. Hubo mucha violencia. La gente reclamaba unas pensiones, una educación y una salud mejores. Y ante el panorama de crisis, las fuerzas políticas del congreso -no el ejecutivo- dijeron que tenían que encontrar una solución política institucional, que había que dar algo. Y propusieron el cambio constitucional. Hasta los partidos de derechas fueron a favor de este referéndum. Las movilizaciones permanentes y duras han llevado al referéndum en Chile.

    -Movilizaciones con 30 muertos y 8.000 detenidos…

    -Ha habido 34 muertos. Mucha gente arrestada, muchos heridos, mucha gente que ha perdido ojos. Muchas denuncias por torturas. Se ha reprimido muy duramente en Chile para evitar que se toque el modelo económico. La pandemia, primero, envió la gente a casa. Pero una vez que se levantaron las cuarentenas por la pandemia, algunas de cuatro meses, las movilizaciones, desde septiembre, volvieron a aflorar. Han sido fuertes y multitudinarias. Y la represión tampoco se ha detenido. Las fuerzas armadas y de orden se han preparado durante la pausa con más armamento y más técnica. Hemos tenido casos difíciles. Quizás lo han leído: una persona fue tirada desde un puente por un carabinero. Ha habido mucha represión.

    -Si la idea era que con el referéndum paraban la movilización, no ha funcionado.

    -Hasta ahora, no. Veremos en adelante. Ayer había mucha celebración. En la plaza rebautizada con el nombre de «Dignidad», los carabineros se retiraron. Hay gran sensación de triunfo, que hay que ver si tiene un correlato real. Veremos qué forma toman las manifestaciones de ahora, porque ahora comienza un proceso constitucional e institucional que hace desconfiar mucho a algunos sectores. Existe el temor de que este proceso sea capturado por las élites políticas. Tan importante como esta votación, que es reflejo institucional del estallido social de hace un año, son las reglas de juego. Se ha abierto una puerta, pero la puerta se puede volver a cerrar perfectamente, según lo que pase en los próximos meses.

    -¿Qué quiere decir?

    -Ahora tenemos que elegir los 155 constituyentes, las 155 personas que han de redactar la nueva Constitución. Se ha votado que esta comisión sea paritaria, y que todos los 155 sean electos. La opción que sólo lo fuera la mitad, y la otra fueran actuales diputados y senadores, ha perdido. Pero todavía no se ha resuelto si se podrán presentar personas no vinculadas a partidos políticos y tendrán alguna posibilidad real de salir elegidas. Tampoco está claro si los pueblos originarios tendrán puestos reservados. Y por último, y muy importante, para que la Constitución cambie, se necesita una aprobación de dos tercios de los que la redacten. Esto significa que puede haber minoría de bloqueo. Es una de las condiciones que puso la derecha. Para hacer cambios a la Constitución, se necesitan dos tercios de los diputados. Se hace muy difícil pensar que la derecha no obtenga, al menos, un tercio de los constituyentes. Con eso la pueden bloquear. La derecha generalmente ha sido minoría, pero por los resguardos de la Constitución, siempre frena los cambios sólo teniendo un 30% o 35% de los votos. Ahora puede pasar lo mismo. Este tercio se negoció durante las manifestaciones. Fue una mala negociación de las fuerzas opositoras.

    -¿Como se podría evitar?

    -Para evitarlo, todos los partidos de la oposición deberían ir en una sola lista, pero están tan fragmentados la izquierda y el centro-izquierda, que se hace muy difícil. Si se presentan en listas separadas, la derecha muy fácilmente llegará a la minoría de bloqueo. Y los diputados independientes deberían unirse, también, en un pacto de partidos, para tener alguna probabilidad de salir elegidos. Estas dos complicaciones hacen que sea muy baja la probabilidad de que el proceso termine con cambios importantes en la Constitución.

    -El presidente Piñera, ¿cómo queda ahora?

    -En una posición de debilidad. Piñera forma parte de una alianza de derechas. La UDI (Unión Demócrata Independiente, conservador y anticomunista), derecha más extrema, claramente votó no. Renovación Nacional (conservador liberal, de centroderecha) y Evópoli (Evolución Política o EVO, partido liberal clásico) se dividieron: unos a favor y otros en contra. Y el presidente no manifestó nunca su voto. El discurso del presidente del domingo, trepándose al carro de la victoria es injustificado. El gobierno en general se encuentra vinculado al rechazo, a la opción de no hacer cambios. Y el referéndum ha sido para defender un cambio. Por eso su figura sale debilitada.

    La economía ha centrado las movilizaciones. ¿Será un tema central en la nueva Constitución?

    -La nueva Constitución está en discusión. Pero creo que debería tener a la sociedad y el trabajo como eje fundamental, y en línea con una nueva manera de concebir la economía. Tiene que poner en su lugar al derecho a la propiedad, que hasta ahora es el rector principal de la Constitución actual. Hay cambios profundos que hacer. Piense que en la Constitución actual no aparece la idea de Estado subsidiario (la idea que sostiene que el Estado no debe intervenir en la actividad económica) y se dice que el Estado no debe intervenir en aquellas áreas donde «el mercado puede dar una solución». Si el mercado encuentra negocio en las pensiones, la salud o la educación, pues que lo haga el mercado. Esto ha significado la privatización del agua, de las pensiones, de la salud, de la educación. Chile, no es sólo uno de los lugares donde antes comenzó el neoliberalismo, sino que es donde presenta una de sus formas más extremas. No hay contrapeso. Hasta en los EEUU las pensiones se basan en el sistema de seguridad social. Aquí no tenemos. Si se repasan los temas de las manifestaciones de este último año, en primer lugar está el sistema de pensiones privado que tenemos. Las bajísimas pensiones que tenemos. Un sistema de pensiones que toma los 200.000 millones de dólares que administra (esto es el 80% del PIB chileno) y los invierte. No los utiliza para pagar pensiones, los utiliza para invertir en acciones, bonos, etc. El debate va más allá de las jubilaciones, que son miserables. En segundo lugar, en las movilizaciones aparecía el tema de la salud – un problema gigantesco-, la desigualdad, la deuda. Y la Constitución no aparecía como el tema más importante. Pero sí que aparecía como un tema transversal.

    -¿Quiere añadir algo más?

    -Una cosa importante. Después de doscientos años, en Chile ahora hay una opción, una oportunidad, de que se pueda redactar una Constitución que no sea impuesta, sin que el poder la imponga. Ahora veremos cómo reacciona el poder, la oligarquía. Hace treinta y dos años, después del referéndum que echó a Pinochet, las fuerzas políticas dijeron a la gente: hemos ganado, pueden volver a casa; no hacen falta más movilizaciones. Esto hizo mucho daño. Ahora creo que hay mucha más desconfianza. Y el pueblo se ha ido organizando desde hace un año, en asambleas territoriales. Que espero que sean cada vez más fuertes y autogestionadas. Es un proceso paralelo al proceso institucional. Es muy importante seguir este proceso, como un proceso activo de vigilancia y presión.

     
  • mesmontse 6:17 pm el 31 December, 2019 Enlace permanente | Responder
    Etiquetas: , Chile,   

    CLIMA: Una masa anómala de agua caliente del Pacífico se desplaza hacia América del Sur 

    Una enorme masa de agua del Pacífico, formada frente a Nueva Zelanda, con unas dimensiones de 1 millón de kilómetros cuadrados y 50 m de profundidad, y una temperatura anormalmente alta, se desplaza hacia América del Sur.

    Según datos de este 29 de diciembre, el punto central de la masa de agua caliente está a unos 1.500 km al este de la costa de Nueva Zelanda y a unos 7.000 km de la costa central de Chile.

    No hay datos sobre la velocidad con que la masa se desplaza hacia el este, se cree que va a permanecer todo el verano del hemisferio sur -cuyo pico máximo de calor se alcanza en febrero- y los climatólogos de Nueva Zelanda se han sentido aliviados al ver que se aleja de sus costas, rumbo a Sudamérica, porque así no afectará el clima de su país. («Todavía está allí en este momento, y sigue siendo la mayor anomalía de temperatura del mar». «Si fuera hacia el oeste esperaría que afecte a nuestro clima», pero «está bien al este de nosotros» y «en cualquier caso, va a la deriva en dirección a América del Sur»).
    Los científicos calculan que puede «acercarse bastante a América del Sur», pero piensan que no tocará la costa.

    La «burbuja caliente» -como la denominan los investigadores- se ve desde los satélites como una mancha de color rojo oscuro, cubriendo un área equivalente a 1 vez y media el Estado de Texas, 4 veces Nueva Zelanda, el doble que España, o más que la mitad de México, según con que territorio terrestre la comparemos.

    Un prestigioso científico de la Universidad Victoria en Wellington, el Dr. James Renwick, explicó que la masa cálida se ha estado formando durante semanas y que «en este momento, en el planeta, es el mayor parche de calentamiento por encima de la temperatura promedio«. Las temperaturas en el mar en esa zona y estación, deberían ser de 15°C y son de 20°C.

    El Dr. Renwick dijo que no se sabe exactamente qué ha producido esta burbuja de calor en el Pacífico: podría estar relacionada con el aumento de las emisiones atmosféricas de gases de efecto invernadero y ser consecuencia del cambio climático, pero que él tenía esperanzas de que se debiera sólo a un fenómeno natural. El fenómeno también concide con una intensa ola de calor que causa devastadores incendios en Australia.

    En todo caso, Renwick señaló que una oleada de calor oceánico aunque sea de corta duración, es peligrosa para la vida marina si penetra mucho más allá de la superficie. Las temperaturas de los océanos son mucho más estables que las terrestres y la vida marina no está adaptada a cambios bruscos. El calentamiento del agua reduce los nutrientes en el océano, lo que altera la cadena alimentaria marina, explica la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU. Los leones marinos, por ejemplo, necesitan nadar más lejos para conseguir alimentarse. Además, el aumento de la temperatura del agua produce una proliferación de algas tóxicas, como ya ocurrió en las costas de California, en 2014. En esa oportunidad se pudo observar que miles de leones marinos y varias especies de ballenas encallaban en las playas, hasta donde nadaban en busca del alimento que no encontraban en alta mar. El salmón joven del Pacífico, es otra especie afectada por el calentamiento del agua, ya que no encuentra alimentos de buena calidad en el océano.

    Además, un solo grado de aumento en la temperatura de los océanos, explican los científicos, tiene efectos adversos en el clima de todo el planeta. Esta masa cálida del Pacífico tiene una temperatura superior de entre 4°C a 6°C, a lo que es normal para la estación y la región, lo cual es preocupante.

    La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha informado que la última década ha sido la más calurosa registrada en la tierra y los océanos. Además, los mares se han vuelto más ácidos, al absorber el dióxido de carbono de la atmósfera. A principios de diciembre la OMM publicó los datos preliminares del informe anual sobre el clima global y todo indica que 2019 será el segundo o tercer año más cálido desde que se tienen registros fiables del clima (a partir de 1880).

    El Dr. Renwick, calcula que la masa de agua caliente debería enfriarse a medida que se acerca a América del Sur, al moverse hacia aguas más frías la temperatura debería descender antes de llegar al continente americano. Por eso el efecto no debería ser grande en las áreas habitadas, aunque las posibles consecuencias para la vida marina pueden ser graves.

    Hace cinco años se observaron fenómenos similares frente a las costas de California y frente a las costas de Alaska.

     
  • mesmontse 8:36 pm el 30 November, 2019 Enlace permanente | Responder
    Etiquetas: Chile,   

    CHILE: Piñera pide ayuda internacional para formar a la policía en «control de masas» 

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    Imagen TheClinic.Cl

    El presidente de Chile solicitó a varios gobiernos formación para que las fuerzas policiales antidisturbios sean capaces de «enfrentar las manifestaciones derivadas de la crisis social». No parece que la policía chilena esté falta de «formación» cuando en junio de 2018 se publicó que una unidad de Carabineros de Chile -la policía del país- se estaban entrenando en Colombia.

    Francia declinó la invitación pero el Estado español respondió afirmativamente. Todo augura que la situación puede empeorar aun más para el pueblo chileno. Amnistia Internacional en su informe ya ha acusado a las fuerzas de seguridad de casos de tortura y «uso indiscriminado de la fuerza» con «intención de castigar a los manifestantes» y recomendó al gobierno de Sebastián Piñera «cesar la represión de manera urgente». Las intenciones del gobierno conservador chileno están muy lejos de seguir las recomendaciones de AI.

    Francia había sido uno de los elegidos por Piñera por «su estrategia para desactivar las movilizaciones de los Chalecos amarillos». Al parecer, al presidente chileno le entusiasma que la gestión del gobierno francés de las protestas de los Gilets jaunes haya dejado hasta el momento 11 muertos; más de 4.439 heridos entre manifestantes y policías -según el Ministerio del Interior francés-; 12.107 detenciones, 12 personas sin un ojo y 4 sin una mano. Amnistía Internacional ha criticado a las fuerzas del orden público francés por su actuación, y tanto la ONU como el Consejo de Europa cuestionaron el uso de armas como el LBD (Lanzador de Bala Defensivo) y las granadas GLI-F4, que contienen 25 gramos de TNT -que están catalogadas como arma de guerra y están prohibidas en la mayoría de los países europeos. El LBD 40 -lanzador de balas de 40 mm- es la nueva arma de moda en la represión de disturbios, es más poderosa, llega más lejos y es más precisa. Si es realmente más precisa, la lógica indica que hay intencionalidad en dejar a la gente ciega, siendo como está, prohibido por los protocolos, disparar a la cabeza y a la parte superior del tronco. Por otra parte Piñera está muy mal informado si cree que el movimiento de los Gilets Jaunes ha sido desarticulado a raíz de las intervenciones de las fuerzas del orden público durante las protestas.

    Con todo, el gobierno conservador de Macron ha tenido más sentido común que el gobierno -que dice ser progresista- del Estado español, que ha respondido afirmativamente y con celeridad al pedido del presidente chileno cuya gestión de la protesta social es cuestionada internacionalmente. España ha sido elegida por el presidente Piñera por «su experiencia en Cataluña y Euskadi». Al respecto vale la pena leer a continuación la opinión del ex teniente del Ejército español Luis Gonzalo Segura, sobre lo que España podrá enseñar a la policía chilena.

    Lo que España podrá enseñar a la Policía chilena

    LUIS GONZALO SEGURA / RUSSIA TODAY

    Según se ha publicado en diferentes medios, varios países europeos asesorarán a los cuerpos policiales antidisturbios chilenos ante la crisis que vive el país, que supera los cuarenta días. No parece, al menos en el caso de España —atendiendo a sus actuaciones en Catalunya en los dos últimos años— que la decisión sea muy acertada.

    ¿Qué puede enseñar España a Chile?

    1. Comportamiento deshumanizado

    Uno de los elementos más importantes para cualquier cuerpo policial, especialmente aquel que se emplea en situaciones de disturbios, consiste en la humanización de aquellas personas a las que se debe controlar. Para ello, resulta imprescindible que los policías cuenten con un conocimiento preciso y plural en cuanto a información se refiere, para que ello les permita empatizar con los manifestantes. Esta conexión sentimental, basada en información rigurosa, es fundamental a la hora de impedir o minimizar los excesos policiales y restringir las actuaciones a lo imprescindible.

    No es, desgraciadamente, lo que hizo España en Catalunya, ya que los medios de comunicación crearon un clima casi bélico, lo que unido al predomino de la ideología extremista en los cuerpos policiales, generó una componente de odio que se puede apreciar con claridad en el vídeo en el que policías españoles acuden a Catalunya al grito de «¡A por ellos, oe!».


    España enseñará a Chile cómo deshumanizar a los manifestantes y convertirlos en enemigos

    1. Condiciones laborales de encierro y aislamiento

    Una de los elementos claves para que las actuaciones policiales sean correctas gravita en torno a las condiciones laborales de los agentes. Si estos se encuentran en sus horas de descanso en un entorno relajado, se alimentan correctamente y viven en condiciones saludables, ello permitirá que sus actuaciones sean más mesuradas.

    España hizo exactamente lo contrario en Catalunya: encerró a los agentes policiales en un barco en el que las condiciones de vida, casi de reclusión, llevaron a muchos agentes a una situación límite a nivel psicológico.

    España enseñará a Chile cómo aumentar el estrés de los agentes policiales para que su comportamiento sea más violento

    1. Al frente del operativo, personas con un tétrico pasado de torturas

    Resulta esencial en todo despliegue policial que aquellas personas que adquieren mayor responsabilidad sean personas cualificadas y gocen de una carrera profesional intachable. No hay que ser muy perspicaz para comprender que un operativo dirigido por una persona respetuosa con los derechos humanos tiene mayores posibilidades de resultar exitoso que uno dirigido por aquellos cuyo pasado se encuentra ensuciado por las torturas. Sin embargo, en este caso, España tampoco cumplió con esta premisa.

    Al frente del primer operativo en Catalunya (octubre de 2017), el estado Español decidió nombrar al coronel de la Guardia Civil, Pérez de los Cobos, el cual fue investigado por un caso de torturas en los años noventa por el cual finalmente no fue condenado, aunque la propia resolución sembraba muchas dudas en cuanto al comportamiento del agente. En el segundo operativo de relevancia (octubre de 2019), el ministro del Interior era Fernando Grande-Marlaska, un ex juez cuyas carencias en las investigaciones de casos de torturas provocaron cinco condenas del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

    España enseñará a Chile que nada mejor que un investigado por torturas o un ex juez que no las investiga para asegurar que el operativo policial cometa excesos y brutalidad

    Catalunya: un pueblo marcado para siempre

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    Carga policial en Girona el 1 de octubre de 2017. Foto diario El Punt Avui

    Durante los dos despliegues policiales españoles en los dos últimos años en Catalunya se han podido ver todo tipo de imágenes violentas, desde agredir en centenares de ocasiones a ciudadanos pacíficos hasta embestir con varias furgonetas a manifestantes (técnica conocida como carrusel) o disparar pelotas de goma y gases lacrimógenos que han tenido terribles consecuencias —varias personas perdieron un ojo—. Incluso decenas de reporteros gráficos han sido detenidos y agredidos. Pero ante todo, queda el terror y el miedo en los ciudadanos. La incomprensión de acciones tan violentas ante unos ciudadanos mayoritariamente pacíficos.

    El 1 de octubre de 2017, fecha en la que se planteó un referéndum, fue un movimiento ya no mayoritariamente pacífico, sino absolutamente pacífico. Sin embargó, se cerró con un balance de más de 1000 ciudadanos heridos y seguramente el número fue mayor porque no todos pudieron ser contabilizados. No hubo en ningún caso saqueos ni la ciudadanía temió por su seguridad física. Sólo fueron personas que acudieron a votar.

    En el caso de los disturbios ocasionados en octubre de 2019, tras la condena a los líderes que promovieron el referéndum de 2017, asumiendo la existencia de núcleos violentos —igual que tampoco se puede negar la existencia de infiltrados policiales— la policía española actuó de forma mayoritariamente violenta y desproporcionada, lo que contribuyó de manera decisiva a que los disturbios se intensificaran. El balance final tras cinco días arrojó más de 300 civiles heridos, 194 detenidos, 28 encarcelados y varios millones de euros en daños. Pero la pregunta clave en estos acontecimientos es si era necesario no ya cometer violencia policial, sino actuar.

    Lo que necesita Chile es negociación, cambios profundos, y no control de masas ni porrazos ni carruseles, lo que además, no se adquiere de forma inmediata, sino que requiere de unos plazos mínimos muy superiores a los que Chile necesita

    En aquellos días existía descontento, frustración, dolor… ¿las actuaciones policiales resolvieron o intensificaron aquellos sentimientos? Si la policía no hubiera actuado, ¿los heridos, detenidos y daños hubieran sido mayores o menores? La sensación es que estos hubieran sido menores. No se trataba de incontrolados que pretendieran saquear la ciudad, hablamos de un conflicto con una componente fundamentalmente territorial. Los catalanes no hubieran actuado contra catalanes. Esta es una cuestión que merecería un mayor análisis y debate del que se puede otorgar en este espacio, pero al menos debe quedar esbozado.

    Se trata de una mala decisión y una peor solución


    Es una mala decisión porque, al menos en el caso de España ha quedado demostrado que no está en condición de aleccionar sobre la cuestión. No es Suecia, Noruega o Dinamarca. Y, además, se trata de una peor solución porque lo que necesita Chile es negociación, cambios profundos, y no control de masas ni porrazos ni carruseles, lo que además, no se adquiere de forma inmediata, sino que requiere de unos plazos mínimos muy superiores a los que Chile necesita. No es sencillo embestir manifestantes con furgonetas, ni apalear pacíficos ciudadanos, ni dejar tuertos a los jóvenes. Hasta la brutalidad tiene su ciencia y su experiencia.

    Por otra parte, la decisión revela, por un lado, la falta de formación de la policía chilena, algo que debe anotarse en el debe de sus gobernantes. Y, por otro lado, genera un descrédito en mitad de un conflicto que no resulta lo más adecuado. Agrieta e inquieta más que tranquiliza. No es que el asesoramiento entre países y cuerpos policiales no sea habitual, es que el momento elegido para ello denota improvisación y precipitación.

    España no es el ejemplo ni el remedio ni la solución, ni tampoco parece Chile un país que requiera de gran formación en lo de maltratar a su ciudadanía. Si acaso, algo de refinamiento. Si de eso se trata, de refinar, negro futuro le espera a Chile, aunque los porrazos dejen menos marcas.

     
  • mesmontse 2:37 pm el 11 November, 2019 Enlace permanente | Responder
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    CHILE – DOCUMENTAL del NYT: «La policía está dejando ciegos a los manifestantes» 

    (Video subtitulado en castellano).- El New York Times ha publicado ayer un documento gráfico elaborado por su corresponsal para Latinoamérica, Brent McDonald. Hasta este momento, son ya 197 los manifestantes chilenos que han sufrido algún tipo de pérdida de visión por los disparos de las pistolas de perdigones de la policía. El corresponsal del NYT obtuvo el documento gráfico en una unidad de trauma ocular en Santiago de Chile, que está tratando a las víctimas. El presidente del Departamento de DDHH del Colegio Médico de Chile, Dr. Enrique Morales, señala que ni en Palestina ni en las recientas manifestaciones en Francia de los Chalechos amarillos -que han sido duramente reprimidas- se dan unas cifras semejantes de daños oculares como las que se están dando en Chile. El Instituto de DDHH de Chile ya ha presentado una querella contra los Carabineros -nombre de los cuerpos policiales en Chile- por un joven que fue disparado en lo dos ojos. El Dr. Enrique Morales en una entrevista de 2017, señalaba que la tortura seguía existiendo en Chile, y que no es el momento histórico el detonante de que se aplique, sino tiene que ver con un concepto que sigue arraigado.

     
  • mesmontse 3:59 am el 8 November, 2019 Enlace permanente | Responder
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    CRÓNICA DESDE CHILE: «Hemos sido siempre un gigante que sólo dormía» 

    Desde este sitio nos hacemos eco, resumidamente, de la crónica que llega desde Chile de un testigo de la represión, publicada por elsaltodiario. Recomiendo entrar en el enlace para ver más material gráfico, que el autor pide que se ayude a preservar desde el exterior. Además agradece «a quien sea que lea este documento, pero les pido hagan de esto sólo el inicio de una colaboración activa con nosotros…cambiar este país será una tarea gigantesca, pero las marchas han demostrado que hemos sido siempre un gigante que sólo dormía».

    El estallido de Chile. Crónica desde Santiago en primera persona


    KENYN WRIGHTON ARANEDA /elsaltodiario

    Horror es lo que se va sucediendo por todo el país y es lo que busco testificar en este relato. Los militares y carabineros arrestan a la gente. Los arrestos ilegales son miles. Y estos arrestos se hacen desde dentro de los domicilios, por lo que abundan los vídeos donde las personas defienden a sus familiares y vecinos. Sin embargo, se logra arrestar. No sabemos aún cuántos han muerto, defendiendo a sus seres queridos. Los centros de detención están repletos de gente, a pesar de que el Tribunal de Garantía ordena por defecto que sean liberados todos cada mañana, nadie sale libre durante días en todo el país. Los arrestos son masivos con golpes y abusos a mujeres y niños.


    Los carabineros y militares improvisan, no porque no den a basto sino para gozar del poder que se les ha otorgado. Se ven personas siendo arrojadas atadas de manos y pies desde camionetas en marcha. He tenido la experiencia de estar en un coche patrulla y sé que el terror empieza al cerrarse las puertas del vehículo. Se reportan todo tipo de golpes a hombres, mujeres y niños. Se les amenaza de muerte, mientras van en marcha. Se les niega información de por qué han sido detenidos y se les agrupa en espacios cerrados. Estos vehículos no van a la comisaría. Hay vídeos de militares y carabineros buscando rincones oscuros para vejar y golpear a los detenidos, de manera programada. Los vídeos que circulan por la red muestran pasillos donde la gente está con grilletes y recostada boca abajo o apoyada en las paredes con sus pies recogidos, para dar espacio a más presos. Los milicos rondan y gritan para hacerlos callar. La gente aprovecha para hacer grabaciones, pero al contingente armado parece no preocuparle. Seguramente sienten los militares, la seguridad y respaldo de sus altos mandos, que les habrán informado de que, al igual que en el golpe de 1973, tendrán impunidad.

    Torturas y violaciones

    Se utilizan las estaciones de metro para realizar sesiones de tortura y violaciones.

    Principalmente en la estación de Baquedano, en la zona donde se realizan las manifestaciones más masivas, desde donde se nutren los calabozos. Se ha violado a mujeres y a hombres durante horas. Las personas que encuentran a estas víctimas del horror, lo hacen cuando han sido arrojadas de camionetas en marcha. El impacto de estos vídeos es tan intenso, tan explícitamente real, que uno se estremece cuando el muchacho grita entre alaridos que se lo “culearon”. Lo que se ve ahí es peor que escuchar a un perro agonizar entre gemidos luego de ser atropellado. No se puede ni pensar en lo que se habrá hecho en esos calabozos improvisados, porque la violencia empleada está muy por encima de las escenas de cine snuff.


    Se ha violado a mujeres y a hombres durante horas. Las personas que han encontrado a estas víctimas de los horrores, lo hacen cuando han sido arrojadas de camionetas en marcha.


    Las torturas y violaciones se reportan en varias comunas, principalmente en Pedro Aguirre Cerda. Pablo Rivera, abogado del Instituto Nacional de Derechos Humanos, denuncia que un hombre de 23 años fue torturado y violado con el bastón de un carabinero de servicio. Daniela Carrasco, una Mimo, ya en los primeros días fue encontrada ahorcada, atada a las rejas de un recinto, a la vista de todo el público. No es el único caso [vídeo]. La comuna Pedro Aguirre Cerda aparece hoy en las listas de todas las atrocidades, pero esta comuna es orgullosa de su resistencia en honor a la gloriosa población “La Victoria”, primera toma de terreno autogestionada de Sudamérica.


    Las autoridades (N.de la E. supongo que se refiere a autoridades judiciales civiles) no reaccionan a tiempo. Tras denuncias de tortura en las inmediaciones de la antes mencionada estación de metro Baquedano, se hacen presentes y se encuentran con que el escenario ha sido limpiado, y declaran que sienten el olor a cloro. Aunque se encuentran ataduras de plástico roto, no se atreven a concatenar las conclusiones urgentes, y de paso, colaboran con el silencio coordinado que los periodistas quieren. Todos han sido muy cautos cuando se trata de apuntar hacia el Gobierno y a las fuerzas de orden. Muy en contraste con la rapidez con que acusan a los manifestantes.


    Esta última semana, y luego de que aconteciera la marcha más multitudinaria de la historia de nuestro país, han empezado a escucharse declaraciones del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), que confirman que el Estadio Nacional ha sido utilizado como centro de detención ilegal. Este recinto deportivo fue centro de exterminio durante la dictadura de Augusto Pinochet, y a pesar de esto, no se interrumpió nunca su utilización para los partidos de fútbol, ya fueran de la liga nacional o de la selección chilena. Es como si Alemania jugara un partido en Auschwitz contra Polonia y a nadie le importase. No sin razón antes se negó el equipo de la hoy extinta RDA (Alemania Oriental) a jugar en este recinto.

    Incendios provocados por los carabineros

    En muchos de los incendios provocados por los Carabineros de Chile, se han encontrado cuerpos calcinados.

    Los medios han acusado a los saqueadores de estas muertes pero lo cierto es que el Instituto médico legal, ha tenido que emitir los certificados de defunción con la causa real, que es por proyectil de arma de fuego.

    Quienes son los culpables


    Son toda la oligarquía chilena, millonarios y empresarios nacionales e internacionales por exigir este autogolpe de Estado como medida para sofocar la legitima revuelta de la sociedad chilena. Esta visita fue anunciada por los medios hegemónicos en todos los noticieros y no pueden negarlo.


    Es el gobierno de Sebastián Piñera y sus ministros –especialmente Andrés Chadwick, Ministro del interior- quienes han orquestado este autogolpe por encima de la ley, inclusive de la ley que fue escrita para una dictadura. Cada uno de ellos son criminales que se han desesperado al ver que sus armas no han calmado a un pueblo hirviendo de rabia. Y frente a esa resistencia han apretado el acelerador y le han declarado la guerra a la población. Todos ellos deben ser puestos frente a tribunales refundados por el pueblo. Si bien el pueblo de Chile pide su renuncia, yo digo que hay que derrocarlos y no confiar en las leyes que tradicionalmente les protegen. Nosotros debemos gobernar este país en el momento en que sean juzgados.


    Son toda la clase política en su conjunto. Su complicidad es transversal. Ellos en última instancia, y sin utilizar su inmunidad parlamentaria para acudir a los centros de detención o a las marchas, quieren convencer a Chile de que la solución es una acusación constitucional o la renuncia, con el propósito de perpetuar sus privilegios como clase. Ellos se han enriquecido en tiempos de supuesta democracia y han traicionado la confianza ingenua de todo un pueblo.

    Es responsable el capitalismo liberal de estas últimas décadas, que ha matado a miles de personas, por no tener asistencia médica o seguridad social, por tener sueldos de hambre, por debilitar a los sindicatos, por destruir la educación, por perpetuar el sistema de pensiones privado, que especula con el dinero en la bolsa, por proteger a los corruptos, por no legalizar el aborto; por instituir la vigilancia de la población por medio de la Policía de Investigaciones (PDI), por constituir las redes de narcotráfico y de pedofilia, por la privatización del agua y por pedirle a la población que se haga responsable de esto, duchándose más rápido cada mañana; o por, en resumen, ser el enemigo de los intereses colectivos.

    Son la izquierda y la derecha. Sin la izquierda no se habría consolidado nunca lo que conocemos como clase política. Sin la izquierda, no se utilizaría la palabra lumpen tan a menudo para referirse a la insurgencia real, al grupo de choque que desde la dictadura se ha opuesto a todos y a cada uno de los abusos progresivos que han realizado todos los gobiernos hasta el momento. A la derecha no hay necesidad de describirla, está en el Gobierno y siempre lo ha estado.
    Por nada del mundo quiero olvidarme del Partido Comunista. Los señalo especialmente, y al Frente amplio, son los hijos ricos que criaron los malditos traidores de los noventa. Ellos, cuando pudieron capitalizar en poder popular las manifestaciones legítimas de los estudiantes secundarios y universitarios en el 2011 , se decidieron a capitalizarlo políticamente, monetarizando los votos en sueldos que ofenden a toda la ciudadanía. Seguramente, ellos creían que nunca ocurriría esto, porque serían nuestros líderes, pero son unos cobardes que le tienen asco a los pobres.

    Los medios de comunicación, que son el aparato de la mentira y la conveniencia. Su rol es fundamental para llevar a cabo todo lo que han hecho los gobiernos de este país y su clase política. Todo el estamento periodístico ha colaborado en la dictadura y los años de democracia burguesa a sofocar a la prensa valiente que se arriesga por ofrecer una alternativa a la desinformación que convence al pobre de ser culpable de su pobreza. Han sido los medios los que han embrutecido a la población chilena. El sistema de educación es una basura, pero a pesar de eso los profesores nos han dado la educación necesaria para que muchos de nosotros podamos, a diferencia de nuestros padres, luchar en las calles.


    Los medios han transformado al pueblo chileno en adicto a la inmediatez y los prejuicios. A odiarse al mirarse en el espejo, a sentirse feos y solucionarlo con el consumismo. A hacerse individualistas y cobardes frente a la criminalidad. A menospreciar a sus mujeres, y a ellas a desear a los ricos, incentivándolas de un modo u otro a la prostitución legal o ilegal para que estén atadas a la mediocridad de sus parejas esclavizadas pero prepotentes. A negar sus orígenes indígenas y a colaborar en la persecución y asesinatos de hombres, mujeres y niños. A asociar a los mapuches al terrorismo y a los incendios en la Araucanía.
    Los medios de comunicación prosiguen en sus mentiras y han escondido las cámaras y los micrófonos a la ciudadanía, se han reído de la pobreza, han glorificado a los ricos y han promovido la idolatría de los descendientes de los alemanes. Han simulado espacios de crítica política, poniendo a demagogos a aprovecharse de la ignorancia del pueblo. Se han lucrado de todo: de la enfermedad con la Teletón (N.de la E. Teletón Chile es un evento televisivo que se realiza desde 1978 para recaudar fondos para niños minusválidos); del hambre con las cadenas de comida rápida; de la envidia con su mercantilismo; de la vanidad con su publicidad superficial; de la pobreza; de la ingenuidad e inocencia de los niños con sus programas infantiles; del machismo y la denigración de la mujer por medio de su programación «para adultos»; de la música con los shows de talentos, que llevan a la decadencia cultural en la que nos encontramos.

    Son cupables la Iglesia católica y las evangélicas por igual. Ellas han idolatrado el dinero a más no poder. Han escondido los escándalos más atroces. Han adoctrinado al pobre a atacar al pobre en la vía pública, a acusar de pecadores, impíos y merecedores del fuego eterno a las mujeres cuando defienden sus derechos, o a los homosexuales.


    Finalmente, señalo también a la ficticia clase media, porque a pesar de todas sus tarjetas de crédito, siguen siendo clase baja aunque no quieran. Son descendientes de pobres, de campesinos, mineros, pescadores, de mestizos guachos, y de los indígenas, a pesar de todos los apellidos españoles que los identifican. Hoy mismo, insultan a los pacos (policías) con los mismos calificativos con que nos han insultado durante décadas. Ellos son responsables, aunque ahora participen de esta revuelta. Es lo mínimo que deben hacer, por decencia y responsabilidad con sus propios padres que se empobrecen como nosotros. Sólo en la medida que ofrezcan lucha y muertos en esta batalla, podremos ir confiando en ustedes.

    Yo nunca antes había escrito una crónica, pero se ha vuelto parte de mi intento de que estas imágenes tengan respaldo fuera del país. Agradezco a quien sea, que lea este documento, pero les pido hagan de esto sólo el inicio de una colaboración activa con nosotros.

    Cambiar este país será una tarea gigantesca, pero las marchas han demostrado que horizontalmente hemos sido siempre un gigante que sólo dormía, pero que ha despertado para reclamar el valor de la vigilia.

     
  • mesmontse 3:00 pm el 6 November, 2019 Enlace permanente | Responder
    Etiquetas: Chile   

    CHILE: La siesta terminó 

    Desde Buenos Aires, análisis de la revuelta popular chilena, por PEDRO CAZES CAMARERO

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    Al comenzar el último cuarto del siglo XX, el sistema mundial capitalista comenzó a resoplar. El indicador más evidente era la caída tendencial de la tasa de ganancia, pero ésta no constituía más que el síntoma de un  fenómeno generalizado con causas más profundas: ramas enteras de la producción, tanto en los países centrales como en las naciones periféricas, comenzaban a sufrir la evaporación del valor de cambio en las mercancías producidas.

    En otras palabras, la creciente riqueza que el capitalismo generaba, continuaba siendo riqueza, pero cada vez más, riqueza sin valor. Mantenía intacto su valor de uso, pero la cantidad de trabajo humano acumulado en cada unidad producida se reducía a creciente velocidad. Este fenómeno, previsto a mediados del siglo XIX por el propio Marx, no lograba ser interpretado en toda su magnitud en la década del 1970, ni por los teóricos capitalistas ni por los marxistas. Por ello empleábamos para interpretar las grandes movilizaciones desencadenadas a partir de 1968, tanto en Europa como en América del Norte, tanto en México como en la Argentina, las herramientas teóricas del clasismo convencional, que ya se hallaba obsoleto  por entonces sin que lográramos percibirlo.

    En el campo enemigo se verificaba el mismo desconcierto. Uno de los cuadros más importantes del capitalismo imperial, Henry Kissinger, reflexionaba en sus memorias, a comienzos de los ’70, que no entendía por qué las luchas se desencadenaban, país por país, “en los momentos en que todo parecía comenzar a mejorar”.

    Pero aun sin contar herramientas científicas, el capitalismo contaba con ideólogos pragmáticos, feroces y prestos a reemplazar a los estrategas desarrollistas “keynesianos” que habían dominado la cúpula imperial durante las tres décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, lapso que denominaban “glorioso”.

    Tanto en los países centrales como en los periféricos, la extracción de ganancias se había basado en una combinación de dos tipos de plusvalía, la “absoluta” (esto es, algunas maneras de reducir sin más los salarios para arrebatar esa riqueza con destino a los bolsillos patronales) como la “relativa” (o sea mantener los valores de uso consumidos por los trabajadores, e incluso aumentarlos, pero aumentar al mismo tiempo la productividad del trabajo por vía de la técnica, bajando así los costos del “trabajo necesario” y aumentando de ese modo la plusvalía total). Para el final de la Segunda Guerra mundial, la plusvalía relativa consistía en la fuente principal de enriquecimiento de los monopolios. Esto se fue dificultando a lo largo de los años ’60 y comienzos de los ’70, porque los frutos de la segunda revolución industrial se estaban agotando.

    Agazapada en las aulas de la Universidad de Chicago, toda una corriente de ideólogos del capitalismo tardío estaba lista para irrumpir con una propuesta nada original: retroceder a los buenos viejos tiempos de la juventud, cuando el capitalismo se observaba a sí mismo sin vergüenzas innecesarias como un ejemplo de la guerra de todos contra todos preconizada desde el siglo XVII por el filósofo británico Thomas Hobbes.El primer ciclo liberal, que floreció durante el siglo XIX, encontraba muy natural la reducción de los salarios al mínimo, la precariedad laboral, la ignorancia generalizada de los trabajadores, la prohibición de los sindicatos, la privatización o eliminación en lo posible de los servicios públicos y, por supuesto, la limitación de los derechos democráticos.

    En una palabra, la plusvalía relativa estaba muy bien, pero volver a la plusvalía absoluta estaba aún mejor. Estas opiniones barbáricas dejaron a comienzos de los años ’60 de ser las de una secta académica de nostálgicos ultraconservadores para comenzar a debatirse seriamente en la época de Richard Nixon; pero todavía por entonces, la ominosa presencia del Segundo Mundo, encabezado por la Unión Soviética,  generaba cierta cautela en la conducción del capitalismo mundial. Las clases trabajadoras de los países centrales se encontraban domesticadas y hasta se habían convertido en macartistas, al costo de concesiones sociales y económicas que fastidiaban a las patronales; pero tales concesiones constituían el precio que debían abonar para que los asalariados de los países centrales no comenzaran nuevamente a contemplar con simpatía al “este comunista” del que los habían alejado el Plan Marshall, la propaganda proyanki y los impresentables regímenes autocráticos del estalinismo.

    Sin embargo, ahí estaba el universo latinoamericano y en especial el cono sur, con el peligrosísimo ejemplo del flamante socialismo revolucionario y democrático del Chile de Salvador Allende ante el escaparate de los pueblos, y las llamas guerrilleras del guevarismo ardiendo a fuego lento desde la Argentina y el Uruguay hasta las montañas de Colombia, Venezuela, Nicaragua y México. ¿Qué sitio mejor para ensayar el atroz programa de los neoliberales?

    Pero por estos lares no había manera de persuadir buenamente a las mayorías. Sólo la barbarie fascista de Pinochet en Chile, y después de Videla en la Argentina, podía imponer a sangre y fuego la precarización laboral, el arancelamiento de la educación, la privatización de los servicios públicos, la destrucción de gran parte de la industria y el disciplinamiento de una clase trabajadora poco habituada a la sumisión. Chile es el sitio donde ese monstruoso experimento fue más lejos y duró más tiempo.

    Aprovechando el naufragio e implosión del “segundo mundo” estalinista (1989), cuya modernización tardía mantuvo en lo esencial el sistema capitalista, el valor trabajo y la plusvalía, la conducción imperial ya no vaciló, a través de los gobiernos de Margaret Tatcher, Ronald Reagan y Cía., en introducir en los países centrales la llamada globalización neoliberal. Siguiendo el ejemplo de Chile, así como el de España, una constitución redactada por los militares dio lugar a supuestos regímenes democráticos que en lo esencial continuaban la política explotadora del fascismo. En la Unión Europea, el tratado de Maastricht cumplió un rol análogo, y machacaron una y otra vez hasta que la Constitución Neoliberal fue impuesta al pueblo de entidades reticentes, como Francia, Grecia, Irlanda y España, donde resabios monárquico- feudales se trenzan aún hoy en un combate a largo plazo contra los embates emancipadores de naciones secularmente oprimidas, como los vascos y catalanes.

    Coincidimos con Bifo Berardi y sus coautores del manifiesto titulado “Llamado a la movilización desde Chile”,  en que neoliberalismo y fascismo tienen en común la imposición de la ley del más fuerte en el ámbito social y convierten al colectivo humano en una verdadera jungla. Destruyen irreversiblemente al planeta y acometen sin piedad contra cualquier resistencia organizada. Sin embargo, debemos advertir que, aunque ante el peligro de las masas movilizadas, los más “democráticos” neoliberales no vacilan en recurrir a una represión despiadada, como se ve hoy en Chile, aun las menos democráticas de las democracias resultan preferibles al menos fascista de los fascismos. Cualquiera que haya saboreado la experiencia de las cárceles y ergástulas de Pinochet y de Videla me concederá la razón en esto y sin dudar.

    De todas maneras no es de lo que se trata ahora. No cabe duda que las grandes mayorías de los hermanos chilenos acaban de atravesar varias décadas de una extraña situación alucinatoria. Una y otra vez, la última hace dos años, mayorías perfectamente democráticas escogieron en Chile a gobiernos de derecha que mantuvieron incólumes las condiciones de explotación y dominio de unas minorías insignificantes sobre masas incontables. Durante décadas, sólo lúcidas minorías cuestionaron valientemente la vigencia de una constitución plagada de ardides y trampas destinadas a impedir elecciones verdaderamente democráticas.

    ¿Cómo es posible que una mayoría abrumadora vote reiteradamente gobiernos de diminutos núcleos de financistas y aristócratas cuyas ideas y cuyas prácticas resultarían anacrónicas en el siglo XIX? Para explicarlo, Gilles Deleuze propuso hace más de veinte años el dispositivo teórico del agenciamiento. El agenciamiento va más allá del concepto de hegemonía introducido por Antonio Gramsci; las personas y los colectivos viven en  un mundo fantasmático generado por el capitalismo, que es el único modo de existencia que se puede concebir. El agenciamiento es un hechizo que no puede ser quebrado por una simple crítica, por más razonable y sensata que parezca. Pasan las décadas y hasta las generaciones, y las mayorías continúan tomando con naturalidad las supuestas verdades mendaces que suministra la derecha.

    Pero así como es un ejemplo de resiliencia, el agenciamiento también constituye un techo de cristal, que una pequeña grieta puede hacer estallar. Así ocurrió una semana atrás, cuando un aumento de cinco centavos de dólar en el boleto del subte resquebrajó la cúpula y los chilenos, restregándose los ojos, se miraron entre sí y se preguntaron “¿cómo esto ha sido posible?”. A eso se refieren cuando dicen “no fueron los treinta pesos, fueron los treinta años”.

    Ahora las calles que intenta vaciar el toque de queda que nadie acata, se llenan de nuevo de jóvenes, nacidos después de Pinochet, pero que recuperan una historia maravillosa interrumpida en septiembre de 1973. La sensación de ensueño, de maravilla de cuento de hadas, empieza a cambiar en odio, en ira apasionada no sólo por el recuerdo de las decenas de miles de presos, torturados  y asesinados en estas décadas, sino porque los hermanos siguen cayendo a nuestro lado, nuevos presos están siendo atrapados, nuevos cuerpos están siendo violados y torturados para persuadirnos de que retrocedamos a la oscuridad. No lo haremos.

    La cúpula de cristal se ha desmenuzado y ha caído, y del otro lado de la cordillera el pueblo chileno, es decir, nosotros mismos, ha dejado constancia de su nueva y clara mirada. Es falso que el capitalismo sea el único destino; pero es cierto lo que nos advirtió Cornelius Castoriadis: si dejamos que venzan, la noche de la barbarie descenderá sobre la humanidad.

    También en Europa sigue existiendo una humanidad, transitoriamente aplastada por esa pesada cúpula vítrea. En otras latitudes, en Asia, en el norte de América, miran hacia aquí desconcertados. Si, mírennos mientras por aquí  acabamos con los fantasmas del fascismo y del neoliberalismo, y acompañamos al pueblo chileno en sus exigencias: nada de ridículas concesiones que no cambian nada tampoco. Asambleas y cabildos de base, asamblea general constituyente, huelga general política. El rugir de ese sur emancipatorio hoy puede quebrar muchas cúpulas que ya están crujiendo.

     
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