FRANCIA: La cólera vuelve a las calles contra la reforma de las pensiones de Macron
Más de un millón de franceses protestaron en todo el país. Macron no los oyó: paseaba por Barcelona

«¡Nos mantendremos tanto tiempo como sea necesario!» En París: sindicatos fortalecidos y más manifestantes
En París, casi 400.000 personas, según la CGT, se movilizaron para rechazar el aumento de la edad legal de jubilación a los 64 años.
FUENTE MARIANNE
Este jueves 19 de enero, incluso antes de que la manifestación parisina tomara forma alrededor de las 2 de la tarde, los líderes de los principales sindicatos CFDT [Confederación francesa democrática del trabajo], CGT [Confederación General del Trabajo], FO [Fuerza Obrera], CFE-CGC [Confederación Francesa de Ejecutivos-Confederación General de Gerentes] UNSA [Unión Nacional de Sindicatos Autónomos ], Solidaires [Unión Sindical Solidaria], FSU [Federación Sindical Unitaria] y CFTC [Confederación Francesa de Trabajadores Cristianos, basada en la doctrina social de la Iglesia], se extasiaban con las noticias: «¡2.000 manifestantes en Vierzon! [población de 26.000 habitantes], ¡2.000 en Vendôme! [16.000 habitantes], ¡12.000 en Orleans![unos 100.000 habitantes]». Incluso el líder de la CGT durante la huelga ganadora de los trabajadores ferroviarios de 1995, Bernard Thibault, estaba allí, encantado de verlo.
Laurent Berger, secretario general de la reformista Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT) -una de las cinco mayores confederaciones de sindicatos de Francia, la primera en afiliados (876.000) y la segunda en representantes sindicales, después de la CGT- dijo que ya no apoya las lecciones de «responsabilidad» del presidente Emmanuel Macron. «Los franceses no quieren la edad de jubilación a los 64 años porque saben que es injusto.¡Si el gobierno es inteligente haría bien en no subestimar su determinación!, clamó.[N. de la E.: Macron confiaba en que la CFDT dirigida por Laurent Berger apoyara la reforma o por lo menos no participara en las manifestaciones en contra].
A su izquierda, Frédéric Souillot, de Fuerza Obrera (FO), advierte:«¡Al gobernar contra la mayoría de los franceses, no está gobernando! ¡Nos mantendremos tanto tiempo como sea necesario!». En total, al final de la tarde, según los sindicatos, la manifestación parisina reunió 400.000 manifestantes sólo entre la Plaza de la República y la Plaza de la Nación [la distancia entre ambas es de 3 km].
«Este movimiento no se detendrá»
Esta determinación, mostrada por muchos, también fue transmitida en gran medida por Philippe Martínez de la CGT, presente en París. «Este movimiento social no será una movilización por poderes, planificada, con las manos en los bolsillos de sus chaquetas de cuero, por el líder de bigotito.Algunos sectores están en la vanguardia, pero encontraremos un ritmo de acciones que permitirá a todos expresar su oposición a la reforma».
François Hommeril, secretario general de la Confederación Francesa de Ejecutivos-Confederación General de Gerentes (CFE-CGC), dando la bienvenida a la movilización unitaria hizo esta síntesis: «¡Irresponsabilidad, es lo que hay en el Elíseo! Este movimiento no se detendrá. ¡Nuestros ejecutivos, con respecto a lo que observan en sus empresas, incluso están orgullosos de movilizarse contra esta imposición sobre el trabajador!».
Es una señal de alerta adicional para Matignon y el Elysée [es decir, para el Primer Ministro y el presidente] que incluso funcionarios sindicales que Emmanuel Macron ha cortejado asiduamente, como Laurent Lescure, Secretario General de la UNSA lo invitaron a revisar su reforma de arriba a abajo. «Felizmente superaremos el millón de manifestantes porque a los miles que mantuvieron el país durante la pandemia de Covid 19, en distribución, logística, no van a respaldar la edad de su jubilación a los 64 años». Lescure no duda en calificar de «epidérmica», en muchos trabajadores jóvenes, la negativa a este proyecto de ley: «El Covid-19 para ellos, robó sus vidas, y no quieren una penalización doble que sume aún dos años más a la perspectiva de su jubilación».
Un comentario al cual adhiere en su cargo de cabeza del sindicato estudiantil UNEF, Imane Oudhadj, de 24 años, recordando que los estudiantes precarizados no obtienen su primer trabajo estable hasta los 27 años de edad como promedio … «¿Tendremos que esperar hasta los 70 años, con esta reforma para jubilarnos? En 2023, los estudiantes están haciendo cola en los bancos de alimentos, junto a jubilados que no les alcanza la pensión. ¡Entonces se dan cuenta muy bien de lo que les espera!»
Los maestros
En la educación nacional hay batalla de cifras. Cuando la FSU [Federación Sindical Unitaria, el principal sindicato del sector de la Educación en Francia y el mayor del sector público] anunció que el 65 % de los educadores secundaba la huelga, el Ministerio de Educación anunció que sólo era el 35%. De todos modos, el Secretario General de la FSU,Benoit Teste, dijo:¡Incluso un 35 % de huelguistas, es masivo!»
Una exasperación general se verifica en las filas de los manifestantes anónimos. Cathy, por ejemplo, tiene 52 años. Es profesora en el colegio André Malraux del decimocuarto distrito de París, miembro de Snalc, sindicato de la escuela secundaria, y ve en esta reforma el enésimo golpe que Macron da a su colectivo. «Nos estamos encontrando cada vez con más estudiantes más difíciles, tenemos cada vez menos medios … y, además, ¿tendremos que trabajar más tiempo?» Para muchos de mis colegas, es impensable continuar trabajando después de los 60 años. Entonces con 64 … «. Sosteniendo en la mano una bandera azul de su sindicato, esta profesora poco habituada a las manifestaciones de protesta, dice: «Ya hoy, muchos profesores tienen una licencia por enfermedad prolongada a los 57, 58 años …¿por qué? Porque no pueden aguantar más».
El antimacronismo: omnipresente
En París, el evento marca sobre todo el eclecticismo de sus participantes. Si todas las centrales sindicales están presentes, todos los oficios también. E incluso algunos jubilados, como es el caso de Michel Krawczyk, de 65 años, miembro de la CGT. «No tengo nada más que ganar», advierte. Y sin embargo, estoy aquí. Sobre todo, para decirle a Macron que ya no se puede perder logros sociales cada año … ¡el desafío es bloquear al país para mostrarle que no, que no puede permitirse todo!«.
Junto a él, dos de sus camaradas están tan encolerizados como para excitar a la multitud. «Venimos de Montreuil a pie, éramos casi mil!», dice Jean, un veterano afiliado. «No habíamos visto eso desde 1995 … la esperanza de vida saludable está disminuyendo y Macron anuncia que tendremos que trabajar más tiempo. ¿Cómo quieren que la gente no reaccione? Esta provocación es demasiado «.
Más allá de las demandas en torno a esta reforma, el antimacronismo es el gran invitado de este día de movilización. Michelle, de 56 años, cajera en Aubrevilliers (Seine-Saint-Denis) que se manifiesta por primera vez en su vida, lleva un letrero que representa a Emmanuel Macron con cuernos de diablo. «Estoy aquí por mi jubilación, ¡pero especialmente contra él!» ¡Ya no puede ser su desprecio por los pequeños, su arrogancia, su desconexión! «, dice.
Un bombero que vino con algunos colegas para demostrar que no duda de que el presidente de la República debe escuchar el eco de esta ira: «Mira, estamos tensos como camarones en una red … estamos casi nariz con nariz [refiriéndose a la aglomeración de gente]. La lucha necesariamente ganará impulso con el tiempo. Si no escuchan se agitará y la red se romperá».
Enfrente, se ve que esto ya está agitado: una agencia de la mayor compañía de seguros de Francia, ubicada a pocos metros de la Bastilla es tomada por unos veinte activistas que practican Black Block. [N de la E.: Bloque Negro es una táctica de manifestación raical que surgió en Alemania en 1977 como reacción a una violenta represión policial contra manifestantes antinucleares. El nombre fue acuñado por la prensa alemana en referencia a la vestimenta de sus participantes, vestidos totalmente de negro para dificultar su identificación]. Los adoquines vuelan hacia las vidrieras, mientras que los habitantes de las viviendas en lo pisos superiores, les envían botellas de cerveza para disuadirlos de continuar con el alboroto. Alrededor, los manifestantes pacíficos toman las calles adyacentes a toda velocidad, para enviar un mensaje a los activivistas muy jóvenes:»Esto lo estropea todo».
Desde Barcelona este día, [N. de la E.: donde tuvo lugar una «cumbre» entre Macron y el presidente español Sánchez que da para hacer muchos chistes] el Jefe de Estado francés ha defendido que la reforma es «justa y responsable», reafirmando su voluntad de llevarla al final con «determinación y espíritu de responsabilidad».
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