1922 – 2022: El 30 de diciembre la Unión Soviética hubiera cumplido 100 años
La URSS no colapsó: fue traicionada y entregada política y militarmente

En un artículo poco conocido en castellano, el historiador ruso Andrei Fursov escribió en 2007 sobre lo que ocurrió en el interior de la URSS durante el gobierno del ex presidente Mijail Gorvachov. Los hechos difieren mucho del relato que los medios vendieron en Occidente, una versión, por cierto, que se mantiene hasta el día de hoy. Los medios del poder hegemónico pregonaban a diario que la URSS era un país que se caía a pedazos, en notas ilustradas con fotos de ciudadanos soviéticos haciendo largas colas frente a tiendas sin mercancía. Repetían a diario que el sistema colapsaba demostrando al mundo la inviabilidad de la economía socialista. Durante años los rusos creyeron que la URSS dejó de existir porque “perdimos la guerra fría”. La realidad parece haber sido muy diferente: la URSS fue vendida económicamente y entregada política y militarmente. Cuando una fortaleza cae, siempre hay un traidor que ha abierto una entrada desde el interior. El profesor Fursov explica que una parte de la “nomenklatura” de la URSS fue la responsable de haber entregado el país.
En las notas finales encontrarán a los instigadores de la destrucción de la economía de la URSS, con algunos nombres bien conocidos en el saqueo de muchos países, otras víctimas que dejaron a su paso.
El saqueo de la URSS
ANDREI FURSOV
Andrei Fúrsov (1951) es historiador y sociólogo, autor de más de 400 libros y numerosos artículos. Es director del Centro de Estudios Rusos en el Instituto de Investigación Aplicada de la Universidad de Moscú.
En 1987, la deuda exterior de EEUU se elevó a los 246.000 millones de dólares y el 19 de octubre de 1987, Wall Street se hundió. Sólo un milagro podía salvar a los EEUU y el milagro llegó en forma de Gorbachov. Gorbachov salvó la economía de los EEUU arruinando a la URSS: en el terreno político entregó la posición de la URSS y en el militar desmanteló la paridad nuclear.
En enero de 1987 se derogaron las restricciones sobre el comercio exterior que protegían al mercado interno de la Unión Soviética. Sin ellas, no pudo mantenerse ni un solo día, con sus precios casi simbólicos para los alimentos y los bienes esenciales de consumo, ridículos en comparación con los mercados extranjeros. La URSS era un sistema cerrado y por una buena razón: los precios de muchos bienes en la Unión Soviética eran mucho más bajos que en Occidente.
De repente, empresas e individuos fueron autorizados a exportar alimentos al exterior, materias primas, electrónica, energía, productos químicos, simplemente… ¡de todo!
Era como si un poderoso huracán hubiese pasado sobre el vasto territorio de la URSS, que en sólo un instante arrastró fuera del país todos los productos de valor y desaparecieron de las tiendas.
En aquel mismo año, el pueblo “exportó individualmente” 500.000 televisores en color y 200.000 lavadoras. En 1988, sólo una familia exportó: 392 refrigeradores, 72 lavadoras, 142 máquinas de aire acondicionado… Una de las miles de organizaciones que enviaban productos al extranjero, exportó: 1.400 planchas, 174 ventiladores, 3.500 piezas de jabón y 242 kg de jabón en polvo, productos que habían sido adquiridos específicamente por el Estado -por insistencia del ministerio – con moneda extranjera, supuestamente para el uso de los ciudadanos soviéticos.
Estos datos pasaron inadvertidos para la prensa de la época.
En 1989, en sólo uno de los puntos de control aduaneros, algunos individuos exportaron más de 2 millones de toneladas de productos que en ese momento faltaban en la URSS.
Toda la producción de la cosecha de algodón de Krasnoyarsk fue exportada [Krasnoyarsk es una enorme región, cuya superficie es igual a toda la de Argelia, y es el 13% de la actual Federación Rusa]. En la época, una buena manta costaba 5 rublos (16 céntimos de dólar) y una de seda, 8 rublos (26 céntimos de dólar). Las exportaciones de tela se triplicaron, las de algodón casi se cuadruplicaron y las de lino se multiplicaron por 7. Estas son sólo las cifras de exportación del Estado. Las exportaciones privadas superaron las del gobierno. Además, determinar el número exacto de las exportaciones era imposible. El mismo diario “Izvestia“, escribió en su momento: “Nuestro Estado es uno de los pocos en el mundo que no registra las estadísticas aduaneras“.
El “milagro Balcerowicz”
¿Qué fue el “milagro Balcerowicz”? Los expertos estadounidenses sugirieron a Balcerowicz (1) , el organizador e inspirador ideológico de las reformas económicas en Polonia, reducir la producción y el comercio normal al mismo tiempo que se incentivaba el comercio a pequeña escala. [Nota: En la URSS, el ministro que llevó a cabo las reformas fue Yegor Gaidar (2)]
Esto significaba rebajar la población activa y convertirla en una “nación de vendedores ambulantes”. Todos estos millones de individuos desgajados de la clase productiva, fueron como langostas que comenzaron a exportar todo lo que caía en sus manos, desde muebles importados hasta pasta de dientes, y a toneladas.
Por ejemplo, en aquellos días en el Congreso de los Diputados hubo un escándalo terrible porque faltaba hasta pasta de dientes para la población soviética. Nunca se les ocurrió a los representantes del pueblo cuestionarse acerca de las causas que condujeron a la flagrante escasez de pasta dental. Simplemente decidieron comprar urgentemente pasta dental en el extranjero por valor de 60 millones de dólares.
¿Quién se hizo rico con esos 60 millones? En Francia, de donde fue importada, el tubo de pasta de dientes costaba 15 francos, mientras que en la URSS costaba 1 rublo. Pero en un instante, toda la pasta de dientes salió de nuevo hacia al exterior. Fue enviada a Polonia en embalajes de 500 tubos, en el paquete original de la fábrica francesa, sin ningún tipo de restricciones. Los tubos fueron transportados en los maleteros de los coches, llenando compartimentos enteros de tren o en contenedores en las cubiertas de los barcos. Así como las hormigas dejan solamente el esqueleto del cuerpo de un león muerto, las “pirañas de Balcerowicz” se llevaron todo y dejaron al pueblo soviético con los estantes vacíos. No había un artículo de consumo, de productos alimenticios o de electrodomésticos que no fuera exportado.
Las cajas de perfumes franceses fueron exportadas a 80 ó 100 dólares, cuando dentro del país valían 40 rublos.
También exportaban nuestras preciadas telas. En la URSS, hasta 1990-1991, produjimos 38 metros de tela por habitante y año. Eso representaba el 75% de la producción mundial de lino, el 16% lana y el 13% seda. Según los datos oficiales del Estado, sólo el 50 % de los productos de lino y el 42% de los productos de lana fueron exportados. Pero estas cifras no tienen en cuenta las exportaciones de particulares, que como langostas exportaban todo lo que podían comprar.
La URSS producía el 21,4% de la producción mundial de mantequilla (y la población soviética era el 4,88% de la población mundial). La producción de mantequilla siguió aumentando, pero a causa de las exportaciones, hubo que introducir cartillas de racionamiento. En la URSS se producía por habitante un 26% más de mantequilla que en el Reino Unido, aun así no aparecía la mantequilla en las tiendas soviéticas, en cambio, en el Reino Unido se podía comprar sin ningún tipo de problema. Extraño, ¿no? La URSS no vendía mantequilla a África, pero en Addis Abeba, la capital de Etiopía, se podía encontrar nuestra mantequilla que se comercializaba cuatro veces más cara.
La producción de carne en 1991 representaba el 11,7% del total mundial. La producción de carne en la Unión Soviética, era 668.000 toneladas más de que lo que se consumía, según estadísticas oficiales. La situación era mucho peor: las estadísticas consideraban que era consumo dentro de la URSS todo lo que salía del almacén hacia las tiendas. Pero muchas toneladas de alimentos destinados a las tiendas para consumo interno, fueron directamente a las bodegas de los contenedores que salían por mar, tren, carretera y aire hacia el extranjero. En las estadísticas constaba que todo se lo había engullido el pueblo soviético.
A finales de los años 80 y principios de los 90, todo había desaparecido. ¡Calcetines y refrigeradores, televisores y planchas, papel y lavadoras! La “langosta” había devorado todo, las salchichas y el pescado, la sémola y el azúcar. Cacerolas de aluminio, platos de sopa y cucharas fueron exportados a un precio muy bajo, siendo material muy valioso que había pasado por fases de producción que requieren una gran cantidad de energía. Los exportadores igual que insectos erosionaron la poderosa nave que era la economía soviética y la redujeron a polvo.
El saqueo de las reservas de oro soviéticas
El 21 de julio de 1989 las nuevas regulaciones aduaneras levantaron todas las restricciones a la exportación del oro y piedras preciosas de la URSS. El trabajo de 70 años del pueblo soviético para acumular las reservas de oro del país fue destruido en un instante.
Cantidades de oro hasta entonces nunca vistas fueron puestas en circulación en el mercado interno, a precios de mercado interno y luego fueron exportadas.
En esa época, el diario “The Moscow Komsomol” describió así el comercio de joyas: “En una creciente imagen de especulación desenfrenada, la cuota de ventas de la Tesorería del Estado para joyas se eleva cada vez más. El Tesoro Público es bombardeado con cartas solicitando nuevos suministros de oro y piedras preciosas…“.
El diario “Izvestia” solicitó que como medida contra las colas para la adquisición de oro y diamantes se colocara en el mercado “una extraodinaria cantidad de oro, tanta como las reservas de oro del Estado“.
El diario “Cultura soviética” llamó a la eliminación permanente de las barreras aduaneras para la exportación de oro.
Después de un tiempo, G.Yavlinsky – responsable de economía en ese momento- alarmó a la prensa con una declaración acerca de la desaparición de las reservas de oro. Pero todo se calmó rápidamente.
En 2002, en el portal vk.dirtyeconomics se publicaron las siguentes cifras:
En 1985, las reservas de oro de la URSS eran de 2.500 toneladas. En 1991, cayeron a 250 toneladas. Además de las 2.250 toneladas de reservas de oro evaporadas, faltan 1500 toneladas adicionales obtenidas entre 1986 y 1990.
Un gramo de oro en aquel tiempo valía en la Unión Soviética unos 50 rublos. Al mismo tiempo en el mercado mundial, 1 g de oro tenía un valor de 13 dólares. [El tipo de cambio del mercado negro en 1991 era de unos 30 a 33 rublos por dólar, es decir un gramo de oro en la URSS costaba alrededor de 1,6 dólares].
“Reformas”
El 1 de enero de 1987, se concedió el derecho a realizar directamente operaciones de exportación e importación, a 20 ministerios y 70 grandes empresas. Un año más tarde, fueron eliminados el Ministerio de Comercio Exterior y GKES (Comité Estatal de Asuntos Económicos) y se estableció el Ministerio de Relaciones Económicas Exteriores de la URSS, que sólo servía para registrar empresas, cooperativas y otras organizaciones que realizaran operaciones de exportación e importación en la URSS. De acuerdo con la “Ley de Cooperativas” (1988), se creó de forma rápida una red de cooperativas y empresas dedicadas a la exportación de bienes al extranjero, lo que redujo drásticamente el suministro del mercado interno.
Con la especulación, muchos productos permitían obtener ingresos cincuenta veces superiores al costo. Sólo en 1990, se destinaron a exportar un tercio de los bienes de consumo interno.
El siguiente paso, a través de la Ley de la empresa estatal (Ley de Asociación) de 1987, permitió la conversión de valores en dinero efectivo. Este fue el primer paso hacia la privatización del sistema bancario de la URSS. En gran medida, esta obra fue confiada a los activistas del Komsomol. Luego, los “Centros de creatividad científica y técnica de la juventud” (TSNTTM), bajo la supervisión del Comité Central del Komsomol, recibieron el derecho exclusivo a recibir dividendos del banco. Desde estos centros salieron casi todos nuestros oligarcas.
El sistema de planificación no puede soportar este tipo de distribución de beneficios. Veamos un ejemplo de 1985: El 56% de los beneficios de la empresa iban al presupuesto del Estado, el 40% se quedaba en la empresa, donde un 16% se destinaba los salarios. En 1990, de los beneficios de las empresas, sólo el 36% fue para el presupuesto del estado, el 51% se quedó en la empresa, que destinó el 48% a los salarios. Así, no sólo se redujeron drásticamente las contribuciones al presupuesto sino también las cantidades destinadas al desarrollo de la empresa.
Así se rompe de inmediato el equilibrio social, cuando los ingresos de los trabajadores dependen del indicador artificial de la rentabilidad de la empresa. También hubo un aumento brusco de la renta de las personas sin ninguna relación con la producción. Entre 1981 y 1987, los ingresos de la población de la URSS crecieron a un promedio 15,7 millones de rublos anuales. Entre 1988 y 1990, esa cifra fue de 66,7 millones de dólares. En la primera mitad de 1991, los ingresos de la población crecieron 95 millones de dólares. La producción aumentó sólo un 36%. Este crecimiento de los ingresos junto a la reducción de las mercancías en el comercio llevó al colapso de los bienes de consumo, los productos “volaron de los estantes”. Se introdujeron cupones de racionamiento para alimentos básicos que se tuvieron que importar, lo que ocasionó una enorme deuda externa.
Al crecimiento del déficit también contribuyó una campaña que se lanzó en mayo de 1985, fue la “campaña contra el alcohol.” La reducción en las ventas de vodka, redujo los ingresos fiscales provenientes del sector, además el fabricante los compensó con economía sumergida. Aparte del fuerte impacto en las finanzas públicas, la economía sumergida condujo a la entrada activa en la vida política de una poderosa nueva generación dedicada al crimen organizado.
Al eliminarse virtualmente al Estado del comercio del alcohol, éste se privatizó y las arcas públicas dejaron de ingresar 23 millones de rublos en 1989 y 35 millones de rublos en 1990.
Cómo legalizaron el botín
Una vez bien establecido el nuevo sistema de distribución de la renta, la producción fue destruida. El dinero que circulaba y que tenía que ir al desarrollo de las empresas, era redirigido a la población, creando un grave desequilibrio entre los ingresos y el suministro de bienes.
¿Qué sucedió entonces? La población comenzó a comprar todo lo que se pudiera comprar, empezó la histeria, las largas colas para todo, y un aumento del déficit de productos.
Los pequeños especuladores, a los que nadie controla, tenían la oportunidad no sólo de comprar sino también de vender en Occidente. El fraude comienza a extenderse ampliamente, ya desde el almacén, dicen que no hay mercadería, pero ha salido al exterior. El déficit está destruyendo la economía del país. Para evitar el hambre, el gobierno se vio obligado a introducir la tarjeta de racionamiento, como durante la guerra.
Está claro que los criminales más grandes eran los que estaban en el poder, los que sabían lo que estaba pasando, tenían conexiones y capacidad de realizar fraudes a gran escala.
¿Qué podían hacer entonces los estafadores con la URSS en estas condiciones? Irse a Occidente o…. meter el capitalismo en Rusia para legalizar lo robado.
¿Después de todo esto, alguien todavía cree las declaraciones de Gorbachov, de que la economía soviética resultó dañada por el desastre de Chernobyl y los precios del petróleo? La traición de los dirigentes fue para el país mil veces peor que Chernobyl.
NOTAS
(1) El Plan Balcerowicz, también llamado “terapia de choque”, fue el método ideado por el ministro polaco de economía, Leszek Balcerowicz (Polonia, 1947) para la transición rápida de la economía planificada socialista a la economía “de libre mercado”. Se adoptó en Polonia en 1989, con la aprobación de un paquete de leyes, algunas de las cuales fueron: Ley de Economía Financiera por la cual las empresas estatales se declaraban en quiebra, Ley de Derecho bancario, por la cual el Banco Central Nacional tenía prohibido financiar el déficit del Estado; Ley de Créditos, que abolió el crédito preferencial para las empresas públicas, y las tasas de interés vinculadas a la inflación; Ley del “impuesto sobre la subida salarial excesiva” para limitar la subida de los sueldos; Ley de Actividad Económica de inversores extranjeros que permitía a empresas y personas extranjeras invertir en Polonia y llevarse los beneficios al exterior; Abolición de impuestos especiales a las empresas privadas; Introducción del mercado cambiario en divisa extranjera; Leyes que permitían despedir a los trabajadores.
Balcerowicz es miembro del Grupo de los Treinta, un grupo de asesoramiento económico con sede en Washington, miembro de la junta del Instituto Peterson, un think tank de EEUU y presidió hasta 2012, Consejo de Bruegel, un grupo de “pensamiento sobre política económica internacional» con sede en Bruselas, actualmente presidido por Jean Claude Trichet. Trichet presidió hasta 2011 el Banco Central Europeo, uno de los miembros de la Troika . Tal vez la más curiosa de las organizaciones a las cuales pertenece Balcerowicz es el Collegium Invisibile (Colegio Invisible) una sociedad académica polaca que en 1995 retomó la la idea del Collegium Nobilium, una alta escuela de élite fundada en 1740. Hay estudios sobre la influencia que han tenido las élites salidas de esta institución en el “proceso de democracia y pluralización” que ha experimentado Polonia a partir de 1989. Es de rigor hacer notar que ese “proceso de democracia y pluralización”, convirtió a Polonia en sede de las prisiones secretas de la CIA, burlando la legislación internacional y la europea en especial; hizo de Polonia un puente para el envío de dinero negro a los golpistas ucranianos en vuelos regulares de la aerolínea nacional; reescribió la historia de la segunda guerra mundial negado la participación de la URSS en la liberación del nazismo y son hoy, unos de los principales instigadores del vergonzoso seguidismo de la UE a la intervención de EEUU en Ucrania.
(2) Yegor Gaidar (Moscú, 1956-2009) se doctoró en Economía en 1990. Entre 1987 y 1990 estuvo a cargo de la sección economía de una revista oficial del Comité Central, desde donde defendía la introducción del libre mercado como solución a los problemas de la Unión Soviética. En 1991 se convirtió en el director del Instituto de Políticas Económicas de la Academia Nacional de Economía de la URSS. Fue Ministro de Economía entre 1991 y 1992, y aplicó la misma terapia de choque que Balcerowicz. Liberalizó el comercio exterior y los precios, recortó al máximo el gasto público y privatizó empresas en un tiempo récord. La consecuencia fue la hiperinflación y la exclusión social de amplios sectores de la población. Sus defensores alegan que “salvó el país” de la bancarrota. En 1993 fue viceprimer ministro de Rusia. En 1994 dimitió cuando Boris Yeltsn se vio obligado por la presión de Parlamento a suavizar las reformas económicas. En 2001 se integró al partido Unión de Fuerzas de Derecha. No gozaba precisamente de mucha estima por parte de sus compatriotas y dejó la política activa tras la llegada de Vladimir Putin al poder. Expresó en aquel momento su disgusto porque el presidente Putin renacionalizó las empresas que él había privatizado. Se dedicó, entonces, a promocionar las reformas en otros países. Uno de los defensores de Gaidar, es Jeffrey Sachs, el economista estadounidense que asesoró a Rusia, Polonia y Yugoslavia en la aplicación de la “terapia de choque”, teoría de su invención. Las andanzas de Jeffrey Sachs no tienen desperdicio. Nacido en 1954, no ha perdido el tiempo en causar estragos en medio planeta. Considerado “experto en situaciones económicas difíciles” es el asesor que el Banco Mundial y el FMI envió en su momento a Argentina, Bolivia y Venezuela, a países de África y Asia. Los desastres causados por la terapia de choque de Sachs son analizados por Naomí Klein en su famosa obra: “La doctrina del shock: el origen del capitalismo del desastre”.
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