GUERRA DE UCRANIA: EEUU modificó en secreto el rango de los HIMARS antes de enviarlos a Kiev
Los lanzadores de cohetes HIMARS fueron modificados secretamente por EEUU para evitar que Ucrania dispare a Rusia

FUENTE KOMMERSANT
Estados Unidos modificó en secreto los lanzadores de cohetes HIMARS que envió a Ucrania para que no pudieran usarse para disparar misiles de largo alcance que llegaran hasta Rusia, informa The Wall Street Journal (WSJ) citando fuentes en la Casa Blanca. Según las fuentes, esta es una precaución del gobierno de Biden para evitar una guerra con Moscú.
El HIMARS (High Mobility Artillery Rocket System/ Sistema de cohetes de artillería de alta movilidad), fabricado por la estadounidense Lockheed Martin es un sistema de lanzamisiles múltiple montado en un camión militar. Carga 6 cohetes GMLRS o un solo misil ATACMS. Cada unidad HIMARS en 2020 costaba 5,6 millones de dólares. A eso hay que sumarle el costo de los misiles: cada GMLRS cuesta actualmente 160.000 euros. Cada misil ATACMS (MGM-140-ATACMS/Army Tactical Missile System) supera el millón de euros. El ATACMS es un misil tierra-tierra, también fabricado por Lockheed Martin. Tiene un alcance de 300 kilómetros.
Desde junio pasado EEUU ha suministrado a las fuerzas ucranianas 20 lanzadores HIMARS y una gran variedad de cohetes GMLRS guiados por satélite, que tienen un alcance de casi 80 km, y que Kiev ha utilizado para atacar objetivos principalmente en el Donbass.
Según los funcionarios estadounidenses que hablaron con WSJ, también se tomaría una medida similar de modificación con los ATACMS, si estos llegaran a ser suministrados a Kiev -que los pide con insistencia- para evitar que Ucrania pueda utilizarlos en todo su rango de alcance, que son 300 km.
En julio, el asistente presidencial de los Estados Unidos, Jake Sullivan, dijo que la Casa Blanca no planea suministrar misiles ATACMS a Ucrania. En octubre, las fuentes de WSJ en el Congreso de los Estados Unidos dijeron que esto se debe a desacuerdos en el liderazgo estadounidense con respecto a posibles ataques de las fuerzas armadas de Ucrania a Crimea.
Los dirigentes ucranianos no quieren negociaciones de paz porque viven de la guerra

El comportamiento de los líderes de Kiev es la bien conocida estrategia que se usó en la crisis financiera: declararse «sistémicamente relevante» para ser «rescatado»
FUENTE JUNGE WELT
En cuanto algún político de Occidente sólo sugiere que negociar la paz en Ucrania sería deseable, Kiev responde que eso debe descartarse. Después de que Emmanuel Macron dijo tímidamente que se podía pensar en garantías de seguridad para Rusia, David Arakhamia, líder del partido de Zelensky, escribió que las negociaciones con Rusia eran posibles si: a) abandonaba todo el territorio de Ucrania; b) pagaba reparaciones económicas en una cantidad a determinar, c) aceptaba un tribunal para juzgar por crímenes de guerra a sus principales militares y políticos.
Estas son condiciones que requieren una derrota militar de Rusia. Y ahora Arakhamia agregó -con toda modestia– una cuarta condición, que, no sólo asume la derrota, sino más bien la capitulación de Rusia: d) «que entregue voluntariamente todas sus armas nucleares».
¿Quién quiere y puede obligar a Rusia a hacer eso? Ni siquiera Estados Unidos parece dispuesto a arriesgarse.
En este punto tiene sentido hacer la pregunta: ¿el liderazgo ucraniano ha enloquecido completamente? Eso puede ser cierto en casos individuales, pero ¿puede pasarle a toda una clase política al mismo tiempo?
Segunda hipótesis: los políticos de Kiev hacen tales declaraciones porque les han dado barra libre. Esto es bastante plausible, especialmente porque se sabe que Boris Johnson torpedeó las negociaciones ruso-ucranianas en Turquía la pasada primavera.
Y hay una tercera hipótesis para explicar esta combinación de auto-sobreestimación y desesperación del liderazgo ucraniano por seguir con la guerra . Su comportamiento corresponde casi exactamente a la estrategia del deudor descarado, conocida en la crisis financiera: diga que es «sistémicamente relevante» y usted será «salvado». Nadie ha visto que haya miles de millones en juego en el caso de Ucrania, pero hay un reclamo continuo al Occidente colectivo. Al mantener el reclamo, Kiev hace chantaje.
El alarmismo de Kiev ante la palabra «negociaciones» revela dos cosas: el liderazgo de Ucrania sabe que depende de ello y lucha porque en el extranjero se legisle a su medida.
Por lo tanto, los dirigentes ucranianos no quieren la paz porque viven de la guerra. Occidente les da armas y dinero en cantidades prácticamente ilimitadas, este último también para uso propio de las élites ucranianas. A sus políticos no les importa si los ucranianos huyen, mueren, se congelan o tal vez pronto, también pasan hambre. Las élites ucranianas tienen su generador de energía en el sótano y sus cuentas en el Caribe. Y serían estúpidos si no usaran los cheques en blanco que les da Occidente.
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