EL REY ESPAÑOL Y LA ESPADA BOLIVARIANA

La actitud irrespetuosa del monarca español -impropia de un Jefe de Estado invitado a una ceremonia institucional en un país extranjero- ante la entrada de la espada de Bolívar durante la toma de posesión del nuevo presidente de Colombia, el pasado 7 de agosto, provocó en España el entusiasmo de la prensa de derechas; la protesta de Podemos y la izquierda catalana y vasca; el silencio de la Casa Real, y la justificación del PSOE.

Severa crítica al monarca desde Cataluña

Los medios catalanes calificaron duramente la conducta de Felipe VI. Y los ciudadanos de Cataluña llenaron de comentarios las redes sociales, coincidiendo en general que fue » una falta absoluta de sensibilidad, educación y decencia, obviamente debe disculparse con el pueblo colombiano y su representante democráticamente elegido», «¡qué poca cultura y educación la del Borbón!«, y que «si no sabe comportarse que se quede casa, ser jefe de Estado es un trabajo y fue una falta de profesionalidad imperdonable». Otros señalaron con humor, que tal vez los colombianos lo invitaron porque no lo conocían bien. Alguno se preguntó si un 14 de julio -fiesta nacional de Francia que conmemora la toma de la Bastilla- va a los actos institucionales, ¿tampoco mostrará respeto porque le cortaron el cuello a uno de sus parientes?

En una nota titulada La espada de Bolívar irrita a Felipe VI en la toma de posesión de Petro, Nació digital, dijo «El símbolo de la liberación y la justicia social en Latinoamérica puso de pie a los mandatarios presentes, excepto al rey de España, en un arrebato imperialista. Felipe VI está cada vez más incómodo en las visitas a Latinoamérica. El avance de los líderes de izquierda con un discurso contra el imperialismo y el colonialismo, también el español, han creado momentos poco amables en cumbres e investiduras. El último capítulo tuvo lugar al asumir Gustavo Petro el cargo de presidente de la República de Colombia. El rey de España, que asistió a la ceremonia con otros jefes de Estado, y fue silbado por el público asistente, no se levantó en señal de respeto cuando la espada de Bolívar, un símbolo de libertad y justicia social en la región entró en la plaza que lleva su nombre en Bogotá. El resto de los líderes, sí lo hicieron».

El Punt Avui, con el título Polémica por el gesto imperialista de Felipe VI en Colombia informó sobre las reacciones al incidente: «Avalancha de críticas a Felipe VI por la actitud imperialista exhibida el domingo [7 de agosto] en Bogotá durante la toma de posesión de Gustavo Petro como nuevo presidente de Colombia, donde asistió como invitado. Las imágenes del monarca español sentado al paso de la espada de Simón Bolívar han levantado controversia. La ministra española de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, ha pedido «una disculpa» y el portavoz adjunto de Unidos-Podemos al Congreso y miembro de Galicia en Común, Antón Gómez-Reino, denunció el lunes en un mensaje en su perfil de Twitter la «vergüenza borbónica» de este acto. «La vergüenza que nos ha hecho pasar un señor que no es elegido democráticamente ni sabe respetar la democracia de otros países«, tuiteó. También desde ERC (Esquerra Republicana de Catalunya) criticaron la actitud del monarca español, que describieron como «impresentable». Igualmente criticó el gesto del monarca, el portavoz de Unidos-Podemos en la Cámara Baja española, Pablo Echenique, quien lo calificó como «falta de respeto» siendo «el único que permanece sentado al paso de la espada de Bolívar que representa a independencia y soberanía de tantos pueblos latinoamericanos que ya no son vasallos «. «Qué falta de respeto. Entonces nos preguntamos por qué gusta tanto este rey a los ultraderechistas de Vox «, escribió Echenique en las redes sociales. El PSOE, por su parte, guarda silencio. Calla ante el gesto del monarca«.

En una nota de opinión, titulada Felipe VI, el pequeño, el columnista Toni Romero de El Punt Avui, escribió:

» La imagen del rey de los españoles en la toma de posesión del presidente colombiano Gustavo Petro, sentado mientras el resto de los mandatarios se levantaban al paso de la espada de Simón Bolívar -con la cual se dice que luchó contra el colonialismo español- admite interpretaciones diversas. A primera vista, parece un gesto de ese rancio imperialismo, tan arraigado en la impostora madre patria, que por suerte, ya no nombra ni destituye mandatarios allá. Un mal perder que enlaza con la actitud del Estado español -y singularmente de su jefe, pero no sólo de él- en la relación de dominio que practica hacia los territorios que considera sometidos al derecho de conquista. Cataluña, por decir uno.

También se puede leer la repentina parálisis de Felipe en la silla como resultado de un cálculo. La contrapartida de una actitud tan poco protocolaria vendría en clave doméstica, para rellenar con un «¿por qué no te callas?» un poco menos estridente, la popularidad de una monarquía desprestigiada y decadente.

Un discurso excluyente el 3 de octubre de 2017  lo desconectó definitivamente de Cataluña, pero satisfizo el reavivado neo falangismo social español. En Bogotá, no levantarse, lo ha expulsado del imaginario de la Sudamérica que lucha por la autoestima y las raíces. Detrás del mal llamado descubrimiento de América, España escondió el colonialismo extractivo, racista y explotador, destinado a vivir sin trabajar y llenar las arcas de la metrópolis robando con impunidad. Levantarse ante el sable bolivariano habría sido un primer gesto de disculpas por las atrocidades, que la historia oficial española impuesta en las escuelas durante décadas, camuflaba con hermandad y evangelización.

No habrá acto de contrición. Ni la corona británica -la Reina de Inglaterra sigue siendo la jefa de Estado de antiguas colonias, reunida en la Commonwealth- ni en la belga –pidiendo perdón en el Congo – son un ejemplo para los Borbones.

Puestos a interpretar a Felipe pegado a la silla, se puede hacer una lectura casi literal: el rey de los españoles se empequeñece en un momento solemne».

¿Un gesto contra el libertador del pasado o los ‘bolivarianos’ de hoy?

Cabe mencionar el fuerte simbolismo que fue adquiriendo la espada de Simón Bolívar desde que el presidente venezolano Hugo Chávez comenzó a entregar réplicas de la espada del libertador a presidentes extranjeros y personalidades internacionales. El presidente Maduro ha continuado con esta práctica y en los últimos 20 años la réplica de la espada se convirtió en uno de los mayores honores que concede la República Bolivariana de Venezuela.

Esta es una muestra de las personalidades que la han recibido: Evo Morales, siendo presidente de Bolivia recibió la espada bolivariana en 2006, de manos del presidente Chávez; el dirigente libio Gadafi, en septiembre de 2009, durante la cumbre América del Sur-África; el presidente ruso Vladimir Putin, dos veces, de manos de Chávez en 2010, y de Maduro en 2019 durante una visita a Rusia «en agradecimiento a su respaldo a Venezuela, y por su respeto a la soberanía y autodeterminación de los pueblos». En 2017, el presidente Maduro entregó una réplica del sable de Bolívar a los funcionarios de la República Bolivariana de Venezuela sancionados por EEUU, como la ministra de Asuntos Penitenciarios, el Defensor del Pueblo, el ministro de Relaciones Exteriores; la presidenta del Consejo Nacional Electoral y el ministro de Interior.

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