OPERACIÓN RUSA EN UCRANIA: Las reglas del juego global han cambiado
Rusia sufrió años de provocaciones de la OTAN antes de que rugiera. Ahora limpiará la casa en Asia Occidental y más allá.
Desde el Mar Negro hasta el este del Mediterráneo, no empujen al Oso ruso

PEPE ESCOBAR / THE CRADLE
Los Estados Unidos no deberían haber dado empujones al Oso ruso. Ahora está completamente despierto: después de Ucrania, es probable que los rusos hagan un barrido de todos los beligerantes extranjeros que asomen en el este del Mediterráneo y el Mar Negro.
Esto es lo que sucede cuando un montón de hienas sueltas, chacales y roedores diminutos asustan al Oso: un nuevo orden geopolítico nace a una velocidad impresionante : Desde una reunión clave del Consejo de Seguridad de Rusia hasta una lección de historia de la ONU dada por el presidente ruso Vladimir Putin; el nacimiento de los niños gemelos, las Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk; hasta el llamamiento de las nuevas Repúblicas a Putin para intervenir militarmente y expulsar a las fuerzas ucranianas y las bombas de la OTAN del Donbass, fue un proceso perfecto, ejecutado a la velocidad del rayo.
La varilla (nuclear) que (casi) rompió la espalda del Oso, y lo obligó a saltar, fue el presidente comediante / ucraniano, Volodymy Zelensky, que regresó de la rusófoba Conferencia de Seguridad de Munich, donde fue aclamado como un mesías, diciendo que el memorándum de Budapest de 1994 debe ser revisado y Ucrania debe ser armada nuclearmente.
Eso sería el equivalente a un México Nuclear al sur de EEUU
Putin inmediatamente usó la responsabilidad de proteger -esa construcción estadounidense inventada para lanzar guerras- adaptada a evitar un genocidio lento en el Donbass.
Primero vino el reconocimiento de los bebés gemelos: la decisión de política exterior más importante de Putin, después de enviar aviones rusos a Siria en 2015. Ese fue el preámbulo para el próximo cambio de juego: una «operación militar especial … dirigida a la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania», lo definió Putin.
Hasta el último minuto, el Kremlin estaba tratando de confiar en la diplomacia, explicando a Kiev los imperativos necesarios para prevenir el trueno de guerra: el reconocimiento de Crimea como rusa; abandonar cualquier plan para unirse a la OTAN; negociar directamente con las nuevas Repúblicas Populares -un anatema para los estadounidenses desde 2015- y finalmente, desmilitarizar y declarar a Ucrania como neutral.
Los que manejan Kiev, era predecible, nunca aceptarían el paquete, ya que no aceptaron el paquete maestro que realmente importa, que es la demanda rusa de «seguridad indivisible».
La secuencia, entonces, se volvió inevitable. En un flash, todas las fuerzas militares ucranianas entre la llamada línea de contacto y las fronteras originales de las provincias de Donetsk y Luhansk fueron consideradas como un ejército ocupante en los territorios aliados de Rusia que Moscú acababa de jurar proteger.
Váyanse, o si no….
El Kremlin y el Ministerio de Defensa de Rusia no iban de farol. Cronometrado, al final del discurso de Putin anunciando la operación, los rusos decapitaron con misiles de precisión todo lo que importaba en términos militares del ejército ucraniano en sólo una hora: la Fuerza Aérea, la Armada, los aeródromos, los puentes, los centros de comando y de control, toda la flota de drones turcos Bayraktar.
Y no fue sólo el poder ruso. Fue la artillería de la República Popular de Donetsk (DPR) que golpeó la sede de las Fuerzas Armadas de Ucrania en el Donbass, que en realidad albergaba todo el comando militar ucraniano. Esto significa que el mando general ucraniano perdió al instante el control de todas sus tropas.
Militarmente, fue sorprendente y asombroso como contra Irak, hace 19 años, pero a la inversa: no es para la conquista, no es un preludio para una invasión y ocupación. El liderazgo político militar en Kiev ni siquiera tuvo tiempo de declarar la guerra. Se congelaron. Las tropas desmoralizadas comenzaron a desertar totalmente en una hora.
El suministro de agua a Crimea fue restablecido instantáneamente. Se establecieron corredores humanitarios para los soldados ucranianos desertores. Los restos de las fuerzas ucranianas ahora son lo que queda del nazi Batallón Azov, un grupo de yihadistas, y mercenarios capacitados por los sospechosos habituales de Blackwater / Academi.
Como era predecible, los medios corporativos occidentales están totalmente enloquecidos, poniendo el sello de la muy esperada «invasión rusa». Un recordatorio: cuando Israel rutinariamente bombardea Siria y cuando los sauditas rutinariamente bombardean civiles yemeníes, nunca hay chillidos en los medios de comunicación de la OTAN.
Como se representa, la realpolitik muestra el posible final del juego, según lo expresado por el dirigente de Donetsk, Denis Pushilin: «La operación especial en Donbass pronto terminará y todas las ciudades serán liberadas».
Pronto podríamos presenciar el nacimiento de una Novorossiya independiente, al este del río Dnieper, y al sur a lo largo del mar de Azov (Mar Negro), la forma en que fue unida a Ucrania por Lenin en 1922. Ahora estaría totalmente alineada con Rusia, y proporcionaría un puente terrestre a Transnistria.
Ucrania, por supuesto, perdería cualquier acceso al Mar Negro.
A la Historia le gusta hacer esa bromas: lo que fue un regalo de Lenin a Ucrania en 1922, puede convertirse en un regalo de despedida cien años después.
La hora de la «destrucción creativa»
Será fascinante observar lo que el profesor Sergey Karaganov describió, en detalle, como la nueva doctrina de Putin de la «destrucción constructiva», y cómo se interconectará con Asia Occidental, el Mediterráneo oriental y más abajo con la carretera al Sur Global.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el Sultán ceremonial de la OTAN, denunció el reconocimiento de las Repúblicas Populares como «inaceptable». No es de extrañar: ese cambio rompió todos sus planes elaborados para aparecer como un mediador privilegiado entre Moscú y Kiev durante la próxima visita de Putin a Ankara. El Kremlin, así como el Ministerio de Relaciones Exteriores, no pierde el tiempo hablando con el servicio doméstico de la OTAN.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergey Lavrov, por su parte, celebró un reciente acuerdo, muy productivo, con el Ministro de Relaciones Exteriores de Siria, Faisal Mekdad. Rusia, el fin de semana pasado, mostró una espectacular exhibición de misiles estratégicos, hipersónicos y de otro tipo, como Khinzal, Zircon, Kalibr, ICBMS, ISKANDER y SINVA -ironía de las ironías- en sincronización con la rusófoba Conferencia de Munich. En paralelo, las naves de la marina rusa de las flotas del Pacífico, del Norte y del Mar Negro realizaron una serie de ejercicios de búsqueda submarinos en el Mediterráneo.
La doctrina de Putin privilegia a la asimétrica, y se aplica en el extranjero cercano y más allá. El lenguaje corporal de Putin, en sus últimas dos intervenciones cruciales, explica una exasperación casi máxima. Como si se hubiera dado cuenta, no auspiciosamente, que el único idioma que entienden los neoconservadores y los «imperialistas humanitarios», es el del fuerte trueno del metal. Definitivamente son sordos, mudos y ciegos a la Historia, la Geografía y la Diplomacia.
Entonces, el ejército ruso, por ejemplo, puede imponer una zona de exclusión aérea en Siria para evitar la protección turca a los yihadistas en Idlib, y también a los yihadistas protegidos por EEUU en la base de Al-Tanf, cerca de la frontera de Siria con Jordania. Después de todo, estos especímenes son todos proxies de la OTAN.
El gobierno de Estados Unidos ladra sin parar sobre la «soberanía territorial» [de Ucrania]. Así que podríamos preguntar a la Casa Blanca por su hoja de ruta para salir de Siria: después de que los estadounidenses estén ocupando ilegalmente una parte del territorio sirio, y agregando un desastre adicional a la economía siria al robar su petróleo.
El estúpido líder de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha anunciado que la Alianza está desempolvando sus «planes de defensa». Eso puede incluir poco más que esconderse detrás de sus caros escritorios de Bruselas. Son tan intrascendentes en el Mar Negro, como en Oriente Medio, ya que Estados Unidos sigue siendo bastante vulnerable en Siria.
Ahora hay cuatro bombarderos estratégicos de TU-22M3 rusos en la base HMEIMIM de Rusia en Siria, cada uno capaz de transportar tres misiles anti-barco S-32 que vuelan a la velocidad supersónica de Mach 4.3 con un rango de 1.000 km. Ningún sistema AEGIS puede con ellos.
Rusia también ha estacionado algunos MIG-31KS en la región costera de Siria en Latakia equipada con misiles Khinzales hipersónicos, más que suficiente para hundir cualquier barco de superficie estadounidense, incluidos los portaaviones, en el Mediterráneo Oriental. Estados Unidos no tiene un mecanismo de defensa aérea en absoluto, con una posibilidad mínima de interceptarlos.
Así que las reglas han cambiado. Drásticamente. El Hegemón está desnudo.
El nuevo acuerdo comienza por girar completamente al revés la configuración posterior a la guerra fría en Europa del Este. El siguiente escenario será el Mediterraneo Oriental. El Oso está de vuelta, escuchen su rugido.
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