ORGANIZACIÓN DE COOPERACIÓN DE SHANGHAI: La OCS garantizará que Asia central no se convierta en otro Oriente Medio
La incorporación de Irán como miembro de pleno derecho es clave para manejar el escenario afgano

FUENTES THE DIPLOMAT TEHRAN TIMES ANADOLU AGENCY
La OCS –siglas en castellano de Organización de Cooperación de Shanghai- fue fundada en junio de 2002 por China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán. En 2017 se unieron India y Pakistán.
La organización tiene como finalidad la seguridad regional (especialmente en temas antiterroristas), la cooperación económica y la cultural. Afganistán, Bielorrusia y Mongolia son, actualmente, Estados observadores. Azerbaiyán, Armenia, Camboya, Nepal, Turquía y Sri Lanka son socios de diálogo.
La OCS es la organización regional más grande del mundo: comprende aproximadamente un tercio de la superficie terrestre, tres quintas partes del continente euroasiático, el 40% de la población mundial y más del 20% del PIB global.
Uno de los aspectos más destacados de la XXI cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), celebrada en Tayikistán el pasado mes de septiembre, fue otorgar a Irán la membresía total en la OCS. En marzo de este año, Irán ya había firmado con China un Acuerdo de asociación estratégica integral, y posteriormente firmó un acuerdo similar con Rusia.
Con la entrada de Irán, la OCS ahora cuenta con todos los actores relevantes para abordar los problemas regionales, desde la seguridad a la conectividad y el desarrollo económico.
Por lo que respecta a Afganistán, que actualmente es Estado observador en la OCS, es poco probable que logre ser miembro de pleno derecho en el futuro próximo, porque su gobierno de facto liderado por los talibanes no está reconocido internacionalmente. Rusia continúa clasificándolos como grupo terrorista. Moscú y Pekín hablan con ellos para evitar una crisis que desestabilice la región, y sea un caldo de cultivo para la expansión del terrorismo.
Las políticas de EEUU: el impulso decisivo a la membresía de Irán en la OCS
Irán fue durante 16 años Estado observador en la OCS y su admisión como miembro de pleno derecho encontró varios obstáculos. Por un lado, la OCS no admitía miembros sujetos a sanciones de la ONU. Pero en 2015, con el acuerdo internacional sobre el programa nuclear de Irán (JCPOA) firmado entre Irán, y los 5+ 1 (Gran Bretaña- China- Francia- Rusia -Estados Unidos y Alemania) este obstáculo fue superado.
Sin embargo, otros persistían: Irán tenía problemas con Tayikistán. Los estatutos de la OCS permiten que cualquier Estado, por más pequeño que sea, pueda vetar la entrada de un nuevo miembro y Tayikistán tenía en sus manos la llave para la entrada de Irán.
Los antecedentes de la tensiones entre ambos Estados hay que buscarlos en la historia reciente del país. La República de Tayikistán (una ex república soviética), con una población mayoritariamente musulmana -principalmente sunita- es un Estado laico con una Constitución que establece la libertad religiosa. Tras el colapso de la URSS, los extremistas islámicos -que desde finales de los 80 operaban armados en las zonas montañosas, al igual que sucedía en el caso de Afganistán- avanzaron sobre las ciudades y llegaron a tomar la capital. Como resultado, en 1992 Tayikistán estaba en guerra civil, en medio de una situación de barbarie y destrucción, con la huida de los rusos y judíos étnicos que vivían en el país. Tayikistán hubiera terminado convirtiéndose en otro Afganistán si no hubiera sido por lucha de los comunistas tayikos, que con el apoyo de Rusia, organizados en un Frente Popular, recuperaron la capital de manos de los extremistas islamistas. Rusia mantuvo tropas estacionadas al sur del país desde 1997 hasta 2005 para protegerlo de las incursiones de los terroristas afganos. Una de las facciones extremistas armadas de la guerra civil, existe hoy como partido político: el Partido del Renacimiento Islámico de Tayikistán (IRPT), cuyos objetivos siguen siendo convertir al país en una República Islámica. El IRPT se presentaba a las elecciones, y al no obtener mayoría en los comicios, solía boicotearlos y acusar de fraude al gobierno… ante instituciones de Occidente. Finalmente, en 2015 el IRPT fue prohibido por el gobierno tayiko acusado de planear un golpe de Estado y de ataques terroristas en las montañas. Meses después, Irán invitó al líder del IRPT a la Conferencia Internacional de la Unidad Islámica en Teherán, lo cual provocó la indignación del gobierno de Tayikistán.
Finalmente las necesidades estratégicas de ambos Estados se impusieron. Tayikistán e Irán establecieron un comité defensivo conjunto para la seguridad bilateral, el pasado mes de abril de 2021, que allanó el camino al voto favorable de Tayikistán para la entrada plena de los persas en la OCS.
China, por su parte, se mostraba cauta con la incorporación plena de Irán a la OCS, ya que EEUU había manifestado su enérgico rechazo ante tal posibilidad y Pekín buscaba huir de lo que los estadounidenses hubieran considerado una provocación. Pero EEUU, con su agresiva política de “contención” hacia China, ha logrado justamente lo que más detestaba: que China apoyara sin reservas el ingreso de Irán en la OCS. Para China, la entrada de Irán fortalece los objetivos de la Ruta de la Seda: construir rutas terrestres a través de Asia Central, conectando China con Medio Oriente.

Pero, sobre todo, China considera que Irán, con casi mil km de frontera con Afganistán – un trazado heredado del colonialismo británico– es clave para manejar la situación provocada por la huida de EEUU y sus aliados occidentales, y para minimizar el riesgo de un “éxodo” de yihadistas hacia los países de la OCS que desestabilizaría la región.
Rusia, también tenía reticencias para elevar a Irán a la categoría de miembro de pleno derecho de la OCS, por las mismas razones que China: intentaba evitar una confrontación con EEUU. Sin embargo, al igual que China, Moscú comprobó que el juego diplomático es interpretado por los estadounidenses como debilidad y los estimula a llevar a cabo políticas cada vez más agresivas.
Expectativas de Irán en la OCS

La OCS ofrece a Teherán una plataforma para romper el cerco que ha impuesto Occidente al país, y además, poder situarse como un puente para los Estados de Asia Central sin salida al mar. Irán desea avanzar en el corredor Irán-Afganistán-Uzbekistán, que conecta ciudades afganas como Mazar-e-Sharif (que históricamente era parte de Persia, hay chiitas, y permanecen las tradiciones persas) y Herat (fue parte del Imperio persa y todos sus habitantes aun hablan farsi, el idioma de Irán), directamente con el estratégico puerto de Chabahar en Irán. China ya ha expresado su apoyo para conectar también Irán y Pakistán.
Los analistas iraníes consideran que la situación socioeconómica del país también mejorará con el tiempo, debido a la conectividad proporcionada por la Ruta de la Seda.
El cuarteto Pakistán-Irán-Rusia-China
Pakistán, Irán, Rusia y China (PIRC) son los más interesados en que la OCS sirva para establecer un orden regional. Por eso sus altos cargos diplomáticos se reunieron al margen de la OCS, en lo que se interpreta como un cuarteto para hacer frente al bloque EEUU-Australia-Japón-India.
La OCS proporciona una plataforma para la cooperación militar y para la cooperación económica regional con el objetivo de reducir la dependencia de los PIRC de los mercados occidentales y aumentar la resistencia contra las sanciones, y desacoplarse del paso marcado por Occidente. A diferencia del cuarteto Australia-India-Japón-EEUU, la OCS tiene un propósito de construcción regional, no de competir.
Estabilizar Afganistán o al menos minimizar los efectos secundarios de la situación que vive el país es la máxima prioridad de la OCS.
Conociendo a los talibanes, Afganistán podría convertirse otra vez en una base para que operen redes terroristas como Estado Islámico, Al Qaeda y el Movimiento Islámico de Turkestán Oriental.
A pesar de los intereses comunes dentro de la OCS hay rivalidades, como la bien conocida y de larga data entre India y Pakistán. Irán y Pakistán tampoco tienen buenas relaciones, especialmente después de las suposiciones de que el apoyo del gobierno pakistaní, fue lo que permitió a los talibanes vencer a los resistentes del Panjshir.
Las preocupaciones de Pakistán

Pakistán tiene una frontera de 2.670 kilómetros con Afganistán, conocida como la Línea Durand, que fue creada en 1893, por sir Mortimer Durand, un funcionario colonial británico que trazó una línea de 2640 km para definir “el extremo occidental de la India Británica”. La Línea Durand dividió a la población de Afganistán, especialmente a las tribus pastunes, pero durante los siguientes cuarenta años, Afganistán permaneció como un protectorado británico hasta la tercera guerra anglo-afgana de 1919. En 1947, la parte noroccidental de la India Británica se convirtió en el nuevo Estado de Pakistán. El pueblo pastún, musulmanes sunitas, con una población de más de 40 millones de personas, habita hoy el este y sur de Afganistán (12 millones) y el oeste de Pakistán (29 millones).
Al gobierno de Pakistán le preocupa que los talibanes que ahora gobiernan Afganistán, apoyen grupos terroristas como el Tehreek-e-Taliban Pakistán (TTP), el Estado Islámico y cualquier afiliado de Al Qaeda.
Pakistán también alberga el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), un proyecto emblemático del Cinturón y Ruta de la Seda, por lo tanto la seguridad y el antiterrorismo es una prioridad fundamental cuando se trata con Afganistán.
Las preocupaciones de China
Para China, Afganistán es una prueba de su capacidad para estabilizar la región, pero fundamentalmente Pekín considera que la OCS es una garantía para que Asia Central no se convierta en otro Oriente Medio.

China comparte una pequeña frontera con Afganistán a través del corredor de Waján (Wakhan, Vaján, o “corredor afgano), una estrecha franja de 220 km de largo y de entre 16 y 64 km de ancho, que conecta ambos países y como límite político también es una herencia del imperialismo británico. A finales del siglo XIX fue creado por los británicos para impedir a Rusia llegar a la India. Como ruta comercial, el Corredor lleva cerrado desde hace más de 100 años y no hay carreteras. China mantiene cerrado el paso de comunicación con Afganistán, debido a la conflictividad en la Región Autónoma Uigur de Sinkiang (Xinjiang), que bordea el corredor.
Pekín teme que el ETIM (Movimiento Islámico del Turquestán Oriental) que opera en Sinkiang se inspire en los talibanes y utilice Afganistán como zona de entrenamiento. Irán y Rusia también coinciden en que se debe evitar esa posibilidad.
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