COVID-19: No sólo no se ha favorecido el tratamiento con medicamentos existentes, sino que se ha prohibido, señala la Dra. Forcades
La Dra. Teresa Forcades (Barcelona, 1966), estudió medicina en Barcelona, Nueva York y Harvard. Es especialista en Medicina Interna y en Salud Pública. Además, es teóloga y monja benedictina. Entre sus libros destacan «Los crímenes de las grandes compañías farmacéuticas» (2006); «Sin miedo» (2013), sobre la violencia estructural del sistema y la lucha de los movimientos sociales, y «Está en nuestras manos» (2014) una crítica al capitalismo depredador. Su activismo en salud pública, especialmente denunciando el papel de las corporaciones farmacéuticas, y en política nacional (apoyó a una plataforma anticapitalista catalana) e internacional (admiraba al presidente venezolano Hugo Chávez) le han creado muchos y poderosos enemigos en todo el Estado español.
Desde que estalló la pandemia, los medios locales llaman a expertos -y no tan expertos- de todo tipo, pero se echan en falta voces cualificadas críticas, como por ejemplo, la de Teresa Forcades. Ningún medio la invitó. Era obvio que no interesaba que su visión incisiva e independiente llegara al gran público, cuando todo el poder y las instituciones de Occidente están aprovechando la pandemia como una herramienta de propaganda política en contra de sus adversarios (cuando el único adversario debería ser el virus) y gestionándola con criterios de mercado, que como es bien sabido no responden a la verdaderas necesidades de las personas. Siendo consciente de este panorama de intereses se hace muy difícil creer en la honestidad de todo lo que se hace llegar a los ciudadanos, más cuando las voces legítimamente discrepantes son silenciadas. Finalmente, el medio digital catalán Vilaweb entrevistó a la Dra. Teresa Forcades. La entrevistadora no elude temas espinosos, como algunos que han puesto a la Dra. Forcades en el ojo del huracán por su defensa de la investigación del uso del clorito de sodio como antivírico, una sustancia que ha prohibido la Agencia Española del Medicamento y denostado el Colegio de Médicos.
Antes de leer la entrevista, para quienes no conocen a Teresa Forcades, vale la pena reproducir algunos de sus comentarios. Sobre Venezuela y Hugo Chávez, ha dicho que “algunas de las visiones políticas que tengo hoy han sido influidas por mi experiencia en Venezuela (…) Creo que no hay ningún líder contemporáneo europeo que tenga la cultura que tiene Hugo Chávez (…) Yo me he emocionado escuchando algunos de sus discursos”. Hablando de la Teología de la liberación: “las reivindicaciones de la teología de la liberación, que propugnan un cambio de modelo socioeconómico, son legítimas. (…) El neoliberalismo salvaje es absolutamente reversible (…) El principio del máximo beneficio no encaja con el Evangelio”.
No puede ser que domine el negocio farmacéutico en medio de una pandemia, señala la Dra. Teresa Forcades, médico, religiosa y teóloga

En el contexto (de la pandemia), a menudo los gobiernos y las grandes corporaciones han optado por favorecer unas zonas de confort informativas que han beneficiado la polarización entre modos de ver la pandemia. Todo, a partir de la simplificación. Evitar el negacionismo de la pandemia no debe implicar no escuchar y no debatir. Hay que dar argumentos y buscar respuestas. Por esta razón, VilaWeb ha querido saber qué piensa Teresa Forcades de lo que que está pasando.
–Se dice que usted es una persona antivacunas, ¿lo es?
-Desde un punto de vista científico no tiene sentido ser pro- o anti de un tema científico. Esto no es un cuestión de opinión, ni de posición personal. En mi caso, tiempo atrás estudié la vacuna de la gripe porque hubo la controversia con la vacuna contra la gripe A, y con la vacuna del papiloma. En estas dos vacunas he visto que las recomendaciones que se hacían en el ámbito de salud pública no correspondían con la evidencia científica. En el caso de estas dos vacunas, la del papiloma y la de la gripe estacional, para la población general el riesgo es mayor que el beneficio.
-Pero las vacunas han significado una mejora para la sociedad.
-El principio vacunacional me parece excelente. Se da al cuerpo una oportunidad de hacer anticuerpos en condiciones controladas o completamente seguras. Si el virus está muerto no hay peligro de infección y entonces el cuerpo fabrica anticuerpos y está preparado para dar la respuesta inmunitaria. En cambio, veo problemático en qué manos dejamos estas vacunas y qué estudios independientes se hacen para controlarlas.
La estrategia de vacunación usada contra el Covid podría seleccionar las variantes más agresivas
–Con las vacunas contra el COVID, ¿los científicos han hecho su trabajo?
–La vacunación masiva actual incide en la prevención de la enfermedad, pero no en la transmisión, así son todas las vacunas que se aplican (en la UE) : Pfizer, Moderna, AstraZeneca, Johnson & Johnson, y esto es contraproducente a la larga porque hace el trabajo «a medias» y fuerza el virus a mutar hacia una cepa más virulenta capaz de afectar a los jóvenes e incluso a los niños.
Esto lo explica muy bien el Dr. Geert Vanden Bossche [en este vídeo y en este otro]. Y lo confirma la investigación en Sudáfrica [clicar aquí para ver video]
El Dr. Peter McCullogh, que es un gran cardiólogo de EEUU, se pregunta por qué se han detenido otras investigaciones, por qué sólo se han potenciado algunas. El problema es que todas las vacunas actuales van contra la proteína spike y hacen anticuerpos específicos que no eliminan la transmisión. Esto es una estrategia fallida, que puede traer graves problemas dentro de medio año.
-Todos los estudios indican que la mortalidad se reducirá.
–De nuevo nos encontramos con una estrategia a corto plazo, porque se ha comprobado que la vacunación actual no impide la transmisibilidad y por tanto puedes pasar la enfermedad de manera asintomática. Y si tú estás vacunada, pero tienes el virus y no te das cuenta, lo pasas a otra persona que puede enfermar. Y esto aumenta la capacidad de infectividad y de mutación del virus. Y es cierto que la mutación es algo normal, pero con la vacunación están dando ventaja competitiva a las cepas más virulentas. Esto ya ocurre con la variante sudafricana, que es resistente a las vacunas actuales. Vacunar a la gente con este tipo de vacunas en plena pandemia es un experimento a gran escala que está seleccionando variantes más virulentas, como la sudafricana, que es resistente a todas las vacunas actuales. Si creas inmunidad para el virus pero no lo eliminas, lo invitas a mutar hacia una variante nueva.
-¿Y qué alternativa propone?
-Se podría trabajar con otra estrategia vacunal encaminada a provocar la inmunidad innata, estimular las células Natural Killer (NK), por ejemplo. Son las que activan los jóvenes cuando pasan la enfermedad asintomática. Yo hago preguntas porque, de verdad, quiero respuestas ante la angustia de todo esto que pasa. Se realizan estudios pero la confusión de ahora es magna; separar el grano de la paja cuesta, por eso se debería hacer un seguimiento a largo plazo de todos los voluntarios que participaron en los estudios sobre las vacunas, porque sería muy valioso. Los efectos a largo plazo son difíciles de evaluar y esta sería una oportunidad de hacerlo.
-¿La urgencia de la pandemia no justifica el riesgo?
–Sólo lo justificaría si no hubiera alternativa. Y la hay: El Dr. Peter McCullough denuncia que la FDA estadounidense no apoyó los estudios para la vacuna propuesta por la compañía inglesa Immodulon Pharmaceuticals que actúa sobre la inmunidad celular.
Esta inmunidad es la inmunidad celular y lo más importante es que no es específica, a diferencia de los anticuerpos. Que no sea específica significa que es efectiva contra todas las cepas del virus: la cepa original y las variantes, mientras que las vacunas que tenemos son específicas. Estaría muy bien que fueran específicas si eliminaran el virus, pero si no evitan la transmisión -y éste es el caso- es contraproducente usarlas en plena pandemia.
La investigación de las vacunas que tenemos se ha financiado en EEUU con ingentes cantidades de dinero público: dotaciones de 500 millones de dólares para cada una han sido entregadas a las compañías que ahora cobran por la vacuna y que luego no responderán por los efectos secundarios. (N.de la E.: la UE también ha financiado vacunas con dinero público, lo mismo que Alemania individualmente). Si la mitad de esto se hubiera invertido en estudiar posibles tratamientos (no vacunas, sino tratamientos para las personas enfermas), es de suponer que tendríamos tratamientos muy eficaces. Incluso sin este apoyo económico ya hay un tratamiento, que si se administra de forma precoz es efectivo en el 85% de los casos.
-Usted no es partidaria de mezclar vacunas.
-Creo que hay demasiada incertidumbre para crear más. Todo es demasiado experimental. Si se ha creado una vacuna con unas dosis, no hagan variaciones en medio del camino. Si se necesitan dos o tres dosis de la misma vacuna, que las pongan. También estoy preocupada por el hecho de que quieran aumentar el espacio entre las dosis o sólo dar la primera. (N.de la E. esta es una estrategia que proponen algunos países por la escasez de vacunas). Lo veo como quien hace un tratamiento de antibiótico a medias.
Aumenta la posibilidad de ayudar a seleccionar variantes más agresivas.
-Ahora se ha abierto el debate sobre la vacunación de jóvenes y niños. ¿Qué opina?
-Las vacunas que se quieren administrar a los niños son las mismas que para los adultos. Tienen, por tanto, los mismos problemas mencionados. Ninguna de estas vacunas ha sido aprobada, sino sólo autorizada en población adulta debido al estado emergencia: son vacunas experimentales y los que decidan ponérselas no tendrán derecho a reclamar nada en caso de que haya problemas.
No hay ningún estudio, ni uno, de los efectos a largo plazo. Tampoco sabemos cuánto tiempo duran los anticuerpos. Y no sabemos cuál es el riesgo real de ADE (potenciación por anticuerpos de la infección). Para los niños este virus no es ninguna emergencia porque, aunque hay casos, no son suficientes para constituir una emergencia. Vacunarlos sería hacerlos correr un riesgo que no se puede justificar.
«No sólo no se ha favorecido tratar el Covid con medicamentos existentes, sino que se ha prohibido»
-¿Por qué se ha optado tanto por vacunas y tan poco por el tratamiento? ¿Por qué no se han favorecido los tratamientos con medicamentos existentes?
-Las guías de tratamiento deberían ser recomendaciones para ayudar a los médicos, no prohibiciones de tratar. No se puede anular el juicio de los médicos, que conocen sus pacientes y tienen su confianza. Se debe permitir que cada médico con su responsabilidad actúe, como se ha hecho siempre. Y denunciar los médicos que se demuestre que actúen irresponsablemente, como se ha hecho siempre. Si se hubiera hecho así habrían salido mil iniciativas. En cambio, esto no sólo no se ha favorecido, sino que se ha prohibido, incluso con amenazas de sanciones. Se han dedicado pocos recursos a la parte preventiva con medicamentos que ya existen y reforzar la atención primaria y el tratamiento precoz en casa.
Ha sido un drama y se ha hecho lo contrario de lo que se debería haber hecho. Se tendrían que haber podido tratar a las personas en casa desde el comienzo de la enfermedad. Esto lo expone muy bien el Dr. McCollough, en una audiencia pública ante el Senado de EEUU donde explica que la estrategia no debe incluir las vacunas y basta. También está el caso conocido del Dr. Didier Raoult, un epidemiólogo de Marsella muy respetado, hasta ahora. (N.de la E.: ésta fue una estrategia seguida en China, que explicaría en parte sus bajas cifras de mortalidad. Enseguida descubrieron los médicos chinos que si la enfermedad se trataba en los primeros 3 ó 4 días, se evitaba que progresara a formas graves, en un alto número de casos. Pero Occidente ha despreciado totalmente la experiencia de China, en parte porque requiere esfuerzo, perseverancia, planificación y disciplina, cualidades que son una rareza en el mundo occidental actual. ¿O tal vez porque los medicamentos existentes que han funcionado en China son muy baratos y la mentalidad mercantil ha pesado más a la hora de elegir la estategia en Occidente?)
La OMS detuvo la investigación sobre la cloroquina basándose en estudios falsificados
-Esos dos médicos proponen y hacen tratamientos con medicamentos ya existentes.
-El Dr. Didier Raoult, al comienzo de la pandemia, hizo estudios en los que explica que la hidroxicloroquina administrada junto con la azitromicina y el zinc, funcionaba bien. Se iniciaron estudios en todo el mundo. Pero en mayo de 2020, las revistas The New England Journal of Medicine y The Lancet publicaron artículos diciendo que la hidroxicloroquina provocaba mortalidad. La OMS, entonces hace detener todos los estudios. Y después, gracias a una investigación del diario The Guardian resulta que estos artículos son falsos y debieron ser retirados. El escándalo es mayúsculo, pero ¿se ha recuperado la hidroxicloroquina que en ese momento ya se daba en muchos hospitales? Pues no, se paró todo, aunque es obvio que en Grecia funciona. Y el Dr. Peter McCullough hizo un protocolo muy completo con medicamentos ya existentes como la hidroxicloroquina, la ivermectina, la prednisona, la aspirina … para tratar las diferentes fases de la enfermedad, que se puede consultar aquí y que reafirma que el COVID se puede tratar. Y ¿qué pasó? Pues, también fue censurado. (N.de la E.: El protocolo oficial de Comisión Nacional de Salud de la República Popular China para el Tratamiento de Covid-19 sigue incluyendo la Cloroquina).
-¿Cómo se debería actuar?
-Mis conclusiones son que se tiene que hacer investigación médica independiente de la industria, con unas evaluaciones también independientes. Esto que digo debería ser una obviedad, como también lo es que hace falta que se hagan estudios sobre los efectos de las vacunas a largo plazo. También considero necesario evitar que las facultades de medicina, las revistas médicas, las sociedades profesionales y las autoridades sanitarias dependan de la financiación de la industria farmacéutica.
La industria farmacéutica financia a las agencias reguladoras de medicamentos
-El argumento que nos dan es que esto no se puede hacer así porque si no no habrá investigación.
–Hay una praxis que no debería existir y es que la industria paga a la agencia reguladora para que ponga más gente a trabajar para poder aprobar los medicamentos más deprisa. En principio, dicen que no es para influirles. Pero antes, de cada diez peticiones de aprobación de un medicamento, una era que sí y nueve, que no. Ahora, en cambio, es al revés se aprueban nueve y se deniega una.
-Y esta penetración de la financiación de las farmacéuticas en las decisiones sobre la salud, ¿desde cuándo ocurre?
-Antes esto no pasaba. Yo acabé la carrera de medicina en 1990 y diría que casi ninguno de mis profesores de medicina cobraba de la empresa farmacéutica. Ahora no se puede decir lo mismo. Además, constantemente recibo denuncias de los estudiantes que muchos estudios de postgrado están financiados por la industria farmacéutica y los condicionan.
Reagan decretó la inmunidad para las compañías farmacéuticas
-¿Qué ha pasado para que haya habido este cambio?
–Un antecedente importante fue cuando Reagan aprobó la inmunidad para las compañías (farmacéuticas) y pasa a considerar a los laboratorios farmacéuticos como un servicio público esencial. La administración Reagan decidió, para incentivar la industria farmacéutica, que si hay un medicamento en el mercado que provoca daños, ya responderá el Estado.
Estas compañías aumentan sus beneficios porque tienen una situación de privilegio. Ya hace tiempo que se sabe que ganan más que los bancos.
Uno de los escándalos más fuertes de los últimos años es el del Tamiflu, de Roche. En el caso de la gripe A se dijo que supuestamente se conseguía una disminución de formas graves de la enfermedad grave y de la mortalidad. Pero la realidad es que acortaba los síntomas en un día menos, pero creaba tendencias suicidas en los adolescentes. En Japón detuvieron su uso. Y el British Medical of Journal analizó qué había pasado y vio que la compañía había hecho muchos estudios con resultados negativos y los había escondido.
No se debería permitir que se escondieran estudios. Pero la EMA (Agencia Europea de Medicamentos, el ente regulador de medicamentos en la UE) que, recordémoslo, es financiada en un 75% por las empresas farmacéuticas, no exige que una compañía farmacéutica esté obligada a poner a disposición de los investigadores médicos (sería preferible que fuera a disposición de todo el mundo) la totalidad del historial de la investigación. Esto no es obligatorio. Entonces si yo soy médico y me dicen que un estudio de un medicamento ha salido bien, ¿qué puedo hacer? Pues tengo que creerlo, y lo receto. Pero si me dicen la verdad, que han hecho veinte estudios y sólo uno ha salido bien, no lo recetaré. Son obviedades. (N.de la E.: la EMA sólo necesitó unos pocos días para estudiar los casos de trombosis y muertes en vacunados con AstraZeneca y decir que «la vacuna es segura» y que debe seguir aplicándose «porque los beneficios son superiores a los riesgos». En cambio hace más de dos meses que está evaluando la vacuna rusa Sputnik V, y sólo han emitido declaraciones impropias de científicos y popias de cómicos malos, como que «autorizar la vacuna Sputnik V es como jugar a la ruleta rusa». Pero parece que vacunarse con AstraZeneca, no es jugar a la ruleta rusa…)
–El escándalo de Vioxx, un medicamento que tuvo que ser retirado, hizo evidente otra paradoja. A las compañías farmacéuticas les puede salir más rentable pagar multas millonarias y continuar practicando el engaño porque hacen más negocio.
-El Vioxx era un antiinflamatorio de Merck que se comercializó promocionando que no era dañino para el estómago. Estuvo en el mercado de 1999 a 2004 y enseguida se vio que había unos efectos secundarios, sobre todo infarto de miocardio. En el juicio que se hizo contra Merck para que retirara Vioxx del mercado, se constataron 29.000 muertos. Pero, la multa que les pusieron, a pesar de ser billonaria, fue inferior a los beneficios que habían tenido comercializando Vioxx.
-Uno de los escándalos más recientes fue el del Dr. Baselga, que no informó que cobraba de multinacionales farmacéuticas y tuvo que dimitir del Sloan Kettering Instituto. (N.de la E.: Entre 2013 y 2018, este oncólogo barcelonés fue director médico del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York. Estuvo involucrado en el desarrollo de numerosos fármacos anticancerosos. Dimitió de sus cargos luego de que una investigación conjunta del NYT y una asociación de periodistas de investigación independientes, reveló que el reputado oncólogo había recibido pagos millonarios de las grandes multinacionales farmacéuticas -entre ella AstraZeneca- y biotecnológicas).
–Se ha permitido que se llegue a unos extremos que no puede ser. O tomamos conciencia y hay un cambio radical o todo queda fuera de control. Uno de los temas clave es quién decide qué se cuenta y qué no, de la investigación.
La asociación colaborativa público-privado queda muy bien, pero en muchos casos la parte privada tiene el porcentaje más grande. No es que colaboren, sino que la empresa privada se aprovecha de las instituciones públicas porque se reservan la capacidad de decidir. La industria hace marketing, producción y distribución. Este músculo potente, de tentáculo social, de posicionarse, es una corrupción de la medicina. Esto no debería ser porque pagas tres veces. Primero porque a través del Estado contribuimos a financiar las universidades públicas o instituciones de investigacion, después volvemos a pagar cuando la industria privada comercializa y pone unos precios abusivos y compramos los medicamentos. Y la tercera vez, si hay efectos secundarios, los volvemos a pagar nosotros porque es el Estado quien indemniza. Mientras tanto hay una industria farmacéutica que tiene unos de los rendimientos económicos más altos, como las empresas de armamento. Todo esto también tiene un efecto de incremento de medicalización de la sociedad.
-¿Por qué?
-En 2004 el parlamento británico encargó a su comisión de investigación que estudiara la indebida influencia de las compañías farmacéuticas, hizo noventa y seis recomendaciones y consideró que lo que pasaba era algo gravísimo. Acuñaron la frase de «A pill for every ill», que yo traduzco como «una medicación para cada preocupación». Esto corresponde a la mentalidad de controlar todas las molestias, de una manera rápida. Si tengo una contractura, en vez de decir me falta ejercicio, tomo una pastilla. Responde a la mentalidad de este tipo de sociedad de la inmediatez. Hay una industria y también al mismo tiempo una demanda de la gente. (N.de la E.: Hay que considerar otro factor: la presión que se ejerce sobre los trabajadores para que no recurran a bajas por enfermedad, penalizadas con grandes descuentos de salario tras las reformas laborales implementadas en media Europa, y en caso de ser imprescindibles, los médicos tienen la presión de que las bajas por enfermedad sean lo más cortas posibles. Entonces, ante una molestia que se podría resolver con unos días de reposo o con un tratamiento casero -pero mucho más lento- como esto no es posible porque el sistema económico no lo permite, el trabajador, y el médico al cual acuda, tienen que solventarla con un medicamento que rápidamente suprima el dolor, la molestia, y pueda devolver el trabajador a la cadena productiva. La mayoría de las personas perferiría no tomar medicamentos, y tratarse con métodos caseros para dolencias leves, pero el capitalismo impone sus ritmos..)
Usted es crítica con la responsabilidad de las corporaciones. Eximiendo las responsabilidades individuales, ¿se han difuminado todas las responsabilidades?
-Si hay un crimen, con la responsabilidad corporativa vamos mal porque no hay nadie que se responsabilice. La corporación termina ganando dinero y no pasa nada. Esto no puede ser. Si hay un crimen, alguien se tiene que responsabilizar. Y cuando hablo de crimen no quiero decir que una compañía farmacéutica saque un producto con un riesgo por unos efectos secundarios que ignoraba, sino que hablo de crimen cuando se pone a la venta un producto escondiendo información sobre efectos secundarios. Y esto ocurre mucho más a menudo de lo que creemos. En el breve período que va del año 2000 al 2003, casi todas las grandes compañías farmacéuticas tuvieron que pasar por los tribunales porque se había demostrado que habían ocultado información. Si aparecen problemas hay que enfocar la búsqueda hacia la protección de los posibles pacientes, y no ocultar esta información y comenzar una nueva línea de investigación. Que la información negativa vaya directa a un cajón, es una corrupción máxima. Y eso ha pasado. Se ha hecho juicio a todas las grandes compañías y de responsabilidad personal nadie ha asumida nada, todo ha quedado envuelto por la responsabilidad corporativa.
-¿Usted demanda que haya responsabilidad personal?
-A mí me gustaría que la medicina y la investigación no fueran un negocio. Evidentemente que la gente implicada debe cobrar, pero no que fueran estos negocios a gran escala, no es necesario que sean del Estado, hay muchas maneras de hacerlo: cooperativas, por ejemplo.
-¿No le preocupa que todo esto termine desprestigiando los medicamentos y su uso?
-No. Hay un exceso desproporcionado de medicamentos. Hay quien dice que con veinte habría suficiente, o tal vez con un centenar. Pero no los miles de medicamentos que hay, sobre todo los medicamentos del «me too», también llamados «medicamentos de imitación», que no aportan nada pero que se fabrican cuando vence una patente. (Las críticas) no tienen nada que ver con el hecho de desprestigiar la medicina, sino al revés, es para honrarla. El origen de la desconfianza son todos estos fraudes que le explico.
-Usted comparte el cuestionamiento sobre las PCR, porque hacen una secuenciación demasiado alta, y se considera que hay falsos positivos.
– Con respecto a las PCR es necesario saber que los errores gravísimos del test recomendando por la OMS ha motivado que veintidós científicos de renombre pidan la retirada del artículo original y la revisión del protocolo. No se entiende que ni las autoridades sanitarias, ni la revista médica implicada, ni la prensa se hayan hecho eco.
-Ahora, ya tenemos tres millones de muertes. Y aún sigue muriendo mucha gente.
–Sí, hay mucho sufrimiento. Me abruma pensar que pueda empeorar con estas estrategias de vacunación con anticuerpos específicos que no evitan que el vacunado transmita la enfermedad. No encontrará ningún estudio que diga que el vacunado deja de transmitir la enfermedad. Según el Dr. Vanden Bossche, el experto mundial en vacunas, (aquí video) responsable de las vacunas del ébola, la estrategia de vacunación que se está siguiendo con el Covid-19 es errónea. Pero aquí no se acepta la discrepancia. Si hay discrepancia, se degrada o se menosprecia la persona que discrepa.
La polémica del uso del clorito de sodio como antivírico
– Usted es de los que defiende que el clorito de sodio en las dosis correctas puede ser un remedio en las primeras fases de la enfermedad.
-El clorito de sodio es una sustancia que conozco muy bien, es el antivirus de más amplio espectro, es el que se pone en el agua para potabilizarla y ha sido muy bien estudiado su consumo en humanos. Hace un año que presenté a la Agencia Española del Medicamento (AEMPS) un protocolo de noventa páginas, sobre el que, la única respuesta que he tenido es de ir haciendo pequeñas correcciones poco importantes, aunque es una cuestión que se podría resolver en quince días.
-¿En qué consiste este protocolo?
-Parto de un estudio sobre la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) realizado los mejores hospitales de Estados Unidos, que no prosperó, en la que se inyectó una dosis de clorito de sodio y se demostró algo importante: que no era tóxico. Y por eso, aunque pienso que por vía oral también podría ser administrado, prefiero hacer el estudio con esta dosis que está comprobada del todo. Ya sabes que primum non nocere («lo primero es no hacer daño», máxima aplicada a las ciencias de la salud, atribuida a Hipócrates). Este proyecto incluye un piloto, y ha pasado el comité de ética del hospital. Yo sólo quiero que nos dejen seguir adelante con el estudio y si no funciona, pues no seguimos.
-Pero sabe que la Agencia Española de Medicamentos (AEMPS) se pronunció en contra del MMS (Miracle Mineral Solution, una solución de clorito de sodio al 28% )
-Hay una directriz de la AEMPS de 2010 que habla del MMS como sustancia prohibida, pero yo hablo de clorito de sodio, que es perfectamente legal porque es el que se emplea para potabilizar el agua. Y además, España ha aprobado el uso del dióxido de cloro para el coronavirus para desinfección de superficies externas.
-Y el Colegio de Médicos de Cataluña también ha sido muy rotundo en relación con ello.
-El Colegio de Médicos, en el año 2018, me abrió un expediente de información reservada, que no es de sanción. Esto lo hacen para saber si hay un motivo sancionador. A mí me lo abrieron por haber hablado del MMS. Nos requirieron que dejáramos de hablar del MMS, a mí y a otra médica. Cuando me llegó el requerimiento pregunté en qué se basaba el Colegio de Médicos para hacerlo. Me respondieron que se fundamentaban en un documento publicado por el mismo Colegio de Médicos, que son unas guías de buenas prácticas. Pero, claro, los médicos tenemos el código deontológico que es de obligado cumplimiento para todos los colegiados. Pero para modificar el código deontológico tienes que hacer un debate público y fundamentar lo que dices; por tanto, este documento no podía ser normativo porque no estaba hecho de acuerdo a la ley, y si no es normativo, es una recomendación que el médico puede atender o no. Y pedí que me facilitaran las discusiones previas en estos escritos del Colegio de Médicos, qué informes tenían y cuáles expertos les habían asesorado. Como no me respondieron, fui a la Comisión de Garantía del Derecho de Acceso a la Información Pública (GAIP). La GAIP les requirió que facilitaran la información, pero no lo hicieron y este año el Colegio ha cerrado el expediente de información reservada que me habían abierto, sin ningún expediente sancionador. Sí que me han dicho que no recomiende el uso del clorito sódico, lo que no se puede hacer si han cerrado el expediente de información porque quiere decir que no han visto motivo de sanción.
-Sobre el MMS se han dicho cosas que no tienen ningún fundamento. Hay quien dice que lo cura todo, incluso todo tipo de cánceres.
–Yo hablo de clorito de sodio o de dióxido de cloro y no digo que lo cure todo. Sólo digo que parece ser muy bueno para los procesos inflamatorios y como antivírico. Por eso quiero hacer el estudio de acuerdo con la AEMPS. Donde sí lo han utilizado es en Bolivia, yo tengo contactos con médicos de allí que dicen que hay mucha mejora y me consta que se fabrica en la universidad.
-Aún no hemos hablado de las patentes…
-Por solidaridad y responsabilidad colectiva, les pedimos a los propietarios de pequeños o medianos negocios que representan los esfuerzos de toda una vida, que los cierren. A muchos los arruinamos. Pero a unas empresas farmacéuticas, que son las que tienen más beneficios, a estas no les puedes tocar el negocio, aunque en realidad ellos no son los que tienen la capacidad científica. Las innovaciones vienen de los emprendedores que investigan, o de la universidad. Esto que pasa es muy grave y nos lo tenemos que tomar en serio. No tiene pies ni cabeza el dominio del negocio farmacéutico en medio de esta pandemia mundial.
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