CAPITALISMO: La migración del capital global a sus nuevos centros lo cambia todo
La gran pregunta social es si los diferentes problemas del capitalismo, tanto en su antiguo como en su nuevo centro, socavarán acumulativamente el sistema o le permitirán sobrevivir. Quizás el creciente conflicto entre los viejos y los nuevos centros, expresado, por ejemplo, en la lucha entre Estados Unidos y China, seguirá el antiguo camino de pasar del conflicto económico al militar. Entonces la gran pregunta social quedará sin respuesta y el capitalismo global habría cumplido una profecía de sus críticos: que sus contradicciones internas resultarán autodestructivas.
Los centros del capitalismo global se están alejando de Estados Unidos, Europa y Japón

RICHARD D. WOLFF / BRAVE NEW EUROPE
BRAVE NEW EUROPE es una plataforma educativa para la economía, la política y el cambio climático que reúne a los autores a la vanguardia del pensamiento progresista junto con los activistas.
El capitalismo moderno comenzó en Inglaterra en el siglo XVII y finalmente se extendió por todo el mundo. Su particular evolución produjo una economía global organizada en torno a centros y una periferia (colonizada económica y, a menudo, también políticamente). En esas matrices, principalmente Europa occidental, América del Norte y Japón, el capitalismo concentró sus activos acumulados. Las fábricas, oficinas, tiendas, centros de distribución y redes de transporte construyeron ciudades de rápido crecimiento. Las instituciones de apoyo del gobierno, las escuelas y universidades, y los hospitales también se convirtieron en los centros del capitalismo urbano, especialmente en el siglo XIX y la mayor parte del XX.
Sin embargo, han surgido nuevos centros de capitalismo y han crecido con especial rapidez durante el último medio siglo. China, India y Brasil son ejemplos destacados en los que están aumentando los puestos de trabajo, los salarios reales, el consumo, las ganancias y las inversiones. Su tamaño e impacto global no sólo los convierten en los nuevos centros del capitalismo, sino que también requieren que se agregue el adjetivo «viejo» al conjunto anterior de centros del capitalismo.
La cruda verdad del desarrollo económico moderno es la siguiente: el capitalismo está abandonando sus viejos centros y se está trasladando a sus nuevas matrices. Sobre esta partida podemos y debemos tomar prestada la frase: esto lo cambia todo.
El capitalismo estadounidense logró el dominio mundial durante el siglo XX después de que dos guerras mundiales y movimientos anticoloniales destruyeron los imperios europeos que podrían haber disputado tal dominio. Por impresionante que fuera, el dominio del capitalismo estadounidense no duró mucho. Irónicamente, fueron los grandes capitalistas de los viejos centros que motivados por el lucro se marcharon y ayudaron a crear nuevos centros. Los salarios mucho más bajos de estos últimos y los mercados de consumo masivo de rápido crecimiento los atrajeron. Muchas de las corporaciones capitalistas más grandes se trasladaron -o expandieron- de los viejos a los nuevos centros. Las corporaciones que se movieron temprano se beneficiaron enormemente, y las presiones competitivas aceleraron las decisiones de otras corporaciones de seguir su ejemplo. Así continúa la reubicación de sus centros por parte del capitalismo.
La huella económica de Estados Unidos en el comercio mundial y los flujos de capital ha ido cediendo paso de manera constante a las crecientes huellas de otros países. El predominio mundial del dólar estadounidense se enfrenta al aumento de las transacciones que utilizan otras monedas. Los ataques masivos de Trump a China a través de guerras comerciales, imposición de aranceles y persecuciones de corporaciones y ejecutivos chinos individuales no detuvieron ni cambiaron el desarrollo económico de China. Tampoco lo hicieron las denuncias hostiles de las políticas de China sobre Hong Kong, sobre su minoría uigur, la propiedad intelectual, etc. En 2020, la economía de China creció un 2,3 por ciento, mientras que la de Estados Unidos cayó un 3,5 por ciento. El historial de China en contener el COVID-19 demostró ser muy superior al de Estados Unidos. En resumen, no se produjo un final, y mucho menos una reversión, del declive relativo de Estados Unidos frente a China.
Las implicaciones de la reubicación de los centros capitalistas afectan casi todos los aspectos de nuestras vidas
Los costos y las deudas que afectan a los estudiantes universitarios en Estados Unidos contrastan marcadamente con la enorme expansión de la educación superior china. Aún más marcado ha sido el contraste entre la preparación y contención del COVID-19 de China y la de, por ejemplo, Estados Unidos y el Reino Unido. Por supuesto, en términos de salud pública, India y Brasil muestran que incluso los nuevos centros del capitalismo pueden experimentar graves dificultades cuando sus gobiernos no movilizan recursos públicos y privados para lograr objetivos sociales prioritarios, como derrotar un virus o maximizar el crecimiento económico sostenido.
Los viejos y nuevos centros del capitalismo merecen el mismo nombre clave —capitalismo— porque ambos organizan sus empresas / lugares de trabajo de la misma manera dicotómica. Una minoría son empleadores, mientras que la mayoría son empleados. La minoría decide exclusivamente cuál será el producto, qué tecnología se utilizará, dónde se situará la producción y cómo se distribuirán los ingresos netos (a quién y para qué). Si bien los viejos y nuevos centros del capitalismo suelen mostrar diferentes mezclas de empresas privadas y estatales, es de destacar que ambos tipos de empresas en ambos centros están organizados en la misma dicotomía empleador / empleado que define al capitalismo.
Los problemas de los capitalismos en declive difieren de los de los capitalismos en ascenso
En Estados Unidos, Europa, e incluso Japón, muchas corporaciones capitalistas siguen estrategias defensivas (reubicarse en otro lugar, fusionarse o contraerse). La automatización para ahorrar costos es a menudo la estrategia de obtención de ganancias más atractiva que la expansión de la producción. Por lo tanto, las comunidades se angustian por la deslocalización de las empresas, el recorte de los ingresos fiscales, y el desempleo. Se preguntan si deben reducir los servicios públicos o aumentar la creciente carga de deuda pública. Los salarios reales se estancan. Los desempleados se trasladan o emigran en busca de trabajo y alteran su vida y la de sus familias. La desigualdad se dispara a medida que el 5% superior (principales accionistas, altos ejecutivos) obtiene la mayor parte de las ganancias de la reubicación del capitalismo en países de bajos salarios y de la automatización. El otro 95 % lucha para minimizar los costos y cargas sobre ellos provenientes de los centros de reubicación del capitalismo y otras estrategias impulsadas por las ganancias.
En contraste, China, India y Brasil tienen los problemas del capitalismo de rápido crecimiento, similares a los problemas que acosaron al capitalismo del siglo XIX y principios del XX en sus viejos centros. La resistencia, los sindicatos y los movimientos socialistas surgen de los trabajadores que fluyen hacia las ciudades y los empleos industriales, y adoptan en consecuencia nuevas formas de pensar y ser. El hacinamiento, la contaminación ambiental, la vivienda y el saneamiento inadecuados preocupan más o menos a los nuevos centros. La competencia despiadada produce condiciones de trabajo horribles, al igual que el capital móvil internacional que busca ganancias rápidas. La inestabilidad del ciclo económico y las tendencias profundamente arraigadas a una desigualdad de ingresos y riqueza cada vez mayor provocan críticas sociales. Las críticas sociales a menudo se toman prestadas ideas de los movimientos obreros, socialistas y comunistas que crecieron en los viejos centros del capitalismo.
Por un lado, el movimiento del capitalismo de los viejos a los nuevos centros sumerge a los viejos en un declive a largo plazo evidente en industrias y ciudades en decadencia. La política se aleja de priorizar el crecimiento, de adjudicar los conflictos internos de manera que reproduzcan el capitalismo en crecimiento y de dar forma al mundo en un patrón distintivo de centro-periferia. En lugar de eso, las políticas se orientan a mantener el status quo global frente a las muchas fuerzas que lo erosionan. Para muchos políticos, ese cambio de enfoque degenera en chivos expiatorios en medio de divisiones sociales en cascada y decadencia.
Por otro lado, el capitalismo encuentra un nuevo territorio rentable en sus nuevos centros. El crecimiento allí compensa el declive en los viejos centros. El 1 % global se vuelve más rico porque obtiene una mayor riqueza tanto de los centros antiguos como de los nuevos. Lo que sucedió dentro de los países capitalistas —el movimiento desde los antiguos centros del Rust Belt (“Cinturón del óxido”, en EEUU antes llamado Manufacturing Belt , «cinturón industrial») hasta los nuevos centros de alta tecnología— ha ocurrido en el mundo en general.
La gran pregunta social es si los diferentes problemas del capitalismo, tanto en su antiguo como en su nuevo centro, socavarán acumulativamente el sistema o le darán una nueva vida. Quizás el creciente conflicto entre los viejos y los nuevos centros —expresado, por ejemplo, en la lucha entre Estados Unidos y China— seguirá el antiguo camino del conflicto económico, al militar. Entonces la gran pregunta social quedará sin respuesta y el capitalismo global habría cumplido una profecía de sus críticos: que sus contradicciones internas resultarán autodestructivas.
Richard D. Wolff es profesor emérito de Economía en la Universidad de Massachusetts, Amherst, y profesor invitado en el Programa de Posgrado en Asuntos Internacionales de la New School University, en Nueva York. Su programa semanal «Economic Update», llega a 55 millones de receptores de televisión a través de Free Speech TV. Sus últimos libros «The Sickness Is the System: When Capitalism Fails to Save Us From Pandemics or Itself » (La enfermedad es el sistema: cuando el capitalismo no nos salva de las pandemias o de sí mismo) y «Understanding Marxism and Understanding Socialism «(, Entendiendo el marxismo y entendiendo el socialismo).
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