REPÚBLICA POPULAR CHINA: Un Estado multiétnico con 56 nacionalidades y más de 300 idiomas
Políticas de minorías en China : La fuerza de la diversidad

La República Popular China es un estado multiétnico. La diversidad y el dinamismo de la población de China siempre han sido elementos cruciales en su desarrollo
HANNES A. FELLNER / JUNGE WELT
Hannes A. Fellner es profesor e investigador en la Universidad de Viena
Los prejuicios recurrentes contra China incluyen su supuesto aislamiento del exterior y su supuesta uniformidad interior. En su propaganda los Estados imperialistas de Occidente usan el cliché de la «Gran Muralla» cuando quieren establecer límites a su influencia, y cuando es útil -por ejemplo en el curso de una pandemia inmanejable- para desviar la atención de su propio fracaso y para encubrir los éxitos de China, de una manera neocolonial-racista, hablan de un colectivo monolítico «asiático» o incluso un «peligro amarillo».
La diversidad de la República Popular China sólo es tratada por Occidente si le sirve para hablar de división y debilitamiento. En este contexto, la cuestión de las minorías siempre ha jugado un papel, pero recientemente se ha vuelto cada vez más grave. En las campañas mediáticas occidentales contra China se usan términos como «campo de concentración» y «genocidio” dentro del repertorio propagandístico.
En esta movilización verbal contra la República Popular, especialmente en temas como DDHH o minorías, lamentablemente están involucradas personas y grupos, también de izquierda. Las razones de esto son a menudo prejuicios y falta de conocimientos históricos. Precisamente por eso, vale la pena tener una idea de los fundamentos históricos y de las circunstancias acuales del Estado multiétnico de China.
Diversidad étnica y cultural desde los orígenes
Ningún precursor histórico de la actual República Popular de China fue jamás homogéneo en términos étnicos o culturales.
Ya la primera época históricamente definible (siglos XVII-XI a.C., período Shang, en cuya fase tardía se encuentran los inicios de la escritura china) floreció como una confluencia de diferentes culturas predecesoras. Por ejemplo, la adaptación del carro tuvo lugar en las culturas nómadas del cinturón estepario euroasiático. El siguiente período, Zhou (siglo XI – 256 a. C.) es culturalmente muy diferente del período Shang a pesar de continuidades como el uso de la escritura y el contacto con la estepa.
En el período de los Reinos Combatientes (475-221 a. C.) – en el cual se originó la filosofía clásica china, algunas de cuyas escuelas todavía juegan un papel en la actualidad, como el confucianismo y el taoísmo– los reinos alrededor del Valle del Río Amarillo ya eran conocidos como zhōngguó, «Tierras Medias» (nombre actual de China), cuyas élites se veían a sí mismas como las portadoras de la civilización (huáxià, «gran florecimiento»). Aunque los Estados del Medio compartían ciertas características que se percibían como “gran florecimiento”, como la agricultura, el uso de la escritura y los rituales, y trataban de diferenciarse de la periferia «bárbara» -que no tenía sus características-, los Reinos Combatientes en su conjunto eran notablemente diferentes entre sí, cultural y lingüísticamente . Las fronteras eran muy flexibles entre el centro “civilizado” y la periferia “no civilizada”, pero incluso las fronteras entre los Estados “civilizados”, fueron marcadas con frecuencia con muros fuertemente fortificados, que son los precursores de la “Gran Muralla”.
Fue precisamente el Estado «bárbaro» de Qin (de donde proviene el nombre de China) el que unió a los Reinos Combatientes en el 221 a. C, con la idea de reunir “todo bajo el cielo» (tiānxià) y estableció un imperio administrado centralmente.
La formación de la etnia Han, la mayor de la China actual
La centralización forzosa de la administración y la unificación no escrupulosa de las diferentes áreas «bajo el cielo» estandarizó y difundió la escritura y el idioma chino; y marcó el comienzo de la etnogénesis (creación de una etnia) de los Han. Fue la dinastía que siguió a los Qin.
En el período Han (206 a. C. – 220 d. C.), «todo lo que hay debajo del cielo» se centralizó aún más. El imperio también experimentó una expansión significativa hacia el sur y el oeste, en el curso de la cual se integraron innumerables otras etnias. Las actividades del diplomático Zhang Qian (alrededor de 164-113 a. C.), venerado como un héroe nacional en la actualidad, en áreas occidentales de la actual Xinjiang (Región Autónoma Uigur) y sus alrededores, marcan el comienzo de la antigua Ruta de la Seda continental, que finalmente condujo a Asia Oriental, Asia Central, al subcontinente indio, Oriente Medio y al Mediterráneo, que se vincularon sistemáticamente durante más de mil años en una u otra forma. La importación cultural más significativa de esta época fue el budismo, que llegó al este de Asia a través de la Ruta de la Seda.
El período Han fue seguido por períodos de desintegración y unidad, que incluyeron conflictos armados entre el centro y la periferia, así como contactos pacíficos con regiones de fuera de las respectivas dinastías, que no eran exclusivamente Han.
Durante la dinastía Tang (618–907), que la investigación histórica considera como un punto culminante de la Historia china y en la propia China es considerada como la Edad de Oro, hubo nuevamente un Estado unificado, para el cual la Ruta de la Seda jugó un papel formativo.
Especialmente la capital de los Tang, (Chang’an, hoy Xi´an) fue una metrópolis cosmopolita en su apogeo, en la que vivían personas de toda Eurasia, y se convirtieron en un vehículo para el intercambio intercultural. Esto incluyó la difusión de diferentes religiones, especialmente el budismo, la difusión de instrumentos musicales y formas musicales de Asia Central, y la difusión de logros chinos como el papel, la imprenta y la pólvora hacia el oeste.
Después del período Tang, el imperio se desmoronó nuevamente, con varias dinastías de diferentes orígenes étnicos compitiendo por su herencia territorial. La mayoría de estas dinastías persiguieron la idea de unidad, orientada a una centralización del Estado y utilizaron de una forma u otra las costumbres de los imperios anteriores, especialmente en la administración y el uso de la lengua y escritura chinas. Se llegó a un mayor acuerdo en la primera mitad del período Song (960-1279), que estuvo en manos de los Han. En el curso de las disputas con las dinastías del norte, la dinastía Liao (916-1125) a cargo de los Kitan –una etnia protomongol- y la dinastía Jin (1125-1234) a cargo de los Tungús (hoy conocidos como manchúes) en el norte, el foco de poder se alejó hacia el sur. Esto llevó a una mayor migración de la etnia Han a áreas al sur del río Yangtze, lo que contribuyó a mayores intercambios con las poblaciones locales. Otro resultado de este desplazamiento hacia el sur fue el extenso desarrollo de la marina y la expansión del comercio marítimo de larga distancia.
Bajo la dinastía Yuan (1260-1368), proclamada por el nieto de Genghis Khan, Kublai Khan, hubo nuevamente un Estado unificado, que ahora también incluía los territorios del Tíbet. Debido a la política de confederación y conquista de los mongoles, el Estado de la dinastía Yuan también era multilingüe y multicultural. Esto también se aplicó a la administración, que venía moldeada en gran parte por dinastías anteriores.
Durante el período Ming (1368-1644), los Han fueron nuevamente el grupo decisivo. Inicialmente, el foco principal de los Ming estaba en el sur, pero luego la capital se trasladó de Nanjing a Beijing debido a problemas en la periferia norte, especialmente con las confederaciones mongoles. Los viajes de exploración de la flota china en el período Ming estuvieron bajo el liderazgo del chino musulmán Zheng He (1371-1433), cuyos antepasados procedían de Asia central. La armada china emprendió expediciones a África oriental. Las disputas en el norte junto con la expansión de lo que ahora se conoce como la Gran Muralla fueron una razón importante para la terminación definitiva de la flota financiada por el Estado.
Durante el período Ming, el concepto de minorías nacionales se hizo más prominente por primera vez. Con la incorporación de las provincias sureñas de Guizhou y Yunnan, los límites étnicos se anotaron en las crónicas de esa época y se hizo una distinción entre xià (chino), mín (perteneciente al imperio) y yí (no chino).
En el período Qing (1636-1912), la distinción entre huáxià (“civilizado”) y yí (“no civilizado”) fue reevaluada debido al origen tungúsico de los Qing. El lema «el centro y la periferia son una sola familia” (zhōngwài yījiā) , y por lo tanto había un énfasis en el carácter multiétnico del imperio. Sin embargo, la minoría gobernante de los manchúes, que sin duda estaba fuertemente influenciada por la cultura y la administración tradicional china, naturalmente tenía una posición privilegiada. Así comenzaron las disputas étnicas, especialmente con la etnia mayoritaria Han.
También es cierto que los primeros enfrentamientos serios con los Estados imperialistas europeos tuvieron lugar durante el período Qing, y los europeos supieron cómo enfrentar a diferentes grupos de población china entre sí para su beneficio.
La identidad étnica y el despertar de la conciencia nacional en China
A lo largo del siglo XIX, la construcción sistemática de la identidad étnica comenzó sus estrategias ideológicas de formación. Términos como huáxià y zhōngguó se redefinieron y se unieron sistemáticamente, agregando el concepto “mínzú” (nación-alidad). A partir del despertar de la conciencia nacional en China, estos términos recibieron diferentes interpretaciones -como en el caso de los Han- y según el espectro político, pero tienen en común una tendencia contra el imperialismo occidental (y en ocasiones también contra los manchúes). Otras minorías significativas en el Imperio Qing fueron vistas, dependiendo de su orientación ideológica, como parte de su propio grupo o como partes extranjeras, que a veces incluían ciertos grupos no-Han, pero excluían a otros grupos Han, especialmente en el sur.
Durante el período de la República (1912-1949) hubo dos tendencias principales sobre las minorías, una representada por el Kuomintang (Partido Nacionalista Chino) y la otra por el Partido Comunista Chino (PCC).
El Kuomintang creía que los Han, junto con los Hui (comunidades musulmanas de habla china), los manchúes, los mongoles y los tibetanos, formaban una «nación»,(zhōnghuá mínzú), en una «República de Cinco Nacionalidades», (wǔzú gònghé) siendo biologista el concepto de nación e interpretado racialmente.
El PCC pasó por varias etapas en la evaluación de la cuestión de las minorías en función de las circunstancias de su orientación. Desde su fundación en 1921 hasta principios de la década de 1930, el PCC se orientó hacia la lucha conjunta de los Han con todas las minorías contra los opresores nacionales y extranjeros, y por una federación socialista. Tras la ruptura con el Kuomintang en 1927, a principios de la década de 1930 exigió el derecho a la autodeterminación y, por tanto, también al derecho de secesión de todas las naciones minoritarias (aunque todavía no existía una definición clara). Esta línea de autodeterminación dominó hasta mediados de la década de 1930, pero luego fue reemplazada por una orientación hacia la autoadministración.
Una de las razones fue, sin duda, que el PCC tomó mayor conciencia de la inmensa diversidad de la población en el transcurso de su orientación hacia la población rural y la «Gran Marcha» que pasó por las áreas de minorías lingüísticas y étnicas.
En el momento de la alianza con el Kuomintang contra la agresión japonesa (1937-1945), el foco estaba en la nación china, (zhōnghuá mínzú) a la que todas las minorías en territorio chino pertenecían por igual. Después de la fundación de la República Popular en 1949, zhōnghuá mínzú se utilizó como un término general territorial-nacional para todas las nacionalidades que viven en la República Popular, es decir, los Han más minorías.
Todas las nacionalidades que viven en la República Popular de China
A principios de la década de 1950 se intentó conocer cuántas nacionalidades había dentro de la República Popular para otorgarles el derecho al autogobierno y la representación política en el Congreso Popular. Desde el principio, la política del PCC ha sido que, por primera vez en la Historia, todos los pueblos de China deben tener garantizados los mismos derechos.
Un censo realizado en 1953, que dio una gran libertad a la definición de la propia pertenencia a una nacionalidad -un enfoque muy progresista para ese momento- llegó a la conclusión de que había 400 grupos minoritarios diferentes en el territorio de la República Popular. Luego se enviaron expediciones interdisciplinarias a gran escala para investigar estos 400 grupos minoritarios y reducir su número por razones prácticas y políticas a través de nuevas categorizaciones, donde las consideraciones etnolingüísticas jugaron un papel importante pero no fueron el criterio principal.
En el curso de estas investigaciones, 39 nacionalidades más pequeñas, (shăoshù mínzú) fueron determinadas por otro censo en 1954. Para 1964 eran 54 nacionalidades, y desde 1979 son 55 las nacionalidades minoritarias, un número todavía válido hoy, y 56 sumando la etnia mayoritaria Han.
La nación china,(zhōnghuá mínzú) consta de 56 nacionalidades (mínzú). Todos los miembros de estas nacionalidades son «pueblo de China» (zhōngguórén).
La mayoría de la población es gente de la nacionalidad Han (hànzúrén). En cierto modo, sin embargo, la identidad de los Han se construye de manera similar a la de las otras nacionalidades, ya que existen grandes diferencias culturales entre los grupos Han de diferentes regiones de China. Dentro de la nacionalidad Han, se utilizan alrededor de diez lenguas siníticas diferentes (las lenguas siníticas son una subfamilia dentro de las lenguas sinotibetanas) -a menudo denominadas incorrectamente dialectos- cuyos hablantes no se entienden entre sí (esta es la razón por la que muchos de los discursos pronunciados por Mao Zedong desde el sur de China no se entendieron en otras regiones ). Incluso en el grupo norteño dominante, del que proviene el chino estándar, hay ramas para las que la comunicación sólo es posible utilizando los caracteres chinos. Es por eso que la televisión nacional china siempre tiene subtítulos.
En total, en la República Popular se hablan más de 300 idiomas de diez familias lingüísticas diferentes.
Las 55 minorías étnicas oficiales representan alrededor del 8,5 % de la población total de la República Popular, lo que corresponde a unos 112 millones de personas. Para tener una idea comparativa : en la URSS había alrededor del 30 % de minorías étnicas no eslavas; en la Federación de Rusia actual hay alrededor del 20 % de minorías étnicas no eslavas.
Las 55 mínzú (nacionalidades) como fueron clasificadas por el PCC, en parte contienen otros grupos étnicos muy diferentes. Por ejemplo, se hablan idiomas de cuatro familias lingüísticas diferentes dentro de la minoría Miao; los Utsul de Hainan se cuentan entre los Hui, aunque no tienen nada en común con ellos, excepto que también son musulmanes. Hay varios grupos fuera de la clasificación anterior que luchan por el reconocimiento.
Promoción de las nacionalidades minoritarias en la República Popular China
Existen unidades administrativas autónomas en la República Popular China en tres niveles: el nivel provincial con cinco Regiones Autónomas, el nivel de distrito con 30 Distritos Autónomos, el nivel de condado (o prefectura) con 117 Condados Autónomos y en Mongolia Interior tres Estandartes Autónomos. Las unidades autónomas de las minorías representan el 60 % del área total de la República Popular y a veces están intrincadamente situadas. Por ejemplo, la comunidad uzbeka de Danangou está ubicada en el Condado Autónomo kazajo de Mori, que se encuentra en el Distrito Autónomo de Changji de la nacionalidad Hui en la Región Autónoma uigur de Xinjiang.
Está establecido en la Constitución que los máximos representantes de los estructuras autónomas deben ser miembros de la minoría respectiva, lo que aún se está implementando a pesar de los cambios demográficos en curso. Los derechos de las minorías también incluyen la autoadministración en asuntos culturales y, sobre todo, lingüísticos. Todos los medios de comunicación de las zonas minoritarias utilizan los respectivos idiomas. El hecho de que el chino estándar sea sistemáticamente parte del canon de enseñanza en las escuelas de las minorías además de los respectivos idiomas es un desarrollo relativamente nuevo, pero aún no es dominante. Además, existe la “Acción afirmativa” que son una serie de medidas de apoyo a las minorías, que en ocasiones también despertaron resentimiento en la población mayoritaria. Estas incluyen, entre otras cosas, que las minorías no estaban sujetas a la política del hijo único, que los impuestos no tienen que pasarse al gobierno central, préstamos sin intereses para empresas de y con miembros de minorías y trato preferencial en los exámenes de ingreso a los estudios superiores.
Es un hecho que históricamente siempre han existido injusticias contra algunas minorías. Las campañas de Mao podían contradecir los intereses particulares tanto de las minorías como del resto de la población. Sin embargo, las minorías de ninguna manera lo vieron como una ofensiva de asimilación. El traslado obligatorio de jóvenes de las metrópolis a áreas remotas, afectó más a los Han (la etnia mayoritaria) que eran predominantemente habitantes urbanos. La destrucción de elementos culturales (incluidos los Han) considerados reaccionarios tampoco fue vista contra las minorías. La exclusión de los cuadros del PCC de nacionalidades minoritarias fue más política que étnica, pero llevó a una mayor separación entre el PCC y algunas de las minorías.
Situación actual
Hoy en día, los miembros de las minorías están algo sobre-representados en el Congreso Popular y algo sub-representados en las estructuras del Partido. Un problema que es reflejado y abordado tanto por el PCC como por la etnia Han, que va en contra de ciertas minorías. Las contradicciones actuales resultan de la desigualdad del desarrollo económico de las diferentes regiones, pero no se puede generalizar que las áreas de las nacionalidades minoritarias estén en principio menos desarrolladas. La relativa libertad para seguir su propio estilo de vida y economía ciertamente ha contribuido a la desventaja de ciertos sectores de la población en algunas áreas como la Región Autónoma de Xinjiang o el Tíbet, como el hecho de que deben tener un buen dominio del idioma mayoritario, que es tan importante para el progreso económico.
Las regiones de Xinjiang y Tibet, y recientemente Mongolia Interior también, juegan un papel en la propaganda occidental. Como regiones periféricas con minorías, son de gran importancia geopolítica. No hace falta decir que Occidente explotará aquí todas las posibles contradicciones de la población china, pero lo cierto es que no hay ningún país occidental en el que las minorías nacionales disfruten de libertades similares a las de China, a pesar de todas las críticas necesarias que se puedan hacer.
Esto se puede explicar en el contexto de la prehistoria de la República Popular, que incluye tanto la aculturación como la asimilación; fases de apertura y unidad; de unidad y desintegración de un Estado central, pero siempre fue multilingüe y multicultural con muchos grupos étnicos diferentes.
El desarrollo de la República Popular como un Estado multiétnico que va de un país pobre y dependiente a una nación industrializada y un actor global, marca el final de la era que representa el dominio económico, tecnológico, político e ideológico de Occidente sobre los países menos desarrollados y las minorías en todo el mundo.
Visto en el contexto general, este es un avance histórico mundial en el sistema de división global del trabajo y la lucha de clases internacional para la clase trabajadora, independientemente de cómo se puedan evaluar las actuales condiciones políticas, económicas y sociales contradictorias en China.
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