CHILE: La puerta que abrió el referéndum puede volver a cerrarse, explica un activista chileno

Las movilizaciones permanentes y duras han hecho posible el referéndum en Chile, dice el economista chileno Marco Kremerman

ANDREU BARNILS / VILAWEB

Marco Kremerman es un economista e investigador chileno de la Fundación Sol. Esta entidad se dedica a investigar la realidad económica, social y política de Chile desde una perspectiva crítica. También acompaña a las organizaciones sindicales y populares en espacios de formación y negociación.

El medio catalán VilaWeb ha entrevistado por teléfono a Marco Kremerman para conocer de primera mano la situación de Chile, el país que acaba de votar a favor de redactar una nueva Constitución que deje atrás la de Pinochet. Un paso histórico, pero en ningún caso definitivo. Según explica Kremerman, se ha abierto una puerta muy importante, pero se puede cerrar rápidamente. Dependerá del proceso, lleno de riesgos, que ayer apenas ha comenzado.

-¿Le sorprenden los resultados?

-En magnitud, sí. Se esperaba un triunfo holgado, entre el 65% y el 70%. Ha sido del 78%. Casi del 80%. En cambio, la participación se preveía más alta, de un 60%, y se ha llegado al 50%. Sin duda, había la variable de la pandemia. En los barrios más pobres, como el Gran Santiago, la participación ha aumentado y algunos sectores veían esta votación como la más importante de estos últimos treinta años. Aquí se ha abierto una ventana. Sólo eso. Una ventana para que en Chile exista la posibilidad de discutir una nueva Constitución. Muy importante. Por primera vez en doscientos años podemos tener una constitución no impuesta. Pero veremos cómo termina.

-¿Que relación hay entre las movilizaciones y haber logrado el referéndum sobre la Constitución?

-La relación, desde mi punto de vista, es total. El referéndum en Chile surge a partir del 12 de noviembre, el día de movilizaciones más fuertes. El presidente estuvo a punto de sacar a los militares a la calle. Hubo mucha violencia. La gente reclamaba unas pensiones, una educación y una salud mejores. Y ante el panorama de crisis, las fuerzas políticas del congreso -no el ejecutivo- dijeron que tenían que encontrar una solución política institucional, que había que dar algo. Y propusieron el cambio constitucional. Hasta los partidos de derechas fueron a favor de este referéndum. Las movilizaciones permanentes y duras han llevado al referéndum en Chile.

-Movilizaciones con 30 muertos y 8.000 detenidos…

-Ha habido 34 muertos. Mucha gente arrestada, muchos heridos, mucha gente que ha perdido ojos. Muchas denuncias por torturas. Se ha reprimido muy duramente en Chile para evitar que se toque el modelo económico. La pandemia, primero, envió la gente a casa. Pero una vez que se levantaron las cuarentenas por la pandemia, algunas de cuatro meses, las movilizaciones, desde septiembre, volvieron a aflorar. Han sido fuertes y multitudinarias. Y la represión tampoco se ha detenido. Las fuerzas armadas y de orden se han preparado durante la pausa con más armamento y más técnica. Hemos tenido casos difíciles. Quizás lo han leído: una persona fue tirada desde un puente por un carabinero. Ha habido mucha represión.

-Si la idea era que con el referéndum paraban la movilización, no ha funcionado.

-Hasta ahora, no. Veremos en adelante. Ayer había mucha celebración. En la plaza rebautizada con el nombre de «Dignidad», los carabineros se retiraron. Hay gran sensación de triunfo, que hay que ver si tiene un correlato real. Veremos qué forma toman las manifestaciones de ahora, porque ahora comienza un proceso constitucional e institucional que hace desconfiar mucho a algunos sectores. Existe el temor de que este proceso sea capturado por las élites políticas. Tan importante como esta votación, que es reflejo institucional del estallido social de hace un año, son las reglas de juego. Se ha abierto una puerta, pero la puerta se puede volver a cerrar perfectamente, según lo que pase en los próximos meses.

-¿Qué quiere decir?

-Ahora tenemos que elegir los 155 constituyentes, las 155 personas que han de redactar la nueva Constitución. Se ha votado que esta comisión sea paritaria, y que todos los 155 sean electos. La opción que sólo lo fuera la mitad, y la otra fueran actuales diputados y senadores, ha perdido. Pero todavía no se ha resuelto si se podrán presentar personas no vinculadas a partidos políticos y tendrán alguna posibilidad real de salir elegidas. Tampoco está claro si los pueblos originarios tendrán puestos reservados. Y por último, y muy importante, para que la Constitución cambie, se necesita una aprobación de dos tercios de los que la redacten. Esto significa que puede haber minoría de bloqueo. Es una de las condiciones que puso la derecha. Para hacer cambios a la Constitución, se necesitan dos tercios de los diputados. Se hace muy difícil pensar que la derecha no obtenga, al menos, un tercio de los constituyentes. Con eso la pueden bloquear. La derecha generalmente ha sido minoría, pero por los resguardos de la Constitución, siempre frena los cambios sólo teniendo un 30% o 35% de los votos. Ahora puede pasar lo mismo. Este tercio se negoció durante las manifestaciones. Fue una mala negociación de las fuerzas opositoras.

-¿Como se podría evitar?

-Para evitarlo, todos los partidos de la oposición deberían ir en una sola lista, pero están tan fragmentados la izquierda y el centro-izquierda, que se hace muy difícil. Si se presentan en listas separadas, la derecha muy fácilmente llegará a la minoría de bloqueo. Y los diputados independientes deberían unirse, también, en un pacto de partidos, para tener alguna probabilidad de salir elegidos. Estas dos complicaciones hacen que sea muy baja la probabilidad de que el proceso termine con cambios importantes en la Constitución.

-El presidente Piñera, ¿cómo queda ahora?

-En una posición de debilidad. Piñera forma parte de una alianza de derechas. La UDI (Unión Demócrata Independiente, conservador y anticomunista), derecha más extrema, claramente votó no. Renovación Nacional (conservador liberal, de centroderecha) y Evópoli (Evolución Política o EVO, partido liberal clásico) se dividieron: unos a favor y otros en contra. Y el presidente no manifestó nunca su voto. El discurso del presidente del domingo, trepándose al carro de la victoria es injustificado. El gobierno en general se encuentra vinculado al rechazo, a la opción de no hacer cambios. Y el referéndum ha sido para defender un cambio. Por eso su figura sale debilitada.

La economía ha centrado las movilizaciones. ¿Será un tema central en la nueva Constitución?

-La nueva Constitución está en discusión. Pero creo que debería tener a la sociedad y el trabajo como eje fundamental, y en línea con una nueva manera de concebir la economía. Tiene que poner en su lugar al derecho a la propiedad, que hasta ahora es el rector principal de la Constitución actual. Hay cambios profundos que hacer. Piense que en la Constitución actual no aparece la idea de Estado subsidiario (la idea que sostiene que el Estado no debe intervenir en la actividad económica) y se dice que el Estado no debe intervenir en aquellas áreas donde «el mercado puede dar una solución». Si el mercado encuentra negocio en las pensiones, la salud o la educación, pues que lo haga el mercado. Esto ha significado la privatización del agua, de las pensiones, de la salud, de la educación. Chile, no es sólo uno de los lugares donde antes comenzó el neoliberalismo, sino que es donde presenta una de sus formas más extremas. No hay contrapeso. Hasta en los EEUU las pensiones se basan en el sistema de seguridad social. Aquí no tenemos. Si se repasan los temas de las manifestaciones de este último año, en primer lugar está el sistema de pensiones privado que tenemos. Las bajísimas pensiones que tenemos. Un sistema de pensiones que toma los 200.000 millones de dólares que administra (esto es el 80% del PIB chileno) y los invierte. No los utiliza para pagar pensiones, los utiliza para invertir en acciones, bonos, etc. El debate va más allá de las jubilaciones, que son miserables. En segundo lugar, en las movilizaciones aparecía el tema de la salud – un problema gigantesco-, la desigualdad, la deuda. Y la Constitución no aparecía como el tema más importante. Pero sí que aparecía como un tema transversal.

-¿Quiere añadir algo más?

-Una cosa importante. Después de doscientos años, en Chile ahora hay una opción, una oportunidad, de que se pueda redactar una Constitución que no sea impuesta, sin que el poder la imponga. Ahora veremos cómo reacciona el poder, la oligarquía. Hace treinta y dos años, después del referéndum que echó a Pinochet, las fuerzas políticas dijeron a la gente: hemos ganado, pueden volver a casa; no hacen falta más movilizaciones. Esto hizo mucho daño. Ahora creo que hay mucha más desconfianza. Y el pueblo se ha ido organizando desde hace un año, en asambleas territoriales. Que espero que sean cada vez más fuertes y autogestionadas. Es un proceso paralelo al proceso institucional. Es muy importante seguir este proceso, como un proceso activo de vigilancia y presión.