ESTADO DE ISRAEL: Netanyahu no escucha el clamor de las calles y aumenta la represión

FUENTE HAARETZ
El pasado sábado, por cuarta semana miles de israelíes salieron a protestar en puentes, rotondas y cruces de carreteras de todo el país, al estilo de los Chalecos Amarillos franceses. La convocatoria está liderada por el movimiento Bandera Negra que pide la renuncia inmediata del primer ministro Netanyahu, el fin de la corrupción y la defensa de la democracia en Israel. El movimiento comenzó el 19 de marzo.
Además de la bandera negra del movimiento, los manifestantes exhiben pancartas que piden la renuncia de Netanyahu o expresan calificativos hacia el primer ministro; banderas israelíes y banderas del orgullo LGBTQ.
Los manifestantes anuncian que seguirán en la calle «todo el tiempo que sea necesario» . Una líder de Bandera Negra explicó al periódico Haaretz que “El primer ministro Benjamin Netanyahu ha confiado todos estos años en el método de divide y vencerás, tratando de iniciar un conflicto entre nosotros».
Benjamin Netanyahu, está siendo juzgado por casos de corrupción y soborno, y muchos ciudadanos consideran que ha desnaturalizado la democracia, manipulando a su favor a la Justicia, a la policía y a los medios de comunicación.
La detención por parte del gobierno de uno de los líderes de la protesta -un general retirado de la Fuerza Aérea, de 66 años, y autor de libros sobre investigaciones históricas- cuando se manifestaba pacíficamente, sacó aun más gente a la calle contra el primer ministro. El ex general dijo que «ningún país decente puede permitirse tener un primer ministro como Netanyahu».
Los manifestantes también se dan cita delante de la residencia de Netanyahu, en Jerusalén, con pancartas que rezan «Ministro del Crimen».
Al principio de la convocatoria , sólo acudían a la protesta personas mayores, con más formación política, y luego se sumaron los jóvenes, muchos concienciados por sus padres y abuelos. El pasado sábado, desde numerosos kibbutz históricos llegaron manifestantes a Jerusalén para unirse a la protesta. Un hombre de 76 años dijo que a pesar de su mala salud había viajado a Jerusalén desde el norte del país porque tenía «miedo por el Estado de Israel, por mis hijos y nietos, por lo que está sucediendo aquí, ahora y en los últimos años, que se ha destruido todo a excepción de los tribunales. Hacen todo lo posible para servir a un hombre acusado penalmente».
Un veterano manifestante, de un kibbutz del norte de Israel, en la Alta Galilea, llegó con su familia, y explicó que luchaba por la justicia desde sus días de estudiante en Sudáfrica, donde protestaba contra el apartheid. “Vengo de una familia que luchó por la justicia. Desde el asesinato de Rabin, siento que algo malo está sucediendo en este país. Durante todos los años que Bibi ha estado en el campo político, todo ha ido en dirección a la podredumbre, el odio y la corrupción», declaró a los medios.
Una familia que protestaba, dijo que «se necesita un cambio y el país tiene que salvarse», y añadieron que «durante mucho tiempo (el país) no ha pertenecido a sus ciudadanos y tenemos que salir y luchar por el futuro de nuestros hijos».
La respuesta del gobierno: represión
Las protestas en Tel Aviv, y las de fuera de la residencia de Netanyahu, en Jerusalén son vistas por el gobierno como «una escalada violenta» y además de las unidades policiales regulares, se desplegará a la Policía de Fronteras y una unidad antidisturbios especial.
Al incrementarse masivamente las protestas, la policía ha pasado a enfrentarse a los manifestantes, a realizar arrestos, a monitorear las redes sociales buscando a los líderes de la convocatorias, y a intentar reclutar confidentes entre los activistas, lo que más ha indignado a los ciudadanos.
Un empresario que junto con su esposa ha participado en muchas de las recientes protestas frente a la casa de los Netanyahu en Jerusalén, contó al diario Haaretz que lo había llamado por teléfono un hombre que se presentó como oficial de inteligencia de la Policía y le dijo :“Veo que hoy también estás llamando a la gente a venir a Jerusalén. Si tienes una idea de cuántas personas vendrán hoy, ¿me lo harás saber?». Más tarde recibió otra llamada de alguien que se identificó como un oficial de policía y le dijo que el agente de inteligencia lo había remitido a él y que también quería obtener más información sobre las protestas. En todas las conversaciones, el empresario dijo a los funcionarios de inteligencia lo molesto que estaba por la conducta del primer ministro y del gobierno, y que si querían saber dónde eran las protestas, miraran en las redes sociales. De hecho todas las protestas aparecen en Facebook.
Un par de semanas atrás, un jubilado de 69 años, tuvo una experiencia similar. Durante una protesta frente a la casa del ministro de Seguridad Pública, en Tel Aviv, entabló una conversación amistosa con una persona presente en la manifestación. Al final de la protesta, el hombre le presentó a «un amigo» que le dijo «cualquier ayuda que necesites (se supone que por su edad, para desplazarse a las convocatorias) házmelo saber», e intercambiaron números de teléfono. La sorpresa del jubilado fue cuando al día siguiente empezó a recibir llamadas y mensajes de estos individuos preguntándole «¿habrá una protesta de algún tipo hoy? ¿Hay una protesta en proceso?¿cuándo habrá una protesta? ¿Cuánta gente habrá allí?». El jubilado los remitió «al representante legal del movimiento de protesta» y contó al diario Haaretz que se sentía tan indignado porque hubieran intentado convertirlo en informante policial, que debido al disgusto estaba teniendo problemas de salud.
Casos similares han sido denunciados en la prensa por otros activistas en Jerusalén, Tel Aviv y el norte del país.
Preguntada por los medios sobre este desagradable asunto, la policía de Israel les remitió una respuesta por escrito diciendo que estaban «haciendo todo lo posible para que todos pudieran ejercer el derecho a la libertad de expresión y protestar dentro de los límites de la ley y las restricciones exigidas por la pandemia.
«Desafortunadamente, en este momento estamos viendo protestas que se están convirtiendo en disturbios violentos, con disturbios del orden público, vandalismo, ataques contra policías y el bloqueo de carreteras contrarios a la ley», continuó el comunicado.
«Debido a su responsabilidad y trabajo de proteger el orden público y la salud y seguridad del público, la policía usa legalmente una variedad de medios y métodos para prevenir y enfrentar disturbios violentos, que no tienen nada que ver con protestas legítimas».
“La preparación policial para las protestas que pueden convertirse en disturbios violentos requiere la presencia de numerosas y variadas fuerzas policiales, la recopilación de información anticipada tanto abierta como encubierta, y el uso de medidas y acciones adicionales que hacen posible organizar una protesta legal al mismo tiempo que dándole a la policía la capacidad de lidiar con cualquier disturbio violento cometido contra la ley y proteger la seguridad y el bienestar del público «.
Los árabes israelíes dudan en unirse a la protesta
Las protestas sociales en Israel se han intensificado en los últimos días, pero los árabes israelíes dudan en unirse a las mismas.
En general, las instituciones claves representativas de la comunidad árabe en Israel y las figuras prominentes ligadas a las mismas, guardan silencio, a pesar de que la crisis económica por el coronavirus -un tema también incluido en las protestas- ha golpeado mucho a la restauración, un sector afectado en el cual se encuentran muchos trabajadores y propietarios árabes.
Muchas son las explicaciones que se dan a la falta de participación de la comunidad árabe israelí en las protestas actuales. Si bien existe un consenso en la comunidad árabe sobre la crisis económica y la necesidad de manifestarse, algunos opinan que el obstáculo que mantiene a los árabes apartados de las mismas, es que «en las protestas ondea la bandera de Israel» y eso «bloquea su participación». Esta apreciación no es del todo exacta, porque hay fuerte presencia de otros símbolos como las banderas completamente negras, o las que han sustiuido el color celeste y blanco de la bandera de Israel por el negro y el gris, y son las que hacen ondear los manifestantes del movimiento Bandera Negra.
Otro analista político opina que los representantes de las instituciones oficiales árabes no están convocando a la protesta para no perjudicar la agenda de apoyo financiero que tienen pactada con el gobierno.
Una socióloga cree que la explicación es que si bien «las luchas pueden cruzar todas las fronteras sociales posibles», ambas comunidades -judía y árabe- «no están interesadas en difuminar las líneas nacionales».
No obstante, algunos árabes están participando en las protestas por decisión propia sin que los convoque ninguna figura relevante de su comunidad. Y en la izquierda árabe ha empezado a surgir el debate sobre el papel que deberían jugar los partidos árabes en las protestas. Los activistas de un partido de la izquierda árabe radical -Jadash- que forma parte de una coalición de partidos árabes (Lista Conjunta) y que es la tercera fuerza en el Parlamento de Israel, ya se unieron esta semana a la protesta.
Un profesor de Ciencias Políticas señaló que la presencia del público árabe en estas protestas «es una esperanza para poner en contradicción a la ideología de la derecha», y que «las protestas sociales de 2011 tuvieron poco resultado porque la comunidad árabe no se sumó».
Israel tiene actualmente casi 9 millones de habitantes, y la comunidad árabe israelí representa un 20% de su población, con 1.800.000 de ciudadanos.
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