MEDITERRÁNEO: Turquía y Trípoli firman un acuerdo militar y trazan nuevas fronteras marítimas internacionales

El primer ministro griego Mitsotakis, manifestó que solicitará el apoyo de la OTAN tras la firma del acuerdo militar turco-libio, ya que Atenas teme que Turquía viole sus zonas de explotación marítima. El nuevo límite que han trazado Turquía y Trípoli llega casi hasta la isla griega de Creta. Egipto y Chipre también resultan perjudicados por el resideño turco-libio de la soberanía en el Mediterráneo. El gobierno turco ya mantiene una relación complicada con algunos países europeos, con Rusia y con EEUU. Abrir un nuevo frente en Libia no parece lo más inteligente, ni siquiera para Erdogan, acostumbrado como está a desafiar a la comunidad internacional sin que haya consecuencias. Pero, posiblemente, los objetivos del presidente turco sean otros: los hidrocarburos ajenos.
Libia está en guerra desde el derrocamiento del líder Muammar al-Gadafi en octubre de 2011. Actualmente hay dos frentes poderosos enfrentados, bien delimitados por líneas políticas, ideológicas y tribales.
Uno de los contendientes es el Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN) con sede en Trípoli, liderado por Al-Sarraj, como primer ministro, reconocido por la ONU y apoyado por Turquía y Qatar.
El otro, es el Ejército Nacional de Libia con sede en Tobruk, bajo el mando del general Khalifa Haftar, apoyado militar y políticamente en diversos grados y temporadas, por EEUU, Rusia, algunas potencias europeas, así como por Egipto y los Emiratos Árabes Unidos.
Las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU prohiben enviar armas a Libia a ninguno de los contendientes, pero hay informes de que ambos siguen recibiéndolas de las potencias que los apoyan.
Con este panorama, a finales del pasado noviembre, el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan decidió complicar más la situación logrando la firma de dos acuerdos de cooperación con el GAN de Trípoli: uno es un acuerdo de cooperación militar, y el otro rediseña las áreas de soberanía marítima en el Mediterráneo, lo cual reaviva la disputa regional con Grecia, Egipto y Chipre.
Si bien, el acuerdo marítimo se envió a las Naciones Unidas para su aprobación, el Parlamento turco – donde el partido de Erdoğan tiene mayoría- ya ha ratificado ambos acuerdos. El ministro de Relaciones Exteriores griego, Nikos Dendias, dijo que las nuevas fronteras marítimas internacionales acordadas por Turquía y el GAN de Trípoli, son «una violación flagrante del derecho internacional». El nuevo límite que han trazado Turquía y Trípoli llega casi hasta la isla griega de Creta. El gobierno griego, le dio 72 horas al embajador del GAN libio, para abandonar Atenas. Por su parte, el primer ministro griego Mitsotakis, manifestó que solicitará el apoyo de la OTAN tras la firma del acuerdo militar turco-libio, ya que Atenas teme que Turquía viole sus zonas de explotación marítima.
El acuerdo militar con el GAN de Trípoli -que está en una situación desesperada con el enemigo a sólo 10 km- implica el apoyo de Turquía con vehículos, equipo y armamento para el ejército, la marina y las operaciones aéreas, y apoyo de inteligencia, a solicitud del GAN libio. También se acuerda el despliegue de una «fuerza de reacción rápida», si lo solicita Trípoli.
En una entrevista a principios de diciembre, Erdoğan dijo que este acuerdo de seguridad debe interpretarse como «una contribución a la reforma de los mecanismos de seguridad en Libia» ya que él «continuará abogando por una solución pacífica al problema libio». El presidente turco defendió sus acciones alegando que el GAN de Trípoli es el gobierno «reconocido por la ONU» y que Khalifa Haftar, quien dirige el Ejército Nacional Libio, «no es un líder legítimo y es representante de una estructura ilegal».
Erdogan se ha posicionado claramente en contra del general Khalifa Haftar, que lidera el otro bando enfrentado en Libia y además está seguro de que Rusia retirará su apoyo al general. Al respecto, ha declarado Erdogan: «Sobre el tema de Haftar, no quiero que genere a una nueva Siria en las relaciones con Rusia, y creo que Rusia también revisará su postura actual sobre Haftar. Él está fuera de la ley, y de la misma manera, cualquier apoyo que le brinden se ofrece ilegalmente». Erdogan ha dicho que en una fecha cercana tendrá una conversación telefónica con el presidente ruso Vladimir Putin, para hablar específicamente sobre Libia.
Sobre el envío de tropas sobre el terreno, Erdogan negó que un despliegue de fuerzas militares turcas en Libia, violara las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, «porque Italia también tiene un grupo de soldados» en el escenario de operaciones libio.
El analista político Serkan Demirtas, del Hurriyet Daily News, de Ankara, señala que a diferencia de las operaciones militares en Siria, enviar tropas a Libia seguramente generará en Turquía una objeción más fuerte de los partidos de la oposición. También recuerda que «en este momento Turquía ya está en una relación complicada con los estadounidenses, los rusos y los europeos por Siria, y abrir un nuevo frente político y militar en Libia tensaría aún más las relaciones». El analista del Hurriyet, concluye que si Turquía envía tropas a Libia » seguramente provocará una reacción de la comunidad internacional que está en contra de cualquier tipo de intervención extranjera. Además, Libia no es Siria y el despliegue de tropas en el otro lado del Mediterráneo no se interpretaría como una medida legítima de Turquía para abordar su propia seguridad«.
Como en Siria: Erdogan y los hidrocarburos ajenos
Con la guerra libia de fondo, lo más probable es que Erdogan intente mediante esa nueva delimitación de aguas territoriales turco-libia, sacar ventaja de los derechos de explotación que ella conlleva, de la misma manera que se aprovechó de la guerra en Siria, para robarles el petróleo. Otra vez, son los hidrocarburos, en especial el gas.
El pasado mes de octubre Grecia, Chipre y Egipto, instaron a Turquía en un duro comunicado, a dejar de cometer «acciones ilegales» y abandonar la perforación del yacimiento de gas en la zona económica exclusiva de las aguas territoriales de la República de Chipre. La UE, Rusia y EEUU se pronunciaron a favor del respeto a los derechos de Chipre.
No es sorprendente que esto haya ocurrido en octubre, y en noviembre, Erdogan ya se hubiera sacado de la chistera, cual mago, un acuerdo marítimo firmado con un gobierno de Trípoli asediado, para rediseñar la soberanía sobre las aguas territoriales del Mediterráneo oriental en perjuicio de los países que tienen reconocida allí una zona de explotación exclusiva.
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